Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Intentar comprender el funcionamiento de los sistemas se ha
hecho una necesidad imperiosa. A ello dedican tiempo, trabajo e inversión
muchas personas tratando de establecer esas conexiones que se nos escapan, esos
elementos vinculados por relaciones que no son visibles y que necesitan ser
sacadas a la superficie. La bolsa, las elecciones, etc. constituyen sistemas
complejos que evolucionan conforme a las variaciones que se producen en
aquellos puntos sensibles. Cada cambio en alguno de ellos provoca el movimiento
del sistema hacia un lado u otro. Acertar en la evolución de un sistema o
situación se ha convertido en una necesidad para muchos.
En 2013 le dedicamos una entrada del blog a Nate Silver, el
joven matemático que se había hecho famoso acertando con una enorme precisión
en la elección de Obama (Nate Silver y el Gran Partido). Silver había acertado,
uno por uno, los resultados en los diferentes estados de la Unión. Lo había
clavado con un acierto inusual. Se había convertido, lógicamente, en una figura
deseada por todos.
The Washington Post
de ayer nos trae una historia de predicciones pero con un modelo muy distinto. El titular del periódico explica "This
professor has predicted every presidential election since 1984. He’s still
trying to figure out 2016":
Allan Lichtman says he can predict the outcome
of any U.S. presidential election. He often does it months or even years ahead
of time. Oh, and his predictions have been right in every presidential election
since 1984.
But Lichtman, a distinguished professor of
history at American University, doesn’t use polling, demographics or
sophisticated analysis of swing states. He makes his predictions based on 13
true/false statements that he says indicate whether the incumbent party will
retain the White House or lose it in a given election.
Lichtman and Russian scientist Volodia
Keilis-Borok came up with the keys — a series of true/false statements — in the
early 1980s. The idea is that if more than half of the keys are true, the
incumbent party will stay in power, and if more than half are false, the
challenging party will win the White House.*
A diferencia de Nate Silver, Lichtman no usa la herramientas
—como se señala en el artículo— propias de los estadísticos, no se basa en el
análisis de los datos procedentes de encuestas o similares. El profesor
Lichtman no le pregunta nadie; más bien observa las condiciones sobre produce
la elección y ha desarrollado ese sistema basado en las 13 preguntas con una
simple respuesta de "verdadero" o "falso". Podríamos decir
que si las respuestas son simples, un sí o un no, el secreto está en la elaboración
de las preguntas.
Nunca se insistirá bastante en que el secreto de muchos
campos es precisamente realizar las preguntas adecuadas. En realidad es lo que
define a un investigador en cualquier campo. La pregunta es lo que ha que
construir porque revela el conocimiento profundo o no de lo que se quiere
saber. En realidad, la pregunta es la esencia que nos lleva al conocimiento a
través de las respuestas que trae. Cualquier profesor sabe que la calidad de la
comprensión de lo que ha explicado se aprecia en las preguntas. Hay preguntas que
muestran falta de comprensión de lo dicho y otras, en cambio, que revelan que
el alumno lo ha entendido perfectamente y ha dado ya el salto hacia la
siguiente cuestión. Es así como funciona la dinámica del conocimiento; una
respuesta sólida es el peldaño para seguir haciéndose preguntas.
El profesor Lichtman ha concretado en 13 las cuestiones que,
respondidas de una manera o de otra —un sí o un no—, le permite ofrecer una
respuesta sobre el resultado de una elección presidencial. Las preguntas —explicadas
en su libro “Predicting the Next President: The Keys to the White House 2016”— son
las siguientes:
- Party Mandate: After the midterm elections, the incumbent party holds more seats in the U.S. House of Representatives than after the previous midterm elections.
- Contest: There is no serious contest for the incumbent party nomination.
- ncumbency: The incumbent party candidate is the sitting president.
- Third party: There is no significant third party or independent campaign.
- Short-term economy: The economy is not in recession during the election campaign.
- Long-term economy: Real per-capita economic growth during the term equals or exceeds mean growth during the previous two terms.
- Policy change: The incumbent administration effects major changes in national policy.
- Social unrest: There is no sustained social unrest during the term.
- Scandal: The incumbent administration is untainted by major scandal.
- Foreign/military failure: The incumbent administration suffers no major failure in foreign or military affairs.
- Foreign/military success: The incumbent administration achieves a major success in foreign or military affairs.
- Incumbent charisma: The incumbent party candidate is charismatic or a national hero.
- Challenger charisma: The challenging party candidate is not charismatic or a national hero.
Puede parecer extraño. Es una mezcla de preguntas de tipo
muy diferente, que entremezcla victorias o fracasos militares, con el carisma,
la heroicidad del candidato, el estado de la economía, la existencia de
escándalos, etc. Parece una enumeración caótica borgiana y difícilmente
pensaríamos que responder a ellas nos daría la clave del resultado de las
elecciones.
Lo que hace Nate Silver es de naturaleza muy distinta, a él
le interesan los resultados y la precisión del matemático. A Lichtman, en
cambio, le interesa el estado social y el resultado final. Si Silver había
sorprendido por lo ajustado de los resultados que había previsto a la realidad
final, al historiador le interesa el resultado como conexión de una serie de
movimientos internos de la Historia. Sus preguntas son sobre aspectos aspectos
que se entremezclan en el cerebro, el corazón y el bolsillo.
Habrá que esperar a conocer las respuestas a las preguntas
(no todas tienen una respuesta evidente, de ahí que se siga hasta el último
momento esperando para dar la respuesta) para saber si el método funciona o no.
Todo modelo funciona mientras funciona, se prueba su eficacia en cada nuevo
uso.
El modelo de Lichtman es interesante porque siempre hay que
probar caminos. Su fundamento es intentar conocer las variaciones del sistema
—una elección presidencial es una evolución del sistema hacia un estado u otro—
a través del procesamiento de una información distinta a los modelos
estadísticos que usan Nate Silver y sus compañeros matemáticos. El modelo de
Lichtman se basa en determinar el estado del sistema en sí, pensando en el deseo
de cambio, no en los candidatos y sus campañas sino en los que van a decidir,
su deseo de cambio o de continuidad. Señala Lichtman:
So we reconceptualized presidential elections,
not as Carter vs. Reagan, Republicans vs. Democrats, liberals vs.
conservatives, but as “party holding the White House” vs. the challenging
party. Now, in earthquake prediction, they predict by looking at factors in the
physical environment associated with stability and upheaval. So we chose to
look at factors in the political environment associated with stability — the
party holding the White House stays in power — and earthquakes — the party
holding the White House is thrown out.
And I had a theory behind this. This did come
from my studying of presidential elections. And my theory was that the pundits
and the scholars are all wrong about predicting presidential elections. That
the real key is not the candidates, or the issues, or the debates, or the ads,
but rather the performance of the party holding the White House — that
essentially, American voters are ultimately pragmatic. And if the party holding
the White House did a good job, they’d give them four more years. If not,
they’d toss them out.
Now, that’s just a story, not yet a model. But
we created a model using that theory, by looking at the political environment
in every American presidential election from 1860 — the horse and buggy days,
when Abraham Lincoln ran against Stephen Douglas — to 1980, the modern era of
television, polls and jet planes, when Ronald Reagan ran against Jimmy Carter.
And we came up with a model which involved 13 keys — 13 key factors. These are
simply true-or-false statements that can be answered prior to an upcoming
election. They test the political environment, and they’re primarily based upon
the performance and the strength of the party holding the White House.
And we came up with a decision rule, a very
simple one: If six or more of the 13 keys went against the party in power, that
is, the answers to the questions were false, the party in power lost. If fewer
than six keys were false, the party in power won. And that held,
retrospectively, for every election over 120 years.*
El núcleo de la teoría es sencillo: la gente no quiere
cambiar si le va bien. Este el pragmatismo
de los electores del que habla Lichtman. Pero "ir bien" es un
concepto relativo que depende de la percepción de "ir bien" o no.
Esto complica la cuestión en algunos aspectos importantes porque pone el
énfasis en si se puede actuar sobre las preguntas para modificar las
respuestas.
Nuestra curiosidad sobre lo que pueda ocurrir no es
infantil. Está condicionada por nuestro deseo de manipularlo y controlarlo en
nuestro favor. Los millones y millones que se invierten en predicciones no son
un gasto inocente: buscan saber cómo conseguir lo que se desea. Nuestra idea
del futuro no es la de un destino inalterable sino la proyección de un presente
manipulable. Si efectivamente las respuestas a esas preguntas funcionan como
indicadores, el siguiente paso es cómo conseguir cambiar las actitudes en
aquello que se pueda cambiar. Escándalos, disturbios sociales o la percepción carismática
o heroica del candidato es manipulables, frente a otras más abiertas o
globales, de difícil control.
Pero también esas preguntas pueden percibirse a través de
una variable: los medios de comunicación. Estos pasan a tener un valor importante
puesto que son los que crean la figura de los candidatos, apoyando o
erosionando. Los escándalos, por ejemplo, pueden estar en la recámara para
dispararse en el momento adecuado. En todo lo que pueda actuarse —si se toma
como válido el modelo del profesor Allan Lichtman— se actuará, sin duda.
A los críticos del sistema les sorprende que las 13
preguntas tengan el mismo "valor", que sea lo mismo decir "sí"
a una u otra. Esto choca con su sentido de una realidad ponderada. Sin embargo,
no sabemos muy bien si la ponderación es un efecto causado por la propia
pregunta, que obliga a las personas a jerarquizas las respuestas. Lichtman señala:
I don’t use any polls. The conventional
predictors use polls and other factors like the economy. The problem with
conventional predictions, based on conventional statistical methodology, is
that you’ve got to multiply presidential approval, say, or growth in the
economy, by some multiplier. Now, that multiplier works great for past
elections, when you know what the answers are, but the multiplier unpredictably
changes for a future election. We don’t do that at all. We have 13 factors;
they all count equally. We have no multipliers that have to change from
election to election.
Now, I’ve heard people say to me: “You’re
weighting these equally? How can you weight equally the economy during the
Great Depression, which only counts for two keys?”
And this is the secret to the system. It’s
called trigger effects. Without having to weight any of the keys, if one or two
keys are important enough, they’ll trigger other keys.*
Es la respuesta de un historiador,
no de un economista o de un estadístico. El problema de los otros analistas no
es, desde luego, el de Lichtman. Su única cuestión es que cuando obtiene un
número de preguntas, negativas o positivas, el resultado coincide con la
realidad, se ajusta al presidente electo. No tiene otro problema. Intentará dar
explicaciones —de ahí su libro— sobre las conexiones del sistema y cómo hay
elementos más sensibles que otros y producen ese efecto de "gatillo"
sobre otros.
Poder describir un suceso no significa explicar ese suceso,
algo que implica un conocimiento mayor. Lo importante del método de Lichtman es
que ha conseguido aislar una serie de factores que reflejan unas
conexiones en la elección del presidente norteamericano. Cada pregunta es una concentración de cuestiones en racimo, por lo que ese simple "verdadero o falso" esconde la complejidad real.
¿Es extrapolable a otros países, es decir, es general? Pues
probablemente no. El primero de los aspectos cruciales es la "teoría"
señalada: el pragmatismo del electorado, es decir, su capacidad de votar según
le convenga sin un compromiso previo. Por ejemplo, muchos republicanos ya están
diciendo que no votarán a Trump, algo que entraría en esos elementos
perceptivos respecto al candidato.
Pienso en los votantes españoles. ¿Son pragmáticos, en el sentido dado al término? probablemente más de lo
que piensan algunos y menos de lo que algunos quisieran. Los cambios de las
últimas elecciones no han servido para clarificar el panorama en la forma
esperada, sino que lo han vuelto más confuso. ¿Volverán los votantes pragmáticamente a reforzar el
bipartidismo (no necesariamente con los mismos partidos) o se atomizará más el
mapa? ¿Escándalos? No sé si caben ya
en la mente de los electores más escándalos. ¿Economía? Después de la crisis... ¿El carisma? Mejor no hablar...
Y así podríamos ir viendo que esos factores son más americanos de lo que pensábamos. La
cuestión es encontrar los nuestros, los que rigen nuestro sistema, los puntos
sensibles, aquellos cuyas variaciones son determinantes. Que el método funcione no significa que Allan Lichtman pueda explicarlo o que lo que diga convenza a todos. Pero mientras siga acertando habrá que preguntarse por qué.
*
"This professor has predicted every presidential election since 1984. He’s
still trying to figure out 2016. " The Washington Post 12/05/2016
https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2016/05/12/this-professor-has-predicted-every-presidential-election-since-1984-hes-still-trying-to-figure-out-2016/?hpid=hp_special-topic-chain_fix-professor-2pm%3Ahomepage%2Fstory
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