martes, 6 de septiembre de 2022

Ansiedad climática

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Justo cuando acababa de terminar de leer un libro sobre Psicología ambiental, una rama de la Psicología en la que se estudian las interacciones entre las personas y el medio ambiente, ya sea "natural" o "construido", con especial interés de los profesionales en cómo afecta el "cambio climático" sobre las personas, me encuentro con un artículo que recoge la web de RTVE.es con el titular "Una ONG advierte del aumento de la ansiedad por el clima entre niños y jóvenes", que está publicada en Finlandia por Yle News. En el artículo se señala: 

La ansiedad por el clima entre los niños y los jóvenes va a aumentar en un futuro próximo, predice la ONG de salud mental Tunne.

Este último verano ha puesto de manifiesto cómo los efectos del cambio climático son cada vez más tangibles en Finlandia, afirma la directora ejecutiva de Tunne, Taneli Saari. Dice que algunos jóvenes ya están claramente más ansiosos.

La asociación ofrece oportunidades para tratar los sentimientos y pensamientos relacionados con el cambio climático y medioambiental mediante asesoramiento, talleres y otras actividades. Es socio de Mieli, el mayor y más antiguo grupo de salud mental de Finlandia. Saari trabaja como experto en el proyecto de ansiedad ambiental de Mieli Mental Health Finland.

La Liga de Protección de la Infancia de Mannerheim, por su parte, afirma que la ansiedad por el clima sigue siendo raramente mencionada en sus servicios de chat telefónico y online para niños y jóvenes. Según la ONG, suele mencionarse como una carga adicional en una situación vital o un estado de ánimo por lo demás angustiosos. 

No basta que nos fijemos en la noticia, es interesante entender bien quién lo dice, una ONG dedicada a la salud mental, un tema cada vez más recurrente en muchos campos pero, como hemos dicho en otras ocasiones, acaba centrándose en el mismo punto: nuestras mentes. Todo acaba ahí.

Las campañas de "sensibilización climática" acaban creando mayores estados de ansiedad en las personas que las reciben, al menos en una parte importante. Cuanto más descriptivo sea el problema y más evidente aparezca ante nuestros ojos, el riesgo de que aumente la ansiedad es mayor. Esto, evidentemente, no quiere decir que haya que seguir políticas de ignorancia respecto a los problemas reales, sino que hay que medir bien cómo se transmiten los problemas. La propia Psicología Ambiental, según aparece en el libro mencionado, obra del catedrático de Psicología Social de la Universidad de La Laguna, el profesor Bernardo Hernández Ruiz, se ocupa de establecer fórmulas para hacer llegar los mensajes, campañas, etc. de forma más suave para evitar que, además del cambio climático, nos tengamos que enfrentar a los efectos angustiosos de las campañas contra el cambio climático, que deteriore también nuestras mentes.


Cuanto mayor es un problema —el cambio climático lo es— más difícil es controlar los efectos psicológicos y sociales que provoca. Este verano hemos comentado en varias ocasiones la mala forma de informar de los problemas y el efecto de hacer que mucha gente no sea capaz de soportar el día a día de los telediarios. Recuerden el comentario de la periodista Almudena Ariza sorprendida por la cantidad de gente que decía no ver ya las noticias por el estrés que les provocaban. ¿Falta de sensibilidad? Justo lo contrario.

Aquí los medios son determinantes, dándole la razón a McLuhan, el autor menos leído por los responsables de los medios de comunicación y por los propios periodistas. No crea la misma tensión un artículo en el que tú controlas el tiempo y forma de lectura, en que puedes alternar noticias, por lo que se crea un sistema emocional de picos y valles, que someterte al cañón de noticias de la TV, que están estructuradas para causarte un impacto que te paralice. Los telediarios abren ya con noticias absurdas, como hoy, sobre un cable roto en un parque de atracciones y las personas que se quedaron colgada esperando que les bajara. ¿Es esto forma de empezar un telediario? Sí con las nuevas recetas del impacto paralizante. El problema es que eso tiene un efecto. Si a los males de la quema de bosques y terrenos agrícolas, le sumamos la tensión natural de ver las llamas minutos y más minutos, pasando de un incendio a otro, el que queda francamente quemado es quien lo ve. ¿No hay otra forma de informar sin someter a una presión que lleva a muchos a tirar el mando? Me imagino que sí.

El problema es que todo esto tiene un fuerte impacto en los más débiles, los niños y jóvenes, como nos dice la noticia y como creo haber leído no hace mucho también sobre España. Corremos el riesgo de que para prevenir la ansiedad, la gente se cree una coraza informativa, una coraza a prueba de noticias con la que resistir como se pueda. Esto es especialmente cierto en la infancia, a la que es necesario "traducir" los problemas del mundo real. Hay que hacerles tomar conciencia de los problemas pero qué pueden hacer si se echa sobre sus hombros el futuro. La respuesta es lo que ha detectado la ONG finlandesa, angustia y sus efectos sobre la salud mental; ¿cómo vivir cuando te dicen que no hay futuro? Al resultado lo han llamado "ecoansiedad".

Hay muchas obras realizadas por especialistas para comunicarles problemas reales, como los efectos de las enfermedades, de una manera ajustada a su forma de comprensión. Pero esto es difícil en nuestro entorno mediático actual, basado en la presión. También las hay sobre el cambio climático.

Cada vez estoy más convencido de que ignoramos los efectos que causan nuestra manera de informar. Es necesario empezar a tenerlo en cuenta, tal como nos advierten desde la Psicología Ambiental.No se trata solo de los niños de Finlandia; es seguro que se produce en más sitios. Es el fruto de esa presión, que va del televisor a la escuela. No tiene fácil solución. Quizá —no es descabellado— alguien desarrolle una IA que aplique cierto volumen emocional a las noticias, de tal forma que cada uno lo ajuste a su capacidad de aguante. Informarse sin caer en depresión ante el aluvión de malas noticias. No sé si hay alguna forma "agradable" de contar lo que pasa en el mundo, pero sí creo que se puede hacer sin cargar tanto las tintas, como suele decirse, y evitar efectos secundarios en la salud mental añadiendo un nuevo problema. Hoy hay muchas noticias (entre ellas la de Finlandia, que se nos dice en RTVE.es ha sido traducido con ayuda de Inteligencia Artificial) son redactadas por algoritmos.  No está tan lejos.

Nick Brandt (2011) Inherit the Dust

* "Una ONG advierte del aumento de la ansiedad por el clima entre niños y jóvenes" Yle News 4/09/2022 en RTVE.es / Una mirada europea [original: https://yle.fi/news/3-12608352]

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