martes, 31 de mayo de 2022

Guerra y obsolescencia de los medios

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

En RTVE.es titulan "Ucrania, la primera guerra en TikTok"* y dan cuenta de cómo este medio, de vídeos cortos, se ha convertido en testigo y medio de comunicación definitorio. Si, como se señala en el artículo —firmado por Europa2022—, la Primavera Árabe se definió por ser retratada en Facebook, ahora se nos dice que es TikTok, cuyos usuarios están por debajo de los 24 años es el medio elegido. Pero, ¿elegido por quién?

El fenómeno, más allá de la noticia en sí, tiene preguntas que deben ser respondidas o, al menos, planteadas. Es indudable que el medio es el que da forma al mensaje, pero también que la aceleración de los medios se traga, al quedar obsoletos, la mayor parte de la información que ha generado. Es decir, por poner un ejemplo claro que se recuerda poco: la desaparición de la plataforma Google+ supuso la desaparición de todo lo que había en ella y no se "salvó". Esto es la condena moderna de haber pasado de un medio universal, un soporte centenario, como son el papel y el formato códice o libro, a unos medios cuya vida está determinada por la moda y la competencia empresarial. En términos históricos de la Primavera Árabe a la Guerra de Ucrania van diez años aproximadamente, en término mediático son cientos de años.

Los medios y los soportes, con la tecnología necesaria para su lectura, determinan la historia que se recoge. Por decirlo claramente: de nada sirven los documentos generados si no podemos leerlos. Esto, que desde el punto de vista empresarial y económico es visto como dinamismo, es un cierto desastre histórico y memorístico. Pensemos simplemente en cuántas cosas se nos quedan en los teléfonos móviles cuando los cambiamos. Las tarjetas pueden pasar de unos a otros, pero en los teléfonos quedan muchas cosas que sencillamente quedan perdidas. Nos inventaron las "nubes" para guardar los datos independientemente de los dispositivos, pero igualmente estamos expuestos a que mañana esas empresas decidan cerrar porque no son rentables. Ya ha ocurrido en varias ocasiones y fue uno de los males de la primera fase de Internet en los años 90. Proliferaron empresas que daban alojamiento a los contenidos y estas empezaron a desaparecer por la competencia y porque cambió el "modelo de negocio".

La cuestión empezó a plantearse entre el gremio encargado de preservar y ordenar los recuerdos y rastros, los documentalistas, los archiveros, bibliotecarios... Hoy asistimos al regalo de las bibliotecas de sus libros, que son sustituidos por ediciones digitales, lo que les ahora espacio y da agilidad, pero que supone entra el terreno movedizo de la obsolescencia.

Los ordenadores, por ejemplo, han dejado de incorporar lectores de CD o DVD. Basta ver la soledad de las secciones de música en CD en los grandes almacenes y la edad de los compradores para entender bien la cuestión. Las empresas se han desprendido de los soportes materiales (del libro al CD-DVD) y han puesto el énfasis en nubes y descargas online.

La guerra de TikTok, la guerra de Ucrania; se reparte y distribuye en los distintos soportes posibles, de los periódicos a las radios y podcast, de los vídeos de TikTok a los programas televisivos. Cada uno tiene sus formas de consumo de la información y también sus días contados ante la proliferación de los medios, que reduce la rentabilidad particular de cada uno de ellos. Los públicos descienden en todos ellos. Y cuando lo hacen un nuevo medio sale a la palestra a tratar de convertirse en novedad, en tendencia y tratar de explotarla hasta que caiga en el desuso del aburrimiento o, sencillamente, sus usuarios envejezcan y sean reemplazados por otros con nuevos medios con los que han crecido.

Leía ayer un volumen de la Universidad de Valencia, de la colección de sus Doctores Honoris Causa, dedicado a Roger Chartier. Los volúmenes incorporan sus discursos, los de las autoridades y también una antología de textos de los doctores honoríficos. Tuve la ocasión de entrevistar a Chartier en el año 2000 y pedía restablecer el libro en el centro de la vida universitaria.


Ayer escuchaba a unos alumnos de mi facultad —esperando para exponer sus trabajos finales de Grado (TFG), recordando despectivamente que en los primeros años de carrera, es decir hace tres o cuatro años, "les hacían comprar el periódico" para comentarlo en clase, lo que les parecía un horror. Salgo de Metro cada día y observo cómo pasan, sin detenerse, por delante de las pilas de diarios gratuitos. Una estudiante que les doblaba en edad comentaba que ella leía el periódico los domingos; ella era la que mantenía los quioscos de prensa abiertos, decía bromeando. Eran dos generaciones y un solo objeto, el periódico, con dos actitudes distintas, del desprecio al respeto o, si se quiere, costumbre. Estos futuros profesionales descubrirán algún día que todo lo que comunicaron desapareció con los soportes y tecnologías que apenas duraron unos años antes de ser desplazados.

Todos esos teléfonos que vemos levantados en cualquier acontecimiento, aseguran mucha información, pero también que casi todo eso desaparecerá en muy poco tiempo, ya sea por olvido, imposibilidad de localización o por obsolescencia.

El mundo mediático es el de la debilidad mediática o, si se prefiere, el del registro inmediato y el olvido a medio plazo. Lo que se salva es aquello que se transfiere a otros medios, como ocurrió en la Antigüedad, con el paso del papiro al pergamino, un cambio de soporte material a otro mucho más duradero. La imprenta lo pasaría al papel, más barato y rápido, también más débil.

Hoy escuchamos que muchos de los programas de los inicios de nuestra televisión se perdieron porque se reutilizaron las cintas magnéticas en las que se grababan. Cada vez que se reutilizaba una cinta se hacía desaparecer una parte de la memoria. Lo mismo ocurrió con parte del cine mudo. Los cambios hacia el sonoro hicieron que se olvidara y destruyeran muchas cintas de las que solo se han recuperado fragmentos. Algunos han podido unirse y dar lugar a versiones aproximadas hechas de los fragmentos. En las últimas décadas, grupos e instituciones se han dedicado a reconstruir pequeñas joyas olvidadas. Las filmotecas son conscientes de estos problemas y tratan de conservar los documentos audiovisuales pasándolos a nuevos soportes que puedan ser leídos en el momento actual. ¿Significa esto que preservar la memoria necesita de una constante transcripción a los nuevos sistemas de lectura? Probablemente sí. La velocidad de sustitución lo convierte en una carrera dramática por preservar el pasado.

22/07/2016

Pero esto no resuelve el hecho del debilitamiento del propio pasado. Los vídeos que se graban no se hacen tanto con la voluntad de coleccionar los hechos como por la de difundirlos. Interesa la "tendencia", menos el legado. Lo que ha pasado queda muerto por lo que está pasando. Es la inmediatez, que supone en gran medida la pérdida del sentido histórico que ya percibimos en las nuevas generaciones, las crecidas en una percepción del tiempo muy diferente.

Probablemente sea la percepción del paso del tiempo y el valor que se le concede al pasado (un concepto relativizado) lo que establezca una de las mayores barreras generacionales. Vivimos todos sobre el planeta, pero cada generación (según el lugar donde crezca, según la cultura que la envuelva) percibe el mundo desde su propia perspectiva, estableciéndose un mundo y muchas interpretaciones y sentidos, formas de valorarlo.

¿Consumimos noticias o medios? McLuhan no diferenciaba, el medio es el mensaje. Evidentemente, nuestra percepción de las guerras o de cualquier otro acontecimiento está determinado por las posibilidades que cada medio nos ofrece. Cada medio ha aportado elementos nuevos, de la fotografía al estruendo de las bombas con la llegada de la televisión, del impacto del directo televisivo al cambio de punto de vista de un teléfono. El horror permanece, pero se muestra poliédrico. Hay una guerra descrita a través del múltiples miradas, unas profesionales otras de las víctimas que graban su propio entorno y destino; otras miradas nos llegan desde el espacio con los satélites y drones. Al final, todo se convierte en mensaje, de un tipo u otro, desarrollando como señalaba Chartier en la entrevista diferentes prácticas de consumo cultural.

Que haya "guerras de Facebook" y "guerras de TikTok", por usar los términos del artículo, debería hacernos reflexionar un poco sobre el mundo que hacemos y cómo lo vemos. Pero la primera víctima de la inmediatez es precisamente la reflexión.

27/100/2009

* Europa 2022 "Ucrania, la primera guerra en TikTok" RTVE.es https://www.rtve.es/noticias/20220530/europa-2022-ucrania-primera-guerra-tiktok/2355940.shtml

** Joaquín Mª Aguirre "Entrevista- Roger Chartier: "Hay que volver a situar al libro en el centro de la educación"" Espéculo nº 15 2000 UCM https://webs.ucm.es/info/especulo/numero15/chartier.html

lunes, 30 de mayo de 2022

Un niño con una pelota o la monstruosidad rusa

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La guerra se puede hacer de muchas maneras; Putin ha elegido la peor. La guerra se puede hacer lejos o cerca; Putin la hizo en sus mismas fronteras, una guerra "civil" en muchos aspectos, dado el pasado compartido y a zonas donde combaten ucranianos y ucranianos prorrusos. Es una guerra que no respeta nada y que, como vemos cada día, busca la destrucción sistemática de Ucrania.

Es una guerra bajo una amenaza no escrita: solo se desarrolla en suelo ucraniano. Si los soldados ucranianos traspasaran la frontera o a comandos se les ocurriera actuar en terreno ruso, deshaciendo la tranquilidad aparentemente distante con la que la vive la sociedad rusa, que no experimenta más sufrimiento que el no confesado de la muerte de sus hijos, los caídos en esa "operación especial", redentora, que Putin les cuesta, nadie sabe lo que podría ocurrir. La amenaza de una Hiroshima, de una Nagasaki del siglo XXI en sus mismas puertas, planea en las palabras Putin para frenar al mundo. Nadie sabe o quiere saber hasta dónde podría llegar este nuevo Stalin, cuánta Europa podría tragarse. Tiene razón el alcalde de Kiev, no solo defiende Ucrania; defienden también Europa, que estaría sometida a nuevas operaciones "redentoras" en cualquier momento, a lo largo de las fronteras.

Rusia es un país que ha crecido a costa de guerras, que ha mantenido en prácticamente todas sus fronteras. Japón, Mongolia, Ucrania... La mentalidad rusa es la del miedo del imperio imposible. Las defensas rusas siempre implican la sumisión o destrucción del otro. Esa fue su política imperial y Rusia ha vuelto con Putin a esa misma vieja idea de un imperio tan inmenso que la permanente amenaza es la idea que no sale de su cabeza.

Rusia invade y destruye; Rusia pisotea el orgullo ucraniano, que crece con cada ataque. La fantasía engañosa e intencionada del pueblo ruso no tiene nada que ver con la durísima realidad que viven los ucranianos. En su reportaje sobre cómo se han destruido las escuelas ucranianas por los bombardeos rusos, Ebbaba Hameida, en RTVE.es, cierra el reportaje con una imagen sencilla que resume la destrucción del mundo que se hace inevitable: 

La situación de las escuelas podría ser la vara para medir de la situación del país. Atacarlas es también atacar su futuro. Algunos pequeños, pese a que la escuela está destruida, se acercan, se reencuentran con sus amigos. Vlad, unos de los alumnos de esta escuela, juega en solitario con un balón, intenta batir su récord evitando que la pelota caiga al suelo, pero se trastabilla por una irregularidad en el suelo y su juguete va a parar al agujero que dejó el impacto de un proyectil.* 

En un párrafo se reúnen la destrucción irracional, el deseo de normalidad de unos niños cuya vida quedará marcada y la destrucción del mundo que les rodea. Unas pocas líneas que nos hablan de un niño, de unos amigos que desean reencontrase y de una ilusión rota. Pero también nos habla de esa esperanza, de ese intento de concentrarse en un balón, unos momentos en los que concentrado logra olvidarse de la realidad que le rodea. 

La fotografía de Pablo Tosco capta ese momento, convirtiendo la imagen del muchacho en símbolo. Esa mirada concentrada en el balón del que intenta olvidarse de ese terrible entorno de su escuela, destrozado por las bombas, es captado por las palabras del artículo y ascendido a ejemplo, a símbolo de lo que significa ser niño, ser humano en esa Ucrania invadida y cruelmente reducida a escombros. Palabras e imagen que nos hacen entrar en lo que vemos desde fuera.

La guerra de Putin es el peor modelo porque está guiada por el ensañamiento destructivo. Putin ha fracasado en su objetivo, porque no lo ha conseguido, que era reducir la voluntad de los ucranianos, volverlos sumisos y aduladores. Entrar en Kiev como una celebración en la que el pueblo le agradeciera sus esfuerzos liberadores. Muy aislado del mundo tendría que estar para no darse de que a los ojos del mundo es el villano, el que destruye lo que no le gusta, un dictador autoritario y narcisista que va eliminando oposición interior y declarando enemigo a sus vecinos, decidiendo dónde deben estar, quiénes pueden ser o no ser sus aliados, con quién establecer relaciones. Putin es el bullying de Europa, el matón acosador, frío y destructivo de aquellos que ha decidido deben doblegarse al rey del patio europeo. Solo unos cuantos gobiernos del mundo pueden seguir a Putin, animarlo; son aquellos que practican un anti occidentalismo autoritario, un populismo a la venezolana que les lleva a estar del lado del invasor y lo justifican.


Ucrania y Rusia están donde están. Rusia puede intentar hacerla desaparecer arrasándola y anexionándola, pero para esto tendrá que deportar (una palabra intensamente rusa) a la población que se le resiste, llevarla a algún sitio, vivir con la duda constante, con el miedo a una resistencia que pueda desafiar sus pretensiones. Ya hay mucha gente que ha sido sacada de las ciudades y llevadas a territorio ruso. Es su forma "humanitaria" de "evacuar", el secuestro colectivo, el usar rehenes por si fuera necesario.

La gran duda es cómo podrá sobrevivir Rusia a su propia monstruosidad, al horror que está acumulando y con el que se tendrán que despertar los rusos algún día. Es pronto, pero a los libros de Historia le antecederán las novelas, las obras de teatro, las pinturas, los filmes... que narrarán el horror de los sótanos, de los refugios en escuelas, de la vida de los niños en los túneles de allí donde había metro. Y Putin será esa presencia del mal que destruyó miles de vidas. Puede que las guerras sean absurdas y que no sepamos porqué se producen. Pero la barbarie siempre tiene un rostro. 

* Ebbaba Hameida "El reto de reconstruir las escuelas que sirven de refugio: "Los alumnos están traumatizados por la guerra"" RTVE.es  29/05/2022 https://www.rtve.es/noticias/20220529/reto-reconstruir-escuelas-sirven-refugio-alumnos-estan-traumatizados-guerra/2353460.shtml

domingo, 29 de mayo de 2022

Medicina de Familia, un reto

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Sigue la presión sobre los datos que comentamos hace unos días: tenemos el récord de parados de la Unión Europea y, pese a ello, las quejas por lo que no se puede cubrir afloran. Hay varios intereses en ello, el primero evidentemente el del gobierno, que justifica que "crea empleo" pero que existe algún tipo de circunstancia que evita que esto se traslade a las cifras reales. En segundo lugar, las patronales, que muestran que ellos ofrecen, pero la gente no quiere ocupar lo que se le ofrece.

Ambos tratan de ocultar la responsabilidad por aquello que podríamos calificar como "calidad del empleo", concepto algo ambiguo, construido con distintos materiales, entremezclándose factores económicos, sociales y psicológicos.

Señalábamos que ya no funciona la idea de que los jóvenes huyen de los trabajos "duros". Además de duros, mal pagados, precarios y sin límites de jornada, sin estabilidad alguna. Es lo que ocurre con la deriva del ocio, el principal agente de contratación y de despidos en España. Tras la pandemia, los empresarios del sector se encuentran con que la esperada vuelta de los empleados que despidieron no se produce. Esperaban que la gente regresara besando las generosas manos que les vuelven a aceptar en sus negocios, pero el hecho, según la queja, no se ha producido.

Sin embargo, el concepto de "trabajo duro" va más allá de los sectores a los que tradicionalmente se les aplicaba. De ser un concepto absoluto, en una escala social que integra todo, ha pasado a ser relativo a las franjas  de cualificación. Es lo que ha ocurrido con el constantemente citado caso de las 220 plazas de Medicina de Familia sin cubrir.

Con las plazas de Medicina de Familia se da la curiosa situación de que no se cubren las que se ofrecen en lugares abandonados, despoblados y con pocos recursos, y tampoco en los lugares en los que se ven saturados, desbordados de trabajo porque tampoco se ajustan a las demandas. Ya sea en las abandonadas Extremadura, Castilla y León o La Rioja, o en la saturada Madrid, pocos son los que se quieren adentrar en la especialidad que supone el frente de choque en Sanidad.

Que en mitad de una pandemia que dura ya más de dos años, convertidos en el país que encabeza los casos de la Viruela del Mono, con esa desconocida y peligrosa hepatitis infantil, etc. ha llamado la atención que sea la Medicina de Familia la especialidad que menos quieren, que se queda sin cubrir cuando las demandas sociales es que se aumenten las dotaciones. Hemos hablado días pasados de este problema.

El diario ABC nos muestra otra cara del problema, la de los médicos. Con un titular en primera página ("Ya nadie quiere ser médico de familia") al que sigue en el interior uno más extenso y rotundo "¿Por qué no quiero ser médico de familia?: «Mi padre es Don Enrique, el más respetado, pero no puedo vivir como él»", Nuria Ramírez de Castro nos cuenta el caso de una joven médico que ha roto la tradición familiar de Médicos de Familia. Cristina Guilabert ha decidido ser médico anestesista frente a su padre y abuelo, que fueron médicos de familia. Su padre era respetado y conocido por todos en el pueblo. Pero los pueblos los padres y abuelos ya no son lo que eran, sus condiciones son otras y no se vive del respeto o admiración. Pero en las ciudades la especialidad que sirve de primera barrera de los problemas sanitarios tampoco es muy apetecible. Carente de casi cualquier reconocimiento en el anonimato de listas interminables, ya no queda casi nada del antiguo respeto en un sistema despersonalizado. Señalan en el artículo: 

En las grandes ciudades los médicos de atención primaria tienen turnos, horarios y cuentan con el apoyo de servicios de emergencia. El trabajo es más cómodo que en el medio rural, aunque más frustrante. Lidian con agendas interminables de pacientes, se convierten en máquinas de hacer recetas y dar bajas, sin apenas tiempo para mimar a sus enfermos y hacer la medicina que les gustaría hacer. Los años de pandemia no han hecho más que empeorarlo todo.* 

La pandemia ha dejado al descubierto las miserias de esta forma industrializada, despersonalizada y deshumanizada, de practicar la Medicina. Si los médicos se convierten en máquinas, los pacientes se convierten en objetos; son robots revisando cuerpos. Lo que caracterizaba a la vieja medicina de familia, esa que permitía que la gente respetara y confiara en aquellos en cuyas manos ponía su salud, ha desaparecido en el anonimato despersonalizado fabril.

La Sanidad es uno de los indicadores principales del tipo de sociedad en el que vivimos. Nuestro problema es que carecemos de modelo de bienestar social, no nos planteamos un mundo mejor; todo se resuelve en una relación de costes, de gastos, poco más. Todo es cálculo y no hay visión de futuro más que la "eficiencia", un concepto que relaciona coste e inversión, sacar el máximo partido al mínimo de inversión.

Entre otros casos que confirman el abandono de la especialidad, el artículo da un salto de perspectiva: 

«La oferta MIR está mal distribuida, entre un 40% y un 50% de todas las plazas ofertadas deberían corresponder a Familia», sentencia Verónica Casado, una médico generalista veterana, con experiencia docente y gestión sanitaria. En 2017 fue galardonada como la mejor médico del mundo, enseña esta especialidad en la Facultad de Medicina de Valladolid y ha sido presidenta de la Comisión Nacional de Medicina de Familia, además de consejera de Sanidad en Castilla y León.* 

Eso es lo que se necesitaría, pero ¿cuál sería el escándalo si en vez de esas 220 plazas sin cubrir el número se multiplicaran por cuatro o por cinco, si la gente se retirara a la espera de la oportunidad otro año? ¿Sería la solución obligar a cubrir esas plazas al reducir las otras? Podría ser una solución más barata, pero desde luego no la mejor.

Hemos repetido muchas veces que el modelo de una sociedad se basa en su diseño de la Sanidad y de la Educación. Son los dos pilares que permiten hablar de un futuro deseado. Ambas se hacen a medio y largo plazo. Sin embargo, el presentismo de estos tiempos solo sirve para parchear problemas y dejar que vuelvan poco tiempo después. Las decisiones tomadas durante la pandemia así lo confirman. Sabemos que debemos esperar enfermedades masivas, epidemias, algo de lo que nos advierten todo tipo de especialistas; sabemos que nuestra sociedad es vieja, que requiere un tipo de atención específica. Pero la vejez es vista como un negocio que va de las residencias (hemos visto lo que ha ocurrido con ellas en la pandemia) a los viajes en temporada baja para cubrir huecos hoteleros. Los ancianos son vistos como negocio y como carga.

No nos hemos mentalizado de qué sociedad nos espera. El fatal presentismo nos atenaza y solo nos permite ver de festivo en festivo, de temporada en temporada. Todo gira sobre eso.

La perspectiva que adopta Verónica Casado, la médico de Familia, en la entrevista es otra:

Cambiar los planes de estudio

Casado culpa a la universidad: «No te enamoras de lo que no conoces>. Y se enseña poco a ser médico generalista en las facultades de Medicina, empeñadas en formar superespecialistas. Necesitamos un cambio en los planes de estudio con más formación global, psicosocial y centrada en los problemas de las personas. Cuando un alumno en la facultad me dice que tiene claro que no se dedicará a la Atención Primaria, me chirría. Es como decir, soy médico pero no me gustan las personas'.* 

La expresión "centrada en los problemas de las personas" es importante porque es la ceguera interesada que nos está bloqueando socialmente y, por ello, en nuestro sistema educativo superior. En evidente que no se puede culpabilizar a los que no quieren trabajar y vivir en las condiciones actuales de muchas zonas de España; es igualmente evidente que las condiciones de trabajo no son las ideales desde ningún punto de vista. El problema no son los médicos, sino las condiciones que se crean para el ejercicio de su labor. Lo mismo ocurre con los maestros y demás profesionales que van abandonado una España abandonada a su suerte. Las elecciones autonómicas en Castilla y León han visto la emergencia de nuevos grupos ciudadanos hartos del abandono en el que viven, cada vez con menos peso social y político. Menos ciudadanos, menos votos, menos posibilidades de ser atendidos. Esta es la triste realidad española en la que la despoblación es fruto de las diferencias que se establecen entre la España concentrada y la España despoblada.

Trenes que ya no paran, autobuses que recorren kilómetros diarios para llevar a los pocos niños a la escuela más cercana, falta de agencias bancarias, etc. Este es el panorama de la España no rentable, aquella que se denunció ya hace años con el grito de "Teruel existe", al que han seguido muchos otros gritos ante el abandono político, económico y cultural. Es la España a la que no llega nada y de la que todos se van. 

Esa "formación global, psicosocial y centrada en los problemas de las personas" se nos parece imposible cuando las propias universidades han practicado el mismo tipo de procedimientos de la "súper especialización", por usar el mismo término de la doctora Casado. Es la misma dinámica que vivimos en Facultades como la mía que deciden orientarse hacia el deseo de ser "influencers" antes que periodistas. Es lo mismo que hace que nos centremos en cómo usar la neurociencia para manipular en vez de enseñar a ser críticos con los mensajes y medios. Es el "giro economicista", el que busca el dinero antes que la necesidad social de información en un mundo cada vez más trivial y manipulador.

La propuesta de Verónica Casado de cambiar planes de estudio y aumentar la importancia de la Medicina de Familia supondría un levantamiento del alumnado, que es hijo de la sociedad que hemos creado. ¿Por qué tienen que sacrificarse ellos cuando los demás no lo hacen? Las protestas serían inmediatas.

Cuando no hay quien se ocupe de algo, se apela a la "vocación". El término conlleva la idea oculta de que ser "vocacional" es aceptar la pobreza, el abandono, la explotación... porque haces lo que te gusta.

5 Días, 2 enero de 2014

La España "anciana" queda olvidada. Es interesante acordarse de cómo algunos países afrontaron tener a sus jubilados en España, buen clima y precios razonables. Las autonomías "afectadas" pronto pasaron la factura a los países de origen. Ahora Alemania vuelve a repetir la jugada alegando que los jubilados en un país donde hace frío gasta mucho gas y eso favorece a Putin. La soleada España es el aparcamiento ideal. Pero esto se producirá en los lugares en donde ya tengan asistencia. Es difícil que los jubilados extranjeros vayan a un lugar tan abandonado como muchos de nuestros pueblos.

Todo esto no se prevé desde ningún tipo de instancia; forma parte de la ceguera ante el futuro. Solo reaccionamos ante problemas ya creados, muchas veces demasiado tarde. Solo se miran las estimaciones de voto.

La idea es clara: todo esto forma parte del sistema. Son las consecuencias de la sobrevaloración de algunos elementos sobre otros. El problema es la falta de definición del futuro, la falta de voluntad de transformación y la aceptación de lo negativo como "oportunidades". No atendemos a los enfermos como debemos, pero en cambio se hacen ricos los fabricantes de ansiolíticos, de la misma manera que los comisionistas de las mascarillas se enriquecen con la necesidad de ellas. Da igual quien gobierne, esto lo han asimilado todos. Solo importa el presente y se potencia aquello que es rentable en votos y euros. Eso lleva al abandono de unos y a la concentración de otros, creando ese empobrecimiento por zonas. En las zonas pobres están abandonados; en las ricas, explotados.

Hace falta sentarse a pensar un buen futuro, un futuro objetivamente bueno para todos. Especialmente en sus pilares básicos, educación y salud. Después ir colocando las piezas que se han ido saliendo del edificio hasta completarlo, algo aceptable para la mayoría. La falta de diálogo es un obstáculo; el excesivo interés de los políticos en la política también. Hay que empezar a exigir proyectos y sancionar a quienes no los cumplen. Hay que tratar de llegar a un gran pacto social para que no se produzcan estas distorsiones y egoísmos que tanto daños nos hacen. Lo ocurrido con la Medicina de Familia es solo otro indicador de que esto no funciona como debe.

* Nuria Ramírez de Castro "¿Por qué no quiero ser médico de familia?: «Mi padre es Don Enrique, el más respetado, pero no puedo vivir como él»" ABC 29/05/2022 https://www.abc.es/sociedad/abci-no-quiero-medico-familia-padre-enrique-mas-respetado-pero-no-puedo-vivir-como-202205290236_noticia.html

sábado, 28 de mayo de 2022

Por la cara bonita

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


El caso del actor Luis Lorenzo tiene algo de casposo, de mala película antigua, de personaje de debería interpretar el actor George Hamilton o alguno de estos que lucían palmito de seductores y pocas dotes de interpretación. Que su papel más memorable fuera de vampiro, ya nos dice algo. Pero el caso de Luis Lorenzo no acabó riéndose de sí mismo, sino detenido por el presunto asesinato de la tía de su novia, a la que fueron envenenando en cada comida a la que la invitaban. Hay algo, como decimos, casposo, de galán chulesco, dedicado a vivir de las mujeres ricas y mayores que se sentían fascinadas por este guaperas de oficio.

En ABC nos describen la vida "económico sentimental" de este actor que vivía su propia comedia. Nos cuentan cómo sedujo a mujeres ricas, del mundo empresarial, y cómo tenía varias en su objetivo. Terminan el artículo señalando:

Con una evidente fijación por el dinero, sus conversaciones giraban en torno a los lujos a los que tenía acceso por sus romances. Tanto es así que no dudaba en buscar señoras, famosas y adineradas, a las que poder conquistar. Su obsesión era tener una cita con Carmen Lomana e ideó un plan para llegar hasta ella. Pretendía que algunos de sus amigos, con los que dejó de tener relación tras los escándalos anteriormente descritos, dieran buenas referencias a la socialité. Quería conocerla, invitarla a cenar y enamorarle con sus formas educadas y su apariencia de galán.*

 

La descripción del tipo es clara. Pero, a pesar de su envoltorio, lo que revela es una forma que no se detiene. Convertirse en un "mantenido" es una forma de vida, pero el envenenamiento sistemático que los investigadores plantean para la acusación es un salto importante que nos muestra que estas cosas empiezan de una manera, pero no se sabe cómo acaban.

Cada vez vemos más frialdad en cierto tipo de crímenes en el seno de las propias familias. No sé qué vínculos familiares pueden desarrollar personas que matan a sus padres o abuelos para seguir cobrando sus pensiones, que los esconden en sótanos o emparedan o sellan los dormitorios para que no salgan los olores de los cadáveres.

La idea de "frialdad" la aceptamos cuando vemos a asesinos como el que ha realizado la matanza de niños en Texas o los que van a barrios negros a disparar a los primeros que se les ponen a tiro. La frialdad o la falta de empatía, la ausencia de remordimientos, etc. son frecuentemente nombradas. La mayoría de este tipo de criminales busca la muerte en sus acciones ya que han llegado a olvidarse de sí mismo y se han dejado dominar por una obsesión, la de volcar todo en ese acto final mediante el cual se materializa su odio, ya sea contra el lugar de su infancia o contra personas distintas a las que responsabilizan de los males del mundo, como ocurre con el racismo y la xenofobia.

Pero el caso que vemos hoy con la detención del actor es de otro orden. En RTVE.es nos dicen:

Según ha relatado la delegada, la investigación se abrió cuando el hermano de la víctima interpuso una denuncia en Asturias dudando de la supuesta muerte natural de su hermana octogenaria, conclusión desprendida de la primera autopsia realizada al cadáver.

La tía de la pareja del actor Luis Lorenzo hacía visitas esporádicas al domicilio de ambos en Rivas Vaciamadrid, donde antes del verano de 2021 pasó una larga temporada. 

¿Un asesinato motivado por la herencia?

La mujer falleció en el mes de junio y, tras la denuncia de su hermano, el caso pasó a manos de la Comandancia de Madrid, donde se ordenó la realización de una segunda autopsia ante las sospechas de un posible homicidio o asesinato.

En esta segunda autopsia del cuerpo de la octogenaria se halló un "gran contenido" de sustancias que le causaron el fallecimiento por envenenamiento, ha indicado la delegada, quien ha agradecido el trabajo de los agentes de la Guardia Civil en una investigación que se ha prolongado un año.

Los investigadores determinaron que el actor y su pareja eran los presuntos autores de este asesinato mediante envenenamiento motivado por la herencia de la víctima, por lo que procedieron a su detención esta misma semana.**

 


Parece que no tenía bastante con "conquistarlas" para vivir bien. El salto es grande y compartido. El plan de engatusar a la tía para quedar como heredero y quitarla de en medio no se improvisa y necesita de la complicidad de la propia pareja, que era el familiar directo.

Preocupa el descuido de la primera autopsia que se hace. De no ser por los recelos del hermano, que algo sospechó, el caso no habría llegado a donde estamos. Hay que tener cuidado porque aunque no exista, como dice el tópico, el "crimen perfecto", sí existe la "chapuza perfecta", que es la que ha dejado sin detectar el envenenamiento de la víctima, que sobrevivió a todo durante 85 años para caer en las redes de la codicia familiar. Afortunadamente, no sobrevivimos para tomar conciencia del engaño al que se nos somete. Ella seguro que murió feliz por las atenciones recibidas de sus cariñosos familiares.

No sé si la frialdad se está extendiendo; no sé si hay más psicópatas asesinos en el mundo; no sé si cada vez hay más gente que vive en una burbuja autónoma que les hace ver el mundo como un gigantesco plato que devorar y marcharse sin pagar del restaurante. Lo que sí sabemos es que crece el número de asesinos fríos, implacables, capaces de matar 19 niños o una tía octogenaria; matar a los padres y a una hermana porque te han castigado sin videojuegos o te han quitado el teléfono para que estudies más.

Matar para poder vivir bien, sin trabajar demasiado, ir de conquista en conquista y sacarles el dinero, etc. no es nuevo, pero no deja de sorprendernos la cantidad de casos que percibimos últimamente. Hay asesinatos en caliente, violentos, como explosiones de ira, que se llevan por delante a 1 o a 19; luego están los otros, estos de frialdad absoluta, que se retransmiten por internet antes de morir, los de esos asesinos de miradas perdidas en los juicios, los de aquellos que se presentan como orgulloso héroes ante los jurados después de hacer un atentado en la capital y un matanza en un campamento juvenil en una isla nórdica.

El caso de hoy tiene todos los condicionantes para ser tratado de forma "glamurosa", con esos nombres famosos que ya saltan de la agenda del actor en la vida y en la pantalla, el seductor halagador de mujeres maduras y ancianas. Sin embargo hay que verlo en su profunda frialdad, su crueldad infinita, su perversión. Y hay que preguntarse, cuando se confirme ante un tribunal, qué sería lo siguiente cuando se agotara la herencia. De los cinco artículos más leídos en la sección Gente, 4 se refieren al caso. Lo que antes iba en sucesos, ahora va en "Gente", lo que le permite al galán seguir luciendo el hoyuelo y que le saquen el lado bueno.

Preocupa ver cómo se da información sobre las series en las que participó en un descarado intento de desatar el morbo de la "cara bonita", del "conquistador"... y, no olvidemos, sospechoso de un asesinato. Sacamos provecho de cualquier cosa, lo que nos convierte en una sociedad con tan poca ética como la de los protagonistas de muchas de nuestras historias. Habría que preguntarse si no estamos creando las condiciones para el siguiente caso. 

La cuestión no es trivial en un mundo donde la trivialidad nos entra en paquetes de flujos donde se nos mueve emocionalmente. En un mundo de pantallas, selfies, influencers, etc. donde todos aspiran a seducir, la atracción es un arma en muchos niveles. Vivir de la cara y por la cara es la aspiración de algunos. Y otros van más lejos, como parece ser el caso. 

Entre comisionistas, corrupciones, espionajes, matar o guardar a los muertos para cobrar las pensiones, violencia machista, balconing, etc. junto a casos como este, no estamos respirando un aire muy sano, la verdad. Necesitamos buenos ejemplos, buenas ideas. Urgente.

 


* Saúl Ortiz "La fijación de Luis Lorenzo por las millonarias: su obsesión era Carmen Lomana" ABC 27/05/2022 https://www.abc.es/gente/abci-fijacion-luis-lorenzo-millonarias-obsesion-carmen-lomana-202205271300_noticia.html

** "El actor Luis Lorenzo y su mujer acusados de asesinar a la tía de ella" RTVE.es 27/05/2022  https://www.rtve.es/noticias/20220527/actor-luis-lorenzo-su-pareja-estan-acusados-envenenar-tia-esta/2352480.shtml

viernes, 27 de mayo de 2022

Armas y mercado

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La cruel matanza ocurrida en días pasados en una escuela de Texas ha vuelto a producir el mismo fenómeno de mercado que en otras matanzas anteriores: subida de las cotizaciones en bolsa de los fabricantes de armas y subida de las compras de armas. Lejos de repudiarse, el fenómeno es el contrario.

Cuando una compañía aérea tiene un accidente, las acciones de esa y las demás compañías del sector suelen experimentar una fuerte caída. La explicación psicológica es que un accidente hace retraerse a los viajeros, que durante unos días se vuelven reacios a viajar usando este medio de transporte. Posponen sus viajes o cambian de medio.

Pero con las armas ocurre lo contrario en los Estados Unidos. Cualquier tiroteo en lugares públicos, con muertos como es el caso, dispara las ventas y hace subir la cotización. En Infobae nos explican el fenómeno:

Las acciones de las principales empresas fabricantes de armas en Estados Unidos subían este miércoles, un día después del tiroteo en una escuela de Texas que dejó 19 niños y dos maestras muertas, ya que los inversores prevén un aumento de la demanda ante el temor a posibles restricciones a la venta de armamento.

A las 10.27 hora local (14.27 GMT) las acciones de Smith & Wesson Brands -mayor fabricante de armas de fuego cortas de Estados Unidos- subían un 9 %, las de Vista Outdoor sumaban un 6,74 % y las de Sturm Ruger & Company un 3,46 %.

Esta subida suele presentarse cuando se registra un tiroteo con muchos muertos, ya que los inversores esperan un aumento de la compra de armas ante posibles restricciones.*

Es algo parecido, para hacernos una idea, a lo ocurrido con las compras de papel higiénico a causa de los confinamientos durante la pandemia. El fenómeno es el mismo: la gente teme que los estantes quedan vacíos, lo que hace que efectivamente se agoten. Pero en este caso, son las posibles restricciones las que llevan a comprar algo que queda y sobra en los hogares americanos híper armados. El papel se agota, las armas no. Lo que se forma es un arsenal, construido a golpe de miedo, permanente, que crece y crece en función de la importancia de la masacre producida.

Pero comprar armas porque se puede restringir la compra solo es la traducción económica, como suele ocurrir, de un fenómeno psicológico y social. La violencia genera miedo y este se traduce en la compra de armas, de la misma manera que los robos del barrio se traducen en cámaras de vigilancia y alarmas instaladas en las casas.

Dado que estos tiroteos y asesinatos se producen diariamente (solo las que tienen gran número de muertes logran protagonismo) y teniendo en cuenta que los pueblos tranquilos son igualmente candidatos a estos estallidos de ira y violencia, el miedo se extiende por todas partes en un país lanzado a una espiral en la que nunca se tienen bastantes armas porque los fenómenos se siguen produciendo. Es más, crecen las matanzas en vez de decrecer por el aumento de los arsenales de armas acumuladas.

En una reciente matanza, los padres habían regalado el arma al joven por su cumpleaños. Deseoso de probarla, acabó con las vidas de los que pudo. Hay otras matanzas recientes en las que es el odio el que ha estado presente: gente que ha recorrido varios cientos de kilómetros hasta llegar a la frontera para matar hispanos —los "bad hombres" de Trump— o se han dirigido a barrios de negros para disparar contra la gente en un supermercado, como ha ocurrido hace unos pocos días. La venganza por el acoso sufrido en las escuelas, como en este caso, introduce un móvil frecuente y da cuenta de la violencia que se vive como parte del acoso en escuelas e institutos. Gran parte de estas muertes se producen precisamente por ese germen violento que crece en los primeros años. Marca para toda la vida y muchos esperan al momento de tener las armas para regresar y saldar cuentas con el lugar del terror de su infancia.

Ya sea por miedo, por odio o por venganza, lo cierto es que el acopio de armas va más allá de la mera defensa o, si se prefiere, no hay límites en la inseguridad que la violencia despierta en las personas. En el texto de Infobae se señala: «Las ventas de armas aumentaron en todo el país durante la pandemia, ya que algunos temían que el brote pudiera provocar alborotos civiles.»* Es una muestra más de que es una espiral de miedo causada por cualquier circunstancia. 

Lo que se demuestra es una división mental en el país en el que cada persona, un vecino, puede llegar a convertirse en una amenaza para cualquier otro. No saber de qué armamento dispone ya supone miedo para el obsesivo, el que vive a la espera de diferentes formas de violencia.

Por supuesto, la fabricación de armas no es un negocio solo norteamericano, pero sí es prácticamente norteamericana la venta interior y sin restricciones apenas; sí son norteamericanas las matanzas como las de Texas y nadie alcanza el número de muertos o las cifras de armas almacenadas como los Estados Unidos.

Los políticos se dividen con las armas. Los conservadores siempre alientan el miedo como fuerza de acción. Si las armas son formas defensivas, ellos provocan que todo el mundo sienta miedo a algo para así asegurarse los votos de los que temen que se les deje indefensos. La política del miedo tiene, por supuesto, sus terribles consecuencias, pero al que sale elegido le da igual. Cada masacre le sirve para confirmar que hay que estar armados. La idea de armar a las escuelas, a los maestros, se repite cada vez que hay algún acontecimiento de este tipo.

La mera sospecha causa una respuesta violenta porque no sabes si el otro puede ir armado, lo que eleva el riesgo del mero encuentro. Esto es lo que ocurrió en la muerte del muchacho muerto por la mera sospecha de un vigilante, la que dio lugar al llamado "movimiento de las capuchas" en solidaridad con quien recibió disparos solo por ir con la capucha puesta, algo que le debió parecer sumamente peligroso al que disparo. El muchacho solo iba a hacer un encargo a la tienda del barrio, pero tuvo la mala suerte de cruzarse con un miedoso armado. "Dispara primero y pregunta después" es la ley del miedo que vemos una y otra vez repetirse.

En la matanza de niños ocurrida en Texas se levantan ya voces sobre la falta de acción de la Policía. En muchas ocasiones, son los primeros en disparar, como se ha podido comprobar; en otras, cuando la situación es adversa y existe riesgo, como en este caso, todo son reservas, mientras el asesino se complace en ir ejecutando niños uno a uno.

Cada vez que se produce un caso de este tipo, las quejas y lamentos saltan y suben las ventas y las acciones. Cada muerte siembra el miedo de la gente y aumenta las ganancias de los que se lucran fabricando y vendiendo armas. La peculiar psicología de los Estados Unidos está detrás de este fenómeno y marca muchos de sus comportamientos y forma de ver el mundo y la vida. Armas y miedo son mala combinación. Si además generan negocios, lucro y votos, peor. 

* "Las acciones de los fabricantes de armas en EEUU subieron tras la masacre en Texas"  Infobae 25/05/2022 https://www.infobae.com/america/eeuu/2022/05/25/las-acciones-de-los-fabricantes-de-armas-en-eeuu-subieron-tras-la-masacre-en-texas/


jueves, 26 de mayo de 2022

El futuro se prepara hoy o sin relevos

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Se anuncia para hoy y RTVE.es lo (pre)estrena esta misma tarde en RTVE Play y, para la noche, en La 1, en el programa "Comando actualidad". Se trata de un reportaje titulado "Sin relevo" que pone el dedo en el problema real que España tiene desde hace mucho y que los problemas artificiales creados por la clase política para vivir del conflicto oculta. Es el gran problema, el origen de los demás. "Sin relevo" es un título claro y que con solo dos palabras plantea la realidad de una situación que ha modificado nuestras condiciones de vida, un sistema complejo resultante de una serie de variables que se relacionan y que nadie ha querido o sabido enfrentar para darle un horizonte menos sombrío a este país.

En los dos primeros párrafos se nos da cuenta de la paradoja española:

En el campo, en la industria, en el transporte, en la medicina, en las aulas… la falta de relevo generacional oprime a sectores clave de la economía. Salarios que no compensan el esfuerzo, familias que prefieren que sus hijos tengan estudios universitarios, nuevas generaciones menos numerosas: hemos pasado de una natalidad de 700.000 niños al año a finales de los 70 a los 400.000 de 2005.

Estas son, según los expertos, algunas de las claves por las que escasea mano de obra en sectores decisivos para la economía española. Y todo en un país donde hay tres millones de parados y solo el 38 % de los jóvenes tiene empleo a los 24 años, según datos de la OCDE.*

A lo largo de los más de 10 años que tiene de vida este blog, hemos repetido una triste situación, cómo una generación explota a la siguiente convirtiéndola en mano de obra barata y repitiendo que el futuro de los hijos será peor que el de los padres. Cosa que no ha ocurrido con los abuelos y anteriores. Las generaciones de la posguerra se sacrificaron para hacer un destino mejor para los hijos, les dieron lo que ellos no habían tenido. Se extendió la enseñanza en los 60 y a las universidades llegaron los hijos de los analfabetos. En la España de los 70 y 80 todavía quedaban, según las zonas, analfabetos. Yo mismo, durante mi servicio militar en los primeros años de democracia, dedicaba unas horas diarias, a enseñar a leer o a ayudar a mejorar a jóvenes de mi edad que habían trabajado desde casi niños y apenas habían acudido a las escuelas. Las universidades laborales que se habían creado unos años antes acogían todo tipo de profesiones. España se expandía, recibía a millones de turistas, éramos una potencia industrial que fabricaba muchas cosas que se exportaban o se consumían, empezando por los SEAT que nuestros padres esperaban que les sirvieran durante meses por la elevada demanda.

Tras nuestra entrada en Europa se produjo una enorme expansión. Cualquiera que recuerde los años 70 y 80 tiene en mente, con claridad, la diferencia. España se transformó. Lo hizo con ilusión, con democracia y expansión. Nos ajustamos a los criterios europeos y entramos en la Unión, fue un sacrificio de muchos sectores. Pero ocurrió también algo muy raro. Empezamos a tener menos controles sobre nuestro destino y, sobre todo, sueños comunes. Dejamos de tener ilusión común y empezó a llenarse nuestro mundo de palabrería y con muy poco sentido del conjunto, poco acuerdo para resolver problemas generales. Cada uno se buscó la vida en detrimento de los demás.

Hace años empezó a utilizarse el término "mileurista". Trataba de describir de forma despectiva a los jóvenes que cobraban "mil euros". Hoy, tras muchos años y mucha inflación, muchos se consideran felices por cobrar esos mil euros que antes nos parecían ridículos.

Se ha producido una extraña desvalorización del trabajo en donde trabajar más no significa ganar más, sino tener posibilidades de sobrevivir. Los sueldos descienden y el trabajo aumenta. No sé si en el resto del mundo se da estas situaciones de personas que no entierran a sus padres y abuelos, que los esconden en las casas para seguir cobrando sus pensiones. No lo sé, pero es un ejemplo macabro de una situación real.

Dejamos de tener el compromiso tradicional de trabajar para mejorar a la siguiente generación y nos dedicamos a explotar, en sentido literal, a los jóvenes pagándoles poco y creando un mundo de ocio organizado al que se les lanza como una burbuja ante el desastroso presente y el más oscuro futuro.

Aquí lo hemos aceptado todo como "natural", aceptando que el "mercado" es un azaroso destino contra el que no se puede luchar, cuando el mercado es todo menos un destino, ya que sobre él actúan todo tipo de fuerzas manipuladoras, como nos está demostrando Vladimir Putin controlando países enteros con un corte de energía, cerrándoles puertos de exportación o bloqueando las ventas de grano.

Las noticias que se nos dan es que los ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres, que para algunos teóricos es la demostración de que el que tiene la sartén por el mango siempre tiene razón. Les hemos aplaudido y admirado; ellos simplemente nos han explotado ante la apatía o la complicidad de una clase política perdida y a su aire.

Los modelos reales los estamos viendo estos días gracias a la pandemia: el parasitismo. Son los comisionistas, jóvenes en este caso, "bien conectados", con acceso privilegiado a ofertas. Lo que ganan "pa' la saca" no los ganan en decenas de años las personas de su generación. La inmoralidad de este tipo de procedimientos no acalla el desastre, la desmoralización, que causan en las personas que enlazan contrato tras contrato para intentar vivir con una miseria que se les paga.

Estos días vemos cómo no se cubren plazas de médicos de familia. No compensa el esfuerzo hecho, la inversión en tiempo y dinero, para especialidades mal pagadas y peor consideradas en el ranking social que ya solo se fija en cuánto ganas.

Si en algo insiste el reportaje de RTVE.es es en la idea del relevo. Se recogen testimonios de profesiones, de conductor de camión a pastor, de electricista a albañil, de maestro a pecador, a cualquier tipo de operario. La salvación está en la mano de obra extranjera, que viene de países donde los sueldos son inferiores. Los jóvenes españoles no están dispuestos a encerrarse en pueblos semi abandonados, donde les cierran las escuelas a sus hijos, donde no tienen centros de atención médica y donde los trenes ya no paran. Todo porque no son "rentables", es un círculo vicioso.

Los testimonios por sectores se acumulan:

Galicia es la comunidad con más marineros de España. Hay casi 20.000, pero el 65 % ronda la edad de jubilación. Manolo es patrón de barco en el puerto de Burela, en Lugo. Lleva 41 años saliendo a la mar. Busca tripulantes, pero no encuentra: “Los extranjeros nos están salvando. Indonesios, africanos, marroquíes, peruanos… y eso que la vida es menos dura ahora que antes, que los barcos son mejores, que hay duchas, baños, internet…”, cuenta.  “Si mi hijo no quisiera seguir con la profesión, tendría que desguazar el barco”, apostilla.

Raúl, que también es patrón, cuenta con 15 tripulantes de los que sólo cuatro son españoles. “Antes salíamos al mar cien barcos a por bonito, ahora solo tres. Los aprendices se van a la marina mercante y a la pesca de recreo”, subraya.*

Pero ¿quién quiere vivir de una profesión dura, arriesgada y con salarios bajos, con empleo inestable, con producción por debajo de costes? La ganadería muestra un panorama similar:

[...] El relevo generacional es mínimo. Según cifras del Ministerio de agricultura, los menores de 35 años que gestionan el campo no llegan al 5 %. En la huerta la situación no es más halagüeña: sólo el 0,23 % de la tierra en España está gestionado por menores de 25 años.*

Pese a que muchos han regresado a las tierras y han creado pequeñas empresas con las que mantener su vida, lo cierto es que el entorno sigue siendo el problema. La España que se ha despoblado en beneficio de unas pocas ciudades en las que se concentra la población.

Pero no creamos que esto es solo cuestión de jóvenes. La falta de relevo es importante, pero el hecho de que las provincias envejecen de forma intensa tiene sus consecuencias terribles. Lo ocurrido con la pandemia, los miles de muertes de ancianos en residencia, nos muestra que igual que se ha montando un negocio de explotación de los jóvenes, otro gigantesco se ha creado para los ancianos. Es un mundo en el que se han convertido a los ancianos en una industria para los que se lo pueden pagar. Se les cobra y cuando tienen algún problema se les manda en una ambulancia a la Seguridad Social, que será quien corra con los gastos. Solo quieren beneficio, el gasto se cobra al pensionista, otra figura clave.

En los pueblos quedan a su suerte los ancianos, sin asistencia médica, alejados de todo. Sin bancos, que en el mejor de los casos, hacen que se acerque alguna oficina móvil para intentar paliar el cierre de oficinas para hacer más rentables las que quedan en uso. Despidos, cierre de oficinas y, finalmente, campaña como las que hemos visto de las personas mayores reclamando una asistencia "humana" de sus propios bancos. Las personas ancianas han hecho ver que ya son la mayoría social, que aunque no haya mucho dinero en sus cuentas, sí pueden crear movimiento social de protesta y hacer daño a la imagen de los bancos que cantan cada año el crecimiento de los beneficios mientras reducen gastos y servicios. Los ancianos son, además, los que deben sostener el sistema turístico con los viajes del IMSERSO, pensados para sector cuando los extranjeros no vienen, en las temporadas bajas.

Queda la generación intermedia, la obligada a sostener a hijos y abuelos, a la que ahora se castiga con la elevación del precio de la energía, la inflación galopante y unos sueldos cada vez menores, con aportaciones mínimas al sistema de pensiones del futuro, pues apenas han cotizado.

Carecemos de la iniciativa que frene la explotación juvenil, el éxodo de los pueblos, la discontinuidad de los sectores, que solo se salvan por la inmigración, a la que además algunos consideran culpable de lo que ocurre, cuando la realidad, como se menciona en el artículo y los expertos llevan años señalando, es la salvación del conjunto del sistema, los jóvenes que trabajan en los huecos que los demás no cubren o dejan.

Se buscan albañiles, fresadores, yeseros, escayolistas… Isidro es empresario de la construcción. “Nos cuesta mucho conseguir personal. Todo lo que tenemos es gente en edad a punto de jubilarse. Ni nuestros propios hijos quieren venir. Algunos han venido y no quieren saber nada del yeso ni ladrillo ni nada… “, asegura. “Podemos seguir trabajando porque hay mucha mano de obra extranjera”, remarca.*

Y más adelante, respecto al sector del transporte:

“Por 18.000 euros vendería todo…”, dice tocando la carrocería del vehículo con el que ha hecho un millón y medio de kilómetros. “Los camiones ya no valen nada. Cada día se exige más, se trabaja más, se echan más horas… nadie quiere esta vida, sólo los extranjeros. Yo hace 30 años ganaba 3.000 euros. Hoy en día eso no lo sueña nadie… los precios del transporte están por los suelos y el precio del gasoil por las nubes. Al final malvenderé el camión”, asegura.*

Hay una tendencia desde hace años a responsabilizar a los jóvenes porque se han vuelto demasiado "finos", prefieren estudiar huyendo del trabajo duro, dejan colgados los negocios familiares, etc. Es profundamente injusto porque se debería haber acoplado el desarrollo económico español a la formación, es decir, haber transformado nuestros sectores y hábitats. No se puede mejorar la formación sin transformar el mundo que han de habitar. Sin embargo, la experiencia que tenemos es precisamente la contraria, que la se señala hoy con el abandono de los espacios en beneficio de las concentraciones, donde es el consumo lo que se busca deforma prioritaria. No se puede pretender formar a las personas, hacerles viajar de Erasmus, enseñarles idiomas, etc.  y luego dejar abandonada la mitad del país, sin conexiones al mundo, ya sean cables y banda ancha o transportes; sin servicios, de los bancos a los médicos, por citar solo algunos casos comentados diariamente.

Cuando una sociedad evoluciona económica y culturalmente, pero solo viven bien los que se dedican al "boom inmobiliario" o al "turístico", y solo se necesitan albañiles, vendedores y camareros, está comienza un proceso de descomposición. Es muy fácil decir que los jóvenes españoles no quieren ser albañiles, que esos puestos mal pagados son ocupados por la inmigración. Pero el fenómeno ya no produce solo en el campo, en los oficios más duros. Lo que nos acaban de decir es que ese proceso llega ya a los médicos, donde determinadas especialidades nadie las quiere porque suponen una forma de vida muy diferente (vivir en un pueblo, por ejemplo) y unos ingresos menores que otras especialidades que permite vivir mejor y montarse negocios florecientes, como clínicas y consultas privadas. Otro tanto ocurre en sectores como la enseñanza. ¿Se ha hecho rico algún maestro?

En un mundo mal pagado, los sectores débiles son los que no abren expectativas de mejora. Ser comisionista es el futuro, tener agenda, contactos, buenos amigos en los sitios adecuados. Vale más invertir en eso, en contactos, que en una formación que te lleve a una profesión con contratos temporales enlazados, malos sueldos y horarios extensos ante los que nos puedes quejarte y te piden que des las gracias.

Algo falla en una sociedad que acepta que la siguiente generación viva peor. Estamos devorando los recursos del futuro y nuestra economía —lo repetimos a menudo— es la más débil de Europa, la que tiene niveles de paro que doblan la media europea y el mayor paro juvenil. Sin embargo, los parásitos se enriquecen cada día más. Ellos no producen, cobran por mediar.

Tenemos una inmigración que acepta nuestros puestos de trabajos y a la que no tratamos demasiado bien. Habrá que recordar aquí los casos de contagios de temporeros en el inició de la pandemia, por ejemplo, o aquel trabajador hispano abandonado, muerto, a las puertas de un centro de salud murciano. Incluso algún partido populista les acusa de ser los culpables de ocupar los puestos de trabajo que no queremos ocupar.

Hemos creado un laberinto de empresas subsidiarias que menguan los sueldos porque compiten, de forma desgarrada, por quedarse con los mayores márgenes en detrimento de los trabajadores. El lujo pasa a ser escándalo en una sociedad empobrecida y, sin embargo, se nos mete por los ojos cada día en los medios de comunicación donde esa fábrica de parásitos que se llaman "famosos" nos ofrecen ya su tercera generación de "personajes profesionales", ahora convertidos en "influencers", la palabra que hace soñar a cientos de miles de pre adolescentes y adolescente con un futuro maquillado y vistoso, donde el dinero les llegue a base de "likes". No hay vocaciones en su vida, algo que les obligue a aceptar trabajos mal pagados. Es lo que se dice de los que aceptan ser "médicos de familia", que son vocacionales por aceptar un trabajo que no les va a enriquecer.

Algo nos falla. El "sin relevo" es también un "sin ilusiones", "sin confianza" y sin muchas otras cosas que deberíamos crear como perspectivas de trabajo y vida. Lo único que nos ha preocupado en los medios en esta pandemia es la hostelería, el ocio nocturno, el cafelito en la terraza, la falta de camareros según se queja el sector.

Si no entendemos que el futuro no se hace solo, que es necesario crear las condiciones para sembrar lo que queremos que crezca, difícilmente este será un país habitable. Se nos llenará de parásitos como los que vemos cada día en los escándalos de las comisiones, intermediarios, apoyos a las empresas de amigos, creadas para sacar dinero público. Seguiremos teniendo gente que acude a la política financiados por sectores para asegurarse buen trato posterior; gente sin vocación de servicio, que viven de la política y para ellos mismos. Prosperarán todos ellos, ahogando a los demás, tragándose los recursos.

La alternativa de los pueblos para atraer gente son las fiestas y el turismo en sus diversas versiones. No hay otra iniciativa que veamos productiva y pensada en la vida en el propio pueblo. ¿Qué tiene de extraño que se huya de esto? Nadie quiere encerrarse en los pueblos que han sido abandonados de todo, en donde solo quedan los que no tienen más remedio que quedarse. La vida a los pueblos la dan las conexiones, las carreteras, los servicios disponibles, de la sanidad a la educación. No es esa la política seguida. El "relevo" no es solo una cuestión generacional; no se ha preparado el espacio para las transformaciones culturales. Otros países han conseguido modernizar sus sectores más tradicionales. Nosotros no. Los necesitamos, pero no hemos previsto la llegada de la siguiente generación a la que explotamos descaradamente en nuestras ciudades y sus lugares de ocio. 

El reportaje de RTVE.es se anticipa como un baño de realidad en la que se muestra el cuadro de forma distante. No el que nos ofrecen los programas del "corazón", sino lo que nos dejan descorazonadoramente preocupados por la situación y por la falta de remedios que deberían salir de las administraciones e instituciones y de una organizaciones empresariales, los sindicatos, los grupos profesionales, etc., en suma, de todo el tejido social sobre el que hay que plantar esperanzas y regar con recursos que aseguren que este país, en su conjunto, le importa a alguien, que invertir en su futuro no es solo en el beneficio propio, sino crear un sentido ciudadano, responsable, comunitario. Lo demás es palabrería.

La paradoja del titular de RTVE.es solo es aparente. La situación se sigue ignorando o se quiere mostrar como propia de algunos sectores. Lo cierto es que afecta a todos en este mundo de becarios y precarios expandidos.

Las generaciones anteriores sufrieron el pluriempleo para poder dar un mejor futuro a las familias y a la generación siguiente. La actual sufre el subempleo y el desempleo, la precariedad, los contratos seguido, los becarios que deben dar las gracias, las horas no contabilizadas, la agresividad acumulada en los trabajos... Los mejores se van y los que se quedan denuncian su situación, de los médicos y maestros a los investigadores o científicos. Solo unos pocos se benefician de su talento para explotar al resto. 

Hemos dicho que el futuro se prepara hoy, lo que es bastante optimista. Quizá habría que decir que el futuro empezó ayer, que vamos con retraso y que cada día sin actuar supone años de prolongación del problema. Los comisionistas, en cualquier caso, viven mejor de los problemas y carencias.


* SILVIA SÁNCHEZ y MÓNICA HERNÁNDEZ "España: un país sin mano de obra pero con tres millones de parados y un 40 % de desempleo juvenil" RTVE.es 26/05/2022 https://www.rtve.es/noticias/20220526/comando-actualidad-sin-relevo-falta-mano-obra-tres-millones-parados/2351223.shtml