domingo, 5 de noviembre de 2017

La frivolidad distante

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Me parece muy revelador el artículo publicado en ABC por Salvador Sostres. En muchas ocasiones hay que elevarse para tener vista de pájaro y poder ver el conjunto. En otras, hay que fijarse en el detalle, en las palabras y hechos sin público o trascendencia, pero que contribuyen al lienzo confuso de la Historia. Una anécdota puede ser más reveladora que un gran acontecimiento; una palabras, más que un discurso retórico. Muchas veces comprendemos mejor a través de los detalles que de los grandes tratados o declaraciones.
El artículo de Sostres comienza con dos anécdotas que creo interesantes para poder comprender lo que ocurre y en manos de quiénes está en estos momentos el destino de muchos españoles y, especialmente, la vida diaria de aquellos que viven en Cataluña, que son —no lo olvidemos— el rompeolas del ímpetu embravecido de los independentistas, los que deben reaccionar en corto ante sus exigencias e imposiciones, demostrándoles que la política de hechos consumados no es aceptable.
Las anécdotas son reveladoras de las manos que han tenido el timón de esta situación que ahora vivimos. Escribe Sostres:

Isidro Fainé, presidente de la Fundación Bancaria La Caixa, no llama nunca a los políticos pero acude siempre que le solicitan. También cuando le llamó Carles Puigdemont, a los seis meses de llegar a la presidencia de la Generalitat. Era el mes de julio de 2016. Cuando el señor Fainé entró en el despacho presidencial un caótico Puigdemont se le acercó para saludarle y antes de darle las buenas tardes le dijo: «Isidre, que sepas que soy independentista. Te lo digo para que no te engañes. Y por cierto, ¿tú lo eres?». El presidente Fainé asistió atónito al esperpéntico recibimiento pero tuvo la sangre fría de contestarle: «President, yo soy partidario de una gran Cataluña dentro de España. Y le diré más: desde que estoy al frente de La Caixa he conocido a cuatro presidentes de la Generalitat: a Maragall, a Montilla, a Mas y hoy a ti. Tus tres antecesores me pidieron que hiciera de La Caixa el primer gran banco de España, y ahora que lo hemos conseguido, tú quieres salir de España».
Puigdemont enmudeció de tal modo que el camarero que contempló la escena sólo recuerda otra igual, también con Fainé, cuando quien le llamó para conocerle fue Ernest Benach, presidente del Parlament a propuesta de ERC durante los tripartitos y uno de los mayores patanes que ha dado la política catalana. Benach invitó a comer al señor Fainé al Parlament y al final del primer plato empezó a toquetear su teléfono portátil como muy concentrado y cuando su invitado intentó decirle algo, ante la extraña situación que se estaba creando, todo un presidente de uno de los parlamentos más antiguos de Europa le respondió: «Isidre, perdona un momento, que estoy a punto de batir mi récord en el juego de la serpiente: ahora enseguida continuamos hablando».*


Cuando El País reprodujo el vídeo cazado por TV3 en el que Oriol Junqueras y otros dirigentes del "procés" hablaban del discurso que Puigdemont estaba preparando para después del referéndum, escribí que descubría en su salsa a las personas que se habían puesto al frente del todo esto. La misma ligereza que se nos muestra en lo referido de 2016 por Sostres sobre Puigdemont, la misma frivolidad visionaria. Es una muestra más de la degradación del liderazgo político hasta niveles inmaduros y grotescos. No hace falta comentar la segunda de las anécdotas.
Contrasta la primera anécdota la distancia entre las dos personas y sus objetivos: el banquero que ha conseguido crear un gran banco para Cataluña y en España y el frívolo visionario que está dispuesto a destruir lo creado por un sueño irreal que se acabará llevando por delante a los que dice encabezar. No hay quijotismo, solo frivolidad,  e irresponsabilidad.
Sus palabras ofreciéndose como "líder" desde su refugio temporal en Bruselas son un apunte más sobre esta desvergüenza. No hace muchos días, la CUP se paseaba por Barcelona con carteles con el lema "Puigdemont traidor". Su espantada no da mucha más confianza a los suyos. El hamletiano Puigdemont acumula demasiadas incertidumbres en su interior y para su futuro.


El camino hasta llegar a las elecciones se hará eterno y estará lleno de giros dramáticos y truculentos. Los resultados, ya sea porque los consideren "plebiscitarios" Puigdemont y los suyos, ya sea porque los constitucionalistas no logren ponerse de acuerdo, serán decisivos en las futuras estrategias. Las encuestas no dan la mayoría a los secesionistas, pero concurrirán unidos, lo que da fuerza.
Su estrategia será hacer todo lo posible para que esto no ocurra en la otra parte. Y la forma de hacerlo es forzar las situaciones, generar ruido y violencia, que provoquen tensiones. En esto el papel esencial lo está jugando Podemos, que sigue con su idea de forzar al Partido Socialista a alejarse del centro. Cada vez es más evidente que sus estrategias son destructivas en todos los planos. Ellos sabrán por qué lo hacen.
La anécdota de Puigdemont nos muestra al personaje. No es una personalidad con profundidades, sino con una enorme ausencia de sentido de la realidad. Quizá esté ahí por eso. Puede que fuera más cómodo para algunos mandar por delante a un iluso que realizar ellos mismos lo que sabían que traería grandes y graves consecuencias.
Su "ofrecimiento" a ser el candidato es un reto para los que pudieran querer ponerse al frente una vez en marcha todo. Su salida de Cataluña, con su falsa foto en Instagram incluida, es lo que es, una huida con la finalidad de tener una figura en el exterior que sirva de referencia a la desobediencia pero también una forma de abrir nuevas fórmulas.


Nos dicen ya todos los medios que Carlos Puigdemont se ha entregado a la justicia belga con sus ex consejeros. Veremos cuál es el camino que trata de abrir. La cuestión es si regresa para no quedarse fuera de la foto después de que sea ERC la que queda por delante en la encuestas mientras que su partido, el PdeCat se ha apresurado a proponerlo como candidato a la presidencia, después de ver cómo se han hundido. Puede que sea el "regreso" (aunque sea virtual) la fórmula elegida para poder recuperar tirón electoral. No todo el mundo ha entendido Bruselas. Y los retrocesos de los partido secesionistas son importantes según la encuesta de La Vanguardia.


Dice Berna González Harbour en El País de hoy: "Puigdemont puede hablar en tres o cuatro idiomas desde la capital europea, pero en ninguno de ellos dice nada que encaje con la realidad."** Y es así. Pero hay que tener cuidado porque en ocasiones la realidad se puede complicar mucho con las palabras de los no la reconocen. El problema no es tanto la realidad como lo que algunos creen posible.



* Salvador Sostres "Fainé a Puigdemont: «Y ahora que lo hemos conseguido tú quieres salir de España»" ABC 5/11/2017 http://www.abc.es/espana/abci-y-ahora-hemos-conseguido-quieres-salir-espana-201711050258_noticia.html

** Berna González Harbour "Puigdemont, el astronauta que volverá a otro país" El País 5/11/2017 https://elpais.com/elpais/2017/11/04/opinion/1509793894_718132.html



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