miércoles, 28 de marzo de 2018

El deber y la apatía


Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En Egipto se ha estado jugando con el "deber patriótico" de votar en estas elecciones presidenciales. Algunos dejaron caer que los que no lo hicieran podrían ser multados, lo que es una forma abusiva de combatir la abstención. Pero inmediatamente, por temor a que fuera considerado una maniobra excesiva por parte del régimen se desmintió tal posibilidad a través de un portavoz. El rumor, del que siempre queda algo, parecía querer sembrar el temor entre los votantes, especialmente entre los jóvenes, la mayor fuerza de abstención. No parecía pasar de ahí la cuestión, en simple presión, además claro está de llamar traidores y enemigos de la patria a los que se abstuvieran.
Pero ayer por la tarde, las cosas cambiaron, según informa Ahram Online:

Egypt's National Elections Authority (NEA) maintains its legal right to impose fines on those who abstain from voting in the ongoing presidential elections, NEA spokesperson Mahmoud El-Sherif said at a press conference on Tuesday afternoon.
Since the 2011 revolution, the Egyptian government has said repeatedly during several elections that it would impose a fine of EGP 500 on citizens who do not vote. However, the fine has not been implemented so far.*


Si en una elecciones en las que el "rival" ya es entrecomillado en los titulares de los medios por falta de credibilidad y en las que los opositores democráticos han solicitado la abstención se imponen multas a los que no voten, al-Sisi contribuirá él solo al oscurecimiento de sus propios resultados, por lo que la "intranquilidad" de la que hablábamos ayer tendría su razón de ser en una más que baja estimación de participación electoral.
La obsesión de al-Sisi con la legitimidad se basa en el número no en la victoria, que tiene más que asegurada. En su mentalidad no existen los partidos o las ideologías, sino una cuestión entre el pueblo y él. Desde este planteamiento, el número en la participación electoral se vuelve primordial. Todo lo que sea bajar del número anterior se verá como un fracaso.
Que el día de ayer, segundo de las elecciones, se cerrara con una amenaza por parte de las autoridades electorales de practicar las multas a los que no voten, algo que no se ha hecho nunca en Egipto, es una señal de que algo va mal.
Si ayer nos llamaba la atención el tono del artículo de Daily News Egypt, hoy la sorpresa viene de Ahram Online, el diario estatal, en su descripción de la jornadas de ayer, un artículo —titulado "Egyptians cast ballots on slow second day in 2018 election"— que muestra el abanico social que pasa por las urnas o se aleja de ellas:

Egyptians headed to polling stations on Tuesday for the second day of voting in the country’s presidential elections, which are widely expected to result in an comfortable victory for incumbent President Abdel-Fattah El-Sisi.
Polling locations in several parts of Cairo appeared quiet for much of the day on Tuesday, the second of three days of voting, with voters trickling in periodically to cast their ballots.**


La fotografía que encabeza el texto nos muestra un solitario votante saliendo de un colegio electoral. Las referencias a que el día no ha tenido mucho movimiento son constantes a lo largo del artículo (también en otros medios). Todos dan por hecho que el presidente repetirá su mandato.
Le siguen los comentarios de los votantes explicando su voto, algo que nos permite ver la eficacia de los planteamientos de la campaña:

Speaking outside a polling booth located in a school in the upscale neighbourhood of Maadi, 52-year-old housewife Mona Ramzy said she had voted for the president, flashing a finger stained with pink ink.
"I can't vote for someone I don't know, so that we fall into the trap again," Ramzy said about El-Sisi’s sole challenger, politician and businessman Moussa Mostafa Moussa.
Her comment referred to the divisive one-year presidency of Muslim Brotherhood leader Mohamed Morsi, who was overthrown following mass protests in 2013.**

¡Pobre Moussa! Ya es duro se objeto de los chistes de la campaña y pasar así a la historia egipcia. Pero es injusto atribuirle aviesas intenciones, como hizo el malvado Morsi. Si cualquier candidato poco conocido es reducido a un Morsi potencial, su sacrificio habrá sido poco rentable.


El régimen necesitaba un candidato ante la euforia mostrada eliminando a los más conocidos. Se les fue la mano, pero nadie podía arriesgarse a que un candidato "conocido" alcanzara a hacerse con el descontento por los argumentos antes expresados. El concepto mesiánico de liderazgo que Abdel Fattah al-Sisi maneja no es compatible con una pérdida de votos, lo que significaría un desastre en términos de imagen. Se vota al poderoso, no al que está en regresión; se vota al que se muestra fuerte, con capacidad de exterminar a los enemigos, no al débil. Al-Sisi necesita confirmar que el pueblo y él son una sola realidad, como una especie de unión mística.
Así nos lo explican en los párrafos siguientes:

El-Sisi, who won by a landslide in 2014, remains popular with many Egyptians, who view him as a bastion of security and stability following years of unrest since the 2011 uprising, despite tough economic measures that have sent inflation soaring and introduced painful subsidy cuts.
"El-Sisi has done a lot for the country, and we have to be patient," said Mona Girgis, a 54-year-old public servant, while waiting in line to cast her ballot at a school-turned-polling station in the working-class Cairo district of Dar El-Salam.**

Los argumentos se repiten: sin el presidente, solo el caos. Los demás son responsables del caos, que solo se ve frenado gracias al manto protector del Ejército. Se olvidan decir que el levantamiento de 2011 se produce por el fracaso del régimen represivo, sostenido por el mismo Ejército, responsable del país y de su fracaso económico como un sistema de subsidios, corrupto y represivo.
Ese y no otro fue el motivo del levantamiento. Después las maniobras de unos y otros para canalizar el descontento. La salida a las calles del Ejército tras la violencia desatada para ser recibidos como salvadores fue la primera de las engañifas del régimen para perpetuarse. Abdel Fattah al-Sisi era entonces el Jefe de la Inteligencia Militar. Algo habrá hecho en ese periodo intermedio; después, ministro de Defensa con Morsi, hasta el "no-coup", el golpe de estado. Ya se convierte en el portador de la voluntad popular. Lo verán como el hombre fuerte que libró a Egipto de los Hermanos Musulmanes, los que les engañaron en las urnas. El descrédito sobre la democracia ya está echado. La democracia es el caos; el Ejército es el orden y la prosperidad.

Outside the school compound, which was festooned with posters proclaiming local businessmen’s support for the president, there was a bustle of activity; pro-Sisi campaigners in a makeshift tent looked up registration details on laptops for those with queries about where to vote, staff manning a beverage stall offered free tea and coffee to voters, and street vendors loitered, offering deals on pictures of the president and Egyptian flags.
"High prices are everywhere, not just in Egypt," Girgis added, raising her voice to be heard over the loudspeakers blasting patriotic songs outside the polling station.**

Por encima de las manifestaciones de los apoyos a al-Sisi, perfectamente organizadas y generosas, con la cartelería a su favor del comercio local, la estrategia del enmascaramiento sobre una inflación que en 2017 ha sido del 30%, además de la pérdida de poder adquisitivo por la depreciación de la libra egipcia. "Los precios están altos en todas partes" es un argumento que el gobierno egipcio traduce a otros sectores, algo que incumbe a la "seguridad", al control de la ONG o el cierre de medios, entre otros muchos.
Sin posibilidad de mucho contraste los argumentos egipcios son siempre entre dos polos: 1) lo que se dice fuera es falso (desapariciones, torturas, censura, etc.) y 2) lo que ocurre y no se puede negar "sucede en todas partes". Con estas dos sencillas fórmulas se cubre el amplio espectro de problemas dando respuestas a los inquietos, críticos e incrédulos. Lo dicho de los precios es un claro ejemplo de la segunda fórmula.


Hay una segunda parte en el artículo con un encabezamiento —"Apathy among the youth?— sobre los "jóvenes", categoría con la que se identifica la Primavera Árabe y el levantamiento del 25 de enero de 2011. Algo que resaltan los artículos que describen las votaciones de los dos primeros días es la muy poca participación de jóvenes. Esta es la piedra en el zapato de al-Sisi. La juventud no ha entrado en sus planteamientos.
Ven que el régimen lleva las mismas trazas que el de Mubarak. Al-Sisi ha tratado con fórmulas de relaciones públicas ganárselos, pero no ha funcionado. Los sucesivos foros de jóvenes no han servido más que para promocionar el régimen y solo ha funcionado con sus propios cachorros. "Apatía" no es un término que cubra la totalidad, ya que responsabilizada del estado de ánimo de los jóvenes y a los motivos del distanciamiento.

"I'm not voting,” said 24-year-old Ahmed Mahmoud, a clothes shop owner in the working-class Cairo district of Sayyeda Zeinab.
“The elections have no use. He's taking [office] again anyway,” he said.
Others said they had chosen to spoil their ballots.
"I'm not convinced there is an election. I haven't seen a single banner for Moussa. No one knows who he is and there was no chance for others to appear and face off [with El-Sisi]," said 26-year-old Layla Mostafa, who had marked her opposition on her ballot paper.**

El principal interés del régimen es mostrar que la apatía es cuestión de edad y no rechazo del sistema. Así, podemos leer en el artículo:

Some observers say that young people in particular are showing signs of a lack of interest in the vote.
"For the youth, the election is like football. If it's a decisive final match, everyone will watch, but when it's a friendly, they won't really care," writer and election systems researcher Akram El-Alfy told Ahram Online.
"A vote means conflict, competition or an electoral battle, but everyone taking part sees it as a national duty, and this absolute loyalty is more of a trait of the elderly," he added.
El-Alfy also argued that the issue of apathy among young people was not an Egyptian phenomenon, and that around the world young people were less interested in the ballot box.**

También, por seguir con el símil futbolístico, la calidad de los contendientes puede tener bastante que ver. Se aplica, como vemos, la segunda fórmula: esto ocurre en todas partes, para referirse a la baja participación de los jóvenes en las elecciones. Como sabemos, dos situaciones iguales pueden obedecer a causas distintas.
Los jóvenes fueron los más entusiastas en la vida política tras la revolución, que ellos mismos encabezaron. Sentían la ilusión de haber dejado atrás la etapa del "padre Mubarak" y poder tomar el futuro en sus manos. Pero simplemente les cambiaron el patriarca. Eso fue decisivo para el rechazo posterior.


Una de las cosas más sorprendentes del régimen egipcio y de su presidente es el ansia de reconocimiento. Todo viene dado y todo hay que aceptarlo. Si no, se está contra el país, contra el estado y contra Dios. No hay posibilidad de humanizar un sistema imperfecto con personas imperfectas. Pero esa es la base de la democracia y no de las dictaduras en las que sus autócratas encarnan la perfección incuestionable. Han tenido que sacarse de la manga un desconocido para hacer creer que esto es más que una farsa electoral para justificar un régimen represivo. No hay posibilidad en los márgenes; el régimen lo quiere todo.
Los dos párrafos finales del artículo de Ahram Online terminan como no podría ser de otra forma:

Azza Ezzat, 60, told Ahram Online that she was sceptical of the apathetic. "Those who don't want to vote are the enemies of the country, who want it to be destroyed," she said.
In 2014, El-Sisi won a landslide victory with about 97 percent and a 47 percent of the electorate. Observers say that the president is likely to win a second term by a comfortable margin, and some of his admirers say they would like him to remain in office for decades.**

¡Bendita dictadura! ¿Cómo no ser "admirador" de aquel a quien se debe el orden, la paz y la prosperidad? ¿Cómo no dar gracias a Dios cinco veces al día por el regalo a Egipto del gobernante perfecto? ¿Cómo no hacerlo? Solo la inexperiencia de la juventud rechaza los bienes concedidos.


A lo largo del texto han ido saliendo, en perfecta polifonía, las voces de los contentos y de los descontentos. Han mostrado que no hay sistema, sino gobernantes que traen la paz. No es necesaria la democracia porque se puede prescindir de la oposición, palabra que mancha los oídos con solo escucharla. No son necesarios los partidos porque siembran la división y la discordia; es preferible que los notables se fundan alrededor del presidente y le apoyen en su amor a Egipto, algo que todos (incluso los más corruptos) deben mantener. Votar es un acto patriótico, un acto de obediencia a Dios. No hacerlo, por el contrario, es traición y apostasía. Votando, los egipcios dan al mundo prueba de su unidad, de ser todos un mismo puño. Y ese puño es el de Abdel Fattah al-Sisi.
Todos han visto lo que traen las veleidades democráticas, un invento de Occidente. Los que piden a Egipto que respete los derechos humanos, que mantenga la libertad de información, etc. son traidores que quieren la destrucción de Egipto. Y así se siguen sumando eslóganes y tópicos. Gustoso, el egipcio se rodea con las cadenas de la virtud cívica y da gracias a Dios por ellas. No hay peor acto que la desobediencia, que la rebeldía. Así lo enseñan Dios y la Historia.
Hoy acaba la tercera de las jornadas de votación. Abdel Fattah al-Sisi se mantendrá al frente de Egipto por otros cuatro años o décadas, como quieren sus admiradores, que son muchos. Pero siguen sin convencer a los jóvenes de que ese camino es el bueno, ya sea por apatía o rechazo.
Si se sigue la tendencia actual, refrendada ahora en las urnas, se seguirán cerrando medios y poniendo a los periodistas a buen recaudo o en la frontera; escritores y artistas seguirán el mismo camino en cuanto que discrepen, que será traición a sus ojos y los de sus jueces. Artistas, como Sherine, tendrán que dejar de hacer chistes sobre el Nilo para evitar se denunciadas y condenadas. Tendrán un facebook propio para no ser contaminados por nadie y ofrecer a su gobierno los datos directamente y no ser vigilados por Occidente, etc. etc. Una vez más, Egipto habrá demostrado al mundo que es especial y que pueden seguir besando con emoción incontenible los retratos de sus represores.
Ellos no necesitan más, unos por satisfechos y otros por apáticos. Parece que no hay término medio.


* "Egypt's NEA has legal right to impose fines on citizens who do not vote in presidential elections: Spokesman" Ahram Online 27/03/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/1187/293560/Egypt/-Presidential-Elections--/Egypts-NEA-has-legal-right-to-impose-fines-on-citi.aspx
** "Egyptians cast ballots on slow second day in 2018 election" Ahram Online 27/03/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/293572/Egypt/Politics-/Egyptians-cast-ballots-on-slow-second-day-in--elec.aspx


Anexo

Mada Masr ha publicado unos gráficos con diez datos económicos del periodo de Al-Sisi en el poder. Han sido realizados por Osman El-Sharnoubi.
 — "Sisi’s balance sheet" (26/03/2018) https://www.madamasr.com/en/2018/03/26/feature/economy/sisis-balance-sheet/









 


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