domingo, 21 de octubre de 2018

El amigo egipcio o quien paga manda

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Realmente, los errores cometidos por el gobierno y la diplomacia egipcia son casi una constante en el tiempo de al-Sisi. Es difícil que el ministro Shoukry o algunos de sus portavoces sigan una línea que mejore la situación de Egipto a los ojos de la comunidad internacional.
Con Egipto se cumple plenamente el principio que hemos señalado en días pasados: cuando el Reino se calla, Egipto se calla; cuando el Reino habla, Egipto repite y aplaude.
Las relaciones entre Egipto y Arabia Saudí no han sido fáciles por muchos motivos, unos circunstanciales y otros más profundos. Al pueblo egipcio no le gustan los saudíes, les fastidia su prepotencia ante la que se tienen que humillar a causa de su propia y grave crisis económica. Los saudíes no tienen reparo en comprar voluntades o financiar salidas de la crisis porque no tienden a discutir sino más bien a ordenar. ¿Para qué sirve el petróleo, si no? Cuando se encuentran con resistencias fuertes, cierran el grifo del dinero y esperan.
En marzo de 2017, el analista Cyril Widdershoven, en la publicación Oil Price, revisaba la situación entre ambos países, con el titular "A New Start For Egypt And Saudi Arabia’s Weathered Relationship". Introducía un factor estratégico, como era el acercamiento a Rusia y la situación de Siria y señalaba los conflictos que se había producido anteriormente:

Analysts have been watching the crisis between Saudi Arabia and Egypt, as both Arab leaders were in a brawl based on differences on regional politics, the position of Syria’s president Assad and the role of Russia in the region. In April 2016, Saudi Arabia agreed to finance Egyptian imports of refined products from Aramco for five years in a $23 billion deal.
In October 2016, Aramco suspended oil deliveries to Egypt after Cairo supported a Russian backed UN Security Council resolution on Syria. Saudi Arabia is a staunch supporter of the anti-Assad rebels in Syria, while Egypt’s president, Abdel Fattah el-Sisi, is showing an inclination to be more flexible in his approach. The crisis has heated up due to the blocked handover of two Egyptian Red Sea islands to Saudi Arabia. Even though Sisi supported the handover, Egyptian politicians, a majority on the streets, and the Egyptian courts have been blocking the transaction.
The current situation, perceived by some as a thaw in the relation between Egypt’s president Sisi and foremost Saudi Deputy Crown Prince Mohammed bin Salman, is still unclear. The crisis is deeper than currently shown on the surface. Riyadh has been very unhappy with Egypt’s unwillingness to commit troops to join the Saudi-UAE led coalition war against rebels in Yemen. Mohammed bin Salman is also worried about the growing thaw, at least in the media, between Cairo and Tehran.*


La estrategia seguida hasta el momento por al-Sisi es complicada. Tratando de jugar a ser Nasser, el presidente egipcio intenta sacar provecho de la relación con Putin y con Trump simultáneamente. Este jugar a dos barajas parte del principio relativo de que Egipto es "tan importante" que puede realizar este juego con beneficio constante y sin riesgos. Sin embargo, esto solo funciona cuando la tensión no es excesiva y, especialmente, si no se le pone en la tesitura de saber a qué se está jugando. Por ejemplo, lo señalado respecto a las líneas opuestas seguidas por Rusia (con al-Assad) y Estados Unidos (con Arabia Saudí y los rebeldes no pertenecientes al Estado Islámico). Lo mismo ocurre con lo señalado por Widdershoven respecto a Yemen. La negativa de sumarse a la lucha en Yemen, que entienden que es una guerra indirecta contra Irán, complica también las relaciones con el Reino y con los Estados Unidos.

Arabia Saudí había cortado el suministro de petróleo a Egipto, ya que no necesitas ponerte a discutir cuando tu interlocutor depende de ti. La economía de Egipto ha estado y está subsidiada por el Reino.
En este contexto de dependencia y de realización de actos contra el mismo pueblo que reclamaba la soberanía egipcia de las islas entregadas a Arabia Saudí por gracia del presidente al-Sisi, que ha presionado a todos los sectores que no querían verse envueltos en un acto de tal humillación, el diario estatal Ahram Online, que ha estado en silencio cuando tocaba para evitar que hubiera un clamor contra el Reino por el asesinato de Jamal Khashoggi en el consulado saudí en Estambul, vuelve con un canto fraternal.
Mientas todos los medios y países critican lo hecho por Arabia Saudí y se muestran escépticos, irónicos o irritados por los intentos del Reino de crear esa "historia captable" de la que hablábamos ayer, Ahram Online titula "Egypt values Saudi's 'decisive, brave' actions in investigation into Khashoggi death case: Foreign ministry" y explica en el artículo que abre su edición digital:

Egypt said on Saturday that it values the results of the preliminary investigations released by Saudi Arabia’s prosecutor- general in the case of Saudi journalist Jamal Khashoggi, a statement by the Egyptian Foreign Ministry read.
The statement stressed that “this step is proof of the kingdom’s desire and commitment to discover the truth of this incident and to take the necessary legal action against all involved parties.”
Saudi’s recent decisions “confirm the Kingdom's commitment to follow the course of a transparent investigation within the jurisdictions of the law to ensure full disclosure of the truth,” the statement continued.
“Egypt believes that the decisive and brave actions taken by his Majesty, Custodian of the Two Holy Sites, in this regard are in line with his established approach to respect the principles of law and the implementation of effective justice,” concluded the statement.
Meanwhile, Egypt extended its sincere condolences to the family of the journalist Gamal Khashoggi, while stressing its confidence that the judicial proceedings undertaken by the Saudi government will determine based on conclusive evidence the truth of what happened and preempt any attempt to politicize the case in order to target the brotherly Kingdom of Saudi Arabia."**



No sabemos en qué beneficios se traducida este absurdo en el futuro para Egipto. Lo que sí sabemos es que tendrá que ser mucho para cubrir el descrédito que esto supone para su gobierno y el error estratégico cometido. Mientras la prensa mundial es un clamor contra las mentiras saudís, el ministerio de Asuntos Exteriores aplaude las mentiras, los engaños y, por ello, el asesinato de Jamal Khashoggi, del que se hace cómplice indirecto por alabar a los que todo el mundo da por ordenantes, el príncipe Mohamed Bin Salman y su círculo.


Pensemos que en estos mismos momentos, el titular de The Washington Post es "‘There’s been lies’: Trump strongly critical of Saudi account of journalist’s death" (21/10/2018), si bien se añade a continuación que Trump ha realizado una defensa de los "aliados" saudís y del príncipe como una persona que "ama a su país". Ya le pasarán factura las declaraciones en las que intenta un imposible: separar al criminal del crimen. Si Trump acaba aceptando la versión saudí, ha labrado su propia desgracia y, como señalan algunos comentaristas, ha hundido la credibilidad (por si no lo hubiera hecho ya) de los Estados Unidos. Si miran para otro lado o aceptan estas versiones infantiles del caso, todo será ya posible y las dictaduras podrán acabar tranquilamente con sus opositores. Los crímenes de estado serán la normalidad; cada gobierno podrá eliminar a sus opositores. En esto, Egipto es coherente con su propia trayectoria. Una vez más, el amparo de los Estados Unidos, los intereses económicos y estratégicos demuestran que puedes hacer lo que quieras si tiene amigos o si puedes jugar con la economía, las migraciones, etc.


Por otro lado, la actitud oficial egipcia de aplaudir la versión saudí (Emiratos acaba de hacer lo mismo, en perfecta sincronía) no es de extrañar, sobre todo cuando está encima de la mesa el caso Giulio Regeni, el estudiante italiano secuestrado, torturado y asesinado en Egipto, presumiblemente, por las fuerzas de seguridad. Si lo que Arabia Saudí va a hacer en el caso de Jamal Khashoggi es lo mismo que Egipto hizo en el caso terrible del doctorando italiano, ya está todo dicho. Egipto ha seguido mareando la perdiz aduciendo que las imágenes se han borrado en determinados segmentos, que no puede dar datos sobre llamadas por defender derechos (¡¡!!), etc. Allí se fue cambiando de versión según iban desmontándose: del atropello al asesinato en círculos homosexuales, del robo al secuestro por una banda que aparecieron todos muertos con el pasaporte de Regeni, etc.
¿Ocurrirá igual en el caso de Jamal Khashoggi? Lo que Italia no ha sabido mantener, tras romper relaciones un tiempo, hay muchos interesados en llevar esto hasta el final. Como hemos explicado estos días, no se trata solo del caso en sí, sino de las consecuencias en un escenario de enorme complejidad y en la que los tres implicados tienen, además, sus propios conflictos dentro y fuera. La actitud de Rusia, por ejemplo, será determinante porque está involucrada en el conflicto en Siria, rivalizando con los saudís y con los Estados Unidos.


La prensa egipcia se hace eco de la versión oficial. Dentro del control absoluto que el gobierne mantiene sobre los medios, los textos se limitan a recoger lo dicho por el ministerio, pero mantienen la sutileza fotográfica: mientras el estatal Ahram Online ilustra la noticia con una visión faraónica del ministerio de Asuntos Exteriores, del que se descuelga una larga bandera, los silenciados diarios independientes repiten el texto pero muestran las fotografías de Jamal Khashoggi o de gente pidiendo la aclaración de su caso. Son dos textos que actúan mostrando la diferencia entre el mensaje escrito oficial y la realidad de lo que ocurre más allá de las fronteras egipcias y del ámbito de dominación saudí.
Egipto repite el mensaje saudí y el mensaje no tiene ninguna credibilidad, por lo que comprometerá sus relaciones. El régimen de al-Sisi tiene que respaldar esa forma de actuar porque no dista mucho de la propia política represiva, como muestra el caso Regeni y otros muchos de desapariciones y muertes por tortura en comisarías y cárceles, algo por lo que ha sido condenado por Naciones Unidas, el Parlamento Europeo y multitud de instituciones internacionales.
Al hacerlo en un país extranjero, confiando en que se hacía en su propio consulado, Arabia Saudí creyó que se había cerrado la trampa sobre Khashoggi y que podría hacerlo desaparecer encogiéndose de hombros y diciendo que salió por su propio pie. Hoy las mentiras se han acumulado y ya nadie cree al mentiroso.
El aplauso egipcio a los saudís se volverá algún día contra él. Tiene un precio político y de desgaste. Habrá un momento en el que Egipto no pueda seguir jugando a tantas bandas como pretende y que este tipo de acciones, internas y externas, le pase factura.


La situación de Egipto no es la de Arabia Saudí. Intentar manejar un frente común con el Reino no es fácil, como quedó demostrado con el caso de las islas de Tiran y Sanafir, que les costaron múltiples disgustos a al-Sisi. Si pretende seguir gobernando Egipto de esta manera, cada vez se verá más obligado a actuar como el Reino, solo que sin sus redes de seguridad y ante la condena de la comunidad internacional.
Los egipcios saben bien quiénes son los saudíes y qué políticas practican, cuál es su diplomacia. Puede que muchos aspiren a otra cosa y no a seguir las directrices, directas o indirectas, del Reino.
Arabia Saudí exportó terrorismo en su momento. Ahora, cuando se ha vuelto contra él, lo hace con una ola de conservadurismo integrista similar a la que usó para contrarrestar la revolución iraní o la que ha probado tras la Primavera Árabe. Su retrógrado reino está condicionando con su dinero el desarrollo de la zona parando las posibilidades de una democracia, de una libertad de expresión (como la reclamada por Khashoggi en su última columna). Lo hace para defender su propio reino, el único país del mundo que tiene el nombre de la familia propietaria. Pero ese Reino es un anacronismo y una fuente de problemas para la zona. No es el único, todo hay que aclararlo, pero sí una de las fuerzas en lucha por el poder en la zona.
Medio mundo se está replanteando las relaciones con los saudíes. Por eso el canto amistoso del gobierno egipcio puede ser peligroso.



* Cyril Widdershoven "A New Start For Egypt And Saudi Arabia’s Weathered Relationship" Oil Price 22/03/2017 https://oilprice.com/Geopolitics/International/A-New-Start-For-Egypt-And-Saudi-Arabias-Weathered-Relationship.html
** "Egypt values Saudi's 'decisive, brave' actions in investigation into Khashoggi death case: Foreign ministry" Ahram Online 20/10/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/313748/Egypt/Politics-/Egypt-values-Saudis-decisive,-brave-actions-in-inv.aspx

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