domingo, 25 de febrero de 2018

No hay excusas para las armas

Joaquín Mª Aguirre Romero (UCM)
El movimiento contra la Asociación Nacional del Rifle en los Estados Unidos está empezando a tomar forma por allí donde más duele: la retirada de las marcas que vinculan su nombre a la NRA. El cese del apoyo es grave para ellos porque los sitúa en el lado complicado, aquel en el que los discursos patrióticos no funcionan.
Hasta el momento, la NRA ha funcionado dentro del marco de la defensa de las libertades y como tal se justificaba su apoyo a los políticos que defendían las "libertades". Esto se resolvía mediante donaciones a las campañas de los políticos, en todos sus niveles, garantizándose así que ellos darían la cara y asumirían el discurso de las armas y las libertades como dos caras de una misma moneda. Esto ha cambiado.
El sutil cambio se manifiesta mediante la semántica: de "donación" a "compra" o "soborno". La presión sobre el senador Marco Rubio en el evento organizado por la CNN por parte de los estudiantes fue brutal, uno de esos momentos en los que uno cuenta los minutos a que termine. Los estudiantes mostraron una determinación asombrosa, ninguno de los presentes consiguió llevar a su terreno la discusión. Fueron precisos para evitar que se les escaparan por la tangente. Y a Marco Rubio se le preguntó directa y reiteradamente si recibió "donaciones" de la NRA. Rubio se defendía diciendo que nadie había comprometido su "agenda", pero la pregunta volvía una y otra vez cuando eludía la respuesta.
La empresas —que son buenas intuyendo los fenómenos de boicot— han empezado a desmarcarse de la NRA. No quieren verse arrastradas por la visión negativa que la Asociación está dando.


La BBC analiza el fenómeno con el titular "Por qué grandes empresas de Estados Unidos están boicoteando a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA)". La respuesta no necesita mucha imaginación: por temor a que las boicoteen a ellas. La presión es en cadena. Los norteamericanos boicotean a las empresas que tienen conexiones de muy diferentes tipos, desde descuentos en compras a los 5.000.000 de miembros de la Asociación a VISA, que dejará de hacer una tarjeta especial para ellos, entre otros muchos casos. Esto está solo comenzando.
Las medidas puestas en marcha por los jóvenes son muchas. Una de ellas es la llamada a registrarse como votantes, algo que puedes ser decisivo en muchos distritos y romper la situación existente en favor de los que no son financiados por la NRA. Esto debe preocupar especialmente al partido Republicano, máximos defensores de las armas o si se prefieren los que más se inhiben en cualquier intento de limitarlas.
Tanto es así que el propio Trump ha intentado ofrecer una subida de la edad de compra, de 18 a 21. A nadie se le escapa que ese no es el problema. Si la propuesta de armar a los profesores ha sido rechazad de plano por el sistema educativo, la de retrasar tres años la compra no es mucho para evitar futuras matanzas.


El hecho de que Nikolas Cruz pudiera comprar su arma semiautomática de forma legal no es el elemento decisivo en la matanza. Muchas casas están llenas de armas y no necesitan comprarlas ellos mismos, sino que pertenecen ya al arsenal familiar. Aunque se prohibiera toda venta de armas ahora mismo, el problema de las armas almacenadas no se resolvería en décadas.
Estados Unidos necesita un plan integral que actúe en todos los planos del problema, algo prácticamente imposible de ejecutar ante las divergencias interpretativas de lo que es un arma y lo que implica. Las escuelas, además, no son los únicos escenarios, como se tuvo la desgraciada ocasión de ver en la última matanza en Las Vegas, durante un concierto, en el que un francotirador se atrincheró con armamento de todo tipo. El resultado fueron 59 muertos y más de 520 heridos, un auténtico baño de sangre, que superó en diez muertos a la anterior masacre, el de los 49 en la discoteca de Orlando, Florida. Fue el 1 de octubre de 2017.
La BBC recoge la reacción de los responsables de la NRA ante el boicot que se le está realizando a las empresas vinculadas con ellos:

"Los miembros de la NRA, respetuosos de la ley, no tuvieron nada que ver con el fracaso de la seguridad de la escuela (Stoneman Douglas), con el fracaso del sistema de salud mental de Estados Unidos, ni con el fracaso del Sistema Nacional de Verificación Instantánea ni las crueles fallas de las autoridades federales y locales", dice el mensaje.
"A pesar de eso, algunas corporaciones han decidido castigar a los miembros de la NRA en una vergonzosa muestra de cobardía política y cívica. Eventualmente estas marcas serán reemplazadas por otras que reconozcan que el patriotismo y el compromiso decidido con las libertades constitucionales son características de un mercado al que desean servir", agrega.*


El lenguaje empleado es el de siempre, el del patriotismo, el de las libertades, el del derecho a defenderse. La introducción del término "mercado" permite comprender dónde está la raíz del problema. Las armas son un gigantesco negocio y las pérdidas de vidas causadas por ellas no son problema de quienes las venden y promueven.
La cultura popular ha mostrado —y en parte creado— mucho del fetichismo de las armas. La sociedad norteamericana padece múltiples traumas por la presencia de esas armas en casas y calles. Se ha ido elevando el nivel de dependencia armamentística es en los conflictos callejeros y en los problemas psíquicos en donde se ve más claramente.
La Policía norteamericana produce muertes por temor a ser herida. The Washington Post titula "Fatal force" y representa en una sola cifra, 987, los muertos por la Policía en Estados Unidos solo en 2017. Casi mil muertos en un año a manos de la Policía. Muchas de estas muertes salen a la luz en su irracionalidad, muertes injustificables. Otras muchas se producen en tiroteos y enfrentamientos con los delincuentes, bandas o sospechosos de cualquier delito. La sospecha de que alguien pueda llevar un arma condiciona las actuaciones y el poder de las armas en manos de los delincuentes, armas compradas legal o ilegalmente, convierte la calle en escenario de tiroteos.


No se puede olvidar el fenómeno del "vigilantismo", creado por la xenofobia creciente que ve en los inmigrantes hispanos sospechosos de ser criminales. Lo mismo ocurre con la población negra, sospechosa por el hecho de serlo, como mostró en el caso de Trayvon Martin en Miami —también Florida—, el muchacho asesinado por un vecino vigilante que pensó que por llevar capuchas ya era un criminal. La Radio Pública Norteamericana los sintetizaba así:

"Seventeen-year-old Trayvon Martin of Miami, was walking from a convenience store to the home of a family friend in a gated community in Sanford on Feb. 26th. He was confronted by neighborhood watch volunteer George Zimmerman. Zimmerman called police to report a suspicious person but before police arrived, the two struggled and Zimmerman shot and killed the teenager. Community members are demanding Zimmerman's arrest but Sanford Police say they don't have sufficient evidence to dispute his claims of self defense."*


Esto no es una escuela. Zimmerman representa otra respuesta fallida de la sociedad norteamericana ante el problema de la violencia que ella misma produce. El caso dio lugar al "movimiento de las capuchas", que tenía un componente claro de protesta contra el racismo de los "perfiles étnico", otra cuestión puesta en marcha con la llegada de Trump al poder y su criminalización de los hispanos o afroamericanos, directa o indirectamente, al apoyar o mantener silencio ante lo que los grupos racistas hacen. Recordemos que le ha costado un enfrentamiento con Reino Unido al respaldar con un tuit a un grupo ultraderechista y racista. Trump, por decirlo claramente, ha sido el candidato que ha surgido del apoyo del KKK o de la NRA, por no señalar más que dos de sus impulsores.
La cuestión de las armas es de una enorme complejidad dentro del marco cultural estadounidense. Para muchos norteamericanos, las armas forman parte de su idiosincrasia y las muertes no son más que las consecuencias colaterales.
El movimiento de los jóvenes de Florida es importante. Trump solo tiene  una virtud: la de unir mediante la indignación. Sus descarados tuit, sus insultos permanentes a la inteligencia de las personas y a sus principios, levantan el ánimo de los que deciden enfrentarse a esos problemas que él trata de manera tan desafortunada.



Ha unido a mujeres, afroamericanos, inmigrantes y ahora a los jóvenes contra sus propuestas. Son muchos frentes que revelan la toma de conciencia de los grupos en defensa de sus ideas o derechos, de sus libertades amenazadas.
Más allá de los límites de la venta —complemente necesarios— en edad y control de los compradores y potencia de las mismas, hacen falta medidas educativas y psicológicas. No hay que armar a los profesores, sino dotarles de capacidad de actuación mediante programas de detección y apoyo a personas que acaban encontrando en la muerte de otros la "solución" a sus problemas.
Aquí hemos tratado hace algunos años la cuestión de los suicidios de soldados norteamericanos, cifras escandalosas que superan a los muertos en combate. La sociedad norteamericana es muy dura en muchas cosas. La idea del "perdedor" está presente de forma agobiante acabando en patológica. Surge la idea de venganza y destrucción, presente en muchos de los asesinos de esta categoría. La queja del abandono de los soldados que regresan rotos nos muestra la dureza de la vida en una sociedad que muchas veces no quiere verte en tu dimensión completa, sino solo como persona rentable.


No son solo las escuelas los espacios de matanzas. Hemos citado la de Las Vegas y la de la discoteca de Orlando. La NRA echa la culpa a los sistemas de vigilancia, que es cierto que fallan. Pero fallan, entre otros aspectos, porque los que ven bien a la NRA ven muy mal los servicios sociales, las mejoras de la educación, la sanidad y todas aquellas medidas que tengan un carácter socio-humanitario. Dios da a cada uno lo que se merece, dicen. No lo creo. Lo que es cierto, en cambio, es que ninguno de esos 17 jóvenes y niños muertos se merecía la muerte cuando asistían a la escuela.
Hoy salen de las escuelas y van a los foros, hablan en los programas de televisión y radio. Los periódicos se ocupan de ellos. Sus argumentos son buenos y su estilo implacable ante los escurridizos políticos que no pueden más que ampararse en difusas ideas. Por eso, las campañas contra ellos, otra de las infamias que el mundo de las "fake news" y la "realidad alternativa" no tiene escrúpulos en usar en la red para difamarlos acusándolos de ser "actores" pagados o activistas aprovechados. Una verdadera infamia.
Si el movimiento por el control de las armas consigue crecer y asentarse, las presiones sobre los republicanos van a ser muy grandes y tendrán que alejarse de sus donantes habituales. Intentarán ajustes cosméticos en las leyes y les será difícil seguir manteniendo el argumento de que la respuesta a las armas son más armas. La iras han ido directamente contra la NRA, que es apuntar al impedimento de que sean desarrolladas muchas acciones políticas y sociales contra la venta de armas automáticas de gran potencia. La locura ha ido creciendo en un negocio manchado de sangre. al que se le han acabado las excusas.



* "Por qué grandes empresas de Estados Unidos están boicoteando a la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA)" BBC-Mundo 24/02/2018 http://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-43182493

** "Killing Of Fla. Teen Trayvon Martin Becomes National Story About Race" NPR 19/02/2012 https://www.npr.org/sections/thetwo-way/2012/03/19/148905661/killing-of-fla-teen-trayvon-martin-becomes-national-story-about-race

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