sábado, 7 de abril de 2018

Todos quieren estar en su teléfono


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Suele ocurrir así. De un escándalo se sacan consecuencias y se crea una conciencia de lo que hasta este momento no se tenía. Así ocurre con el escándalo de Cambridge Analytica y Facebook. Las nuevas medidas de seguridad propuestas son una forma de traer un poco de calma al río revuelto.
El primer problema de nuestra relación con las macro empresas digitales está en la percepción. Ante nosotros no tenemos una "empresa" sino un "espacio" en el que otros están y con los que nos relacionamos. No pensamos que estamos usando los servicios de una empresa, sino que nos proyectamos en ella con parte de nuestra vida. Estar en Facebook es como estar en un espacio privado y público en donde tienes a tus amigos a mano. La empresa se mimetiza con nuestras percepciones sociales y personales. Nos parece una vivienda en propiedad, pero está arrendada y el casero tiene las llaves.
Desde que se produjo la expansión social masiva de la red con la llegada de la web a principio de los 90, se percibió de forma doble en función de los intereses: como un experimento social único, que es como la percibían los utopistas e ilustrados (una concentración del conocimiento y una forma de sociabilidad universal) y los que se preguntaban literalmente cómo se podía sacar dinero de allí. Es probable que sean las dos caras de cualquier odisea humana, una mezcla cuyo equilibrio es siempre es fácil de mantener.
Quizá lo que ha causado más daño a Facebook en este escándalo es su actitud cínica con el memorándum filtrado, en el que el alto ejecutivo de la compañía presumía de importarle poco esos pequeños seres que se mueven por las redes y a los que hay que estimular para que lo hagan con más intensidad.


Las Ciencias Sociales tienen dos momentos: el de la observación y el del estudio, Pero hay otro en el que es fácil caer, el uso del conocimiento obtenido para la manipulación. Las nuevas tecnologías de la recogida y proceso de datos han permitido manejar mucha más información que antes. Pero hay un factor importante: ya no necesitamos ser observados como antes; ahora somos productores de datos, los segregamos como cualquier otro fluido. Eso ocurre porque muchas de nuestras actividades ocurren en espacios informacionales digitales. Se producen en ellos o a través de ellos.
Pero han sido las técnicas de procesamiento de datos masivos, la creación de algoritmos capaces de tratarlos para extraer información sobre las conductas, las que han revolucionado el campo y han atraído a diversos tipos de personajes, algunos muy codiciosos que han visto un filón sin límite.
Tratar de conocer la sociedad y sus movimientos se ha hecho desde hace mucho, desde que se crearon los primeros censos en la antigüedad. El siglo XVIII contempló un aumento de las observaciones gracias a las publicaciones periódicas, cuyos datos podían ser recogidos y estudiados, y a la publicación de anuarios de todo tipo sobre nacimientos, muertes, lluvias, sequías, plagas, enfermedades, etc. Con todos esos datos recogidos por Europa comenzaron a surgir aficionados a realizar estadísticas, a hacer previsiones partiendo de las series, de las probabilidades de ocurrencia de fenómenos, de las conexiones entre sucesos, patrones regulares, etc.
Los grandes recolectores de datos han sido siempre la banca y las compañías de seguros, que recogían datos para reducir las probabilidades de error al tomar decisiones. Igualmente los estados necesitan de grandes cantidades de datos para su propia planificación y poder atendernos. Se recogía y se almacenaban muchos datos, pero se le sacaba poco o nulo provecho. Eso ha cambiado y los datos se exprimen al máximo.
Hoy se manejan enormes cantidades de datos para cualquier toma de decisiones. La información es esencial como forma de vencer la incertidumbre. Siempre lo ha sido, pero los grandes sistemas que hemos creado necesitan de informaciones más precisas para poder ser más eficientes en las acciones e inversiones de recursos.
Tomemos un "sencillo" ejemplo, la gripe. Lo siguiente pertenece al informe denominado "Informe de Vigilancia de la Gripe en España / Temporada 2016-2017 (Desde la semana 40/2016 hasta la semana 20/2017)", del Centro Nacional de Epidemiología Instituto de Salud Carlos III. Nos explican:

El Sistema de Vigilancia de la Gripe en España (SVGE) se sirve de la ayuda de diversos sistemas y fuentes de información, que permiten ofrecer una visión amplia del comportamiento de la enfermedad y de  los virus gripales circulantes, tanto en el conjunto del Estado español como en cada una de las Comunidades Autónomas (CCAA).
Por una parte, el Sistema centinela de vigilancia de gripe en España (ScVGE) ofrece información sobre los casos leves de gripe en la comunidad, que acuden a las consultas de atención primaria. En él están integradas 17 redes de vigilancia centinela de gripe (una por comunidad autónoma (CA), excepto Galicia y Murcia), 20 laboratorios de microbiología con capacidad de detección de virus gripales y una serie de unidades administrativas e institutos de Salud Pública pertenecientes a todas las CCAA (Anexo 1).Y por otra, la información no centinela, que procede de otras fuentes (hospitales, laboratorios, centros institucionales, etc.), ayuda a la caracterización del patrón de circulación de virus gripales en el territorio sujeto a vigilancia de forma más completa.
Además, el sistema de Enfermedades de Declaración Obligatoria recoge la notificación agregada de los casos nuevos sospechosos de gripe notificados por todos los médicos en ejercicio a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica.
La información sobre el nivel de gravedad de la epidemia gripal se obtiene fundamentalmente de la vigilancia de casos graves hospitalizados confirmados de gripe (CGHCG) en la que participan los hospitales designados por cada CA para esta vigilancia. Asimismo se recoge información sobre los brotes de gripe declarados en la temporada, sobre la evolución de la actividad del virus respiratorio sincitial (VRS) y sobre la mortalidad por todas las causas y relacionada con gripe.
La coordinación del SVGE se lleva a cabo en el Centro Nacional de  Epidemiología (CNE) y el Centro Nacional de Microbiología (CNM). El  SVGE  está  integrado  en  la  Red de Vigilancia Europea de Gripe (European Influenza Surveillance  Network–EISN-), de cuya coordinación es responsable el Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC).*


El ejemplo permite ve muy bien el funcionamiento y organización de la extracción de datos sobre la gripe. Es esencial para la coordinación ante las epidemias, en este caso de gripe, tener fuentes de datos de diverso tipo, como las que se recogen en la descripción, que permitan realizar mapas de conjunto, gravedad de los casos, localización, evolución, etc. Todo esto es posible porque esos datos separados en cada lugar se pueden compartir automáticamente y ser procesados para obtener la información sobre la evolución de la gripe. No hay que resaltar demasiado su importancia porque es obvia. Con todos esos datos, además, se pueden realizar investigaciones posteriores con enfoques diferentes que permitirán enfrentarse mejor a la enfermedad.
Hay un factor esencial. Sabemos que quienes poseen esos datos son centros responsables, que serán utilizados para algo que representa un bien para nosotros mismos y para el conjunto. Es nuestra confianza, por un lado, pero también la seguridad del conjunto de la población. El caso es claro.
¿Pero y si esos datos se usaran para otro tipo de fines en los que ya no se tratara de beneficiarnos sino de beneficiarse de nosotros directa o indirectamente incluso de producirnos diversos tipos de daño o limitar nuestros derechos y libertades? La cuestión cambia radicalmente en función del uso final y de quién use los datos. A esto se añade el conocimiento o desconocimiento de lo que hacen con ellos o incluso que los tengan.


La llamada "Internet de las cosas" ha convertido (o lo está haciendo) nuestra vida en fuente constante de datos. Hemos "datificado" nuestra vida: cualquier acto es registrado. Cada vez tenemos más aparatos cotidianos conectados. Tiene sus ventajas, indudablemente, pero genera muchos datos que no sabemos qué hacen los fabricantes, etc. con ellos. Venderlos es la opción más sencilla, pero caben muchas otras, desde las más honestas a otras que lo son menos. Todo lo "inteligente" es susceptible de producir datos al ser usado y acaba realizando una "traducción" de nosotros mismos en unas series de datos. Con eso se pueden hacer muchas cosas. Cuantos más datos se junten, mejor será la "definición" de imagen resultante; resultará más precisa. Y en esta precisión empiezan los problemas de la privacidad.
En muchos casos nosotros autorizamos el acceso cuando instalamos algo. Le habrá extrañado que le pidan permisos innecesarios para la instalación de algunas aplicaciones en su teléfono, probablemente el mayor informador de nosotros mismos al concentrar prácticamente todos los usos de otros dispositivos: comunicación telefónica, navegación, contactos, búsquedas, redes sociales, etc. Todo el mundo quiere estar en su teléfono. Cuando lo compra, suele venir lleno de aplicaciones que no necesita y que muchas veces son difíciles de borrar del dispositivo.


La nueva generación digital valora más lo que se le da que conceptos o valores como la privacidad que se pierde. Crecen con dispositivos debajo del brazo.
El lunes, nos dice la prensa, Facebook mandará información a más de ochenta millones de usuarios indicándoles que sus datos han sido procesados por Cambridge Analytica**. La reacción de muchos puede ser de sorpresa porque no entenderán qué pintan ellos en lo que ocurre por el mundo. Pero no se trata de eso. Se trata de que se puede haber construido un "perfil" a partir de los datos acumulados y que eso puede ser de interés para grupos o empresas que necesiten acercarse a usted de forma invisible, ofreciéndoles cosas que saben que no rechazará.
Hay muchos usos posibles de los datos. Unos servirán para mejorar las vacunas de las próximas gripes, pero otros en cambio no le están ayudando mucho. Creemos que no somos manipulables, pero lo somos. Manipular no es que hagamos lo que no queremos, sino hacernos creer que queremos lo que hacemos. Por eso, los datos personalizados ofrecen la posibilidad de crear estrategias de acercamiento.
Antes, para vigilar había que seguir. Ahora basta con seguir la señal de su teléfono.



* Informe de Vigilancia de la Gripe en España / Temporada 2016-2017 (Desde la semana 40/2016 hasta la semana 20/2017), del Centro Nacional de Epidemiología Instituto de Salud Carlos III http://vgripe.isciii.es/documentos/20162017/InformesAnuales/Informe_Vigilancia_GRIPE_2016-2017_v.28septiembre2017.pdf
** "Facebook te comunicará este lunes si tus datos personales fueron robados por Cambridge Analytica" El Mundo 6/04/2018  http://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2018/04/06/5ac6816d268e3e8a5a8b463b.html






http://www.elmundo.es/economia/macroeconomia/2018/04/06/5ac6816d268e3e8a5a8b463b.html

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