martes, 13 de noviembre de 2018

El adiós a Stan Lee

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Fue a primera hora de la noche cuando los medios comenzaron a llenar sus puestos de privilegio a la muerte de Stan Lee, el creador de muchos de los personajes de lo que se llama el "universo Marvel", un gigantesco experimento narrativo dentro de la cultura popular del siglo XX que ha estallado en el XXI.
Todos los días los medios nos dan noticias de la muerte de escritores, actores, directores de cine, etc. pero ninguno ha llegado a tener un reflejo como el de Stan Lee ayer, prácticamente en todos los medios occidentales en ese sitio de honor, en lo que tenía mucho de homenaje más allá de la información. Fotos, entrevistas, pequeñas biografías trataban de reflejar lo que había supuesto la vida de este creador de la cultura popular, un fabricante de personajes.

The New York Times, 12/11/2018

Mi homenaje particular fue organizarme esta noche pasada para ver de nuevo "Spiderman Homecoming", una estupenda película con uno de sus personajes más queridos por todos los que han crecido con ellos. En el filme, aparece Lee en una ventana tirando los tejos a una vecina preguntándole por su madre. La capacidad de reírse de sí mismo la mantuvo hasta el final.
Entendió como pocos que en la cultura pop no bastaba con producir, con crear, sino que los nuevos medios surgidos a lo largo del siglo XX exigían la conversión del creador en parte del espectáculo, como se pudo apreciar en otro icono, Andy Warhol. La "torre de marfil" ya no era factible en un mundo mediático y lo que procedía, como él mismo hizo —o el propio Walt Disney había hecho—, era en convertirse en rostro identificable de las "factorías". Y Lee lo fue de Marvel.


La película Spiderman Homecoming —una de las mejores producciones, resultado del trabajo conjunto de Sony y Marvel— creo que es un compendio de lo que significa la cultura pop desde el interior del propio relato, reflejando los efectos del mundo mediático en el propio texto. A Spiderman se le dirigen a lo largo de la película preguntándole si "es el Spiderman de YouTube", ya que es ahí de donde procede su popularidad. El detalle de guión es algo más que una ironía; es el reconocimiento de un mundo mediático que produce la cultura pop y que cubrían otros medios antes de la aparición de las redes sociales, difusoras hoy de este tipo de cultura.
La película se abre con un ficticio vídeo, "Un filme de Peter Parker", en el que el joven ha grabado su encuentro anterior con los demás superhéroes, tal como apareció reflejado en "Capitán América: Civil War", en el que se produce la incorporación de Spiderman al Universo Cinematográfico Marvel, desde una perspectiva exterior, y al mundo de los superhéroes, desde el interior de la propia historia.
El deseo de Peter Parker de grabarlo todo muestra este mundo en el que se actúa y se traduce a imágenes todo, un mundo en el que la necesidad de la visibilidad choca la necesidad de discreción de los personajes para poder seguir siendo ellos mismos. A diferencia de los demás Vengadores, que no necesitan mantener ocultas sus identidades, Parker mantiene su personalidad oculta o, al menos, trata de hacerlo. La imagen del Capitán América, por ejemplo, se utiliza a través de vídeos educativos para las clases de gimnasia o para corregir a los castigados o Tony Stark da ruedas de prensa. Pero él, el adolescente con deseo de protagonismo, debe realizar las grandes hazañas recoger el fruto de la popularidad, contentándose con ser el pardillo del que se burlan en clase.


Hay en la película una frase que define bien lo que se ha señalado como una características de los personajes creados por Stan Lee. Es aquella con la que Tony Stark, una mezcla extraña de figura del padre y colega respecto a Peter, le  contesta cuando Peter le dice que "no es nadie sin su traje", reflejando la inseguridad del adolescente. A lo que Stark le contesta "si no eres nadie sin tu traje, no mereces llevarlo".
Creo que el éxito de los personajes de Lee, su duración por encima de modas proviene de que son algo más que un "traje" y unos "poderes" específicos, con los que muchos se hubieran contentado. El conflicto que todo buen personaje representa —consigo mismo, con el mundo, con ambos— quedaba perfilado en su diseño. Los mejores de ellos están por encima de su dimensión heroica y afrontan sus imperfecciones o las del mundo, permitiendo el aumento de la complejidad de las tramas más allá de las peripecias.
El mejor momento de la película lo tenemos en la escena del coche, entre un sublime Michael Keaton que debe actuar como villano y como padre, mientras que Peter debe comportarse como "acompañante" y como héroe. Creo que esa escena refleja muy bien la capacidad de establecer niveles en los personajes y en las situaciones, de fusionarlos para crear la intensidad dramática, que ambos actores resuelven con solvencia.


La película no es escapista. Peter Parker está aprendiendo español en sus clases en un país en el que por hablarlo algunos te insultan o llaman a los servicios de deportación. Nos muestra a una joven que se niega a subir al monumento a Washington porque dice que fue construido por esclavos. Black Lives matters! Se critica el belicismo y la explotación y hasta el villano tiene su discurso sobre la injusticia social. La trama refleja el mundo en el que viven los espectadores incorporando lo cotidiano. El mundo no es fácil para nadie.

Durante décadas Stan Lee ha sido una figura clave en el mundo del entretenimiento, un creador inagotable de figuras para la cultura popular. El estallido final se ha producido cuando aquellos cómics han dado el salto para la creación de un "universo cinematográfico" que se va elaborando en el tiempo, como un gigantesco puzle realizado por  un sistema de producción que funde lo aprendido en los diferentes medios por los que ha ido pasando la materia narrativa, del cómic a la televisión.
Para Lee los personajes no son algo cerrado, lo que ha dado distintas versiones o enfoques, renacimientos, de las historias. En ocasiones eran readaptaciones para la siguiente generación, pero en otras un intento de profundizar en nuevos aspectos del personaje.
Se comprende la importancia dada al fallecimiento de Stan Lee. Nuestra cultura académica clasifica mal a la cultura popular. Vivimos hoy en universos de culturas populares en un proceso que ha ido creciendo desde que a los románticos se les ocurrió recoger los "cuentos del hogar", las tradiciones folclóricas en cada país. La cultura se volvió urbana y se centró menos en las tradiciones que en lo que se creaba para el consumo diario. Frente a la cultura que aspiraba a la inmortalidad, el pragmatismo del día a día de la comunicación, del consumo. La ironía es que esta cultura que se pensaba efímera dura más que la que aspiraba a la inmortalidad gracias al culto de sus consumidores que consideran como parte de sus vidas, textos o figuras con las que han crecido.


En los sesenta, la cultura pop explota con la música, la televisión, el cine y los cómics. Lo que había surgido amparado en la prensa, la radio y el cine, tomaba ahora forma intensa con la llegada de la televisión a los hogares y la creación de un mundo global y compartido. Stan Lee contribuyó a la consolidación de este mundo popular y mediático. No es casual que le pregunten si es el "Spiderman de YouTube".
Hoy se produce el fenómeno de la consolidación de esta cultura popular, elevada a proyectos que van más allá del mero consumo. Ejemplos como la trilogía del Caballero Oscuro, de Christopher Nolan, sobre el competidor Batman, muestran que se puede reescribir con éxito y dar el salto del consumo cultural a proyectos sólidos. El mismo proyecto del "Universo Cinematográfico Marvel" rebasa los meros estándares del consumismo cultural.
Lee aparecía en los cómics y en las películas como un personaje más en sus esperados cameos, en los que manifestaba siempre un claro sentido del humor. Eso hizo su imagen popular. Ahora su vida está ahí, en medio de seres de ficción, uno más entre ellos.
Descanse en paz.


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