sábado, 16 de septiembre de 2017

La poligamia o el patriarcado contraataca

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Ayer contábamos aquí el caso de la hija que demanda a su padre por "negligencia emocional", aduciendo que habían pasado más de veinte años del divorcio y que nunca se había dirigido a ella, ni en su boda ni en su viudez. Era ya el segundo matrimonio de su padre, un conocido político, que presumiblemente se encontraba en su tercero (al menos). La demanda, decía su autora, trataba de sacar a la luz uno de los muchos problemas que aquejan a la sociedad egipcia en lo relativo a la vida familiar, lo que afecta especialmente a las mujeres, esposas o hijas, casadas, viudas o divorciadas.
El sistema es tan desequilibradamente patriarcal que a muchas mujeres no les queda más remedio que armarse de valor y tomar decisiones de este tipo para mostrar su desacuerdo y su deseo de cambio.
Sin embargo, el deseo de cambio de las mujeres trae diversos tipos de contestaciones y presiones sobre ellas. Vimos no hace mucho cómo diversas ciudades lucían pancartas en sus calles incitando a los padres a una mayor vigilancia sobre la vestimenta de sus díscolas hijas. Es la forma habitual de responsabilidad a las mujeres por el acoso, por los ataques que sufren en las calles. La prensa daba cuenta hace también pocos días cómo se incluía en los informes policiales de las denuncias de ataques la descripción de las ropas que las mujeres llevaban en el momento del ataque, como si esto fuera una disculpa. La presión sobre el velo se basa en la falsa creencia (según las estadísticas) y en la mentira sin más de que la mujeres que lo llevan se perciben como "virtuosas", mientras que las mujeres que no lo llevan se merecen el ataque porque lo están "pidiendo" tácitamente. La cruda realidad, como han demostrado gráficamente algunos, es que todas son atacadas por las hordas callejeras de machos que se escudan tras sus intenciones "piadosas" correctoras para el magreo y la violación.


El diario AlBawaba nos trae, con el título "" un muestra de la parte reaccionaria que el movimiento de autonomía de la mujer:

Cairo - “A married woman is fared far better than the unmarried.” “Sharing a husband is better than never [having one].” That’s how Mona Abu Shanab, founder of a self-styled ‘Polygamy Campaign,’ explained her pro-polygamy campaign initiative. 
Polygamy is the practice or custom of having more than one wife at the same time.
In this regard, Abu Shanab deprecated family status law as being "totally unfair to men, women and children, and the cause of the two chronic, social ills in Egypt, namely spinsterhood and divorce.
She explained: “The Family Law makes it difficult for divorced men or women to be given custody of the child in case of remarriage. That’s why many divorcees resort to common marriage (Urfi) in order to keep custody of the child or the alimony of the husband.”
In an exclusive statement to the Al-Bawaba News Portal, Abu Shanab affirmed women still suffer from repression and maltreatment in society despite the great strides they have made.
She explained: “When in her 40s, I think the wife is usually led to believe that she is the center of the house, and that she has the final say in the house. This attitude or mindset makes her a ‘nagging wife’ who is asking for trouble, and nothing seems to please her, while her husband is looking for inner peace and emotional stability.”*


Es difícil encontrar posiciones más cavernícolas salidas a la luz. No dudo de que estas opiniones sean compartidas por muchos hombres que verán explicados en ellas los "problemas" y actitudes que se encuentran en sus casas. Mona Abu Shanab, por fin, les deja claro, que tienen razón y que son víctimas de mujeres quejicas que se creen el centro del mundo y eso va contra el orden del mundo.
Los dos eslóganes con los que arranca el texto son rompedores: "una mujer casada es mejor que una soltera" y "es mejor compartir marido que no tener ninguno". Funcionan bien en tuit, camiseta y banderola. Breves, concisos, directos.
¿Forma parte la sonriente Mona Abu Shanab de alguna conspiración machista y patriarcal que en las mujeres el tormento de los hombres? Da igual. Ella es otro ladrillo en el muro del conservadurismo islamista para el que la poligamia es la solución. Frente a la soltería, poligamia; frente al divorcio, poligamia. Mejor un mal marido que un emir azul, que no calientan las noches frías. Mejor saber que tu marido está con su segunda, tercera o cuarta esposa que no saber dónde está.
Lo que más conmueve es la visión de Mona Abu Shanab de la evolución separada: los hombres avanzan en busca de la "paz interior" (inner peace) y la "estabilidad emocional" (emotional stability) mientras que las mujeres se convierten en "esposas quejicas" y tienden al desorden emocional. ¿Qué mejor recurso para el hombre que ir cambiando de esposa según tengan el día?


A Mona Abu Shanab le da igual que muchas mujeres se enfaden porque el marido aparece con una segunda (tercera o cuarta) esposa sin consultar. ¿Para qué consultar? Ellas no comprenden que su marido es el centro del mundo y que sobre él cae la responsabilidad de los destinos del mundo. No comprenden, además, su generosidad al acoger mujeres en sus casas evitando que se conviertan en eternas solteras, que mueran sin conocer varón (re-conocido).
Le preocupa que la gente se case en secreto (mediante el matrimonio urfí) para evitar así que las divorciadas puedan abusar de su ex maridos recibiendo pensiones mientras caen en brazos de otros que solo "consumen", pero no pagan la "consumición".
En fin, Mona Abu Shanab es una mujer preocupada porque las mujeres no sean un estorbo en la vida de los hombres. Sabedora de que las mujeres independientes son bastante más molestas que las sumisas o las díscolas interiores, cuyas formas de reparación están bien claras en la tradición, trata de evitar de que caigan en la tentación de la soledad. Una mujer sola es un peligro público y el principio del fin de las civilizaciones.
No lo hemos oído todo de ella. Albawaba recoge más ideas:

She also added that during this age the wife neglects her self-care, both emotionally and physically. Her overriding concern becomes how to feed, educate and eventually marry off her children at the expense of the hapless husband. On the other side, the husband does not even find a morsel of love, care and attention.  At this critical age, the man finds himself still young enough to engage in another relationship, whether extramarital or otherwise in his pursuit to gratify his unbridled desires. That is why I am campaigning for the reinstatement of the divine ruling of polygamy which has been ordained by God –Almighty- to specifically solve a set of social, emotional, psychological and racial problems.*

La mujer que se descuida porque tiene ya a su marido —¡pobrecito!— bien agarrado se enfrenta entonces a la llegada a casa de la competencia interna. Ha desatendido a su marido por fruslerías como los hijos, en los que se ha centrado. Y ahora llegan nuevas mujeres que lucharán por ser las favoritas, rivalizando en las atenciones para atraer al huido por aburrimiento o sobrecarga. Así es el mercado con el centro en el marido consumidor.


Dios dio la poligamia por algo. Los que la atacan, atacan a Dios y sus designios, especialmente los que se refieren a las mujeres. El varón piadoso se merece el cielo (y sus beneficios) por atender a tanta mujer que podría quedar suelta por el mundo con la cabeza llena de tonterías, sin vigilantes.
Como les explican a las familias de los refugiados que huyen de Siria, ¿dónde van a estar mejor sus hijas que en manos de algún varón de mediana edad que velará por ellas —al menos una temporadita—? En efecto, la palabrería con la que se acercan a los campamentos está llena de este tipo de razonamientos para evitar que haya mujeres solas. La poligamia es la afortunada institución que permite al varón paciente sortear el caos acogiendo diversas mujeres que le alejan del pecado aliviando bajos y le otorgan la paciencia infinita mediante la labor de educación de esas mujeres a su cargo, cuya tendencia natural es imitar a Eva y traer el pecado al mundo. Ellos heroicamente lo evitan.
Los políticos buscan soluciones a los problemas que crean ellos mismos con sus malas leyes, piensa la piadosa promotora de la poligamia:

Abu Shanab asserted that the National Council for Women pays very little attention to the divorced and [older] single women. What it provides is only directed to dependent women who are the breadwinners of their families.
Abu Shanab also pointed out that she was fiercely attacked by a lot of women when she took her campaign initiative of polygamy to society, saying: “In the past, the father used to  seek a spouse for his daughter, in stark contrast to what is going on now. Today, families ask for bundles of money in dowry and jewelry, while losing sight of the disastrous consequences of their unreasonable conditions on the groom. It might end up that their daughter becomes what generations of the past would call an 'old maid', making the parents the real culprits. Similarly, the mother would be tantamount to the mother of her son-in-law. However, now most divorce cases are blamed on mother-in-laws.”*

Sin regulaciones de pensiones y sin forma de presionar —una diputada ha pedido que se asegure una pensión mínima a las mujeres desatendidas tras el divorcio— a los ex maridos, la extensión de la poligamia es una forma de crear todavía más conflictos, especialmente porque mediante el divorcio exprés no hay que dar explicación alguna. Por cada una que entre, el piadoso marido puede dar salida a otra, reponiendo así el parque matrimonial.


Las ideas de Mona Abu Shanab no son inocentes ni casuales. Como otras peticiones (test de virginidad para entrar en la Universidad, menos resistencia a la ablación, rebaja de la edad del matrimonio, etc. que se han escuchado en el parlamento ante el asombro de muchos, o las campañas de vigilancia sobre las hijas), todas están enfocadas a un modelo tradicionalista represivo para la mujer y representan la visión de los islamistas que vuelven a atacar por la base social, por las costumbres, que es lo que les interesa.
Los islamistas desprecian la democracia, un juego occidental. No hay más que una ley que seguir y ya está hecha. Lo demás son detalles. Lo que a ellos les interesa es modular la sensibilidad social haciendo ver, mediante este tipo de críticas a la situación de hombres y mujeres, que los gobiernos desatienden (o causan) los verdaderos problemas para los que ya existe una solución: la poligamia en este caso. El desorden del mundo proviene de la falta de obediencia a la ley divina, que es perfecta, lógicamente. Los problemas surgen cuando no se cumplen.
Cuando el presidente al-Sisi intenta frenar el divorcio exprés, que permite al hombre desentenderse, Al-Azhar le contesta que es conforme a la Sharia. Cuando hay se trata de igualar la herencia de mujeres y hombres (la propuesta en Túnez), Al-Azhar salta diciendo que va contra la ley divina. Cuando se habla de que una mujer musulmana se pueda casar con un hombre que no lo sea, Al-Azhar salta diciendo que un hombre lo puede hacer porque a la mujer su marido le impone la religión sin rechistar.


Y entonces llega Mona Abu Shanab y su vieja modernidad dispuesta a solucionar los problemas creados por las mujeres a los hombres y a ellas mismas, convirtiéndose en "esposas quejicas" que atormentan a los hombres con sus tonterías en lugar de dejarles llegar a la beatitud.
La solución de Mona Abu Shanab es la estándar, la que considera que se va del orden al desorden y que solo la aplicación de las soluciones "contrastadas" salvará al mundo o, en su defecto, a los que cumplan la ley.
Mientras cientos, miles de mujeres del mundo árabe musulmán tratan de salir del impase cultural que evita que puedan se autónomas, decidir y actuar en el mundo de una manera participativa e igualitaria, Mona Abu Shanab lanza el mensaje contrario porque es la voluntad divina, como ella misma señala. Hay muchas mujeres que han perdido la vida porque los varones pensaban que eran sus amos por voluntad divina y eso debe derecho a pensar por ellas, decidir por ellas y tenerlas a sus servicio cuando se las necesita y lejos, por no molestar, cuando tratan de encontrar esa "paz interior" que a las mujeres les está vedada o que solo alcanzan al servicio de los hombres.


El artículo se ilustra con una insólita imagen: un grupo de mujeres norteamericanas desfilando para reclamar la "poligamia". No, no es cosa de Trump ni es de hoy. Se les olvida decir que son mormonas y que la imagen es de 1900, que ha llovido mucho desde entonces (incluso en Egipto). No ha llovido tanto, en cambio, sobre las calenturientas cabezas de algunos. Y algunas.  La imagen de las mormonas marchando es una manipulación contextual para hacer ver que el mundo avanza hacia la poligamia, que los pueblos del mundo la aceptan y que solo las conspiraciones lo evitan.
Pese a lo que diga, no es mejor estar mal casada que soltera o divorciada; no es mejor tampoco compartir lo que te toque de un hombre a no tener ninguno. Lo bueno o lo malo está en el control de tu propio destino, en encontrar los caminos sin que los demás te los marquen. El retroceso educativo permite el avance de lo retrógrado y opresivo para la mujer, como es el caso. Puede que las batallas se ganen en el campo, pero las guerras se ganan en libros y leyes que marquen el camino claro del progreso.


Sus palabras finales son: “Our society suffers from a sort of disorder in the relationship between men and women in general and there must be proper solutions. She described those who attack her campaign as people who cannot come up with solutions for these social ills within the scope of Islamic law, as her campaign calls for.”* Con esos argumentos, hay poco que decir porque siempre se parte de la superioridad de los islámico. Dudar de ello es pasar a ser sospechoso o algo peor. Mona es la cara amable, pero los que están detrás no lo son tanto.
Las opiniones vertidas no son una extravagancia. Son un bien tejido conjunto de ideas que los islamistas y otros grupos salafistas difunden a sabiendas de que dará argumentos y visibilidad a los que las quieren escuchar y seguir. La poligamia es legal en Egipto, pero otra cosa es hacer campaña favoreciéndolo, como ya hicieron los hermanos en época de Morsi. Se trata de evitar lo que más temen: la igualdad de derechos y la autonomía de la mujer. Para ello responsabilizan a los cambios por los problemas actuales, cuando estos no son más que el resultado de su resistencia al cambio. El patriarcado se sigue defendiendo y tratando de hacer retroceder los progresos que tanto cuestan.
Imaginamos a Mona Abu Shanab felizmente casada en multipropiedad y un feliz marido disfrutando de la paz interior mientras ella se vuelca en sus campañas.



* "Egypt: 'Polygamy campaign' to combat social stigma attached to women!" AlBawaba 06/07/2017 http://www.albawabaeg.com/93090




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.