viernes, 2 de marzo de 2018

Mentiras contadas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Dice The Washington Post que Donald Trump ha dicho en 406 días en el poder 2.436 embustes o afirmaciones inexactas*. Es mucho. No sé si alguien había hecho un cálculo anteriormente de cuantas mentiras podría decir un presidente desde la Casa Blanca, pero es mucho. Hay días, por ejemplo, el 25 de julio pasado, en que dijo 52 afirmaciones falsas, equívocas, con chuleta o sin ella. Pero algo ocurrió, por ejemplo, el 11 de marzo en que solo dijo una, lo que me parece extraño. Tiene que haber alguna estabilidad incluso en Trump, alguna teoría del caos que lo explique. Así, a ojo sobre la gráfica de los 406 días, yo calculo que un día mentiroso normal de Trump está entre 8-12 mentiras, que no está mal para un país tan adelantado.
Hay que tener en cuenta que no es lo mismo mentir en los Estados Unidos, que está en todos los fregados del mundo y hace mucha política exterior, aunque Trump viaje poco, que hacerlo en los países pequeños a los que nadie lleva la cuenta de las mentiras porque importan poco a los demás. Los países pequeños, como los grupos parlamentarios mixtos, pueden tener voto, pero muchos no tienen "voz". Y sin voz, el arte de la mentira es difícil de practicar. A veces tienen otro país más grande que miente por ellos y les hace el favor.


En Egipto también se miente mucho, pero allí tiene la peculiaridad que le llaman "mentira" a lo que no les gusta escuchar. Así están todo el día acusando a la gente de decir mentiras y mandándolas entre rejas, como a la pobre cantante Sherine que dijo de broma que no bebería agua del Nilo porque había un parásito desde hace miles de años, de hecho se estudia en las momias que ya lo padecían cuando estaban sin envolver. Pues la llamaron mentirosa. Aquí la contabilidad que debería hacer The Washington Post no es tanto cuántas mentiras dice el poder (que también las dice, y gordas) sino a cuántos llama mentirosos o imprecisos en un día,
En Reino Unido también se pasaron con las mentiras durante el proceso de votación del Brexit, como todos reconocieron después. Nunca he entendido muy bien porque todo era mentira 48 horas después de las votaciones pero no lo dijeron 24 horas antes. ¿Quizás una forma extraña de fair play de los británicos que los demás no entendemos? Lo cierto es que hay muchos problemas por el Brexit y muchos de ellos están producidos por la falta de respeto a la verdad.


Lo complicado que resulta saber, por ejemplo, si Puigdemont declaró la república catalana, aunque fuera por unos instantes, o fue de mosqueo. Los que han pasado por los jueces unos días decían una cosa y otros decían otras, así que se lo han puesto difícil a los de hoy para saber qué era verdad y qué no lo era. Todavía recuerdo aquel día de la "proclamación" en el que la pareja de periodistas que retransmitían el extraño acto, casi una cosa cuántica, discutían sobre a qué habían asistido. Ese momento, hay que reconocerlo, estuvo a la altura de Trump.
El diario El País ha establecido un sensor de las mentiras que nos llegan desde el frío, es decir, desde Rusia. Rusia echa mentiras a la calle como otros echan sal en las aceras, a paletadas. Lo ha vuelto a comprobar con la activación de las redes para la desinformación, una palabra más técnica para no llamarse "mentirosos", que es más de patio de colegio. Muestra El País cómo les están calentado las elecciones a los italianos: "Algunos ejemplos de las informaciones publicadas por Sputnik son “En 2065 la cuota de inmigrantes en Italia podría superar el 40% de la población total” o “El caos de los inmigrantes es el inicio de una guerra social”."** Esto es más barato que el misil que Putin se ha sacado de la manga, el "misil infalible". Los norteamericanos no se lo acaban de creer. Putin ha hecho su presentación en sociedad a lo grande. Y da igual que sea una mentira o afirmación dudosa porque el problema no es que sea "infalible" (como el papa), sino lo que pase después.


A Vladimir Putin no hay que le cuente las mentiras, como hace The Washington Post con Trump. ¡Hasta ahí podríamos llegar! Tiene tan controlados los medios que ha logrado convencer a los rusos que Stalin fue un santo y la gente lleva su imagen a las procesiones como un icono más. Y es que siempre pasa lo mismo, cuanta mayor es la ignorancia, más fácil es colar estas cosas.
Lo científico del caso de las mentiras es que se trata de acertar con el gusto de la gente. No vale cualquier cosa. Es ahí donde entra el componente científico, que detecta cuál es tu punto flojo, tu talón de Aquiles del embuste. Se trata de localizar lo que estás deseando escuchar y decírtelo. Unas veces te doran la píldora y otras te asustan, pero siempre tiene que ser con algo que tú quieras creer, como aquello de que Barack Obama era un musulmán infiltrado para destruir los Estados Unidos. En Oriente Medio, en cambio, Obama era un agente sionista cuyas acciones tenían como fin destruir países financiándoles el Ejército. Obama, además, hacía como que combatía al Estado Islámico que él mismo había creado para desprestigiar al islam.
No recuerdo cuándo fue la última vez que escuché una verdad, pero recuerdo que fue una sensación agradable, aunque durara poco.


* Fact Checker "In 406 days, President Trump has made 2,436 false or misleading claims" The Washington Post 1/03/2018 https://www.washingtonpost.com/graphics/politics/trump-claims-database/?utm_term=.f0df50da1e74

** "Las redes rusas se activaron para impulsar a la ultraderecha en Italia" El País 2/03/2018  https://elpais.com/internacional/2018/03/01/actualidad/1519910356_562686.html?rel=lom


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