jueves, 17 de agosto de 2017

La vergüenza infinita

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El pasado lunes (14 agosto) tuve que incluir una nota hacia final el final de la tarde diciendo que Donald Trump, ante la avalancha de protestas, había "rectificado" sus juegos de palabras sobre lo ocurrido en Charlottesville y finalmente había condenado el "racismo" detrás (y delante) de los supremacistas blancos, neonazis, KKK, etc. Pero poco duró la condena y esta vez dinamitó todo hablando de nuevo de "ambas partes" y de que había "buena gente" en los "dos bandos". 
Lleno de soberbia, Trump se enfrentó a todos con una serie de afirmaciones sobre los presidentes norteamericanos que habían tenido esclavos, como George Washington o Thomas Jefferson. Se permitió también la defensa de general sudista Robert E. Lee, motivo de permanente polémica al convertirse en emblema moderno del sur esclavista que perdió la guerra civil. Y todo estalló.
Las condenas a Trump ha surgido de todos los rincones de la tierra, de Alemania que no puede quedarse impasible cuando dicen que hay "buenos chicos" entre los neonazis y demás antisemitas, o la propia Gran Bretaña de Theresa May, que tiene que lavar el honor de los que combatieron contra ellos. Menos mal que la reina fue sabia y no anunció la visita de Trump a Reino Unido, algo que me temo tendrá que hacer como turista cuando abandone la política o la política le abandone a él.


Hace mucho tiempo que ninguna figura de los negocios norteamericana manifestaba en público la posibilidad de que haya "nazis buenos". Habría que remontarse a los años en los que los negocios con la Alemania de Hitler, además de las simpatías personales, crearon extraños lazos entre ambos países. Que Hitler tuvo sus admiradores en los Estados Unidos no es descubrir nada pues hay abundantes investigaciones sobre los lazos entre grandes empresas norteamericanas y la Alemania nazi. Incluso esos admiradores trataron de dar la batalla en casa tratando de evitar que USA entrara en la guerra hasta que los acontecimientos se precipitaron. Muchas de las grandes empresas norteamericanas tenían lazos con Alemania, lo que era extensible a los hombres de negocios. Todo esto no es novedad. La novedad es Trump.
Pero —se preguntan muchos— ¿es realmente una novedad? The Washington Post recoge el pasado propio y familiar con el racismo:

Trump’s four decades in the public eye began with a discrimination lawsuit against young Donald and his father, New York City developer Fred Trump.
For decades, the Trump real estate empire had been well known in Brooklyn and Queens as developments mainly for whites. In 1952, one of Trump’s tenants, the legendary folk singer Woody Guthrie, pushed back against the all-white nature of his 1,800-unit apartment complex by writing a song, “Old Man Trump,” that begins, “I suppose that Old Man Trump knows just how much racial hate he stirred up in that bloodpot of human hearts when he drawed that color line here at his Beach Haven family project.”
“Beach Haven is Trump’s Tower / Where no black folks come to roam,” the song continues.
As Fred Trump brought his son into leadership of the family business, the two faced an investigation by the city Human Rights Commission in which testers tried to rent Trump apartments. The white applicant was offered housing right away, but the black applicant was told nothing was available.
The city shut down rentals at that Trump complex, and the Justice Department picked up the case, filing suit in 1973 against father and son, accusing them of “refusing to rent and negotiate rentals with blacks.” Trump employees stated that they had been instructed to mark rental applications from blacks with the letter C for “colored.”
Donald Trump, then 27, took the lead in defending the family. Under the tutelage of Roy Cohn, the New York attorney who had formerly worked for Sen. Joseph McCarthy in the communist hunts of the 1950s, Trump pushed back hard, countersuing the government and accusing the prosecutor, who was Jewish, of conducting a “Gestapo-like interrogation.” The judge summarily rejected Trump’s claims.*


El historial familiar es suficientemente claro. En el libro que citábamos el otro día, "coescrito" en 2005 con Robert Kiyosaki, ya se hablaba  de grupos que estaban interesados en que se presentara a la presidencia. Son diez años para crearle nuevas compañías y tapar la influencia de la familia en el tema del racismo. ¿Quiénes eran los grupos interesados en promoverle a la Casa Blanca? No parece que hayan sido los republicanos precisamente, sino otro tipo de grupos.

La equiparación —que implica una defensa implícita— de los grupos de supremacía blanca, nacionalistas blancos, KKK, neonazis, etc. con los que se oponen a ellos ha sembrado la ira de unos y la desesperación en otros. Los que han podido respaldar a Trump se encuentran con un papel cada vez más difícil. Como indicábamos el otro día, las cadenas televisivas distingue con claridad lo que es un "republicano" de lo que es un "Trump Supporter", cuyo papel es cada vez más difícil ante la presión que reciben y, especialmente, la falta de argumentos.
La evidencia del absurdo son los miles de norteamericanos muertos en la II Guerra Mundial. La imagen definitiva son los enormes cementerios repartidos por Europa con norteamericanos muertos por acabar con el fascismo y el nazismo que había surgido en nuestro continente. Trump ha insultado a los muertos y a sus descendientes.
Hoy se van produciendo condenas en cadena, dimisiones en todos los cuerpos —como los de los consejos empresariales— y las cámaras televisivas se recrean en las caras de desesperación de algunos de los colaboradores, incluso los recientemente incorporados, incapaces de recrear un escenario tan negativo cuando llegaron.

La ignorancia de Trump se ve enfrentada a la de especialistas en Historia, en Política, etc. que desmontan su pobre argumentos, defensa a la desesperada. La historia de Charlottesville quedará quizá como el principio del fin ante la avalancha de condenas. Aunque a Trump le van este tipo de situaciones en las que se defiende a zarpazos, está por ver si las personas que le rodean desean ser recordadas por haber participado en esta bufonada presidencial que nadie salvará cuando sea recordada.
Univisón sintetizaba lo aparecido sobre su argumentación:

De acuerdo con el The New York Times, que recibió una copia del correo reenviado por Dowd, el argumentario hace énfasis en la comparación entre Lee y el expresidente George Washington, un recurso que también utilizó este martes el propio Trump, cuando culpó a "los dos bandos" de la violencia desatada el sábado.
"Los dos tenían esclavos", "los dos se rebelaron contra un gobierno" y "los dos salvaron a Estados Unidos", son algunos de los argumentos que aparecen en el correo, que Dowd reenvió a una docena de contactos, entre ellos periodistas del The Wall Street Journal y Fox News y a funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional.
Cuestionado por el The New York Times al respecto, Dowd acusó al rotativo de "husmear" en su correo y antes de colgar el teléfono justificó que él tan solo reenvía "cosas que le manda la gente".
El autor original del correo reenviado por Dowd es Jerome Almon, que dirige varias páginas web en las que difunde conspiraciones sobre el Gobierno, como que el FBI está infiltrado por terroristas islámicos, de acuerdo con el rotativo neoyorquino.
 Además del argumentario favorable a Lee, el correo de Almon también recoge que el movimiento contra la violencia policial "Black Lives Matter" ("las vidas de los negros importan") está dirigido por terroristas.
En una polémica rueda de prensa este martes, Trump comparó a Lee con Washington, al afirmar que ambos tenían esclavos.
"Mucha gente también estaba allí para protestar por la retirada de una estatua de Robert E. Lee. Esta semana es Robert E. Lee. (...) Me pregunto, ¿es George Washington la semana que viene? ¿Es Thomas Jefferson la siguiente?", dijo el presidente. **


La paciencia y sobre todo la vergüenza de muchos están empezando a agotarse. No es solo lo que ocurre en los Estados Unidos, en sus calles, ante la Torre Trump... es la reacción indignada por todo el mundo, de la que le costará mucho al país recuperarse.
Que la inspiración y la información de la presidencia de los Estados Unidos vengan de páginas de enloquecidos conspirómanos cuya tarea es ofrecer realidades alternativas a las de los libros de Historia, a las de la prensa diaria, es realmente penoso.
La rectificación de Trump era solo una ilusión en boca de alguien que puede decir algo y lo contrario en apenas unos minutos. Trump quiere que sus palabras queden como definitivas en cualquier campo, pero su pobreza intelectual hace que sean derrames mentales dichos con altanería.
The New York Times

Me viene a la memoria la vez que le dijo al presentador de la Fox (defenestrado posteriormente por sus denuncias por acoso sexual), Bill O'Reilly. que se había dado cuenta de que él le gustaba a Barack Obama, pero que nunca lo reconocería. Así funciona su mente.
Hoy, nos dicen los medios que el tuit más repetido de la Historia es el emitido por el expresidente Obama recordando que nadie nace racista que se aprende a serlo porque otros están ahí para enseñarlo. Quizá habría que preguntarse por la familia y su papel educativo en la vida de Donald. ¡Rosebud!, de nuevo.


El abuelo alemán se dedicaba a los burdeles, con los que hizo fortuna; el padre rechazando a los inquilinos de color que preguntaban por sus casas. El nieto ha llegado a la Casa Blanca para igualar a los neonazis con aquellos que se les oponen; a los racistas de la supremacía blanca, a los que defienden la igualdad racial, etc. El padre de Donald era el tema de la canción de Woody Guthrie "Old Man Trump". La escribió tras la experiencia de tenerlo como propietario de las viviendas en las que se rechazaba a la gente de color. Tiene razón el tuit de Barack Obama, el racismo se aprende. Ya le tocarán a él sus propias canciones.
A Trump no le ha dado tiempo a hacer amigos. En cambio, ha batido el récord en la creación de enemigos repartidos por el mundo. Hoy la vergüenza que muchos sienten es infinita.

Este es el texto de la canción de Woody Guthrie  "Old Man Trump".


Old Man Trump
(Woody Guthrie)


Beach Haven ain't my home!
No, I just can't pay this rent!
My money's down the drain,
And my soul is badly bent!
Beach Haven is Trump’s Tower
Where no black folks come to roam,
No, no, Old Man Trump!
Old Beach Haven ain't my home!

I'm calling out my welcome to you and your man both
Welcoming you here to Beach Haven
To love in any way you please and to have some kind of a decent place
To have your kids raised up in.
   
Beach Haven ain't my home!
No, I just can't pay this rent!
My money's down the drain,
And my soul is badly bent!
Beach Haven is Trump’s Tower
Where no black folks come to roam,
No, no, Old Man Trump!
Old Beach Haven ain't my home!


Versión de I ain't got no home / Old Man Trump por The Missin' Cousins

* "Trump and race: Decades of fueling divisions" The Washington Post 16/08/2017 https://www.washingtonpost.com/politics/trump-and-race-decades-of-fueling-divisions/2017/08/16/5fb3cd7c-8296-11e7-b359-15a3617c767b_story.html?hpid=hp_hp-top-table-main_trumprace-936pm%3Ahomepage%2Fstory&utm_term=.420d92fecf30
** "Un abogado de Trump reenvía un correo electrónico en el que se favorece la retórica de la Confederación" Univisión 17/08/2017 http://www.univision.com/noticias/politica/un-abogado-de-trump-reenvia-un-correo-electronico-en-el-que-se-favorece-la-retorica-de-la-confederacion





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