jueves, 1 de febrero de 2018

La perversa sentencia

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hay muchas formas de hacer justicia. Por más que se invoquen las leyes, estas pueden ser muy arbitrarias en su concepción y malintencionadas en su aplicación. Recordarán el reciente incidente del que dimos cuenta aquí, el asalto de una multitud a una iglesia tras el rezo de un viernes porque alguien expandió el falso rumor de que en una iglesia de la población iban a poner una campana.
El peculiar sentido de la convivencia que tienen muchos egipcios respecto a esos ciudadanos de segunda, que son los coptos, siempre vigilados, atentos a que no se muevan ni un milímetro más de lo que se les ha permitido, se muestra ahora en las sentencias resultantes.
El estatal Ahram Online nos lo cuenta así:

A Cairo misdemeanour court sentenced on Wednesday 19 people to a one-year suspended sentence and handed each an EGP 500 fine over an attack on a Coptic Christian church in Giza's Atfih.
Last month, dozens of Muslims in Atfih's Kafr El-Waslin village vandalised the church over a rumour that church officials were planning to install a bell at the building, according to church officials.
The court has also fined the Christian owner of the building EGP 360,000 (around $20,370) for using the building as a religious site without a permit.
A senior Christian cleric in Atfih said at the time of the incident that the diocese had applied to obtain a permit for the church after the country's new church building law was passed in 2016. The cleric added that the church had been holding prayer services for 15 years.
Christians make up around 10 percent of Egypt's 96 million people.
Before the 2016 church building law was passed, Egyptian Christians had long struggled to obtain permits to build churches, with the process at times taking years.
Some congregations were forced to build unlicensed churches or carry out their religious rites in buildings that were not officially designated for religious use. The presence of these unlicensed churches has occasionally sparked sectarian violence between Muslims and Christians in rural areas.*


La sentencia nos permite evaluar mejor la situación de los coptos y la desesperación de muchos con lo que consideran la gigantesca hipocresía del sistema. Es ridícula la sentencia que penaliza con 500 libras, unos 27 dólares, y suspensión de la condena de un año a los atacantes de la modesta iglesia, frente a la condena a las víctimas del ataque. El propietario de la sala dedicada a la celebración religiosa es condenado a pagar 360.000 libras, unos 20,370 dólares, según calcula el periódico. La culpabilidad de los dueños es por no tener licencia después de 15 años en marcha y esperando a que se les responda a sus peticiones de legalización.
Entra en juego el silencio administrativo que, en función de la naturaleza del régimen podrá ser considerado positivo o negativo. En Egipto, en cambio, es un arma inepta. Es decir, la ineptitud se convierte en tardanza interesada: no contesta y si ocurre algo o te conviene tener bajo presión al solicitante entonces se actúa contra él, que es lo que ha ocurrido en este caso.
Primero haces una ley para que la comunidad internacional vea que los coptos no son discriminados y pueden construir sus templos. Cuando los coptos, en segundo lugar, te piden permiso para hacer un templo o legalizar el que estaba construido desde hace años, no contestas. Al no hacerlo, tienes pendiente de tu decisión a los solicitantes, tercero, y además tienes contentos a los sectarios de la zona que ven que no se les concede licencia. Y cuarto, si ocurre algo, te lanzas contra ellos porque no tienen permisos.
Si la administración egipcia tuviera obligación de resolver y contestar en un tiempo determinado, perdería gran parte del su poder arbitrario sobre los ciudadanos. Si el silencio administrativo fuera positivo, es decir, el solicitante puede considerar que se le ha concedido el permiso si no se le contesta en el tiempo determinado, el poder del Estado sobre los ciudadanos se vería muy reducido. Pero el no contestar durante años crea un sensación intimidadora ya que en cualquier momento pueden decidir actuar, como hemos visto ahora, y condenar a durísimas penas a personas cuyo único delito es no haber recibido contestación administrativa durante años. Esto vale para una licencia de una iglesia o para presentarse a la campaña por la presidencia.

La indefensión del que solicita es total, al igual que la arbitrariedad. Muchos son arrestados y es esperando que se resuelva su juicio que, sin embargo, se pospone una y otra vez, algo de lo que se han quejado múltiples activistas, que cumple de esta forma condena sin haber sido condenados.
La sentencia del ataque a la iglesia es una aberración. Anima al salto, incluso. Hace ver que la violencia es posible y barata. Da la razón a los asaltantes ya que el máximo responsable son las víctimas, las personas golpeadas, por asistir a locales "ilegales". La propia redacción del diario lo señala en su última frase: «The presence of these unlicensed churches has occasionally sparked sectarian violence between Muslims and Christians in rural areas».
La mezquindad de la frase hace ver que lo que causa el ataque es la "ilegalidad" y no que sea de otra religión. De esta forma parece decir que los "justos musulmanes" no soportan a los delincuentes, ya que es la "ilegalidad" de la construcción lo que causa su arrebato violento. Pero es así como funciona esto, con hipocresía infinita. La expresión "sectarian violence between Muslims and Christians" es igualmente falsa: ¿cuál es la violencia copta en esta caso? ¿Qué quiere decir "between" aquí si la violencia solo llega de un lado? ¿En qué sentido eran violentos los egipcios coptos? ¿Por qué no violencia "contra" los coptos?
Lo que se penaliza realmente es el haber llevado el ataque sectario a las primeras planas de la prensa mundial. No se lamenta el ataque, sino el deterioro de la imagen. Recordamos ahora el caso del bañista denunciado por haber sido mordido por un tiburón en el Mar Rojo. Dañaba al turismo de la zona.
Por este camino complaciente con la violencia sectaria, el gobierno egipcio sigue creando un espacio imposible. Por muchos discursos que hagan sobre los coptos, lo cierto es que padecen doblemente, por ser egipcios y por no ser musulmanes. Entre el silencio de la administración y la violencia de sus vecinos, quejarse es lo que les queda. Pero son también sancionados por ello, pues las quejas llegan a los medios. ¿Qué les queda entonces?





* "Egypt court gives one-year suspended sentence to 19 people over Atfih church attack" Ahram Online 31/01/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/289138/Egypt/Politics-/Egypt-court-gives-oneyear-suspended-sentence-to--p.aspx

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