viernes, 7 de abril de 2017

El baile virtuoso o los tres pasos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En estos días hemos estado tratando la cuestión del tratamiento dado por la visita del presidente al-Sisi a los Estados Unidos de Donald Trump. He creído que era importante comprender desde esa perspectiva lo que implica para las personas que tratan de tener una vida libre y respetable bajo el marco de los derechos humanos que muchos otros países viven. Se ha recriminado, así lo ha hecho la prensa norteamericana, que las alabanzas desmedidas de Trump hacia un régimen que no respeta los derechos humanos es un mal ejemplo y, sobre todo, es una licencia para continuar así, sin rectificar, sin estímulo correctivo de lo que se califica como un "fantastic job" y que incluye muchos aspectos negativos.
Pero no se comprende nada de Egipto sin entender que hay una parte importante de esa sociedad que tiene la intolerancia como principio, que no es capaz de convivir con aquellos que son diferentes en diversos aspectos de la vida personal y social. Son esos los que jalean y aplauden, según llegue el caso, a islamistas o a militares. No tienen interés alguno en la individualidad que nos distingue sino que no contemplan, en sus estrechas mentes, más que un mundo hecho a su imagen y semejanza, un mundo en el que resultan como modélicos, virtuosos, frente a los otros.
Ya sean islamistas o militaristas, es la intransigencia su norma de vida. Son atentos vigilantes de la vida de los otros y cuidadosos exhibidores de su propia conducta, que elevan al rango de virtud. Rezan más que nadie, aplauden más que nadie y acusan más que nadie. Así muestran su adhesión a Dios, al líder o a ambos.
Su objetivo es siempre la uniformidad social. Sus vidas les parecen poco y necesitan controlar las de los demás. Sí una película no les gusta, van a los jueces; si un libro no les gusta, van a los jueces... Así, desataron sus iras contra actores, directores, escritores, intelectuales que hablaban de algo nuevo, que proponían avanzar en algún sentido. Pero para ellos ese concepto no existe. Todo está dicho; lo tomas o lo dejas; te vas o te quedas.
Egipto nos da un nuevo ejemplo —insólito para casi el resto del mundo— que ha aparecido en la prensa y en las redes que muestra la persecución a las personas que simplemente viven de otra manera. Lo ha recogido el diario estatal Ahram Online con el titular "Egyptian university investigates professor after dancing video goes viral" y este es su contenido:

Egypt's Suez Canal University has decided to investigate English literature professor Mona Prince after personal images of her – including a two-minute video of her dancing on the roof of her home – went viral on social media on Tuesday.
The video and photos sparked controversy in the country, with many describing her behaviour as "inappropriate" for a university professor, Others defended the professor, saying it is a matter of personal freedom.
Professor Prince told Ahram Online on Wednesday that she has not received an official notice from the university regarding an investigation.
However, the university president said in a TV interview that the decision to investigate came after the university received many complaints that Prince violated academic principles when she posted the images, which included photos of her in a revealing swimsuit and drinking alcohol.
Hany Abu Zeid, a Facebook user who grabbed the professor's videos and photos and shared them on his page, said that the professor publically shared the material on her Facebook page.
Prince said "I do not know this man – who claims to be a journalist – either from social media or in person. He was probably pushed by someone else to defame me."
The professor defended her behaviour, saying it is a matter of personal freedom that harms no one, and called on the Egyptian community to consider discussing topics of more importance like health and education, instead of "a common citizen dancing at her home."
She added that she is ready to sue anyone who shared her photos and videos with the aim of to defaming her, since she shared this material on her private Facebook page a long time ago.*


De las grandes cuestiones de estado tratadas por el presidente en los Estados Unidos a los detalles reveladores de la situación real. Lo ocurrido con la doctora Mona Prince es realmente un ejemplo de una forma de actuar demasiado frecuente en el Egipto postrevolucionario, que desencadenó una reacción ultraconservadora en la que encajan igualmente islamistas y militaristas, pues ambos poseen una visión del control social semejante, son hijos de la vigilancia y la hipocresía, dos defectos nacionales de los que Egipto no se libra y le condenan a estas situaciones.
El caso tiene tres momentos. El primero de ellos está oculto. Se trata del desencadenante que haya podido dar pie a la vigilancia. La doctora Mona Prince es profesora de Literatura Inglesa. En sus clases se hablará de muchas obras, se leerán muchas de ellas, que no gusten a los piadosos guardianes de la sociedad perfecta. Alguien cuenta que han leído a un autor, pongamos Orwell, pongamos Joyce. Un día lo llevan a casa o lo ve un vecino o se entera un piadoso compañero de la propia universidad. Otro día surge un debate en las clases sobre cualquier aspecto relacionado con la vida al hilo de lo leído. Um... ¡qué peligro!
Los ataques contra la doctora Pince no son nuevos. Jadaliyya publicaba en mayo de 2013 la siguiente carta dirigida al rector de la Universidad de Suez y con copia al ministro de Educación:

President, Suez University
Cairo-Suez Road
Suez
Arab Republic of Egypt

Dear President Musbah,
I write on behalf of the Committee on Academic Freedom of the Middle East Studies Association (MESA) of North America in strong protest of the current investigation and informal suspension without pay of Dr. Mona Prince by officials at your university. We believe that this investigation is unwarranted by the facts of the case and badly undermines the principles of academic freedom. We are troubled, in addition, by evidence that the mistreatment of Dr. Prince by the university is politically motivated.
MESA was founded in 1966 to promote scholarship and teaching on the Middle East and North Africa. The preeminent organization in the field, the Association publishes the International Journal of Middle East Studies and has nearly 3,000 members worldwide. MESA is committed to ensuring academic freedom and freedom of expression, both within the region and in connection with the study of the region in North America and elsewhere.
As has been widely reported in Egyptian print and broadcast media, Dr. Prince stands accused by one of her students of expressing untoward sentiments about Islam during a class discussion about the problem of sectarian tensions in Egypt. We use a vague formulation because the exact complaint against Dr. Prince seems to change every few days. Originally, she was told she would be investigated for “contempt of religion.” In a 28 April interview with al-Youm al-Sabi‘, you indicated that this charge would be downgraded to “insulting Islam.” On 3 May, an article in al-Masry al-Youm suggested that she faces allegations of “contempt of religion and insults to certain Salafist sheikhs.”
As might be guessed from the fuzzy nature of the charges, the precipitating incident appears to have been a simple misunderstanding by the student of Dr. Prince’s points or at most a disagreement between the two of them. Dr. Prince’s April 16 appearance on Mona al-Shazli’s television program, “Gumla Mufida,” was instructive in this respect. When the student called in to the program to voice her grievances, she could not offer any examples of wrongdoing on Dr. Prince’s part. It was clear that the student had been offended by certain turns of phrase in readings that Dr. Prince had assigned about sexual harassment in Egypt and by Dr. Prince’s opinions about sectarian discord in the country. But that was all.**


La carta —más extensa, aboga por la libertad de expresión y enseñanza— la firmaba Peter Slugett, el presidente de MESA, de la Universidad de Singapur. Describe bastante bien los múltiples casos en los que son los alumnos —la generación más joven e islamizada— los que denuncian a sus profesores para evitar que se transmitan pensamientos liberales. La acusación es siempre, por supuesto, la "acusación virtuosa": el "insulto al islam", que implica cualquier tipo de crítica no ya a la religión sino a quienes se consideran su encarnación humana, en este caso a unos jeques salafistas. Recordemos que en esas fechas, todavía están en el poder los islamistas en Egipto. Ya se consideran dueños de la sociedad y han comenzado sus cazas de brujas para eliminar del panorama educativo, artístico, intelectual, etc. a todos aquellos que se les enfrentan o hablan críticamente de ellos. La carta de Slugett es de mayo, lo que implica que el caso venía de algún tiempo antes. Esta fue la "democracia" de Morsi, tan alabada por algunos ignorantes.
A veces hablar de los islamistas es engañoso. El problema de la intransigencia en Egipto va más allá del "islam político", problema de las alturas y los debates internacionales. Hay un ultra tradicionalismo intransigente de amplia base social, fruto del retroceso de las ideas tolerantes, abiertas y democráticas en beneficio del conservadurismo social islámico, categoría más amplia que la política. Muchos piensan que solo el "terrorismo" es el problema, pero no es cierto. Esa violencia sale de esa intransigencia social, amparada desde el mundo institucional (de jueces a académicos). Acostumbrados a actuar bajo las instituciones, las denuncias siempre buscan eliminar a los elementos liberales de la sociedad, a los que quieren vivir su propia vida. Ellos les convencen que eso es una falacia, que no existe una "vida propia", sino una "vida apropiada", la que se ajusta a sus cánones.
Con el caso de la doctora Mona Prince me viene a la memoria "Leer Lolita en Teherán", la extraordinaria obra de Azar Nafisi, profesora iraní de literatura inglesa, como Mona Prince. La obra muestra el choque cultural tras la revolución islámica y cómo se reunía con sus alumnas en la casa para poder seguir hablando de Nabokov, de Flaubert, de los autores que representaban un mundo diferente y, sobre todo, ponían en marcha tanto la imaginación como el espíritu crítico. Nafisi se tuvo que exiliar y ha podido dejarnos
En una entrevista publicada en 2014 en The Guardian, Azar Nafisi señalaba:

The importance of ideas and the imagination is that they really defy borders and limitations. Books are representative of the most democratic way of living. There’s a James Baldwin quote about feeling all alone and isolated until you read Dostoevsky and you discover that someone who lived a hundred years ago connects to you – and you don’t feel lonely any more.
The premise of this book is that “to deny literature is to deny pain and the dilemma that is called life”. In what way can fiction help us with this dilemma?
Fiction confronts a great many things that we cannot fully confront in real life. Fiction is the ability to be multi-vocal and to speak through the mind and the heart of even the villain. In doing that, it forces us to face the pain of being human and being transient. It’s what Nabokov talks about: “The conclusive evidence of having lived.”***


A las dictaduras no les molestan las ingenierías; les molestan las Humanidades y las Ciencias Sociales. Les molestan las ficciones y metáforas que las representan. Por eso causó tanto revuelo en Egipto el éxito espontáneo del orwelliano "1984", obra que ni Trump ni al-Sisi han leído, y comenzó a requisarse en la frontera libanesa después que las noticias hablaran de un estudiante detenido "por tener 1984" en la mochila. No creo que fuera por eso, pero al expresar irónicamente que llevaba en su mochila la obra, la convirtió en un emblema de resistencia.
La libertad de la Literatura, de los ensayos es opuesta a esta gente del "libro inamovible", ya sea religioso o las ordenanzas militares. Su rigidez contrasta con la flexibilidad del pensamiento crítico que se aventura más allá de lo que existe en un maravilloso movimiento de creatividad y crítica. Frente a ellos el estatismo como virtud, la inmovilidad del pensamiento.
Y si hay algo contrario a la "inmovilidad" es Mona Prince. En 2014, Arabic Literature, se ocupaba de la salida de su obra "Revolution is my name" y trazaba este retrato de ella:

Prince is many things – writer, academic, activist, former presidential candidate, some might say contrarion – but first and foremost she is herself. And it is this presence of self, accompanied by a blunt, slightly mischievous sense of humor that comes through in her narrative account of the 18 days of the 2011 Egyptian revolution, which is due to be released in the fall in English translation by the American University in Cairo Press. (Translator: Samia Mehrez, founder of AUC’s Center for Translation Studies.)
Prince’s writing trajectory began after she graduated from Ain Shams University with a degree in English literature in the early 90s. She was first influenced by leftist writer Radwa Ashour, who was one of her professors; later, Ibrahim Aslan helped her publish several short stories in Al Hayat newspaper.
[...]
Some writers would be content with producing work that reflected on such a significant political and historical shift, but Prince was inspired to do more. She decided to run for president. “I thought, now is the time to do something,” she says. “I wanted to break taboos, break stereotypes, get involved. We weren’t sure if the elections were going to happen or not [under SCAF] but the idea was to let the people know that there were different possibilities.” Prince failed to garner enough signatures to make it on the ballot, but said that the conversations she had about the country and ways to move forward were achievement enough. She’s currently finishing a short story about the experience.***


Esto mucho más que lo que los amantes del orden pueden asimilar. Mona Prince pertenece a ese grupo de egipcios vitalistas, inquietos y con sentido del humor. Yo los llamo acuáticos frente a aquellos que están más a gusto entre las arenas del desierto.
La mera ocurrencia de presentarse a la carrera presidencial ya demuestra que no es un personaje fácil de clasificar dentro del panorama egipcio, tanto de forma general como en sus variantes académicas y de género. Prince es un desafío constante.
El segundo momento es el de la vigilancia, el de buscar aspectos con los que se le pueda hundir social, personal o legalmente. Si algo caracteriza a estos vigilantes es que no tienen prisa. Vigilan y vigilan hasta que encuentran algo que les permita hundir a sus rivales, llevarles ante los tribunales, expulsarlos de  la Academia. Son vengativos y pacientes.
Como se nos contaba, han hecho circular imágenes en las que baila (belly dance) en un espacio cerrado y unas fotos en bañador y con un vaso. Con ello pretenden evidentemente hundir su vida académica. Esto deja en evidencia qué se entiende por vida académica en estos casos.
En casi cualquier lugar resultaría absurdo, como señala la propia Mona Prince, que esto tenga lugar, que haya un movimiento social enjuiciándola y no preocupándose de la crítica situación de Egipto en estos momentos. Pero muchos no van a dejar pasar la ocasión de mostrarse virtuosos y acusadores (en un movimiento bifacial) ante un caso como este.
Ese es el tercer momento, cuando una parte de la sociedad se siente más piadosa, más virtuosa lanzando la piedra contra la acusada de haber roto las normas. ¿Libertad personal, qué es eso? Nadie es libre; todos están atados por el juicio colectivo al que se somete al discordante. Y la doctora Mona Prince es discordante por naturaleza. Lo es en lo personal, en lo académico, en lo político, en la escritura que realiza. Es el blanco perfecto.


La sociedad egipcia puede luchar lo que quiera contra el terrorismo. Pero el crecimiento del totalitarismo social define su poco apego por la libertad ajena, especialmente por la femenina.
Estos años han sido de constante ataque a todas aquellas personas que se han enfrentado a las convenciones sociales. Con ello, Egipto pierde sus voces críticas, que es lo que van buscando unos y otros. En el aparente conflicto entre islamistas y militaristas, lo que siempre se ha manifestado es el carácter autoritario y la lucha por la imagen pública acorde a una sociedad cuyo fondo intolerante ha ido creciendo con cada generación. Se ha resaltado muchas veces las diferencias entre las tres generaciones que han marcado el Egipto moderno. La lucha que comenzó ya en los 50 se ha mantenido y los más liberales y tolerantes las empezaron a perder en los ochenta, cuando llegaron las corrientes oscuras desde el mundo del Golfo. De allí tomaron su apoyo las que existían en Egipto, especialmente los Hermanos Musulmanes y salafistas. Para todos ellos, las formas e ideas que venían del exterior eran la negación pecaminosa de la identidad musulmana que empezaron a igualar con la intransigencia. Sabían que su visión implicaba no una cuestión política formal sino de moral y de costumbres.
Igual que atacan hoy a la doctora Mona Prince, lo hicieron con los intelectuales que habían preconizado la apertura hacia otras ideas —desde el socialismo, del liberalismo, desde el arte—. Lo hicieron atentando contra Naguib Mahfuz, el premio Nobel árabe, al que acusaban de impío. Lo hicieron contra los reformistas que pedían abrir la doctrinas islámica para hacerla compatible con el mundo moderno y no dar por cerrado cualquier cambio. 
Mona Prince ha sido atacada en la época de Morsi, con los islamistas, y lo es ahora con al-Sisi porque el fondo es el mismo; son las mismas actitudes intransigentes y autoritarias. Y lo es desde el rectorado de su universidad. Se trata de seguir a los personajes "peligrosos" hasta cumplir los tres pasos de proceso: detección, vigilancia, acusación.
El gran error que llevó a la situación actual es que al perseguir a las personas tolerantes, poco a poco, solo acabaron quedando las intolerantes. Y son estas las que acuden a jueces o recurren al degüello cuando encuentran que alguien puede ser un mal ejemplo para su finalidad del control social absoluto.
El terrorismo no tiene líneas separadoras. Es un camino por el que se transita hasta llegar a la violencia de las armas. Pero se ha recorrido con la violencia de las ideas. Muchos no llegan a las armas gracias a la especialización del trabajo. Unos señalan y otros tiran la piedra. El árbol y las nueces.


El presidente Trump ha felicitado al presidente al-Sisi. Pero el presidente egipcio no ha conseguido ningún avance significativo en este otro camino, el de la intolerancia social, el verdadero semillero de la violencia. No se lo van a poner fácil en este terreno y más si trata de nadar institucionalmente entre dos aguas. Nacida en 1970, Mona Prince pertenece a una generación que ha tenido que mostrar su rechazo al conservadurismo social, que recibió el testigo de los que fueron capaces de transmitir tolerancia y modernidad de aquellos que sobrevivieron a las primeras purgas, cuando el régimen empezó a exigir silencio u obediencia y a penalizar la palabra. Ahora quieren separarlos de los jóvenes, evitar su influencia para que el Egipto que aspira a la libertad y a la modernidad desparezca bajo la presión de la intolerancia social disfrazada de religión y virtud.
Desde aquí nos solidarizamos con la doctora Mona Prince. Como es mujer combativa, la animamos a que siga con su lucha contra la intransigencia, los estereotipos, contra el rasgado hipócrita de vestiduras. Que baile cuanto quiera y como quiera, que es muy sano y trae alegría al alma. Que no le quiten sus enemigos el sentido del humor, su mejor arma para enfrentarse a esos eternamente serios hijos de la virtud.
En un acto de presentación en la Universidad Americana de El Cairo (AUC) de su obra Revolución es mi nombre (2014), Mona Prince comentó:

“When I started writing this book I discovered what a strong sense of sarcasm I have and I had to resort to that. It was obvious in Tahrir, seeing the people with their humor. It is humor, which can be harsh sometimes, that makes us survive. It is a major element in the book despite all the horror scenes,” she added****

Es el humor lo que hace sobrevivir a muchos egipcios. Es lo que les salva de una melancolía que queda en el fondo tapada. Que no pierda ese sentido del humor y esa independencia de criterio que debe servir de ejemplo para muchos. Egipto la necesita —y a muchos como ella— para no hundirse en la arenas de las que nunca saldrá.


* "Egyptian university investigates professor after dancing video goes viral" Ahram Online 5/04/2017 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/262323/Egypt/Politics-/Egyptian-university-investigates-professor-after-d.aspx
** "Letter Concerning Suspension of Dr. Mona Prince of Suez University" Jadaliyya 19/05/2013 http://www.jadaliyya.com/pages/index/11805/letter-concerning-suspension-of-dr.-mona-prince-of
*** "Mona Prince: ‘Revolution is My Name’" Arabic Literature 7/07/2014 https://arablit.org/2014/07/07/mona-prince-revolution-is-my-name/


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