domingo, 20 de agosto de 2017

Colau y la libertad o bolardos y maceteros

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los acontecimientos de Barcelona, vistos a la luz de lo que vamos sabiendo, están llenos de despropósitos, de sin sentidos, coincidencias, errores, etc. que es el hilo con el que se fabrican estos hechos. No siempre hay buena preparación, sino chapuza infinita que sirve para causar igualmente muerte y dolor. Los terroristas pueden permitirse ser chapuceros; las autoridades, no.
Se le recrimina a la alcaldesa de Barcelona, señora Colau, haber desestimado cuando tuvo ocasión la colocación de los bolardos que otras ciudades han colocado en sus avenidas tras la repetición de los atentados con vehículos por todo el mundo. El argumento de la alcaldesa es que no quería que la ciudad perdiera "libertad", lo que no deja de ser un bonito argumento, unas hermosas palabras para decir en el homenaje a las víctimas.
El diario El Mundo recoge la recomendación de poner bolardos o maceteros. Aporta el documento original de la Policía en la que se advierte que puede ocurrir en la ciudad algo a lo que ocurría en Niza, Londres o Berlín:

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha defendido esta mañana la decisión de no proteger la Rambla con bolardos, pese a la recomendación del Ministerio del Interior del pasado mes de diciembre. Colau ha asegurado que los expertos en seguridad sostienen que pese a poner barreras físicas en un lugar como el del atentado del jueves, una furgoneta pequeña podría haber entrado a la Rambla por un lateral desde la calzada sin mayores problemas.
También ha explicado que no se instalarán bolardos en puntos estratégicos de la ciudad o con mucha afluencia de personas porque "cortan nuestra libertad".*


No se me entienda mal: no juzgo a la señora Colau por no haber puesto bolardos o maceteros. Su error es visible después de que ocurriera el atentado. Critico el argumento mediante el que justifica no haberlo hecho, un sentido pedestre de la "libertad". Hasta ese momento, ella era una decida defensora de la libertad de la ciudad, aplaudida por muchos en su gesto de no poner opresores maceteros. Ahora es simplemente una señora equivocada porque los hechos le han quitado la razón y porque no convencen sus justificaciones. La pregunta clave ahora es: ¿ha aprendido algo la señora Colau o seguirá defendiendo la "libertad" de la ciudad? O en versión abreviada: ¿pondrá maceteros y bolardos?
La señora Colau confunde la "libertad" con los "bolardos". No hay que hacer demagogia con ello, sino aprender que no se deben confundir los términos. Uno de los mayores errores que puede cometer un político con responsabilidades es no distinguir bien las esferas de las que habla.
El haber confundido una cosa con la otra le trae críticas a la señora alcaldesa de Barcelona, sin que importe que no era ese el atentado preparado. Da igual. A las autoridades no se les pide que sean adivinas o tengan el conocimiento absoluto. Sus decisiones se toman ante incertidumbre, con información precaria y tendencias variables. Puede que después de poner bolardos los atentados sean con bombas,  puñales o cualquier otra forma en la que los bolardos no sirvieran para nada. Pero su decisión se ha tomado bajo criterios que no tienen nada que ver con la seguridad.
No, a ella no se le pide que sea adivina, sino que haga caso a los expertos y trate de tomar decisiones no por la "libertad", que es otra cosa —bien defendida—, sino en prevención de hechos posibles, cuya probabilidad debe ser jerarquizada.


El error de Colau es haber mezclado una cosa con otra para tomar su decisión. Nuestras libertades se basan en la Constitución, no en lo que opine la señora Colau sobre los maceteros y bolardos.
A la señora Colau se le ha recriminado anteriormente que fuera tibia contra otro tipo de ataques a la ciudad, el movimiento anti turismo que hasta hace unos días escribía en la paredes, con evidente desatino, "El turismo mata", tal como recoge la información del diario El País.
La solidaridad de millones de personas en todo el mundo para con la ciudad y sus víctimas, vecinos y turistas de cualquier parte, les habrá hecho ver con claridad la diferencia en cómo "mata" el turismo y cómo lo hacen otros. El verbo "matar" debe ser más respetado. Pero le das a un tonto un espray y pasan estas cosas. Esperemos que, después de lo ocurrido, encuentren otro juego con el que entretenerse que acosar turistas y gritar contra ellos en las calles. No debía afectar a su sentido de la libertad de las personas que visitan la ciudad que la eligió como alcaldesa.


La señora Colau se puede equivocar, como lo han hecho otros. Lo que no puede es justificar su error con la libertad como excusa. Decenas de capitales apuestan por utilizar inteligentemente el mobiliario urbano de diverso tipo (bancos, bolardos, jardineras, árboles, monumentos, etc.) para dificultar el paso y, sobre todo, evitar lo que es el mayor peligro, la velocidad alta de los vehículos en su carrera criminal. Seguro que encuentra diseñadores con buen gusto.
El atentado de Barcelona debe ser revisado inteligente, profesionalmente, como todos los atentados, para ver lo que ha funcionado y lo que no. Pero no se deben confundir los términos, no se debe hacer demagogia para justificar un error, porque es un mal síntoma para el futuro.
Hoy se multiplican las noticias de ciudades que sin problemas con el turismo ni la libertad instalan o reinstalan los bolardos y los maceteros en las zonas de riesgo. Puede que Ada Colau no haya aprendido nada, pero los demás pueden aprender mucho de sus errores, desgraciadamente.



* "Colau y los Mossos esquivaron el consejo policial de poner bolardos" El Mundo 19/08/2017 http://www.elmundo.es/cataluna/2017/08/18/5996adfae2704ea95f8b460d.html




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