domingo, 22 de octubre de 2017

Juego de trolas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Que los partidos independentistas catalanes hagan lo que hace tiene su lógica, pero asombra hasta cierto punto la actitud del Podemos de Pablo Iglesias por su irresponsabilidad. Digo "hasta cierto" punto porque el tono medido y calculado de Iglesias de estos días, un recitado cuidadoso y teatral, cínico y calculador no deja demasiadas dudas de qué es lo que busca.
En estos momentos están los que buscan la independencia, los que buscan el caos y los que buscan ambas cosas. Por supuesto, al otro lado están los que han apartado sus diferencias en beneficio de la superación de un desafío que afecta a la totalidad de España y de igual forma a Europa en su conjunto, como bien han expresado, de forma rotunda, todas las autoridades e instituciones de la Unión.
Desde hace mucho tiempo está claro que el juego de los dirigentes de Podemos es dinamitar el Estado. Es un grupo que canalizó las fuerzas emergentes del 15-M y posteriormente se alió con todas las fuerzas antieuropeas del continente producidas desde la izquierda radical. El ejemplo de sus "amistades griegas" es revelador, aunque finalmente en Grecia el sentido común se impuso y el sacrificio se vio mejor que el suicidio. Incluso el coqueteo griego con Putin, como amenaza a las instituciones europeas, se tuvo que replegar porque no era más que un salto al vacío.
Pero Podemos ha pasado a través de la crisis económica, su principal argumentario político, sin conseguir lo que quería. Su intención ha estado perfectamente marcada en sus pasos. Dio un primero salto a Europa para adquirir protagonismo y hacer desde allí antieuropeísmo. Posteriormente dio el salto a los ayuntamientos con alianzas de grupos que habían perdido relevancia o locales y consiguió mediante pactos llegar a las ciudades más importantes. Su idea era utilizarlas como plataformas para sus operaciones locales, ir creando—como se ha hecho en Cataluña— un entramado subvencionado para ir introduciéndose en las zonas clave y creando sus recursos futuros. Poco a poco, se prepara el salto.


El objetivo siguiente era dinamitar la izquierda del bipartidismo para deshacer el estado que para ellos se identifica con la monarquía. Consiguieron arrinconar al PSOE con sus campañas de alta presión acusándolos, como hacen ahora, de alianza con el PP, sobre el que todos han ido tejiendo a su vez un estigma, casi una técnica conductista de nausea.
La traca final es su adhesión al independentismo y el nuevo ataque a las instituciones. Con ello se confirma que su objetivo no ha sido nunca la gobernación del estado sino la destrucción de las instituciones que garantizan la convivencia. Su obsesión con desmantelar la "transición" es constante y agresiva contra todos. Su estilo es ese. Lo mismo en Europa; no participan en su futuro sino en su desmantelamiento. No es casual que Iglesias desarrollara su voz en una televisión iraní, Hispan-TV, en donde fue acogido para sembrar sus mensajes atacando a todos. Desde allí fue creciendo. Ahora sus ataques siguen siendo contra todos (PP, Ciudadanos, PSOE) lo que considera obstáculos. Su labor, además, es la de encizañar a todos con sus ataques ingeniosos (decir que Pedro Sánchez es un "vicepresidente de Rajoy", por ejemplo).
El diario El País incluye una columna firmada por Teodoro León Gross con el título "Las mentiras de Podemos" en la que se explica:

Cuando ayer Echenique proclamó que “se ha suspendido la democracia”, descargaba la primera de las balas diseñadas ad hoc para el momento crítico del 155. Ese mantra atravesó las redes sociales como si fuera la tamborrada de Calanda. Sería inútil detenerse a razonar, como en el estudio de Swire-Thompson, que en una democracia suspendida Podemos no daría esas ruedas incendiarias, o que por la tarde no se habría convocado una manifestación de organizaciones lideradas por dos acusados de sedición, o que Puigdemont no tendría una comparecencia a su gusto en televisión, o no se respetarían escrupulosamente los plazos del 155 a riesgo de perder la iniciativa... Todo esto es sencillamente obvio. Podemos ha desplegado una batería de mentiras deliberadas, eslóganes de laboratorio perfectamente medidos, sin escrúpulos, para alcanzar sus objetivos. Irene Montero:: “PP-PSOE-Cs usan la C78 para romper los puentes”. Ramón Espinar: “Rajoy quiere humillar a Cataluña”. Echenique: “Felipe VI ha reiterado que se posiciona políticamente con el PP”. Es inútil perder el tiempo. Ellos saben que mienten, y a los suyos les vale así.
Podemos ha encontrado, en el procés, el combustible para volver a hacer carburar sus planes cada vez más gripados. Tras la trayectoria excitante desde las elecciones europeas de 2014 a las generales de 2016 sin sorpasso, la perspectiva de alcanzar sus objetivos en las urnas ha continuado desfalleciendo. De ahí su apuesta en Cataluña. Tiene sentido: si tu objetivo pasa por desacreditar el Régimen del 78, el procés es una oportunidad de oro. El 155 efectivamente puede ser el final del statu quo de los consensos del 78. Por eso se han lanzado a proclamar ese mensaje. En Podemos no sólo especulan con un Govern junto a ERC, sobre todo han entendido las oportunidades en este río revuelto. Y el fin justifica los medios., como dicta el leninismo elemental. Ellos no ocultan su objetivo, y de ahí su contribución decidida al nacionalpopulismo. No son idiotas. Los estudios de Yeling Yang o de Nobuhito Abe ya mostraban el alto nivel de conectividad cerebral en los mentirosos. Esto es una estrategia calculada que va más allá de mantras sectarios.*


En España sigue alentando el descrédito institucional y la presión callejero asamblearia de una política de diseminación de consignas para dinamitar el sistema. Se entiende claramente que para ellos está representado en la Constitución de 1978, nuestra vigente carta magna.
Se pueden escuchar muchas ideas diversas y contrarias, pero esa no es la definición de mentira. Una idea contraria no es una mentira. Sin embargo hay quien confunde una cosa con la otra. Con las ideas de otro signo se puede llegar a debatir; con las mentiras solo cabe rechazarlas. Es imposible discutir con un mentiroso, de la misma forma que no es fácil negociar con un tramposo. Y están empezando a abundar ambos.
A las mentiras del secesionismo se suman ahora las de Podemos. No era de esperar otra cosa, pero cabía un átomo de esperanza de que tuvieran un poco de respeto ante la gravedad de los hechos, de sentido del momento histórico. No ha sido posible, por lo que queda en evidencia su objetivo principal. Todo vale y de forma absolutamente irresponsable. Serán cómplices del caos que se está formando y de las terribles consecuencias que van a tener para todos.
El desafío no es al gobierno, es a la sociedad española en su conjunto, especialmente a los catalanes que han visto saboteada su convivencia y sus derechos. Es sorprendente el rasgado de vestiduras de algunos que han ignorado durante años los abusos cometidos contra las personas que no aceptaban el discurso único del nacionalismo secesionista catalán. Las quejas están ahí para recordar que los españoles no recibían el mismo trato según donde les tocara vivir.
La pregunta ahora es "¿dónde se supone que van?", con la ilegalidad por delante y las puertas cerradas en todas partes. ¿Hacia la "utopía"? Este salto al vacío solo llevará al desastre.


La estrategia que el otro día comentamos, la que se desprendía de las declaraciones de Raúl Romeva, es la amenaza a Europa con el contagio intencionado del secesionismo hacia una inexistente unión de repúblicas etno-socialistas, en la que se resuelva la contradicción entre los elementos románticos de distinción basados en lengua y raza y aquellos otros de carácter social asambleario.
El gobierno catalán ha estado actuando durante años preparando esto, como se ha hecho público. Es la señal más evidente de su mala fe. No ha querido nunca negociar nada a sabiendas de lo inaceptable de la sedición. Ha ido a hechos consumados. Dando un paso más hacia adelante cada vez para decir después que quería "negociar". Todo lo que ha ido saliendo a la luz evidencia que sus planes estaban trazados y sus objetivos claros.
Les han fallado los presupuestos falsos sobre los que habían convencido a los suyos: Europa les apoyaba, la desconexión legal estaba garantizada tras el referéndum, ellos son el "pueblo". Ahora Cataluña, al margen de cualquier otra circunstancia, va a sufrir un estigma internacional del que tardará mucho en recuperarse. Es el resultado de lo hecho por el mesianismo de Puigdemont, Forcadell y compañía.
A todos ellos hay que sumar a Podemos, cuyo escenario de río revuelto y de destruir la unidad de España y traer una república asamblearia y callejera, sienten más cerca. El desafío es a la democracia, a la sociedad española en su conjunto, a la propia Cataluña.


El origen de todo esto es la facilidad de crear discursos falaces como consecuencia de una crisis social y económica mal digerida y mal explicada. Se ha dejado durante este tiempo que reinaran los tópicos políticos más interesados sin contestarlos. Se ha atacado en este tiempo todo lo que de alguna forma sostenía el conjunto: la estabilidad del bipartidismo, el espíritu de acuerdo de la Transición, el respeto constitucional, la solidaridad social, etc. Todo ello se ha ido minando intencionadamente.
Ahora vemos las consecuencias de ello y la necesidad de partidos fuertes que permitan la estabilidad, con la posibilidad de llegar a acuerdos sin complejos, tanto nacionales como locales para superar el cáncer del secesionismo o cualquier otro desafío.
Hoy vemos los peligros de muy diferentes tipos por toda Europa. Alguien tiene apuntado en su agenda que debe ser así. Al igual que otros tenían apuntada dinamitar España y sus instituciones. Es el momento de contestar las mentiras y la demagogia antes de que crezcan y hagan más daño. Es la parte positiva la defensa firme de los valores que nos han permitido durante cuarenta años disfrutar de la convivencia y la transformación económica y cultural de España.
Hoy somos una democracia, digan lo que digan Iglesias, Echenique y los suyos, digan lo que diga Puigdemont o Junqueras, quienes han mentido constantemente a catalanes, españoles y europeos. Los insultos a la historia y a la inteligencia tienen que ser contestados con firmeza y serenidad en todo momento. Explicar cada mentira, contrarrestar la demagogia es tarea necesaria. No pueden seguir jugando a las mentiras de forma continuada.




* Teodoro León Gross "Las mentiras deliberadas de Podemos" El País 22/10/2017 https://elpais.com/elpais/2017/10/21/opinion/1508608410_870485.html

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