Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El sincero
mini discurso que el político socialista Antonio Miguel Carmona le ha dirigido
a algunos colegas militantes —que supongo que le preguntaron por su presencia habitual
en los platós— ha dejado una frase para la posteridad política española: el "ahora
que no nos graba nadie". Si ayer comentábamos el desastre del presidente
Morsi en Egipto al no haber avisado a nadie (¿lo estaba él?) de que el Comité
Nacional para la crisis de la presa etíope del Nilo —en el que se soltaron todo
tipo de barbaridades— estaba siendo televisado en directo a toda la nación, al
señor Carmona le ha pasado algo parecido, pero en plan descamisado y de barrio.
En este caso no había más crisis que las suyas, la de los políticos que se
pasean por los platos y que son enviados por las directivas de los partidos,
porque, como bien dice, "hay que estar". Lo dice como Kennedy dijo lo
de colocar un americano en la Luna, con convencimiento y espíritu de sacrificio.
Hay que estar.
Hace
mucho tiempo que los políticos van a los platos por mandato de sus partidos. La
televisiones contratan a sus discutidores de trivialidades —los de los
programas del corazón, los de los realities,
etc.—, pero para la política prefieren traerse a los profesionales políticos de
los medios, que no tienen pudor en defender lo indefendible, que suele ser lo
suyo. A la gente "normal" o a los profesionales serios, que los hay,
no les va esto de defender las meteduras de sus dirigentes, los errores de
cálculo, las incongruencias ideológicas, etc. Y se montan las peleas de gallos
televisivas; salen baratas y dan cierto caché.
Según
el plan de Carmona, puedes ir a cualquier sitio a hablar de lo que sea —en este
caso eran los ERE andaluces— porque la directiva te orienta con sus "guasaps"
en los momentos difíciles, como un estudiante que no se supiera la respuesta de
un examen y se lo soplaran desde fuera, o como a Tom Cruise en Mission: Impossible! Habrá que prohibir
los móviles en los platós, como están prohibidos en los exámenes.
Él
llama a esto estar "teledirigido", vamos, que es un "mandao",
que no está allí ni por pasión ni por vicio, solo porque lo manda el Partido y
a decir lo que piensan los jefes. Se explica ahora uno lo mal que llevan las
independencias y la disidencia en la política. Salirse de los partidos o de la
"main stream" (como se dice ahora) implica la salida de los platós o la
reconversión a algún reality en donde
lucha por la atención de la cámara y de los espectadores al otro lado mediante
las artes seductoras que ha aprendido anteriormente.
El
político habla de sí mismo como miembro de una especie de comando mediático, de
"elegidos para la gloria" efímera. Y da un repaso de los que han
"colocado" en cada cadena televisiva. Y, como señala en otra frase
sublime, "el que tenga miedo a comunicarse con los ciudadanos, que se
dedique al Corte y Confección". Espero que después de haber hablado de
más, tenga un poco más, si no de miedo, sí al menos de prudencia antes de
hablar. Al "Corte y confección", como dice él, te pueden mandar tanto
por hablar poco como por hablar mucho.
Cuando
Carmona se explayaba ante los que pensaba eran sus amigos, algún ladino tenía
encendido su teléfono móvil o cualquier otro mini dispositivo grabador: sí, le
estaban grabando. Le estaban grabando como se graba a Alaska y a Mario, como se
graba a los de Gran Hermano, a los pseudo náufragos de la isla, a Belén... Sí, te
estaban grabando porque siempre hay alguien grabando, Antonio Luis Carmona, ¿cómo
no sabes tú ya eso? Al igual que hay que
ir, hay que grabar. Hay que hacerlo porque no se sabe nunca cuándo el que
tienes delante va a decir una estupidez, va a pisar un plátano, se atragantará
con una aceituna o se le va a quedar abierta la bragueta. Es la regla número
uno: hay que grabar.
La
regla número uno del político mediático, en cambio, es "no pienses que los
que tienes delante te sonríen porque son tus amigos". Te confías y pasa
esto. Te alegras porque hay uno que no conoces en la reunión y piensas "Vaya,
un nuevo afiliado. ¡Esto mejora!" y bajas la guardia. Te olvidas de que en
la política no hay amigos, que igual que tú les sonríes a ellos, ellos te
sonríen a ti. Y, claro, pasa lo que pasa.
Tampoco
deja su discurso sincero —aunque fuera porque pensaba que no había cámaras—
demasiado bien a los medios televisivos. Se han acostumbrado a llamar a los
partidos para que les manden a alguien
como el que pide un taxi o una pizza por teléfono. Y no debería ser así. No se
trata de traer un par de políticos y ya está; se trata de que la gente pueda
escuchar algo más que lo que los políticos tienen que decir, es decir, que
debería ser al contrario: que los políticos se acostumbraran a escuchar a los
demás, al resto de la sociedad, a los expertos en distintos sectores, a los
afectados por sus decisiones. Deberíamos poder escuchar otras opiniones en vez
de siempre a los mismos periodistas preguntando a los mismos políticos en
diferentes cadenas, que es lo que ocurre y parte del origen de este problema.
Dice
Carmona que no hay que preocuparse por lo que sale en los periódicos porque "lo
que sale en los periódicos lo leen 133 personas". No sé de dónde saca ese
número tan bonito Carmona. Lo que cuenta, en cambio, es la televisión, que la
ven siete millones, afirma. Pues van a ser esos 133 y algunos más los que lean
esto en el periódico que lo ha sacado, más las visitas en YouTube, que se suman todas. O sea 7.000.133. Se van a enterar.
Hasta el momento (lo acabo de mirar) lleva 33.181 y acaba de empezar.
Como
tratas, te tratan. Y no está la prensa para que le hagan desprecios lo
políticos, tal como está el patio de ambos. En I'm not there (2007), esa extraña y hermosa película sobre la
figura de Bob Dylan cuyo papel principal interpretan muchos actores distintos,
cuando le toca a Cate Blanchet, al subir a un coche es preguntada por un
periodista: «One word for your fans?, a lo que él/ella contesta: «Astronaut!» No sé si a Carmona le pedirán lo mismo ahora que ha desvelado su
teoría de los medios.
Unos tanto y otros tan poco. Ya sabe lo que tiene que decir la próxima vez que le pidan que hable fuera del plató, su hábitat natural: ¡Astronauta! Siempre hay una cámara, siempre está grabando y siempre es de tu enemigo. Por si hay que recordarlo.
* "Carmona: 'Cuando hablo de los ERE en
televisión estoy teledirigido por Griñán'" El Mundo 5/6/2013
http://www.elmundo.es/elmundo/2013/06/05/madrid/1370424058.html?a=9e41b5f8c2a427fed9faecbcb6b52a45&t=1370494647&numero=
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