Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En
muchas ocasiones hemos tratado de explicar el papel que la Universidad de
Al-Azhar juega en el diseño del régimen de El-Sisi. Lejos de recuperar o
avanzar hacia un estado laico o liberal, el presidente egipcio pretende extender
la visión cuartelaria al país. La idea no es en absoluto la de un equilibrio
clásico de poderes sino la concentración totalitaria del poder a través de una
burocratización mayor del estado, que funcionaría bajo el control visible de un
presidente carismático y el invisible de una organización, el Ejército, cuyo
control se extiende por todos aquellos campos en los que sea posible su
presencia. Hay militares y ex militares entre los políticos cercanos a El-Sisi
al frente de sus campañas de la misma forma que ocuparon mayoritariamente los
puestos de gobernadores de las provincias o controlan una parte enorme de la
economía egipcia a través de las empresas nacionales, al frente de las que se sitúan
cuando abandonan el Ejército.
Pero
hay una pieza esencial en el diseño político del país: la Universidad de
Al-Azhar. Como hemos señalado, El-Sisi tiene la pretensión de convertirse en un
nominal reformador religioso que transforme el islam con Egipto como centro.
Evidentemente esto forma parte de su propia campaña más que de la realidad
entre otras muchas cosas por el "islam" no se deja reformar por su
propia estructura.
La realidad es, en cambio, que lo que ha avanzado en Egipto
no es la moderación sino el conservadurismo tradicionalista de una sociedad de
la que los Hermanos Musulmanes fueron expulsados como organización política,
pero cuyo poder se debía en gran medida al respaldo social que su
conservadurismo tenía y sigue teniendo. La dificultad de entender el
"islam político" es precisamente que se trata de una forma paralela del
"islam social" o sociológico, una cuestión de mentalidades que se
resisten a lo nuevo por sistema y miran al pasado como forma mejor frente a lo
que pueda llegar.
El
abandono de todas las fuerzas políticas con la excepción de los salafistas —muy
interesados astutamente en estar en el terreno de juego— ha dejado el régimen
de El-Sisi huérfano de ideología y movido hacia un pragmatismo que usa de los
dos pilares básicos del régimen: religión y nacionalismo. El-Sisi sabe que
mientras mantenga unidas esas dos fuerzas y se muestre como su "defensor"
no tendrá excesivos problemas.
El
"nacionalismo" forma parte de la retórica militar y está conectada
directamente con el estado, siempre respaldado por la institución y gobernada —con
la excepción del año de Morsi— siempre
por militares. El-Sisi busca el consenso inicial de Nasser a través de la
sisimanía y la fabricación propagandística de su carisma, pero sin embargo
tiene una barrera en el terreno religioso.
Hemos
analizado aquí muchas de las acciones realizadas en Egipto —detención de
homosexuales, persecuciones de ateos, detenciones de escritores y secuestro de
libros, cruzadas morales, etc.— como el mensaje conservador y religioso que
El-Sisi mandaba a la sociedad tradicionalista egipcia —la gran mayoría— mostrándose
como defensor de la fe y de un islam "moderado". La palabra
"moderado", el "verdadero islam", etc. no significan más
que una forma de establecer diferencias con los grupos terroristas, pero no
significa demasiado en otros terrenos. Ayer mismo, Euronews entrevistaba a un
ministro saudí que señalaba que el Reino formaba parte del "islam
moderado". Si Arabia Saudí es "moderada", los demás pueden
considerarse casi "revolucionarios". Por ello, estos mensajes y
declaraciones no significan nada, lo que cuenta son los hechos. Los mensajes
están destinados a promover una buena autoimagen en quienes las escuchan, que
gustan de considerarse buenos y piadosos creyentes que hacen lo que se debe
hacer.
Para
esta parte religiosa, El-Sisi ha utilizado a la Universidad de Al-Azhar, como
institución cabecera del islam suní en los aspectos normativos y de erudición,
como intérpretes del mensaje coránico. El-Sisi ha incluido a algunos de sus
profesores entre los sucesivos gabinetes que ha ido formando tras las crisis.
Sin embargo esto no era suficiente.
Ha
despertado polémica en Egipto la instrucción según la cual las prédicas de los
viernes en todas las mezquitas del país deben ser las mismas y salir de las
oficinas del Ministerio de Dotaciones Religiosas. De esta forma, El-Sisi busca
neutralizar el uso de las mezquitas como forma subversiva contra su gobierno.
No basta con el control de los medios. No hay medio más poderoso que los miles
y miles de mezquitas un viernes.
Ya el
gobierno había tratado de controlar la acreditación de los predicadores para
librarse de los salafistas y miembros de la Hermandad, que siguen su propia
política e interpretación de la realidad. De esta forma no solo controlaba los
mensajes sino que convertía las mezquitas en un medio de comunicación estatal.
Mada Masr informa sobre este conflicto abierto entre
la Universidad y el gobierno:
Anger over the decision to unify the Friday
sermon throughout Egypt’s mosques has extended from ministry to imams to the
leadership of Egypt’s prestigious Al-Azhar whose deputy last week said that the
directive to imams to read ministry-issued sermons does not apply to Al-Azhar
preachers.
“Al-Azhar was not officially notified about
what is being reported on the written sermon,” Abbas Shouman wrote in a
statement on his Facebook page last week. “It is not binding to Al-Azhar
preachers, who are provided with a library enabling them to pass on their
knowledge. This is apart from the fact there is a careful process through which
the preachers were selected and the experience most of them have gained through
preaching locally and internationally.”
Earlier this month, the Ministry of Endowments
announced the formation of a committee to draft Friday sermons to be
distributed to imams across the country, after it had previously moved to unify
the topics of each sermon but left the articulation of their particular points
to individual imams.
In its statement, the ministry said the
decision aims to facilitate imams’ work and guarantee the optimum delivery of
the salient points of assigned topics. The ministry justified its move with
harsh criticism of imams’ delivery of Friday sermons.*
El conflicto reproduce una vez más la vieja polémica islámica
entre "imanes y sultanes", entre el poder religioso y el político, en
donde la teoría va por un lado y la práctica por otro y plantea unos conflictos
permanentes. Por temporadas, Al-Azhar se ve penetrada por corrientes dominantes
que pueden entrar en conflicto con la política del gobierno. El conflicto lo
intentó resolver Nasser controlando la Universidad y poniéndola al servicio del
Estado, pero pese a haberse librado de los clérigos cercanos a los Hermanos
Musulmanes, la política de Al-Azhar va por otros derroteros a la de El-Sisi.
Cuando este anunció la necesidad de una "reforma" en el islam, lo
clérigos le contestaron que ya la harían ellos. Nada ha salido hasta el
momento. Sí, en cambio, ciertas decisiones puramente políticas han recibido el
apoyo religioso desde el Ministerio de Dotaciones Religiosas, que se ha
manifestado apoyando desde sus peculiares interpretaciones coránicas la entrega
de las islas de Tiran y Sanafir a Arabia Saudí y bendiciendo la prohibición de
manifestarse en recuerdo de la revolución del 25 de enero.
Sabedores del papel que El-Sisi les ha asignado en el
planteamiento global del Estado, se resisten a que se les escriban los sermones
de los viernes, reclamando su autonomía y voz. Mada Masr recoge algunas reacciones:
A member of Al-Azhar’s Council of Senior
Scholars told privately owned Al-Watan
newspaper that the minister is attacking Al-Azhar scholars and lamented the
ministry’s position.
“The ministry’s position saddens me,” Mahmoud
Mehanna said. “Engaging in conflict with Al-Azhar will negatively affect the
country. Egypt is worth nothing without Al-Azhar, it is what brought Islam to
the six continents.”*
Es difícil llevar a un extremo de tensión mayor una cuestión
que esta oposición entre el país (Egipto) y la institución religiosa
(Al-Azhar). Mehanna es el portavoz de la Universidad y un miembro destacado de
una institución que ha estado infiltrada durante décadas por los Hermanos
Musulmanes, tanto entre el profesorado como entre los alumnos.
Desde allí se ha atacado precisamente a los reformistas, por
lo que las posibilidades de reformas son bastante pobres y si, en cambio, la
extensión del conservadurismo que caracteriza a la Hermandad. Es interesante recuperar
las declaraciones —de hace poco más de un año— de Mahmoud Mehanna cuando se dio
el caso del predicador reformista, Islam al-Beheiri encarcelado con las
bendiciones de Al-Azhar por dudar de la veracidad de algunas custiones
transmitidas por la tradición:
Al-Azhar leaders said Al-Beheiri was only one
example of a number of television presenters and journalists who have been
repeatedly waging attacks against the religious establishment, not with the aim
of fighting extremism and terrorism, but to undermine Islam as a religion and
to demand a rewriting of its basic teachings.
Sharp critics of Al-Azhar, such as television
presenters Ibrahim Eissa and Youssef Al-Husseini, do not only criticise
Al-Azhar for its archaic curricula and failure to renew Islamic thinking. They
also charge that Al-Tayeb failed to remove hundreds of key Al-Azhar scholars
who are known for their strong support of the Muslim Brotherhood, now outlawed
and dubbed a terrorist organisation by the government since December 2013.
Al-Azhar spokesmen, such as Sheikh Mahmoud
Mehanna, a member of its highest decision body, the Board of Grand Ulamas
(scholars), have strongly denied that the establishment is dominated by the
Brotherhood. “Our laws and traditions have established that Al-Azhar scholars
should not be members of any group or political party,” Mehanna said. “Besides,
our Prophet teaches us that we should obey those leading the nation, even if he
was a black slave. We love Al-Sisi, we love the military establishment and
respect the role of the military,” Mehanna added in an interview with the
private television channel, TEN.
Al-Azhar has been a hotbed of the Brotherhood
for decades, and the man known as the mufti of the nearly 90-year-old group,
Sheikh Abdel-Rahhman Al-Barr, is a dean of one of Al-Azhar University’s
faculties. Al-Barr is on the run for alleged involvement in acts of violence
led by the Brotherhood after Morsi’s removal, and faces charges punishable by
death, if convicted.**
Como puede apreciarse, el conflicto se seguirá planteando y
El-Sisi intentará hacer lo que Al-Azhar no quiere o no puede. La resistencia a
los sermones unificados es grande y será un campo de batalla importante en los
próximos tiempos.
Las redes de mezquitas que dependen del ministerio
constituyen una fuerte lanza de penetración pero no son las únicas. Los imanes
de Al-Azhar amenazan con abandonar la red oficial de mezquitas y predicar fuera
de ellas. Hay muchas otras difíciles de controlar y que llevaría a una
situación compleja: la detención de imanes en mitad de sus prédicas de los
viernes si no están leyendo lo que el ministerio ha escrito para ser leído.
Durante el periodo de Morsi, el gobierno usó las mezquitas para sus soflamas islamistas
contra todos los que se oponían, incluidos clérigos que estaban a favor de la
revolución de 2011. Surgió entonces el movimiento llamado 'Preachers without
Constraints', con el que trataban de evitar la politización llevada a cabo por
los Hermanos en todos los ámbitos. Se formó el movimiento precisamente por la
suspensión impuesta el jeque Mazhar Shahine por sus sermones. Es una pena que
solo se recuerde a Morsi por haber sido elegido y no por lo que hizo después.
Puede que hoy se esté formando una nueva corriente que trate
de evitar la instrumentalización que supone la prédica dictada desde el
ministerio. El artículo publicado hace una semana en Al-Monitor por Ahmed Jidji, con el título "Egypt's new plan: 1
weekly sermon for over 80 million Muslims", señala la creación de un nuevo
movimiento entre los predicadores:
Ibrahim Abd al-Fattah, a coordinator of the
Free Imams Movement, described the unified written speech as a step in the
direction of freezing religious discourse in its place and not allowing for
renewal. He stressed that the text of the ministry’s sermon would create a
barrier separating the preacher from the worshipper and would prevent the latter
from receiving the message. “The variety of academic and intellectual levels
among worshippers will make it impossible for a single text to succeed in
convincing all of them, and will turn the sermon into something more like a
news broadcast,” he said.
Abd al-Fattah stressed that while the ministry
seeks to exert total control over the mosques, he expects it to fail in
controlling ideas being directed at people’s minds. He ascribed that failure to
the diverse array of preachers in Egypt, which is replete with those who
subscribe to various ideologies, such as the Muslim Brotherhood, the Salafi
Call, Ansar al-Sunnah and al-Tabligh wa al-Dawah. According to him, these
groups, whose preaching has been severely restricted since 2013, will head off
to small prayer spaces and gain new disciples because they will offer a brand
of discourse more suited to the audience. This, in his view, will render them
stronger and more persuasive among their congregants.
Nuh al-Isawi, the general director of Da’wa
Research in the Ministry of Religious Endowments, said in a July 13 interview
that after the decision to standardize the subject of the Friday sermon in
January 2014, some preachers have not adhered to the weekly topics and have
turned in their sermons in directions that reflect their partisan and political
affiliations.
Although Isawi conceded that the written
sermons were having a negative impact on preachers’ work, he nevertheless
attributed the ministry’s desire to apply this standardization as soon as
possible to Egyptian society’s need for what he described as control of
religious discourse, support for mechanisms delivering a correct understanding
of Islam and a repudiation of violence and extremism.***
No he podido encontrar más referencias al movimiento citado
de los "Imanes Libres", cuya referencia al "Movimiento de los
Oficiales Libres", que fueron los que realizaron la revolución de 1952 que
acabó con la monarquía y el colonialismo, es obvia. Ya sea por un motivo u
otro, es la única referencia. Habrá que esperar para ver si es un movimiento
fantasma o el inicio de un movimiento de resistencia organizado a los sermones
dictados desde el poder. Habrá que ver también en qué dirección se manejan los
contestatarios, ya que puede haber varias líneas no necesariamente
concurrentes.
Las soluciones que se buscan a los problemas son generadoras
de nuevos y, probablemente, más intensos problemas. La lucha entre Al-Azhar y
el gobierno lo que hace es desnaturalizar al gobierno, convirtiéndolo en una
institución religiosa o, más precisamente, de control religioso.
El problema es que no se produce el cambio social que
rechazaría por extremistas los discursos en esa dirección. Ese cambio solo se
puede producir mediante la educación y la tolerancia religiosa. Lo que tenemos,
en cambio, es justo lo contrario: el aumento del sectarismo y de la
intransigencia religiosa y un estado que asume la dirección religiosa en vez de
profundizar en las libertades de las personas. El resultado es el aumento del
sectarismo en determinadas zonas —los ataques a los coptos en Minya—, casi siempre
resultado de las influencias islamistas y salafistas sobre la gente.
El tema adquiere una gran importancia en clave interna y
tiene unas consecuencias imprevisibles en el futuro ya que este movimiento será
utilizado por los islamistas para el desprestigio tanto de lo que quede de Al-Azhar
como del propio gobierno, que será presentado como contra la verdadera religión
musulmana. Y esto es precisamente lo que El-Sisi quería evitar con su
estrategia de control de la Universidad islámica.
Pese a que todos los días sale alguien diciendo que lo que
ocurre no tiene nada que ver con el islam, la realidad obviamente es otra. Esto
no es solo una cuestión de radicales
y moderados, sino del poder y de las
posibilidades de apertura hacia un mundo más tolerantes, aspecto que sin
embargo no parece interesar a demasiados. Mientras algunos luchan por las
libertades, otros muchos luchan por saber quién controla a quién.
* "Al-Azhar picks battle with the state over
written sermons" Mada Masr 25/07/2016
http://www.madamasr.com/sections/politics/al-azhar-picks-battle-state-over-written-sermons
** "Al-Azhar vs TV shows" Ahram Weekly
9/04/2015 http://weekly.ahram.org.eg/News/10939/17/Al-Azhar-vs-TV-shows.aspx
*** "Egypt's new plan: 1 weekly sermon for over
80 million Muslims Al-Monitor 20/07/2016
http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2016/07/egypt-unified-text-friday-sermon-criticism-mosques.html#ixzz4FVwOKEKs
2014 |
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