viernes, 2 de junio de 2017

No es grandeza, es aislamiento

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Una vez más, Trump ha conseguido los titulares del mundo. Eso le produce un inmenso placer personal, pero hunde cada día más a los Estados Unidos. El discurso de Trump —con todas las cadenas televisivas mundiales retransmitiendo— decía lo esperado. Lo sorprendente eran los aplausos que lo acompañaban y los éxtasis que le provocaban. Tras la presentación increíble del vicepresidente Pence, Trump irrumpió en el jardín de la Casa Blanca ante un público entregado. La escenificación resultaba pretenciosa, un lamento contra los abusos históricos que los Estados Unidos han padecido en su inagotable bondad y generosidad ante la falta de un liderazgo realmente americano.
Esta vez el mundo no ha querido que Trump convierta en oro chapado lo que no es más que cartón piedra. Nadie ha querido que el presidente de los Estados Unidos interprete sus palabras como un gran éxito que deja al mundo a sus pies. Nunca el país ha estado más aislado ni más criticado por sus decisiones. La lucha interna tiene su prolongación en el exterior. Hasta Macron se lo ha dicho en inglés para que no haya dudas ni errores de traducción, argucias habituales.
El diario El País titula sin florituras, "Rotunda condena internacional a la retirada de EE UU del Acuerdo de París". En el artículo se recogen las intervenciones condenatorias de diversos mandatarios:

El presidente francés, Emmanuel Macron, ha afirmado que Donald Trump ha cometido un error para los intereses de su país y para el futuro del planeta. "EE UU le ha dado la espalda al mundo", ha dicho en una discurso televisado en inglés que ha finalizado parafraseando al presidente estadounidense: "Hagamos el planeta grande otra vez (Make our planet great again)".*

Pese a haber repetido a los norteamericanos que su gira mundial (laica y monoteísta) había sido un éxito sin precedentes, Trump recoge lo que siembra y han dejado aparte las consideraciones que hasta el momento se han tenido por respeto a la presidencia y al país. Lo mismo que ha ocurrido en los Estados Unidos, el mundo empieza a tratar a Trump como se merece, más allá de las danzas saudíes con espada al hombro. Ya las ironías, además de Macron, empiezan a ser generales. Juncker es citado también por El País:

El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, también ha manifestado su malestar. "Es una decisión seriamente errónea", ha tuiteado. En unas declaraciones grabadas Juncker afirmó: "Intentamos explicárselo [el acuerdo de París] al señor Trump de forma clara con frases cortas en alemán en Taormina". Con esta frase hizo reír al auditorio y añadió: "Parece que el intento no tuvo éxito", remachó.*


La ironía de Juncker es una pequeña compensación psicológica ante el desastre que ha provocado —uno más— Trump con sus decisiones y su falta de comprensión del mundo. Trump es Trump. El problema sigue siendo el movimiento que le ha alzado hasta el lugar de las decisiones. Más allá de la estúpida y sentimental retórica de su "amor por los mineros del carbón" (también amaba a Wikileaks) están los hechos graves del negacionismo.
Una cosa es una estrategia política o una opinión y otra es la negación de los hechos. La preocupación de la revista Scientific American en septiembre de 2016, que recogimos aquí, por la posible elección de un presidente que sostiene que el cambio climático es un timo, que las vacunas producen autismo, etc. etc. se ha convertido en una situación aterradora para el mundo. Trump es la subversión de los hechos y su desaparición tras una capa de demagogia en la que es apoyado por una serie de grupos de oscura adscripción y filiación, que van desde las lecturas de Julius Evola (como en el caso de Bannon) hasta el lobby de las armas.


El artículo de Bill McKibben, fundador de 350.org —un grupo mundial de apoyo a las políticas para prevenir el cambio climático— y profesor de ciencias ambientales no tiene dudas sobre cómo calificar lo dicho ayer por el presidente: "Trump’s Stupid and Reckless Climate Decision"**. Escribe en The New York Times:

Science first. Since the early 1800s we’ve been slowly but surely figuring out the mystery of how our climate operates — why our planet is warmer than it should be, given its distance from the sun. From Fourier to Foote and Tyndall, from Arrhenius to Revelle and Suess and Keeling, researchers have worked out the role that carbon dioxide and other greenhouse gases play in regulating temperature. By the 1980s, as supercomputers let us model the climate with ever greater power, we came to understand our possible fate. Those big brains, just in time, gave us the warning we required.
And now, in this millennium, we’ve watched the warning start to play out. We’ve seen 2014 set a new global temperature record, which was smashed in 2015 and smashed again in 2016. We’ve watched Arctic sea ice vanish at a record pace and measured the early disintegration of Antarctica’s great ice sheets. We’ve been able to record alarming increases in drought and flood and wildfire, and we’ve been able to link them directly to the greenhouse gases we’ve poured into the atmosphere. This is the largest-scale example in the planet’s history of the scientific method in operation, the continuing dialectic between hypothesis and skepticism that arrived eventually at a strong consensus about the most critical aspects of our planet’s maintenance. Rational people the world around understand. As Bloomberg Businessweek blazoned across its cover the week after Hurricane Sandy smashed into Wall Street, “It’s Global Warming, Stupid.”
But now President Trump (and 22 Republican senators who wrote a letter asking him to take the step) is betting that all of that is wrong. Mr. Trump famously called global warming a hoax during the campaign, and with this decision he’s wagering that he was actually right — he’s calling his own bluff. No line of argument in the physical world supports his claim, and no credible authority backs him, not here and not abroad. It’s telling that he simultaneously wants to cut the funding for the satellites and ocean buoys that monitor our degrading climate. Every piece of data they collect makes clear his foolishness. He’s simply insisting that physics isn’t real.**


La maniobra de Trump no afecta solo a la salida del acuerdo. Los recortes en Ciencia, como se señala al final, hacen perderse la evaluación del monumental error, algo por lo que será recordado por la Historia, si no hace algo peor —algo de temer— en los próximos tiempos.
La contestación de las ciudades y estados no se ha hecho esperar. Como ocurrió con la prohibición de entrada desde ciertos países musulmanes, la contestación se ha iniciado. El equivalente a las ciudades santuario son ahora los estados que, como California, se han apresurado a decir que se mantienen dentro de los acuerdos de París, que siguen adelante con su compromiso por más que los Estados Unidos de Trump salgan. También ciudades como Nueva York han manifestado su compromiso con los esfuerzos para frenar el cambio climático. El alcalde Bill de Blasio ha señalado, según cita la BBC:

"President Trump can turn his back on the world, but the world cannot ignore the very real threat of climate change. This decision is an immoral assault on the public health, safety and security of everyone on this planet. On behalf of the people of New York City, and alongside mayors across the country, I am committing to honour the goals of the Paris agreement with an executive order in the coming days, so our city can remain a home for generations to come."***


No creo que se recuerde un movimiento de división más grande desde la Guerra Civil norteamericana. Lo que Trump toca, se convierte en un abismo. No hay una América en casi nada. Trump, lo hemos dicho, necesita de este enfrentamiento constante en todo para realimentar su falta de ideas reales.
Tras su intervención, las cadenas norteamericanas veías como sus panelistas discutían con irredentos estrategas y asesores republicanos encastillados en sus posiciones y siguiendo las veladas insinuaciones de Trump sobre la conspiración contra los Estados Unidos. En su visión peculiar del mundo, todo es una conspiración de científicos, activistas y países extranjeros para arruinar el destino manifiesto de los Estados Unidos. Ese mensaje prende bien en las bases electorales que han sido cebadas con estas ideas durante una década a través de las redes sociales y las publicaciones "alternativas".


A lo que asistimos es a una relectura conspiratoria de los textos que hablaban de la decadencia del imperio americano, de su pérdida de influencia y su decaimiento como superpotencia. Sin embargo, la estrategia elegida no hace sino acelerarlo al dejar a los Estados Unidos solos en el mundo. La decadencia americana se impulsa por la negativa de los demás a seguir las locuras de Trump en los económico, comercial, defensa y ahora el cambio climático. Pronto, como han señalado Merkel y Juncker, además de otros líderes de Europa, el mundo dejará de contar con los Estados Unidos. Parecía imposible, pero van a tener que dejarle de lado y aprovechar para establecer nuevos y más fiables lazos. Hasta la entusiasta Theresa May se está arrepintiendo de haberse vinculado a Trump y teme ser arrastrada por el peso de la amistad, que se está presentando turbulenta. Canadá ha sido firme en su mensaje,
El gobernador de California ha dicho que si el gobierno falla, serán los estados los que establezcan vínculos con el exterior, con países, empresas, agencias, etc. para poder defender el futuro del territorio y quienes lo habitan. 
Frente a los aplausos de los republicanos (muchos ya están en contra) en el jardín de la Casa Blanca, surge un mensaje desde las calles. Lo que Trump ha traído no es grandeza, es aislamiento.



* "Rotunda condena internacional a la retirada de EE UU del Acuerdo de París" El País 2/06/2017 http://internacional.elpais.com/internacional/2017/06/01/actualidad/1496350760_788673.html
** "Trump’s Stupid and Reckless Climate Decision" The New York Times 1/06/2017 https://www.nytimes.com/2017/06/01/opinion/trump-paris-climate-accord.html 
*** "Trump climate deal pullout: The global reaction" BBC 2/06/2017 http://www.bbc.com/news/world-us-canada-40128266



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