Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
noticia la vi ayer en un resumen deportivo de las olimpiadas: uno judoca egipcio
se negaba a dar la mano a su contendiente israelí tras perder el combate. El
gesto ha sido resaltado por la prensa y hoy nos daban los resultados: la
expulsión de los Juegos Olímpicos.
Euronews
daba la noticia esta misma mañana:
Expulsado de los Juegos. El Comité Olímpico
Internacional ha decidido mandar de regreso a su país a Islam El Shehaby. El
yudoca egipcio protagonizó el pasado viernes un momento que el COI considera
“absolutamente inaceptable”. El Shehaby se negó a dar la mano a su rival
israelí Or Sasson, tras perder el combate que enfrentó a ambos en los
dieciseisavos de final de la categoría de +100 kilos.*
Hace un
par de días comentábamos aquí la presión sobre dos actores egipcios
participantes en una serie norteamericana porque era un israelí un miembro del
equipo. Eso había supuesto el acoso de los actores que tenían que disculparse
por participar en una serie. Lo contrastábamos con los titulares que el
presidente El-Sisi ha ido dejando diciendo que las relaciones con Israel están
mejor que nunca, por las relaciones comerciales y sobre todo por la colaboración
antiterrorista para controlar a los que entran y salen por las fronteras del
Sinaí. No hace muchos días, señalábamos, el ministro egipcio de Asuntos
Exteriores visitaba Israel y era recibido amablemente, como un país con el que
mantiene plenas relaciones diplomáticas y con el que intercambia información,
tiene relaciones económicas, etc.
El
incidente del judoca egipcio es otro indicador más de la situación. Muchos
celebrarán la expulsión de los Juegos Olímpicos como la culminación de un acto
heroico y esperarán su regreso para pasearlo por las calles como un valiente
guerrero. Sin embargo, no es un acto de nobleza ninguna sino simplemente mala
educación. La expulsión de un deportista de los Juegos Olímpicos por
comportamiento antideportivo no es una medalla que nadie se pueda colgar sino
una vergüenza internacional. Y así lo considerarán todos y constará en su
historial. Pero recibirá palmadas en el hombro y será jaleado durante el resto
de su vida como un héroe, el deportista que se negó a dar la mano a un israelí
después de un combate. Acabará en los libros de texto. ¡Lástima que no fuera en
la final!
Si el
judoca se hubiera negado a combatir, el acto hubiera podido ser entendido de
otro modo: me niego a competir con un
judío. Pero no es este el caso. La historia es clara: tras perder, se negó
a darle la mano. Si hubiera ganado y se hubiera negado a dar la mano al
israelí, la situación hubiera sido otra, ya que habría sido descalificado. Lo heroico se produce cuando se arriesga
algo, pero Islam El Shehaby no arriesgaba nada, ya había perdido. Le quedaba lo
que en España llamamos el recurso al
pataleo, expresión que se ajusta bastante a lo hecho.
La
cuestión se había estado mareando socialmente antes del combate con el israelí, según nos
cuenta Egypt Independent:
It was rumored that the Egyptian judoka had
withdrawn from the match for political reasons, a rumour later denied by
official of the Egyptian National Olympic committee. Shehaby rejected the idea
of withdrawing, saying he does not think of the nationality of his opponent,
but rather focuses on winning.
The Egyptian martial artist added that he has
no problem with Friday's match against an Israeli opponent and that the man's
nationality makes no difference to him.
However, new rumours emerged a few days ago,
suggesting that Shehaby planned not to shake his Israeli counterpart's hand at
the end of the fight, which is common civility during sporting encounters.
This time, the rumours proved to be true, and
at the end of Friday's match, Shehaby refused to shake hands with Sasson,
ignoring the latter's outstretched arm.
The Minister of Youth and Sports, Khaled Abdel
Aziz, said that Egypt is committed to the Olympic Charter and its fundamental
principles.
"Since we accepted to play under the
Olympics (terms), we must accept the competition with everyone regardless of
anything," Abdel Aziz said before the match.
"The Olympic charter does not accept
withdrawal, and we would be subjected to sanctions if we do so," the
minister added, ruling out the option of dipping out of the match.**
Tiene razón el ministro, pero el gesto de mala educación ha
quedado ahí, para la historia del olimpismo, como un feísimo gesto por el que
el judoca ha sido expulsado de la competición. No se ha expulsado solo a la persona, sino a un miembro de la delegación egipcia, a la que ha dejado en mal
lugar. Del honor de competir al deshonor de la expulsión. Su propia federación se lo ha recriminado.
Sorprende, sin embargo, el titular de Aram Online "Egypt denies judoka El-Shehaby was sent home from Rio for refusing to shake hand of Israeli". No demasiado porque habitualmente se suelen negar las cosas más obvias. Los hechos están ahí y la expulsión no es que le hayan sacado las maletas a la calle, sino que habrá quedado oficialmente expulsado. Pero estas cosas son habituales en cosas bastante más graves. Se puede seguir en la burbuja.
Si lo
que se buscaba con el gesto era la notoriedad, se ha conseguido. Pero una
notoriedad negativa, que no oculta dos cosas: la derrota y la mala educación. La posibilidad de apelar a
la dignidad y a los principios se perdió desde el momento en el que se accedió
al combate. Una vez iniciado, solo queda el deporte, el juego. Y el olimpismo
es aparcar lo que se pueda el mundo mientras se compite. Quien no está
dispuesto a mantener este principio, no debe ir. El problema es que, además, exige una postura oficial.
Mientras
la estrategia política del gobierno pasa por mejorar las relaciones con Israel,
la estrategia popular pasa por lo
contrario, por su recalentamiento.
El
judoca ha repetido la parte populista del asunto, la que hace que la mano
derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda. Por arriba se hacen negocios y
se colabora con Israel, por debajo el pueblo debe seguir en su irritación anti
israelí. Es el guión. Cada uno a lo suyo.
Quiso
la suerte que esta madrugada viera en un canal televisivo un extraño documental
—supongo que como todo lo que se comienza a ver a medias— sobre el cine de los
70 en el que se mezclaban Steven Spielberg, Bollywood y... Youssef Chahine, el
director egipcio, del que se mostraban las imágenes de su película El gorrión (Al-asfour, 1972). La película transcurre durante la Guerra de los
Seis Días con Israel y se mostraba la secuencia en la que Gamal Abdel Nasser comunicaba
la "gran desgracia", la terrible derrota sufrida por el Ejército. La
gente enloquece y sale a la calle gritando, celebrando
la derrota como un triunfo —decía el comentarista—, al grito de
"¡Seguiremos luchando!". Un torrente humano, incapaz de asimilar el
desastre, corriendo enloquecido llenando las calles. No puede ser, no puede ser. La derrota, como sabemos, fue el
principio del fin de Nasser, el héroe victorioso, invencible, al que se deja
atrás, sumido en la vergüenza.
No sé
si el judoca Islam El Shehaby tenía en mente algo de esto cuando se negó a
reconocer al israelí que tenía delante y que le acababa de derrotar sobre el
tatami. Pero creo que sí hay algo de ello.
Las
derrotas son más difíciles de asimilar cuando se tiene la promesa divina de la
victoria final. Por decirlo de otra manera: cuando se tiene a Dios de tu parte,
la Teoría de Juegos no se aplica, ni siquiera la cortesía. Las derrotas son también
designios divinos que no podemos comprender, pero que están en Sus manos. La
promesa de la victoria convierte automáticamente en traidor al que dialoga y pacta (que se lo digan a Anwar el-Sadat y
a Yasser Arafat) y hace perder la confianza en el que pierde (Nasser). Quizá la
explicación de porqué hay tanta gente interesada en que no haya nunca un
proceso que lleve la paz a Oriente Medio es porque se vive de la promesa de la victoria final. Elegidos para la gloria;
demasiados pueblos elegidos en tan poco espacio. Dudar es ofender a Dios. El
yihadista que mató a su madre públicamente por pedirle esta que abandonara la
lucha se basaba en el mismo razonamiento: no hay que dudar de la victoria. Lo
mismo alienta al yihadista suicida, convertido en mártir, para la victoria
final. No es fácil pedir a la gente que se haga volar por los aires si se
piensa que se puede perder.
El
problema de la mala educación del judoca egipcio ha sido aireado por todo el
mundo. Pero, como compensación, ha habido otro caso menos aireado por exceso de buena educación, por decirlo
así, y que ha afectado a un miembro del equipo de tiro. Lo contaba Egypt Independent hace poco más de una
semana:
Egyptian followers of the games were horrified
on Friday to see a flash of green amidst a sea of patriotic red, white and
black, as the shooter apparently failed to find an Egyptian flag to wave in the
frenzy of the parade.
Farahat has since defended himself against
accusations of raising a flag other than that of his own country, telling Al-Masry Al-Youm that people's reactions
have been unreasonable.
”I found more than 20 Saudi flags on the ground
and they were being trampled on by athletes and staff from the sports
squads," he said.
"It’s known that the Saudi flag reads the
Muslim profession of faith. I picked up what I was able to, so as to restore
honor to the name of ‘Allah’, written on the flag,” he said, defending his
effort to counterbalance what he considered disrespect for the flag's
significance.
“If the same thing happened again, I would
still pick up the Saudi flag. People have blown the incident out of proportion.
I love my country a lot and I raised the flag impulsively, without meaning to
offend people,” he said.***
Entre el maleducado judoca y el bien educado miembro del
equipo de tiro, prefiero al segundo, cuyo comportamiento es al menos explicable
en términos de respeto. Uno respeta los símbolos, el otro no respeta a las
personas.
Los que, como dice la noticia, se sintieron horrorizado al
ver una motita verde saudí en un mar de banderas egipcias vieron pasar ante sus
ojos el agravio de un egipcio levantando la bandera de otro país y no los
préstamos saudíes millonarios que salvan su economía desde hace tiempo. Con el
asunto de las dos islas, Tiran y Tanafir —regaladas a los saudíes— por medio,
la educada acción del piadoso tirador se convertía en problemática. Pero estoy
seguro que sin la cuestión de las islas hubiera sido exactamente igual.
Hay muchas formas de entender el nacionalismo, peor la peor de todas es la que abre brechas con todo
el mundo y jalea el desprecio a los demás. Es la que impide saludar, dar la
mano a una persona o la que se escandaliza porque la bandera de otro país sea
salvada de ser pisoteada porque lleva inscripciones religiosas.
Algunos no piensan en las Olimipadas como juegos deportivos, sino como choque de civilizaciones, transmitiendo esa presión. The Algemeiner titulaba "Fans Pressure Egyptian Judoka Not to ‘Shame Islam’ by Contending Against Israeli at Rio Olympics":
“You will shame Islam,” wrote one angry
follower. “If you lose, you will shame an entire nation and yourself. We don’t
want to think what will happen if you lost to an Israeli. Victory will give you
nothing. How can you cooperate with a murderous nation?”****
Cuando todo se convierte en simbólico, el mundo se vuelve
agobiante y cansino.
Demasiada gente hablando. Parece que a Egipto le cuesta vivir sin estas continuas polémicas, como si las necesitara para mantenerse despierto mientras los problemas se acumulan. ¿Pero quién quiere ocuparse de los problemas habiendo estas suculentas polémicas?
Es una pena que este caso haya desviado la atención del esfuerzo y la ilusión de muchos deportistas egipcios que están en Río viviendo un sueño. Compiten y disfrutan de sus deportes, de encontrarse con personas de otras partes del mundo, personas diferentes. Eso es el olimpismo, una filosofía de vida, dejar aparcadas muchas cosas para poder convivir a través del deporte. Esos son los valores olímpicos.
* "El COI manda a 'casa' al egipcio Islam El Shehaby
por su actitud en el tatami" Euronews 15/08/2016
http://es.euronews.com/2016/08/15/el-coi-manda-a-casa-al-egipcio-islam-el-shehaby-por-su-actitud-en-el-tatami
**
"Egyptian loses to Israeli in Olympic judo bought, refuses to shake
hands" Egypt Independent 12/08/2016
http://www.egyptindependent.com/news/egyptian-loses-israeli-olympic-judo-bought-refuses-shake-hands
***
"Egyptian athlete defends himself after flag faux pas at Olympic
ceremony" Egypt Independent
7/08/2016
http://www.egyptindependent.com//news/egyptian-athlete-defends-himself-after-flag-faux-pas-olympic-ceremony
**** "Fans Pressure Egyptian Judoka Not to ‘Shame Islam’ by Contending Against Israeli at Rio Olympics" The Algemeiner 11/08/2016 http://www.algemeiner.com/2016/08/11/fans-pressure-egyptian-judoka-not-to-shame-islam-by-contending-against-israeli-at-rio-olympics/#
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.