Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Recept
Tayyip Erdogan sigue imparable en su camino de hacer una Turquía a su imagen y
semejanza. El poder le sienta cada vez peor en una espiral autoritaria impresentable
de cara a la comunidad internacional. La Turquía de Erdogan y el AKP empieza a
ser un socio incómodo en todos los órdenes, un vecino poco deseable.
La
posición estratégica en la zona hace que se mire hacia otro lado en muchas de
sus práctica autoritarias, algo que no es el único en aprovechar. "Cuanto
más te necesitan, más te puedes permitir", parece ser la norma en estos
casos. Si la situación se les complica con tus decisiones, aprovecha para
avanzar en tu propia dirección. Y eso es lo que está haciendo el Erdogan
furibundo que sigue intentando levantar los tejados de Turquía a la busca de
enemigos, conspiradores, filtradores o simplemente opositores a su gestión,
prácticas o ideología.
Cuanto
más avance en su camino de reislamización de la sociedad turca, mayor será la
resistencia; y cuanto mayor sea esa resistencia, mayor será su autoritarismo.
El objetivo de Erdogan no es político, sino la anulación de la política. Erdogan
está consiguiendo que sus acciones autoritarias sean ignoradas y vistas como
naturales dentro de un país que presuntamente es democrático. La base de la
política democrática es la responsabilidad y la consecuencia de los actos desde
la perspectiva de un electorado que toma decisiones. Pero si las decisiones
dejan de producirse aceptando cualquier hecho como "natural", incluida
la anulación de la prensa crítica, lo político pasa a ser un aspecto meramente
formal. Se está en manos de una clase o grupo que avanza en la anulación de los
derechos ante el aplauso de un electorado que lo considera pertinente.
Parte
de esto es lo que creo que quiere señalar Etyen Mahçupyan en su artículo "How
has the AK Party become the ruling party?", en el Daily Sabah turco,
publicado un día antes del golpe dado ayer por Erdogan a la prensa opositora.
It is true that estimating the future of politics
is hard in countries like Turkey. However, the prediction we made here is
realistic since experiences transcend politics. Politics is determined by the
sociology of dynamism and handicaps of Islamic and secular circles. And society
is much more predictable and changes more slowly when compared to politics.
Likewise, the column I wrote just after the AK Party's first victory in 2002
also estimated that this party would win at least four successive elections. It
has won two and now the third is approaching, the results of which are more or
less clear already.
Obviously, this picture is depressing for some
groups. As the ruling party, the AK Party has left its mark on Turkish
politics, and seemingly, it is not very possible to change this for now. This
is the case despite the deficiencies and mistakes of the government in many
spheres. Moreover, it cannot be said that the Islamic segment of society, which
forms the base of the party, and the new middle class flourishing around it,
are unaware of or insensitive to those deficiencies and mistakes. On the
contrary, people maintain support even though they know the points where the
government is unsuccessful. This indicates that this is not only a political
phenomenon, but rather can be understood by social factors.*
Esta separación entre ambos factores, que en muchos casos
puede ser artificial, no lo es en cambio en sociedades en las que la
islamización forma parte de un proceso que es político. El objetivo —que es lo
que Erdogan está cumpliendo con su agenda— es cambiar la sociedad para que se
haga imposible el retroceso en su camino. La opción islamista se vuelve
transparente, invisible y se da por hecha frente a las demás opciones, que se
perciben no como parte del juego político sino como anomalías, perversiones, monstruosidades
de la historia. El problema no es que Erdogan y su partido ganen cuatro
elecciones consecutivas, sino que se reduzcan en cada una de ellas las
posibilidades de que otros ganen, hagan lo que hagan. No se estaría ya votando
políticamente.
El mundo se ha tomado a broma, como exageraciones, las
afirmaciones de Erdogan sobre los musulmanes conquistando América, a dos turcos
guiando a Colón, la existencia de indios en Estambul antes de que nadie
partiera desde Occidente, o la existencia de mezquitas en América al llegar.
Pero esto no está destinado a los que no lo creen sino a los que son capaces de
creerlo porque así desean hacerlo. A nada estamos más dispuestos que a creer lo
que nos gusta y alaga. Y la credulidad ante Erdogan crece. Cada vez se aplauden
más sus salidas de tono, sus recortes a las libertades. Erdogan es la verdad.
En Al-Monitor, la especialista en cuestiones turcas de la publicación,
Pinar Ambley, escribía en noviembre:
On Nov. 18, a defiant Erdogan told the media
that he observed the outburst of sneering, particularly domestic, and said: “It
is because of their lack of self-confidence. They fail to believe Muslims could
have discovered the Americas.” Erdogan also said: “Those who believe in Western
sources as if they are sacred only denigrate themselves. Our mission is to
voice the real facts of history.” Erdogan was quick to announce that he has
already instructed the Education Ministry to include the Muslim conquest of the
Americas in the school curriculum.**
El control de la educación desde el estado es la más poderosa
maquinaria para transformar las mentes. Es lo mismo que hicieron sus colegas
islamistas de la Hermandad Musulmana en Egipto, ponerse manos a la obra para la
reescritura de la Historia según llegaron al poder. Había que cambiar y hacer
desaparecer, por ejemplo, a todas aquellas mujeres que, sin velo, habían hecho
algo por el país. Erdogan hace lo mismo y de esta forma se asegura la menor
variabilidad de lo político al afianzar su programa en la transformación de la
sociedad, es decir, de las mentes de los que viven en ella.
La redada contra los medios de comunicación y otros
opositores a su régimen autoritario es otra forma de reescribir la historia,
haciendo desaparecer a los que muestran discrepancias. En su universo
totalitario no cabe más que una imagen visionaria, la suya. Erdogan juega, como
otros, con el islamismo y el nacionalismo turco, caras en este caso de una
misma moneda. Son muchos los que quieren ser faros.
La profecía de Etyen Mahçupyan señalaba que
había AKP para veinte años, con las dos próximas elecciones dadas por ganadas. Explica
el autor que parte de esa reacción electoral viene determinada por la reacción
social a la represión religiosa de
los periodos anteriores de la vida turca. La profecía de los 20 años de reinado
de AKP no tiene en cuenta la realimentación del mensaje de Erdogan a través de
todas estas fórmulas puestas en marcha. Veinte años es una generación, una
memoria de experiencias nuevas que puede vivir un mundo anterior como una
simple página de un libro, no como parte de una vida.
El golpe dado este domingo
negro a la prensa turca ha suscitado las reacciones enérgicas de la Unión
Europea y de los Estados Unidos. Los periodistas han alzado carteles
manifestándose: "La prensa libre no será silenciada". Erdogan
continúa el proceso de acallarlos, pero también el que hace recelar de ellos,
convenciendo a todo el mundo que quienes le critican son traidores,
conspiradores y renegados.
En Turquía, la verdad
solo tiene un dueño, que escribe el pasado, el presente y el futuro. Se llama
Erdogan.
* Etyen Mahçupyan. "How has the AK Party
become the ruling party?", Daily Sabah 13/12/2014
http://www.dailysabah.com/columns/etyen-mahcupyan/2014/12/13/how-has-the-ak-party-become-the-ruling-party
** Pinar Tremblay. "Erdogan attempts to
bury policy failures by rewriting history", Al-Monitor Turkey Pulse 19/11/2014
http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2014/11/turkey-muslim-conquest-america-columbus-erdogan.html
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