domingo, 23 de julio de 2017

El "deshonesto Don"

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
¿Puede alguien perdonarse a uno mismo? Perdonarse uno mismo es un acto metafísicamente complicado. Solo la carencia de lecturas por parte de Donald Trump le puede llevar a un acto de este tipo. Dostoievski sería recomendable, pero no sé si será demasiado complejo para empezar.
Desde el punto de vista legal, perdonarse a uno mismo se llama "impunidad". Se suele decir que nadie está por encima de la ley. El presidente dispone de la capacidad de perdón, pero ¿por encima del presidente quién está? Que quien perdone sea la máxima autoridad es una forma de refuerzo de la autoridad. Pero la capacidad de perdonarse solo puede proporcionarse desde el exterior. Trump podría perdonar a sus allegados y familia, no sin matices, como ahora expondremos.
Desde el punto de vista psicológico, que se pueda perdonar a sí mismo plantea el problema de que Trump, en su propia psique, ha sido quien ha tomado las dos decisiones, la que requiere perdón y la de perdonarse. Una mente egocéntrica y narcisista como la suya no admite error. Más de una vez se le ha reprochado su creencia en estar por encima de todo y con poder absoluto. Pese a los que le corrigen, Trump sigue pensando que puede hacer lo que quiera porque se considera como un propietario de una empresa que se llama Estados Unidos.
Desde el punto de vista político, el perdonarse es asumir su falta sin asumir su culpa, algo demasiado descarado como para que le sea perdonado. Ni demócratas ni republicanos pueden aceptarlo porque sería el fin de la democracia. No habrían elegido a un presidente, sino a un emperador, Calígula.
The New York Times señala:

NORFOLK, Va — President Trump on Saturday asserted the “complete power to pardon” relatives, aides and possibly even himself in response to investigations into Russia’s meddling in last year’s election, as he came to the defense of Attorney General Jeff Sessions just days after expressing regret about appointing him.
Mr. Trump suggested in a series of early morning messages on Twitter that he had no need to use the pardon power at this point but left the option open. Presidents have the authority to pardon others for federal crimes, but legal scholars debate whether a president can pardon himself. Mr. Trump’s use of the word “complete” seemed to suggest he did not see a limit to that authority.
“While all agree the U.S. President has the complete power to pardon, why think of that when only crime so far is LEAKS against us,” he wrote on Twitter. “FAKE NEWS.”*


"Complete power" es una clara manifestación del carácter absolutista de Trump. Probablemente no se haya elegido nunca a un presidente tan carente de sentido de "lo político" y tan hundido en la idea de "poder". La diferencia es muy grande y debería servir de reflexión a muchos que han estado teorizando cínicamente sobre lo contrario. El mundo, gracias a estos teóricos, se nos ha llenado de personas para las que la política es algo retórico y el poder lo importante. No llegan ni siquiera a la consideración de déspotas ilustrados (hablar de ilustrado respecto a Trump es claramente excesivo).
Trump ha generado un caos entre sus propios allegados, ya sea porque han seguido sus instrucciones o por que no lo han hecho y han actuado por libre pensando que el amparo de la Casa Blanca era suficiente. La expresión justificativa que se ha escuchado estos días —"en el mundo de los negocios se actúa así"— muestra el completo dislate al que se enfrentan los norteamericanos desde que el presidente electo comenzó a tomar decisiones. Con la presidencia efectiva, tras su toma de posesión, el caos siguió ascendiendo. Hoy es imparable.
Resulta hasta cómico que el nuevo secretario de prensa que ha sustituido al desencajado Sean Spicer ("esperaba llegar al año y lo ha dejado a los seis meses y un día", comentaban en la prensa), Scaramucci hay borrado sus tuits anteriores de sus cuentas con la intención de no crear "malentendidos".
The Washington Post se ocupa también de la cuestión del autoperdón. El profesor de Derecho Jonathan Turley, de la U. George Washington, escribe en The Washington Post un artículo con el título "Yes, Trump can legally pardon himself or his family. No, he shouldn’t" y señala:

President Trump is reportedly looking into using his pardon power in response to an expanding special counsel investigation of Russian influence in the 2016 election. If he really did pardon his aides, his family or himself to head off Robert Mueller’s inquiry, the move probably would be constitutional but ultimately self-defeating for the president.
In using his power to pardon potential witnesses against him, Trump probably would convert a weak criminal investigation into a full-fledged impeachment effort. In 1833, Chief Justice John Marshall upheld a presidential pardon by Andrew Jackson by saying that a pardon is “an act of grace” by a president. A pardon in these circumstances would not be viewed as an act of grace, but a gratuity from an isolated president.**


Esto coincide con lo señalado anteriormente: se salva de una para entrar directamente en el proceso de "impeachment", que es la única salida que le quedaría. Trump no ha entendido que una cosa es salvar su cabeza y otra el sistema. Trump ha puesto en peligro el sistema de varias formas. La primera y más evidente es apoyar sus esfuerzos para conseguir en el poder en Rusia. No hace falta recurrir a la Teoría de Juegos nos permitiría comprobar fácilmente que Rusia gana siempre. La única duda es que oculte sus carcajadas o lo haga a la cara.
El aislamiento del presidente no es solo una cuestión moral. La gente se puede aburrir de tener que estar defendiendo a un presidente que cada día hunde más su presidencia. Para muchos, la política es supervivencia y con Trump no solo no está garantizada la supervivencia sino que puede aparecer en cualquier momento algo que haga desear haber estado con la boca callada. Borrar los tuits, como Scaramucci, puede no ser suficiente.


El profesor Turley establece los efectos de esta cuestión del autoperdón:

The issue of whether a president can pardon himself is one of the unanswered questions of the Constitution; it has never happened in the history of our republic. Even Nixon did not stoop to a self-pardon, although he did research it. Neither did Andrew Johnson or Bill Clinton, both of whom were impeached by the House but not removed from office by the Senate. Such an act would make the White House look like the Bada Bing Club. After a self-pardon, Trump could wipe out the Islamic State, trigger an economic golden age and solve global warming with a carbon-eating border wall — and no one would notice. He would simply go down in history as the man who not only pardoned his family members but himself.
Pardoning his associates at this stage would clearly have a tactical benefit, but the historical and political costs of that would be immense. The most obvious reason for issuing pardons now would not be to protect any of the key people from jail but to limit Mueller’s leverage over witnesses. Mueller has selected a team of prosecutorial heavies, some of whom are known for flipping witnesses and using pressure to secure their cooperation. A pardon removes that option and reinforces the ability of close associates to take a hard line with investigators.
Of course, the use of the pardon power to protect the president’s political allies and family members would be legitimately decried as an abuse. It would not, however, be unprecedented.**

La democracia, podemos concluir, se convierte en tiranía. Todos los mecanismos y poderes que el pueblo le ha entregado con la consideración de que serán para el bien del propio pueblo, el presidente los usaría en beneficio de él y los suyos. Quedarían por encima de la ley; el sistema se quebraría. Solo quedaría el impeachment, es decir, deshacerse del que ha quebrado el sistema pervirtiéndolo.
La apelación a la Historia que hace Jonathan Turley no es trivial: da igual lo que Trump pudiera hacer después. Ante la Historia de los Estados Unidos, en las escuelas sería un paria, un tramposo, el "deshonesto Don", como existe el tópico del "honesto Abe", por Lincoln. Sería otro Richard "Tricky" Nixon, como el descrito en el obra de Phillip Roth, "La pandilla" (Our Gang). El ególatra Trump solo podría aspirar históricamente a ser una cagada de paloma en la bandera de las barras y estrellas. Es lo que le están diciendo. ¿Servirá de algo?
La idea del "completo poder" es perversa en una democracia y va contra su esencia misma,  hasta expresada como advertencia en un tuit del presidente. Pero, en la mentalidad de Trump, el poder no es poder si no puedes hacer, por lo que tiende a excederse; los límites son desafíos. No es casual que una de las anécdotas reveladoras de la campaña electoral fuera la invención de un inexistente artículo de la Constitución norteamericana.
Otro de los artículos de The Washington Post es el firmado por tres profesores de Derecho, Laurence H. Tribe, Richard Painter y Norman Eisen, con el título "No, Trump can’t pardon himself. The Constitution tells us so", afirman:

Can a president pardon himself? Four days before Richard Nixon resigned, his own Justice Department’s Office of Legal Counsel opined no, citing “the fundamental rule that no one may be a judge in his own case.” We agree.
The Justice Department was right that guidance could be found in the enduring principles that no one can be both the judge and the defendant in the same matter, and that no one is above the law.
The Constitution specifically bars the president from using the pardon power to prevent his own impeachment and removal. It adds that any official removed through impeachment remains fully subject to criminal prosecution. That provision would make no sense if the president could pardon himself.
The pardon provision of the Constitution is there to enable the president to act essentially in the role of a judge of another person’s criminal case, and to intervene on behalf of the defendant when the president determines that would be equitable.***


Ya sea porque los juristas afirman que no se puede o no se debe, no hay salida por este camino para Trump y su especial "pandilla". Si se repasa el historial de estos pocos más de seis meses se comprobará cómo todo ha sido un despropósito en todos los órdenes. Solo la obcecación puede hacer que este desastre se mantenga mucho tiempo, pero ¿cómo salir?
El descrédito de los Estados Unidos en todos los órdenes está en manos de una persona cuyo comportamiento es difícil de defender en aspectos que van de lo protocolario a la Defensa. Admirado y admirador de dictadores y retrógrados políticos en todos los órdenes, está en un puesto que le viene enorme. Sus acciones nos afectan a todos, como ocurre con su negacionismo del cambio climático o las cuestiones en los conflictos internacionales. Llegó, insultó y amenazó. 
Puede que Donald Trump se perdone a sí mismo; puede que sea el único que le perdone.


* "Trump Says He Has ‘Complete Power’ to Pardon" The New York Times 22/07/2017 https://www.nytimes.com/2017/07/22/us/politics/donald-trump-jeff-sessions.html
**  Jonathan Turley "Yes, Trump can legally pardon himself or his family. No, he shouldn’t" The Washington Post 21/07/2017 https://www.washingtonpost.com/outlook/yes-trump-can-legally-pardon-himself-or-his-family-no-he-shouldnt/2017/07/21/6134fb12-6e2d-11e7-b9e2-2056e768a7e5_story.html

*** Laurence H. Tribe, Richard Painter y Norman Eisen "No, Trump can’t pardon himself. The Constitution tells us so" The Washington Post 21/07/2017  https://www.washingtonpost.com/opinions/no-trump-cant-pardon-himself-the-constitution-tells-us-so/2017/07/21/f3445d74-6e49-11e7-b9e2-2056e768a7e5_story.html



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