Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Creo
que tiene razón Karima Kamal en su artículo publicado en Egypt Independent con el título "Of protecting Egypt".
Kamal anticipa el colapso venidero ante un amor
retórico, propagandístico, repetido una y otra vez, pero no correspondido por
los hechos. No basta con llamar a un movimiento
"Por amor a Egipto" (posteriormente "Support Egypt") para que se resuelvan los problemas y las
soluciones propuestas se conviertan en realidades saludables para todos.
Pero
los problemas no vienen solo del "amor" sino también de un concepto
restrictivo de "Egipto" en el que se priva o se intenta privar de la nacionalidad a las
personas como castigo. Ese totalitarismo
amoroso confunde el amor al país con la propiedad del país, algo frecuente en
aquellos que se sienten desbordados por el sentimiento nacionalista, que tiende
por naturaleza a la exclusión mediante el estigma del otro, el carente de amor patrio.
Tras
señalar el colapso de los intentos de Nasser y Mubarak de hacer coincidir los
movimientos políticos que diseñaron ad
hoc con los intereses del país, Kamal cierra su artículo dejando algunas
ideas claras:
Away from claims of patriotism, the question
that arises here is: can an entity formed by state institutions be democratic?
Democracy means leaving interactions to take
place naturally between political forces and parties.
Such an entity is in fact killing the
democratic process by forming a bloc within parliament that allows the
executive branch to control it with its security services under the pretext of
protecting Egypt.
If we are seeking a true democracy, we should
leave political life to take its course without interference so that parliament
really expresses the interests of the people. Decisions in parliament should be
left for a true and not a fabricated majority to take.
This parliament was orchestrated by laws that
have fragmented it, and the state is now trying to combine those fragments into
a coalition loyal to it.*
La sencillez del planteamiento choca con la retórica
habitual que trabaja con mecanismos de exclusión porque realmente no existe una
voluntad democrática sino una apropiación de signos que permitan ocupar en su
totalidad el espacio del poder. Basta con revisar los nombres de muchos de los
partidos y coaliciones formados en Egipto para comprenderlo. ¿Qué tipo de
ideología tiene algo que se llama "Por amor a Egipto"? Ninguna. Solo
es un marcador para diferenciar negativamente a los que no se integran en él.
Los partidos saben que solo tienen una elección: estar
del lado del presidente. Si deciden no hacerlo,las consecuencias son
claras: quedan fuera del sistema y la caballería mediática les arrasará.
Hacerlo o no ha servido, además, para hacer estallar las tensiones dentro de
los partidos entre partidarios y detractores de esta iniciativa. Los tentados por el poder se enfrentaban a los amantes de la independencia política o de un sentido distinto de lo que es un sistema de partidos.
La cuestión no era solo post electoral. Ya antes de que se celebraran
las elecciones, el presidente plantó abiertamente que lo que le gustaría es que
hubiera ¡una sola lista de candidatos! El-Sisi es un militar y solo entiende que
haya un "ejército político". Todas sus instrucciones y discursos
al país provienen de alguien que entiende la política como una
"no-política". Es un presidente que no cree en la
política como forma de dirigir un país. Evidentemente no ha sido el único: ni
Nasser ni Sadat ni Mubarak creían realmente en la política. Sí, en cambio, en
el camuflaje político, en la
apariencia llevada al extremo del sarcasmo, pues todos se consideraban como si
administraran una "democracia" de algún tipo, manteniendo sus
instituciones (un parlamento) y una más que dudosa separación de poderes, interviniendo y controlando todas las instancias, de la prensa a la administración.
La observación de que la ley electoral buscaba el
debilitamiento y la fragmentación política, tal como señala Kamal, la hemos
repetido aquí desde hace mucho tiempo. Era una obviedad que a los políticos
egipcios no les gusta la política sino el poder, lo que esta permite. Y el poder
está concentrado en una mano desde donde se reparte en función de méritos y
adhesiones al proyecto general.
Lo malo es que ese proyecto
no existe como tal. El Estado egipcio y su gobierno son los restos del desastre
de la era de Mubarak, es decir, son los restos del colapso del régimen
anterior. No se puede construir algo nuevo sin retirar lo viejo o, peor
todavía, no se puede llamar "nuevo" a algo que repite los mismos
vicios que lo viejo.
El presidente El-Sisi acaba de llegar a Japón. Sus
objetivos son buscar inversiones y explicar su "complicado" planteamiento de la "seguridad" en la zona. Es la forma de garantizarse márgenes más amplios para el control propio y menos reproches internacionales a la política represiva.
Lo que ha destacado
en cambio el titular de Ahram Online es otra cosa —"Egypt wants 100,000 of
its students to study in Japan: President Sisi"— que puede llamar la
atención:
Egypt's President Abdel-Fattah El-Sisi aims to
send 100,000 Egyptian students to study in Japan, he told Japanese news outlet
The Asahi Shimbun.
The interview was conducted last week in Cairo
but published on Saturday.
El-Sisi said that he hopes Egypt could benefit
from cooperation with Japan in education, saying that Tokyo's educational
system "stresses discipline."**
La visión militar del presidente El-Sisi se extiende a todos
los ámbitos. La "disciplina" que pretende inculcar a los estudiantes
egipcios que quiere en Japón me imagino que será pronto foco de los humoristas —si
no lo ha sido ya— que no dejarán pasar una ocasión de oro para retratar un Egipto de samuráis. Supongo que un país disciplinado y en el que incomodar al
"faraón" implica hacerse el "harakiri" es el sueño de todo
dirigente mesiánico.
Con esta mentalidad es difícil que Egipto pueda alcanzar
algún día —el presidente hace planes para 2030— una democracia que le traiga
estabilidad política y un desarrollo suficiente. Con discursos de cuartel no se
consigue levantar un país y sí, en cambio, arruinar las esperanzas de otra
generación a la que se recomienda ir a Japón a aprender un poco de disciplina.
Egipto podría hacer una larga lista de personas necesitadas
de disciplina que podrían ser
enviadas a Japón, empezando por los cuerpos policiales incontrolados y
siguiendo con todos los miembros del antiguo régimen, que son una verdadera
lacra. Pero esos no necesitan disciplina; les basta con su amor a Egipto.
The Japan Times
incluye una noticia sobre la necesidad de "importar" estudiantes
extranjeros. Parece que el presidente estaba bien informado sobre lo que los
japoneses necesitan y lo que a Egipto parece que le sobra:
Japan faces the serious issue of a dwindling
number of children and a shrinking workforce. So far in this situation, not
much has been done to make use of foreign students studying in Japan, who may
become essential resources to relieve the labor shortage. Leading figures from
academia and the business world were recently invited to discuss ways in which
to attract more foreign students to study and work in Japan.***
Ahora veremos si los jóvenes están dispuestos a aprender disciplina en Japón o prefieren seguir indisciplinados recordando cada 25 de enero las oportunidades perdidas.
* "Of
protecting Egypt" Egypt Independent 24/02/2016
http://www.egyptindependent.com//opinion/protecting-egypt
**
"Egypt wants 100,000 of its students to study in Japan: President
Sisi" Ahram Online 28/02/2016
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/188703/Egypt/Politics-/Egypt-wants-,-of-its-students-to-study-in-Japan-Pr.aspx
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