domingo, 30 de septiembre de 2018

¡Fuera Mickey!

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
De nuevo me sorprende Egipto con una noticia que nos trae Egyptian Streets. Lo hace con el titular "Egypt Governor: Replace Disney Figures With Military Martyrs in Kindergartens"* (28/09/2018) y el texto de la noticia explica la iniciativa, una más, de lavado de cerebro militarista que los egipcios están viviendo, aplaudido por unos y en silencio por otros.
Que se cambien las decoraciones de las salas de las guarderías infantiles implica, más que un salto, una confirmación de cuál es el camino elegido por este régimen que no quiere que se vuelva a producir una Primavera egipcia como la de 2011.
La situación egipcia se construye sobre una enorme omisión: ¿contra quién se levantaron en 2011? El hecho de que el detonante fuera la muerte del joven Khaled Said a manos de la Policía del régimen, que no le perdonó que denunciara su participación en el narco tráfico en su ciudad, Alejandría sigue siendo tergiversado. El mismo ejército que sostenía a Hosni Mubarak y a su régimen se ha mostrado en dos ocasiones como "salvador", la primera cuando salva al régimen al decapitarlo en una operación de auto cirugía —eso fue sacar a Mubarak— que todavía dura. El pueblo egipcio debe "agradecerle" a su ejército que no arremetiera contra ellos (y se lo pensaron mucho) y olvidar que los militares eran el sostén del régimen decapitado. 
La gran falacia ha sido hacer creer que las libertades que se pedían entonces se han ganado, cuando el régimen es actualmente mucho más represivo que lo era el de Mubarak, que por pura laxitud no se encargaba de perseguir más que aquello que le cuestionaba directamente, dejando espacios no de libertades sino de indiferencias. El otro hecho por el que los egipcios deben dar las gracias —como le gusta recordar al presidente al-Sisi— es el golpe de estado, el "no-coup", que sacó a los Hermanos Musulmanes del poder, y que los militares y el discurso oficial egipcio considera una "rectificación" positiva de la deriva del régimen posrevolucionario.


Desde ese momento, todo lo que tuviera que ver con el levantamiento de 2011, un movimiento popular contra el autoritarismo, es considerado peligroso. Solo debe haber una voz, la oficial del régimen, que se debe cimentar en una idea, la "unión del pueblo y su ejército" bajo una sola mano y un solo discurso.
Lo que no parece dispuesto el régimen es a abandonar el papel del ejército, en el que se amparan todos aquellos que tienen algo que perder. Los discursos se han ido volviendo cada vez más militaristas, como hemos tenido ocasión de contar aquí a través de múltiples noticias —de la Feria del Libro de El Cairo a las series televisivas de Ramadán— en las que se ha resaltado la campaña propagandística de los militares para no verse cuestionados.
Pueblo, Estado y Ejército se presentan como caras de un mismo ente cuya unión está mantenida por el nacionalismo y la religión. Al-Sisi ha elaborado un "populismo de estado" cuyos márgenes democráticos son imposibles. Los episodios generados por las elecciones presidenciales —una gigantesca farsa en la que se seleccionó al candidato opositor entre los leales mientras se encarcelaba a los posibles candidatos— dejan claramente a la vista las enormes carencias del régimen en cualquier cosa que se pueda parecer a una democracia. El parlamento adolece de los mismos problemas, con un sistema electoral hecho para debilitar a los partidos, que necesitan del poder para tener entidad. El próximo paso —crear una oposición dentro de los favorables— no hace sino dejar en evidencia al sistema.


El episodio de sustitución de Mickey Mouse por los héroes es revelador; ya no son los mártires de la revolución, sino los rostros de los militares. Los uniformes entran por los ojos de todos desde la infancia, convertidos en figuras paternalistas, proveedoras de las necesidades del pueblo al que asisten con las mercancías que venden y reparten desde los camiones militares, traídos directamente desde las fábricas en la que producen según las carencias o según los negocios en exclusiva y sin pago del IVA.

Los egipcios siguen viviendo bajo esa imagen, reforzada de forma conductista en la que lo bueno se asocia con los uniformes y lo malo con la diversidad. La maniobra de considerar el estallido popular de 2011 como una forma negativa lleva hacia un autoritarismo que se ve cada día más elaborado y envolvente.
Al amparo de los discursos de la seguridad, el régimen no da un solo paso hacia la famosa hoja de ruta prometida hacia la democracia. Tan solo refuerza su papel de control del país a través del afianzamiento del papel de ejército y de un régimen férreo. Hacia el exterior, los discursos son justificativos de las acciones interiores y se basan en la idea de la necesidad de reforzar el apoyo antiterrorista. De esta forma, el gobierno egipcio insiste en que está protegiendo al mundo del terrorismo mientras que aprovecha para hacer la limpieza interna de toda la oposición democrática, política y mediática, de la que se va deshaciendo.
La conversión de las guarderías infantiles en una especie de "espacios chavistas" a la egipcia se hace sobre la ya omnipresente imagen del presidente al-Sisi en todos los rincones. No debe haber espacio sin rellenar por el todo (el ejército) y la parte (el presidente). Todo lo que los egipcios asocien con lo positivo debe ir asociado con ambos. Lo negativo, en cambio, debe serlo con las conspiraciones internacionales, los terroristas, etc. Nadie debe dejar de besar la mano presidencial.


No hace mucho contamos aquí la instauración del canto del himno y el izado de bandera en los hospitales, lo que no deja de ser un despropósito porque suelen ser zonas de silencio. Todavía no se han producido curaciones milagrosas al escuchar el himno o no nos han informado de ellas.
Como curiosidad, recordemos que fue un meme de al-Sisi como Mickey Mouse en Facebook lo que dio con su autor en la cárcel, lo que sirvió para convertirlo en muy popular. Fueron tres años de condena en 2015. Pronto los niños dejarán de sentir esa tentación.





No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.