martes, 14 de agosto de 2018

Herencias o el que parte y reparte


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las noticias que siguen llegando de Túnez son buenas para las mujeres (y la sociedad) y aleccionadoras para todos. Nos permiten comprobar de nuevo lo que hemos señalado muchas veces: la cuestión femenina está en el centro de la transformación y, por ello, es el foco principal de resistencia al cambio.
Las noticias de Túnez plantean algunos problemas cuando son positivas porque son el recordatorio de que la Primavera Árabe egipcia fracasó en su intento de cambiar el régimen, que tras lo que parecía un triunfo (y lo era) popular acabó de una forma inesperada para muchos y deseada por otros, con un golpe de estado (el "no coup") que permitía respirar tranquilo al régimen anterior (a los militares y demás instancias que vertebran el estado). La teoría extraoficial dice que la Primavera fue una "conspiración" extranjera y de los enemigos interiores y la teoría oficial del régimen defiende que el golpe fue una "rectificación" por deseo del pueblo, que llamó al Ejército ante el caos creado por los Hermanos Musulmanes para acabar con Egipto. De la conjunción de ambas teorías se deduce que lo que ocurra en Túnez no puede ser bueno, algo que sin embargo se constata que no es así.
En esta suma de teorías, los elementos determinantes son dos: el primero es que el partido islamista de Túnez no trató de imponer una visión unilateral como hizo Morsi en Egipto. La constitución egipcia hecha en el periodo islamista era prepotente y sectaria, como obedece a su creación por los Hermanos y los salafistas. Ya se le recriminó en su momento por parte de diversos países e instituciones, incluso se lo dijo a Unión Europea. El golpe de estado en Egipto hizo aprender a los islamistas lo que podrían pasarles. La lucha por hacer una constitución abierta al conjunto de la sociedad y no islamista, centrada en la Sharia, permitió —sobre todo en el caso de las mujeres— introducir importantes reformas hacia la igualdad. Aquí las vamos recogiendo cuando se producen porque son un signo y un camino.
La noticia esta vez nos la trae Ahram Online, con el titular "Tunisian president proposes inheritance equality for women, with exceptions" y se refiere a una cuestión sensible, como son las reglas de la herencia desde la perspectiva de la ley islámica.

Tunisia's president on Monday proposed giving women equal inheritance rights despite protests from thousands of people objecting to any challenge to Islamic law.
The North African Muslim country, which toppled autocrat Zine El Abidine Ben Ali in 2011, grants women more rights than other countries in the region, and since last year has allowed Muslim women to marry non-Muslim men.
But in a show how divided society remains, thousands demonstrated on Saturday in front of parliament against any changes to inheritance rules.
The current system is based on Islamic law which typically allows men to inherit double what a woman would receive.
"I propose equality inheritance to become law," President Beji Caid Essebsi said in a speech.
But in the face of the opposition from conservatives, he left the door open for some exceptions, saying families who wished to continue the allocation based on Islamic law would be able to do so.
Parliament now needs to decide on a bill.*


Es interesante una meta lectura, una cierta lectura entrelíneas, en la secuencia de los párrafos. A la presentación de la propuesta en el párrafo inicial, le sigue un segundo en el que se recuerda la caída del "autócrata" Ben Alí. En la misma frase se afirma que Túnez ha dado más derechos a las mujeres que "otros países de la región", incluido un tema que fue muy polémico, la posibilidad de las mujeres de casarse con hombres no musulmanes, un tabú que de nuevo favorece al varón, ya que se entiende que es él quien arrastra a su religión a la mujer. Se presenta así como un "beneficio", como una forma de "redención" de la no musulmana. Por el mismo motivo, una mujer musulmana que se casa con un no musulmán, se ve como una "pérdida", una menos en el paraíso.
La mención de las protestas ante la propuesta sirve para establecer la "división social" que implica la reforma. Es interesante (aunque muy conflictiva) la posibilidad de que se puedan mantener las familias que lo estimen bajo la ley islámica de la herencia, mediante la que los hombres perciben el doble que las mujeres, tal como se señala. Los efectos reales son más complicados: ¿quién decide en la familia? ¿Dónde están los límites de la "familia"?
La noticia dada en Egipto tiene un efecto recordatorio de la mala situación en la que se encuentran las mujeres en cuestiones de herencia, más allá de las partes. El problema es que no reciben nada en la mayoría de los casos. De hecho, en 2017 se aprobó una ley para penalizar a todos aquellos que obstaculizaran que las mujeres pudieran recibir parte de la herencia que les corresponde según la tradición islámica, es decir, la mitad. Aquí el problema es qué parte, sino si llegan a recibir algo.
El periódico de Emiratos Gulf News, con el expresivo titular "Egyptian women fight tooth and nail for inheritance", describía la situación existente a través de diversos casos:

“My father died in 2007, leaving behind seven feddans [acres, 2.8 hectares] and three apartment blocks in Alexandria,” says Nadia, a 54-year-old schoolteacher.
“Since my father’s death, my brothers have refused to give me my inheritance share, saying that women do not have the right to inheritance,” she told Gulf News.
“Every now and then, they gave me some money, telling me that I should be satisfied with this. I asked some relatives to mediate with my brothers and try to convince them to give me the inheritance share specified by the Sharia. But the mediators failed to make any progress. So, five years ago, I took my case to the court. So far, there has been no ruling,” adds the mother of three, whose husband died last year.
Nadia is one of millions of Egyptian women, who face difficulty in securing their portions of inheritance. This occurs mainly in the countryside where women tend to have less rights.
“In my village, a common belief is that women do not have the right to inheritance,” says Radwa Salah, a 27-year-old housewife living in the Delta province of Sharqia.
“People here believe that inheritance should not go to strangers, who are the woman’s husband,” adds Radwa.**


Las excusas se multiplican para que las mujeres no reciban su parte de la herencia (insistimos, la mitad). El varón piadoso egipcio está acostumbrado a controlar a través de cualquier tipo de subterfugio. Sin dinero, las mujeres son más controlables, carecen de independencia económica. La idea de que el dinero que se da a la mujer se perderá porque irá al marido es una excusa como otra cualquiera. Se trata de un sentido muy peculiar de la "familia", que es el centro del control, en donde el varón está al mando y hace y deshace a su gusto argumentado siempre excusas religiosas o tradiciones, que se amparan unas a otras.
Se abusa también de muchas mujeres que carecen de la educación adecuada para plantearse el pleitear o lo que supone enfrentarse a las familias:

“We cannot go to court because this is considered socially disgraceful and also because it usually take courts long years to rule on such cases,” she argues.
More than 60 per cent of Egypt’s women are estimated to have been denied their inheritance shares, according to independent studies.
Around 95 per cent of that figure is thought to be in Upper Egypt, where male dominance reigns.
Salwa, a native of Upper Egypt, is one of these women.
“My husband used to work as a teacher in Saudi Arabia and sent money to his brothers in Upper Egypt to buy land in his name. They did, but after his death in 1999, I discovered that they registered the land in their names,” says Salwa, a mother of four living in Cairo.
“When I asked them to give us our lawful right, they denied they owe us anything. They threatened my family with trouble if I opened my mouth,” adds Salwa, who has declined to give her full name for fear of reprisal from her brothers-in-laws.
Egyptian courts hear annually about 144,000 cases related to disputes over inheritances, mainly among members of the same family, according to a recent government study.
Last year, the government approved a draft law making deprivation from inheritance an offence punishable by six months in prison.
The parliament has yet to pass the bill to become a law.*

Es en este contexto general en el que se debe leer la noticia que llega de Túnez. El avance de Túnez es una contradicción para los argumentos oficiales y extraoficiales de los que antes hablábamos. Muchos egipcios esperaban que Túnez se hundiera, algo paradójico desde un país cuya crisis económica es enorme. Las menciones del "25 de enero" van acompañadas de coletillas explicando que es el límite entre el Paraíso (la época de Mubarak) y lo que llegó después, el infierno que hizo que los egipcios "pidieran" al Ejército que sacara a Mohamed Morsi del poder, como recordó hace unos días el presidente al-Sisi ante la pregunta de un estudiante durante la Conferencia Nacional de la Juventud, en la Universidad de El Cairo.


Para superar esta distancia entre lo esperado y lo existente, Ahram Online incluye una línea de reequilibrio para evitar que Túnez se vea como un ejemplo demasiado satisfactorio:

While Tunisia has been hailed as the only "Arab spring" success story economic growth has been disappointing, however, with high unemployment driving many young Tunisians abroad who had joined the uprising.*

Es la forma de hacer "aceptable" que lo que fracasó en Egipto siguiera adelante en otra parte. La situación económica de Egipto es bastante calamitosa. La diferencia es que los tunecinos pueden salir a protestar, mientras que si lo hacen los egipcios, les acusan de "terroristas", de ser "hermanos" —como ocurrió con las protestas por la subida de las tarifas del Metro— o de querer separar al pueblo del Ejército, de egoístas, etc. Por el mismo motivo, la propaganda del régimen lanza alabanzas a sus propios proyectos y el presidente está de inauguraciones y encuentros constantes, noticias con las que se convence a los egipcios de que todo va bien. Tan bien va la cosa que, en vez de un tercer mandato inconstitucional del presidente, ya se están planteando que el mandato presidencial pase de cuatro a seis años para que le dé tiempo a realizar sus planes de reformas. No hay como el ingenio. En realidad, se trata de asegurar un mandato militar mientras siguen las tremendas medidas económicas que han sacudido a la sociedad egipcia en este tiempo, verdaderamente duras.


Si el parlamento tunecino aprueba la medida de la herencia igualitaria se habrá conseguido un enorme logro. Y será un gran ejemplo de que una sociedad puede evolucionar pese a las resistencias previsibles que Túnez tiene.
Occidente debería dar un respaldo mayor a Túnez en vez de favorecer dictaduras y autócratas, como es el caso de Arabia Saudí, ahora muy enfadada porque se le ha pedido que respete los derechos humanos y libere a las activistas de los derechos de las mujeres. La respuesta de Arabia Saudí ha sido bombardear civiles. Los esfuerzos de Túnez son importantes para acallar a los que teorizan desastres y no ven los suyos propios, que no es necesario "teorizar" porque forman parte permanente del presente.


Queda asegurarse que las "tradiciones" no se imponen sobre las leyes, es decir, que se conviertan en papel mojado sin el apoyo de los jueces o que los hombres no se impongan sobre las mujeres con el mismo efecto. La ley aprobada en Egipto, como se nos ha dicho no consigue que las mujeres no sean víctimas de presiones o engaños. Hace más de una década que la mutilación está prohibida y, sin embargo, el silencio social de médicos (cómplices muchas veces, ya que no renuncian a unos buenos ingresos subterráneos) y la indiferencia de Policía y jueces, lo convierte en papel mojado, como tantas otras cosas. Así, la declaración de al-Sisi de 2017 como "año de la mujer" no deja de ser una humorada de relaciones públicas. La ley, además, consagra el mal reparto islámico al hacerlo obligatorio. 
Esto le sirve a algunos para aparecer como "virtuosos". Por muy sesudas reflexiones que se hagan para justificarlo no son suficientes como para ocultar la voluntad de dominación y control de las mujeres. Al final está la codicia y el asegurarse la sumisión por falta de recursos económicos u otro tipo de bienes. Conozco casos.
Lo único seguro es apostar por la igualdad y los derechos que se derivan de este principio básico, que se amplían a todos por encima de su sexo, religión o condición económica. Lo demás es literatura.



* "Tunisian president proposes inheritance equality for women, with exceptions" Ahram Online 13/08/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/2/8/309567/World/Region/Tunisian-president-proposes-inheritance-equality-f.aspx
** "Egyptian women fight tooth and nail for inheritance" 1/10/2017 https://gulfnews.com/news/mena/egypt/egyptian-women-fight-tooth-and-nail-for-inheritance-1.2098772



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