Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Otra
tontería más. El empeño en caminar hacia la propia tumba sorprende y es lo que,
advertidos desde mucho lugares, ha ocurrido. Incapaces de generar interés
rentable, los editores de periódicos españoles se han lanzado al abismo a
intentar arañar unos euros a Google y demás agregadores de noticias. En su
momento lo explicamos y también lo que ocurriría. En el mismo sentido, salieron
informes advirtiéndolo, pero la soberbia editorial es grande y de la torpeza
ministerial, ¡para qué hablar!
Google
les ha dado portazo y ahora suenan las palabras patéticas del ministro Wert
diciendo que se han adelantado.
¿Había creído el señor ministro que iba intimidar a Google lanzándole un
órdago? ¿Creían de verdad que la escuálida prensa española, incapaz de generar
beneficios para su propia subsistencia, los iba a lograr de un canon impuesto a
Google? Parece ser que sí. A veces las cosas grandes parecen más pequeñas de
lejos. Pero Google no se ha molestado en acercarse; simplemente se ha ido.
Puede prescindir tranquilamente de las noticias de los medios españoles, algo
obvio para el que quiera verlo. No han entendido qué es Google ni cuál es su
papel o no quieren entenderlo. No es una cuestión empresarial, sino funcional.
El País
lo cuenta así:
La decisión de Google News ha sorprendido a
los editores españoles que aseguran que durante dos años —el periodo de
tramitación de la ley— han estado dispuestos a sentarse a negociar con el
gigante tecnológico. Y siguen estándolo. En un comunicado, manifestaron ayer su
voluntad de llegar a acuerdos “que sean beneficiosos para ambas partes”. Eso
sí, “dada la posición de dominio de Google”, requirieron “la intervención de las
autoridades españolas y comunitarias, y de las autoridades de la competencia,
para proteger de manera eficaz los derechos de los ciudadanos y de las
empresas”. “No tenemos nada en contra de Google. Al contrario, el buscador es
una herramienta muy potente y nos da muchas visitas, pero ignoramos cómo va a
afectar esta decisión”, afirmó ayer José Gabriel González Arias, director
general de la AEDE. Las empresas editoras se quejan de que carecen de datos
certeros sobre el tráfico que genera Google News hacia las distintas cabeceras.
Pero, sea el que sea, entienden que los contenidos cuestan mucho dinero y no
están dispuestos “a que alguien los monetarice y se aproveche de ellos sin
pagar”.*
Jamás
se ha visto reculado mayor. Google se ha limitado a decir lo que tenía que
decir y hacer lo que ha dicho. Los editores españoles fueron a lamentarse ante
el Ministerio, al que le pareció perfecto que los editores vertieran sus
lágrimas ante un ministro al que normalmente lanzan cosas y devuelven premios.
¡Por fin tenían a alguien en la puerta pidiendo algo para que les debieran un
favor! Y el Ministerio sacó pecho e hizo "irrenunciable" el pago del
canon. Con eso se quería decir que no había posibilidades de que nadie —alguno
sensato habría— se alejara y dijera que aquello iba a ser contraproducente,
como se le advirtió desde muchos puntos, incluidos los usuarios y la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia. El "irrenunciable"
convertía la tasa Google en una especie de "tasa Fuenteovejuna": ¡todos a una! ¡Aquí no se raja nadie!
Y ahora
Google se ha ido. Más claro: Google no deja entrar a las publicaciones
periódicas españolas en su agregador de noticias "Google News". Está fórmula es
más exacta que la lectura que se hace de que son los editores españoles los que
prescinden de Google y no al contrario. Google dejará de reproducir las
noticias. Los que se quedan fueran son nuestros diarios. Con la puerta en la
narices. Y ahora vienen las rectificaciones porque hace frío en la calle. ¡Google se adelanta! ¿Cabe mayor tontería?
El
diario El País continúa con las explicaciones:
España no es el primer país en imponer una
tasa a los agregadores. Lo hizo Alemania en 2013. Pero en aquel caso los
editores tenían el derecho, no el deber, de cobrar. Google decidió entonces
eliminar el resumen y las fotos de las noticias reseñadas. Y, vistos los
resultados, fueron los medios quienes renunciaron a cobrar por los derechos de
propiedad intelectual y pidieron volver a ser indexados. En Francia, la firma
llegó a un acuerdo con los medios por el que aceptaba compensarles con 60
millones de euros por usar sus contenidos. Y en Bélgica, después de un largo
litigio tras prohibir al buscador en 2011 la difusión de imágenes y textos de
periódicos belgas, los diarios volvieron a tocar la puerta de Google News.*
Pero la
Historia es inútil en la casa de los necios, más de los necios ilustrados. La
diferencia entre un derecho y una obligación es la que le va a costar al
señor Wert el enésimo ataque. ¡Él, que se había convertido en el adalid de los grandes editores! Sin duda, será él el responsable del desastre y los mismos que le jalearon para el cano obligatorio pedirán su cabeza. Pero hay cola para conseguir la cabeza del señor ministro Wert.. Lo
raro es que no se haya llamado ya la "tasa Wert", que hubiera sido lo
lógico. Pero todo se andará. Como los grandes medios estaban detrás, se ha librado, pero veremos ahora.
Una vez
comprobado que Google no ha reaccionado como se esperaba (ingenuamente), los
micrófonos de la prensa española han ido a recoger las aclaraciones,
explicaciones, etc. del señor ministro que les ha recibido reinterpretándose a
sí mismo y a su doctrina.
El País
recoge en otra de sus informaciones lo dicho:
Preguntado por el perjuicio que la decisión
de Google puede generar a medios más pequeños en Internet, el ministro ha
añadido que quien considere que la retirada del servicio de agregación por
parte de algún agregador no supone una ventaja para él, bien porque no quisiera
obtener compensación o bien porque piensa que esa reducción de tráfico es
perjudicial para él, siempre puede negociar con el agregador.
Fuentes de Educación han precisado que esta
negociación no significa en ningún caso que se pueda desistir de ese derecho
que por ley es "irrenunciable", sino que las asociaciones de medios
de prensa, principalmente AEDE (Asociación de Editores de Diarios Españoles), y
los agregadores deben ponerse a negociar los términos de esta compensación,
pero siempre deberá haber una remuneración mínima. Las mismas fuentes han
añadido que con esta condición se persigue evitar la judicialización del
proceso como ha ocurrido en países como Alemania, donde la ley no especificaba
que no se pudiera renunciara cobrar la llamada tasa Google.**
¡Benditas
fuentes que no tienen la necesidad de dar la cara "políticamente" por
lo dicho y pueden desmentir a su ministro! Pero la llamada "judicialización"
solo se produce si Google mantiene a los diarios españoles, que es justo lo que
no va a hacer, según decisión muy clara. Ni reproduce ni negocia, que es otro aspecto
que las fuentes señalan con el verbo "deber". Si se retiran, no hay
nada que deban negociar. La gigante prensa española quería poner contra las
cuerdas a Google, sentarles a negociar mientras se frotaba las manos. Por poco
que den, siempre será algo más que nada. Pero Google ya les ha explicado —los
expertos les han explicado— que ya les estaba mandando miles de lectores
diariamente a través de sus agregadores, aunque ellos no lo quieran reconocer.
La
prensa española no ha acabado de entender el funcionamiento. O no ha querido
hacerlo. Me tocó ser moderador en el primer encuentro de periódicos con la OJD
a medidos de los 90 y ya entonces se veían una serie de vicios de origen en la
comprensión del mundo digital y su funcionamiento que no auguraban nada bueno
para el futuro. Ese futuro es ahora desde hace bastante tiempo. Y el estado es
calamitoso. Los errores se suceden y las consecuencias las pagan los ciudadanos y los profesionales que se mueven en un mundo periodístico y empresarial muy enrarecido.
Han
hecho daño a los pequeños, que recibían visitas gracias a los agregadores. Los
"grandes" van a serlo un poco menos y a seguir acumulando pérdidas.
Lo malo de una prensa en pérdidas es que tiene que recurrir a fórmulas
internas, vamos a decirlo así, para encontrar su financiación. Una prensa en
número rojos es una prensa dependiente y escandalosa. Dependiente porque es más débil y tiene que buscar apoyos en un
mundo en el que se pagan caras las servidumbres; y escandalosa porque necesita atraer lectores de cualquier forma.
Los dos
aspectos los padece ya la prensa española y con ella los lectores. En un
momento en el que la lucha política se hace a cara de perro y con repercusiones
mediáticas, que la prensa tenga que agitar la coctelera para mantenerse viva no
es bueno para casi nadie. Digo casi
porque muchos viven y sobreviven gracias al espectáculo de circo en el que se
está convirtiendo la política española.
Cuando
llegue enero y los medios empiecen a hacer cuentas, veremos qué ocurre. Los
lectores españoles de agregadores verán que pueden leer las noticias sobre
España en otros medios extranjeros que se beneficiarán de esa orfandad y verán que
les resulta rentable aumentar las noticias españolas de agencia, por ejemplo. Está
por ver qué ocurre con los medios "trasantlánticos", los que tienen
un pie aquí y otro en América. ¿Les afecta a sus ediciones
"americanas" la tasa española? ¿Se convertirán en la fuente única? Muchas preguntas y
mucho tiempo para responderlas.
*
"Google News dejará de incluir las noticias de los medios españoles"
El País 11/12/2014 http://politica.elpais.com/politica/2014/12/10/actualidad/1418244333_431153.html
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