Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Si ayer nos llamaba la atención cómo la canciller Angela
Merkel se había reunido a puerta cerrada con los medios en una especie de conferencia
de prensa confidencial —es decir,
para contar cosas que no se pueden contar—, nos llama hoy la atención la
actitud de la presidenta argentina, Cristina Fernández, que se apunta directamente
al discurso sin preguntas, que es como convertir a la prensa en figurante
mientras que ellos, los políticos en
el poder, se convierten en figuras
que se dirigen a las cámaras y no a las personas que las llevan. Convertidos en
figurantes, en ocupantes de un
decorado aparentemente democrático en el que se representa una obra absolutista, los
periodistas se limitan a ser carne de
plano, el justificante gráfico de que Cristina Fernández —o cualquier otro
que practique el anticonceptivo de ideas— estuvo allí.
El problema no es exclusivo de Argentina y en España ha habido ya varios plantes en todo tipo de ruedas de prensa en las que políticos o cualquiera que se siente frente a un micrófono desarrolla su vocación comunicativa en detrimento de los periodistas y, evidentemente, de sus públicos. El problema empieza a ser grave y así lo han denunciado las asociaciones de la prensa. En 2011, la Asamblea anual de la Federación Europea de
Periodistas (FEP) aprobó por unanimidad una moción presentada por la FAPE
española contra las ruedas de prensa sin preguntas, dando lugar a al manifiesto
#sinpreguntasnocobertura. [VER ANEXO]
El País recoge el
vídeo del programa del periodista argentino Jorge Lanata.* Hartos
de que Cristina Fernández no conteste preguntas, desprecie a la prensa y les
humille ante las cámaras —un claro abuso de poder, además de un mal gusto y
estilo—, Lanata se ha dirigido a los presentes en el plató de su programa y a
los telespectadores en sus casas para denunciar la situación informativa que
implica que no se puedan hacer preguntas. Nos cuenta las únicas cinco ruedas de prensa de la presidenta y nos
muestra sus palabras y actitudes en ellas.
“Siento que a nosotros nos interrogan; y siento que a los
opositores los escuchan. Tengo esa sensación siempre”, decía Cristina Fernández
en una de las conferencias de prensa que aparecen en el programa. En esas comparecencias, la presidenta argentina ha aprovechado
para recriminar públicamente a los periodistas que le dirigían las
odiadas preguntas. “Usted hace el artículo y yo pongo algo en el medio”, le
dice al periodista del diario La Nación (febrero de 2010). En otras
ocasiones aprovecha la presencia del periodista en la rueda para descalificar
al medio, al que acusa de tener un “plan”.
Transcurridos siete minutos de su intervención, el plató se
llena de un grito: “¡Queremos preguntar!”. Los que gritan son decenas de
periodistas situados tras la cortina del decorado que se retira para mostrarlos
en su reivindicación, pancartas en mano.
Lanata explica que hay periodistas de todos los medios,
menos los oficialistas que han declinado su invitación. Y cerrando la larga
abstinencia en las preguntas, hacen la rueda de prensa imaginaria que les
hubiera gustado tener con su presidenta, la de todos los argentinos con derecho
a saber. Una tras otra van cayendo las preguntas comprometidas sobre sus
actuaciones, aquello sobre lo que está prohibido preguntar, las cuestiones que
quedan en el aire cuando el conferenciante abandona la sala ante la
desesperación de los periodistas asistentes.
Una rueda de prensa sin preguntas no es una “rueda”; es la cuadratura del círculo. Podremos
llamarlo como queramos, pero no lo es. A medida que la democracia ha ido
desarrollándose en las sociedades mediáticas, la política ha ido tomando caminos
perversos en su deseo de control de la opinión. Si los economistas solo piensan
en términos de “mercados”, los políticos solo lo hacen ya en términos de “audiencias”.
La batalla política se da a través de los medios y los propios partidos se han
convertido ya en medios especializados cuya función es la promoción del líder
—el cuidado de su imagen personal, la creación de marca, su agenda temática,
etc.— y la justificación de las acciones ante la opinión pública. La prensa es una herramienta, en su mentalidad, favorable o no.
La fobia y desprecio a las preguntas tiene su explicación. El discurso
oficial es siempre el de la inevitabilidad: hacen
lo que hacen porque no tienen otro remedio ni hay más opciones. Ese es el
discurso que todos los gobiernos del mundo han convertido en su tema principal.
La simple aparición de una pregunta que transmita a la opinión pública la
necesidad de que se justifique lo
inevitable es un acto subversivo que descoloca el orden natural: los
gobiernos gestionan el destino. La pregunta cuestiona lo inevitable del
destino.
La distinción que hace Cristina Fernández señalando que
parece que les interrogan mientas que
a los opositores se les escucha, es absolutamente
cierta y natural. El gobierno actúa,
la oposición habla. Lo que no se
puede hacer es actuar como gobierno y hablar como oposición. Y viceversa. La responsabilidad e irresponsabilidad de la oposición es de un orden diferente a la de los
gobiernos. La alternativa de un sistema democrático no debe oscilar entre la
demagogia de los irresponsables y el silencio de los responsables. El desprecio
a la prensa que pregunta es el aprecio de la prensa sumisa, la que no hace preguntas y recibe gustosa lo que de
antemano ya sabe. Favores podrá recibir siempre.
La rueda de prensa de un gobierno no sustituye a las
sesiones de control parlamentario, que muchas veces adolecen de los mismos
males. Las preguntas de los afines no son verdaderas preguntas y ante las
cuestiones de la oposición no se dan verdaderas respuestas. Las preguntas
propias se aprovechan para decir lo bien que se hace y las ajenas para el
rifirrafe. A la mayor parte de las preguntas no se le da una respuesta coherente, solo reproches.
Acto de la Asociación de la Prensa de Madrid reivindicando el papel del periodismo en la democracia |
Los gobiernos que no tienen nada que ocultar, que no tienen
cadáveres en los armarios, ni cuentas en las Caimán, ni parientes bien
colocados, ni contradicciones argumentativas, ni camuflan las cifras, ni un enriquecimiento
personal raro, etc., no tienen porqué temer las preguntas de una rueda de
prensa. Cuanto más inseguro es un gobierno, menos preguntas; cuanto más
ineficaz, menos preguntas. Los políticos se ganan el aprecio y respeto de los medios y
de la ciudadanía siendo sinceros.
Las preguntas de la Prensa son las que deben conocer los
ciudadanos para que un país no se convierta en monológico. El simple hecho de
poder ser preguntado ya es un límite del poder. “Queremos preguntarle al poder
las cosas que hace; es simplemente eso, preguntar”, dice Jorge Lanata como
resumen de las preguntas de todo tipo que los periodistas llevan años sin poder
hacer y que han ido realizando, una a una, ahora ante las cámaras.
El desprecio público que ciertos gobiernos manifiestan por la
prensa, algo que ha ido creciendo especialmente en América Latina —Argentina,
Venezuela, Ecuador…—, es un flaco servicio a la democracia porque el papel de
la prensa es esencial. Por eso es importante también que la prensa dé muestras
de responsabilidad y se aleje del juego de las dependencias políticas porque
solo de esa manera será apoyada por los ciudadanos en su reivindicación de
poder hacer preguntas al poder. La independencia es la mejor garantía. La
ciudadanía desea poder confiar en los medios porque son ellos los que pueden
realizar las preguntas que les gustaría poder realizar a las personas que
eligieron.
Nadie elige a los periodistas, es cierto. Pero no por ello
su papel deja de ser esencial. Sus armas no son los votos, sino la honestidad y
el deseo de servicio a la sociedad. Convertir a los periodistas en convidados
de piedra, en figurantes obligados en algo que no puede ser llamado rueda de
prensa, no es una anécdota, sino un mal síntoma de salud democrática. Convertirlos
en títeres de terceros tampoco es bueno para el sistema ni para la profesión. La
prensa no está para llevarse mal o bien con el poder; está para informar de lo
que hacen bien o mal. Y para eso es necesario preguntar.
* Francisco Peregil: "#QueremosPreguntá,
presidenta". El Sur Blog El País 14/05/2012
http://blogs.elpais.com/el-sur/2012/05/queremospreguntar-hombre.html
ANEXO:
"Como consecuencia de la campaña de la profesión periodística contra la práctica de numerosos políticos y personalidades públicas de convocar ruedas de prensa en las que no se admiten preguntas, la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) proponen las siguientes medidas:
ANEXO:
"Como consecuencia de la campaña de la profesión periodística contra la práctica de numerosos políticos y personalidades públicas de convocar ruedas de prensa en las que no se admiten preguntas, la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) y la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) proponen las siguientes medidas:
1.- No se puede llamar conferencia
de prensa al acto informativo que no incluya turno de preguntas. No se puede
convocar con el formato “rueda de prensa” lo que, en realidad, no lo es.
2.- Sin la posibilidad de
preguntar, el formato es de “declaración”, y esta circunstancia debe advertirse
previamente para que los periodistas valoren atenderlo o no.
3.- Ante este tipo de prácticas,
los periodistas deben hacer constar en sus informaciones en lugar preferente el
formato y las circunstancias de cada caso, y colocar en icono identificativo de
#sinpreguntasnocobertura. También las preguntas que hubieran querido formular y
no les fueron admitidas.
4.- El periodista puede advertir
en su información, como dato relevante para el ciudadano, que el personaje de
la información no suele admitir preguntas, cuando así sea, y colocar el icono
identificativo de #sinpreguntasnocobertura.
5.- Los tiempos dedicados a
preguntas deben ser suficientes, en ningún caso discriminatorios. La
información mejora cuando existe posibilidad de repreguntar.
6.- El seguimiento del hábito de
no admitir preguntas por parte de algunos personajes públicos puede permitir
crear una lista pública de resistentes y enemigos de responder.
7.- Las notas de prensa y las
imágenes facilitadas por la fuente de la información deben llegar a los
ciudadanos con precisión de data, procedencia y contexto. No debe pasar como
propio lo que sea material de la fuente."
Fuente: julio 2011 http://www.topcomunicacion.com/noticia/1190/ruedas-de-prensa-sin-preguntas-recomendaciones-para-periodistas
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