sábado, 22 de julio de 2017

El gurú islámico o la modernidad que dejamos atrás

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Para evitar un texto demasiado largo —una mala costumbre—, dejé ayer fuera de la entrada un artículo publicado en Egyptian Streets con el título "Islam and the Trap of Bigotry"*. Este texto de hoy se conecta con la idea del retorcimiento de los conceptos hasta hacer imposible cualquier tipo de diálogo posible en cualquier sentido productivo. Es un ejemplo del juego con las palabras hasta dejar fuera del diálogo a cualquier interlocutor posible.

Antes de entrar en el texto en sí, dos consideraciones. La primera es el lugar de su publicación, Egyptian Streets, ya que casa poco con su línea editorial. La segunda es la propia autoría, ya que el artículo está firmado por el turco Harun Yahya.
Veamos quién es este personaje según el retrato que nos hacían de él en El Confidencial por estas fechas de 2013, con el título "Harún Yahya, el millonario y oscuro gurú del 'creacionismo islámico'". Así lo describían:

Probablemente usted nunca ha oído hablar de Harun Yahya. Pero si teclea su nombre en Google, encontrará casi cinco millones de resultados, la mayoría generados por sus seguidores. Y es que el turco Harun Yahya (cuyo verdadero nombre es Adnan Oktar) es uno de los personajes más influyentes del mundo musulmán. Aunque no el fundador, sí es el principal representante e impulsor del 'creacionismo islámico', una doctrina que, al igual que su versión cristiana, niega la teoría de la evolución y el darwinismo.
A pesar de no haber terminado la carrera de Filosofía en la universidad y de carecer de estudios islámicos, a Yahya le gusta presentarse como "pensador islámico". Con más de 60 páginas web dedicadas a su trabajo (varias de ellas en español, como http://harunyahya.es/) y sus libros traducidos a más de quince idiomas, su popularidad sobrepasa con creces la profundidad de su obra. Pero Yahya cuenta con todo un emporio económico que respalda la difusión de sus trabajos y una legión de fieles seguidores encargados de dar a conocer sus ideas. Su editorial, Global Publishing, asegura que vende anualmente más de 18 millones de copias de sus libros, sobre todo en el mundo musulmán, aunque también en librerías islámicas de Europa y EEUU.
“Su poder, para aquellos que no tienen formación científica, yace sobre todo en su visión de la redención. Sus libros, que combinan imaginería beatífica con un ataque al darwinismo como supuesta fuente de todos nuestros problemas, ofrecen una imagen de un mundo redimido. Y refutar la evolución es un medio para este fin”, dice el periodista estadounidense Nathan Schneider, un declarado detractor del creacionismo que entrevistó a Yahya en 2008.
Para Oktar, la teoría de la evolución es la fuente de todos los males de la historia (como el comunismo, el fascismo, el terrorismo e incluso los tiroteos en los institutos de secundaria en EEUU), y así lo dejó claro en una de sus obras más populares, Los desastres producidos por el darwinismo a la humanidad. Otro de sus libros, el monumental Atlas de la creación -en el que trata de defender 'científicamente' sus teorías mostrando supuestos fósiles de edad milenaria en los que no se habría producido cambio alguno a lo largo de la historia y, por tanto, no habría 'evolución'-, empezó a ser distribuido de forma gratuita a biólogos y profesores universitarios de todo el mundo en 2006.**


A esta descripción le siguen dos aspectos que se consideran relevantes: su gusto y el de sus abogados por demandar a todo el que le lleva la contraria y los rumores sobre los sometimientos sexuales de sus seguidoras**. El sexo es espectáculo en los programas televisivos de Adnan Oktar, forma parte de un mundo de casi psicodelia con el que va sumando seguidores.
Un año después, en 2014, la publicación The Balcanist hacía este otro elocuente retrato:

Harun Yahya is said to be the messianic leader of an apocalyptic Islamic sex cult. He’s also the owner of a Turkish television station called A9, and the host of his own religious talk show, which just might make your eyeballs pop out of your skull. The entire set and everyone on it glow like irradiated ultraviolet rays. Five amazing looking women usually co-host the show, wearing things like false rainbow eyelashes, wigs, and diamond-studded Versace bondage gear. The backdrop is a blinding fake lavender cityscape. Conversations often focus on how materialism and Darwinism are dead, how to recognize the face of a real Muslim, and how Turkish Prime Minister Recep Tayyip Erdogan — with whom the host is rumored to enjoy friendly relations — is “one of the important figures for the End Times”.
Harun Yahya wears Armani, and is only addressed as “my master” or “sultan”. His real name isn’t even Harun Yahya, though that’s how he’s known to audiences outside of Turkey. In reality, he’s Adnan Oktar, and right now, he’s the global icon of Islamic creationism. He’s also been named one of the world’s 50 most influential Muslims, The Complete Idiots Guide to Understanding Islam describes Oktar as a “top” Muslim scientist, and he even writes articles for the Huffington Post. More traditional clerics are beginning to express their concern about his growing influence in the Muslim world.
Like most creationists, Oktar and his followers believe Darwinism is evil. And like many American evangelicals, they are skilled in the art of televangelism and the mass marketing of religious materials. The sect has produced more than 300 books to date, including the 800-page pinnacle of anti-evolutionary scholarship, the Atlas of Creation. A promotional video for the masterwork alleges that the book’s release had “the impact of an atom bomb”: According to a “scientific” study, before the atlas was published, a full “90 percent of Europeans believed in evolution”. Since the Atlas of Creation has been made available in nine different languages, “only 10 percent of Europeans still believe in Darwinism”. Real facts. Watch the entire promo video below.***


Las historias que se pueden encontrar sobre este personaje —digno de ser villano en una nueva entrega de Austin Powers— son realmente increíbles y muestran el grado simultáneo de degeneración y fascinación que estos tipos representan ante las nuevas audiencias.
Muchos lo comparan con los telepredicadores norteamericanos. Oriente Medio está plagado de ellos, pero este tiene un punto especial, su propia estética, con sus armanis y  sus acólitas presentadoras, psicodélicas e hípersensuales para deleite de sus espectadores y —según afirman los que han abandonado al líder y al grupo— de los invitados y él mismo. Los escándalos sexuales le rondan siempre y muchos medios apuntan a que se defiende con "vídeos caseros" del posible abandono de los amigos.
Todos los textos consultados sobre él le sitúan ideológicamente en un punto, por encima de otros aspectos "formales": el creacionismo. El creacionismo es la piedra angular de los movimientos fanáticos porque afecta al conjunto de la vida y a la aparición del universo, como el propio Charles Darwin sabía. No hay mensajes divinos que aparezcan sobre este aspecto. El argumento es sencillo: todo fue creado a la vez; no hay evolución.


El evolucionismo fue la gran batalla del siglo XIX y lo está siendo en el XX y XXI por el retroceso que estamos viviendo por la presión de los negacionistas. Saben que su poder se tambalea sin esta pieza, que sus argumentos fallan si existe contradicción flagrante entre los textos revelados y las evidencias científicas.
El truco, claro está, lo anunciábamos ayer, está en la perversión semántica: en llamar "ciencia" a la "teología" y "mito" a la "ciencia". El camino que tanto costó para poder seguir caminando, se retrocede ante la consideración del texto religioso como verdad indiscutible. La palabra "ciencia", en cuanto "conocimiento" queda reservado a lo que se puede extraer de los "libros revelados", siendo todo lo demás una tentación diabólica, un soberbio deseo.
Con estos apuntes sobre el telepredicador turco, es posible entender la extrañeza de que el texto haya aparecido en Egipto —muchos apuntan a la connivencia de Harun Yahya con Erdogan— y más todavía en una publicación como Egyptian Streets. En la página oficial del telepredicador ya aparece recogido como su última publicación.


A nadie se le escapará que entre las 13 imposiciones a Qatar está la de la ruptura de las relaciones con Turquía y el cierre de la base otomana en el emirato. Egipto es uno de los cuatro países "exigentes", por lo que la aparición del texto debe hacernos reflexionar tanto sobre su aparición como sobre su sentido.
El texto trata de definir lo que significa "modernidad" en el islam y lo erróneo de las posturas, pero va más allá:

In recent times, the topics ‘modern Islam’ and ‘Islam and modernism’ have been frequently discussed in the Islamic world. When people examine them more closely, it becomes very apparent that Islam, both historically and in the future, presents us with an understanding of the most modern way of life and the perfect social model for all people. However, at this point it is useful to clarify what the expression ‘modern Islam’ really means, which is often misunderstood or distorted by some people.
First of all, ‘modern Islam’ is not the adaptation of Islam to the mentality, lifestyle nor to the understanding of morality and accepted social values of the period. Neither does it mean diverting morals from the essence of the religion of Islam.
Modern Islam is not the wannabe interpretation of Islam through superstitious philosophies such as socialism, communism, materialism, or Darwinism by people with inferiority complex who cannot properly comprehend the greatness of Islam. Also, ‘modern Islam’ is not at all an effort to integrate various degenerate cultural concepts and twisted moral values, such as homosexuality, into Islam by labeling these perversions as modern.*


Desde el comienzo apreciamos la táctica de la apropiación de las palabras —la creación de un marco metafórico, diría George Lakoff—, en este caso "modernidad". Harun Yahya se apropia de las palabras "moderno" y "modernidad" aplicadas al islam para evitar que se pueda desviar hacia cualquier otro territorio. La "modernidad" que otros sostienen es una falsa modernidad, degenerada, viciosa, enferma.
Si la modernidad es una posición en el tiempo e implica actualidad, Yahya nos dirá, por el contrario, que el islam es moderno inmóvil, es decir, siempre es actual. Es el hombre, la sociedad quienes degeneran malinterpretando y creyéndose por encima del mensaje. La modernidad tiene un límite: la revelación. Nada puede cambiar porque el cambio es retroceso. Solo hay aceptación; no interpretación o adecuación. Solo el sabio intenta comprender la verdad del texto.
En lo dicho hasta el momento no hay ninguna novedad y Harun Yahya se manifiesta como cualquier otro pensador islamista: el islam es la solución. Para ello debe meter en el mismo cajón las "filosofías supersticiosas" —recordemos que él es la "ciencia", los demás son la ignorancia"—, es decir, "socialism, communism, materialism, or Darwinism".
Es interesante la división en dos bloques, el político (socialismo y comunismo) y el "filosófico-científico" (materialismo y darwinismo). La primer obviedad es que solo habla de ideologías de izquierda, por usar una terminología actual. No es casual. Nada hay más reaccionario que el islamismo. En su base existe un profundo anti igualitarismo: Dios da a cada uno lo suyo.


Los movimientos islamistas siempre han sido anti izquierdistas, por otro lado, porque en la izquierda veían el "ateísmo", al que ayer ya dedicamos la entrada del blog. Nasser se enfrentó a ellos porque era un socialistas, pero encontraron juego de nuevo con el liberal, derechista y piadoso Sadat. Un tuit de hoy mismo revela esta idea: "God gives prosperity, abundance and beauty to those who are sincere in His Way". ¿Para que ir contra el Gran Repartidor, en la versión de Yahya?
Tiene su lógica que todos estos ricos hombres de negocios se apunten al islamismo de derechas frente al "populismo" del Estado Islámico, que prescinde del mercado con su carácter más espartano. La secta de Harun Yahya es para ricos y para enriquecerse. Es un gran negocio.

Modern Islam defines the fact that the Islam based only on the Qur’an, free from superstition and bigotry, teaches a concept of modernity that is far beyond the perception and comprehension of what most people or societies understand. Modern Islam is the perfect system that will emerge when people live in the sincerest after having understood the Qur’an in the most correct way. It is the true application of democracy and freedom.*

Los salafistas dijeron lo mismo cuando había que votar una constitución en Egipto: "¿para qué queremos una constitución si ya tenemos el Corán?". "Libertad" o "democracia" son absorbidas de nuevo para que solo tengan sentido en el contexto islámico. Todos los demás usos —los occidentales— son perversiones, errores, malentendidos.


Como suele suceder en estos caso, se presenta como un visionario. Los demás están incapacitados para llegar tan lejos como él en la "ciencia". Solo les queda seguirle aceptando todas su interpretaciones. Si la gente le pide "libertad" o "democracia", les convence de dónde encontrarla. Todo lo demás son engaños, como dice él mismo, de gente con complejo de inferioridad.
La segunda parte del artículo está dedicado a convencer a la gente de que todo lo que piden lo tienen en la versión correcta:

Modern Islam is the Islam our Prophet (pbuh) and his companions lived by. The period in which these blessed people lived was a period where liberty, freedom of thought, democracy, justice and human rights were practiced perfectly. It was a time when happiness, comfort, honesty and sincerity prevailed, and Islam in its true sense was the most comfortable, easy and enjoyable way to live. If the Messenger of God had lived in this period, there is no doubt that he would be the most modern man of our time, the most beautiful example of modern religiosity.
Being the most modern is not a material concept. Modernity means being the most decent, the most imitated, the most loved and liked person in every respect such as morality, reason, culture, understanding, consciousness, attention, depth, status, attitude, manners, behavior, personality, fashion, art and the sense of love.*

La ventaja del pasado es que siempre nos lo tienen que contar. La perfección —como los salafistas pregonan— está en el pasado. Es como hacer retroceder una película con el mando a distancia. La evolución no existe ni en la Naturaleza ni en la Historia; solo la degeneración, la existe la degradación. Progresar es alejarse de la perfección ya alcanzada y abandonada por las tentaciones, las malinterpretaciones y engaños de todo tipo. Hay pueblos que sueñan con un futuro; otros se lamentan por su pasado, viven bajo la melancolía y la ira. Todos son culpables de que la perfección se perdiera. Y culpables hay muchos para elegir, según toque.


¿Cuál es el estado actual? Nos lo dice en el título, el "fanatismo", un "falso islam":

It is obvious that the understanding of religion, mode of thought and lifestyle prevailing in the overwhelming part of the Islamic world today, is unfortunately not at all related to the model described above. In fact, when Islam is mentioned, a system that is entirely against modernity, quality, aesthetics, art, science and freedom comes to mind in the Western world.
The only reason for this negative perception is because the majority of the Muslims are not following the Islam mentioned in the Quran but rather a religion of “bigotry”, filled with superstitions and dated practices far removed from the Qur’an, yet practiced in the name of Islam. The beliefs, rules, customs and traditions of the tribal culture of the past periods define the social, cultural and moral basis of this fanatic system. This superstitious system, which can also be referred to as the “religion of the ancestors” and severely condemned in many verses of the Qur’an, is unfortunately recognized as the “religion of Islam” among the majority of Muslims, and also in the Western world today.*

Para Harun Yahya, lo malo nunca es islámico (y viceversa) porque es metafísicamente imposible. Si es la perfección, todo los problemas provienen de esas herencias del pasado anterior o de las influencias del presente perverso. De esta manera la doctrina se blinda ante la crítica. Todos los problemas provienen de lo imperfecto, no de la perfección. Fallan los hombres. Siguen argumentos y ejemplos.
Este mensaje "purista", como los que se basan en una edad de oro, siempre adolecen de realismo y se exceden en su retórica de lo grandioso, camino que ellos aseguran si se siguen sus enseñanzas. El escrito es una declaración contra el fanatismo (todo aquello que suscitas críticas) y una defensa de la utopía islámica, una ensoñación del estado perfecto que él ha vislumbrado.


Volvamos al inicio: ¿qué sentido tiene la aparición de un artículo contra el islam fanático en Egipto a cuenta de un turco, de la peor reputación (del sexo a la cocaína), que se declara defensor de las mujeres, especialmente del maquillaje, pese a tener denuncias? ¿Qué sentido tiene en el actual barullo con los intentos de modernizar el discurso religioso de la presidencia, la ortodoxia conservadora de Al-Azhar, los salafistas y el frente islamista de los Hermanos Musulmanes y los yihadistas?
Cómo se ha colado en Egyptian Streets es una cuestión que puede tener alguna respuesta en días próximos si a algunos les parece una "interferencia", ahora que está tan de moda con Qatar. Pronto sabremos si este amigo de Erdogan ha traído problemas debajo del brazo.
No es fácil saberlo. Pero está claro que su concepto de la modernidad no es nuevo. No lleva a ningún lado; solo a la idealización del pasado y la mala interpretación del presente, que es precisamente una de las bases de la radicalización.
¿Es este predicador que se rodea de mujeres — "My lady friends love me with a strong love of God, loyalty and passion", dice en uno de sus tuits— lo que el conservadurismo egipcio espera? Lo dudo mucho. 
Bajo su apariencia de defensor de las mujeres, solo se esconde otro exquisito. Otro tuit reciente con su firma lo muestra: "Women are one of the most beautiful ornaments and blessings of this world". Patriarcado disfrazado de piropo. Más que defender a las mujeres, defiende el maquillaje, del que habla a menudo y sus azafatas muestran.


Me intriga —o quizá sea la consecuencia lógica— otro de sus tuits: aquel en el que pide a Erdogan y Putin que apoyen a Trump y no le dejen solo frente al "estado profundo británico", que es una de sus obsesiones tuiteras, la mano negra que está detrás de todo, incluido el golpe de hace un año. En este sentido, sí parece tener más visión. La alianza de los tres es casi un hecho.
La modernidad de Yahya es más bien una cuestión de vestuario y maquillaje. El mundo acabará rindiéndose a la verdadera modernidad y saldrá del error de los fanatismos. No hacen falta democracia ni libertades. Todo está ya inventado. Por si acaso, se rodea de lujo y belleza, dinero y acólitos. No sabemos si está reproduciendo la sociedad perfecta o anticipándose el paraíso.
Cada vez es más difícil encontrar cordura en el mundo. Dice Harun Yahya que la gente que creía a Darwin en Europa estaba en el 80% hasta que él publicó su "monumental" obra contra el naturalista británico; ya solo cree el 10%. Al menos sabemos que con Erdogan ha funcionado. Pero debería repasar sus fuentes.


* Harun Yahya "Islam and the Trap of Bigotry" https://egyptianstreets.com/2017/07/19/islam-and-the-trap-of-bigotry/
** "Harún Yahya, el millonario y oscuro gurú del 'creacionismo islámico'" El Confidencial 19/07/2013 http://www.elconfidencial.com/mundo/2013-07-19/harun-yahya-el-millonario-y-oscuro-guru-del-creacionismo-islamico_227317/
*** "The Islamic Sex Cult Supporting Turkey’s Prime Minister" The Balcanist 28/03/2014 https://balkanist.net/the-islamic-sex-cult-supporting-turkeys-prime-minister/



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