sábado, 4 de febrero de 2017

USA, ¿qué has hecho?

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La suspensión de la orden de Donald Trump prohibiendo la entrada de personas procedentes de siete países es la noticia del día en un momento en que Trump nos acosa desde todas partes. Su estilo de promover titulares cada minuto ya sea con acciones o con reacciones nos hacen temer sobre lo que espera. Hace algún tiempo ironizaba sobre la posibilidad de que los medios se convirtieran en monográficos dedicados a Trump. Como ocurrió durante la campaña, Trump se hace con la atención, pero no con la aprobación del mundo. Es una invitación irresistible a la contestación porque nadie puede ser indiferente. No cuando la persona es el presidente de los Estados Unidos y lo que se le pase por la cabeza tendrá una dimensión mundial, afectando a millones de personas con solo unas palabras.
Evidentemente, los presidentes de los Estados Unidos llevan tiempo ahí y sus decisiones afectan más desde que asumió el liderazgo mundial tras la II Guerra Mundial y posteriormente por el hundimiento de la Unión Soviética. Pero ningún presidente de los Estados Unidos ha tenido la visión que Trump tiene de sí mismo y de lo que debe que hacer. Creo que es la CNN la que mantiene un rótulo permanente con "Los primeros 100 días". Parece que han pasado años desde que llegó a la Casa Blanca. Un tenso tiempo interior hace percibir las dos semanas de Trump en la presidencia como si fueran días interminables en los que ya ha ocurrido de todo.
Muchas de las cosas esenciales se pierden en esta vorágine en la que los titulares apenas duran unas horas y tienen que ser sustituidos por otras ocurrencias presidenciales, nombramientos, llamadas telefónicas amenazantes, riñas por tuits, etc. Es todo un catálogo nuevo, con su propio tempo. No hay aparición que no suscite ríos de tinta y los consiguientes riesgos de infarto. Los analistas políticos y los económicos ya no son capaces de arriesgarse en pronósticos porque ha hundido al mundo en la incertidumbre. Relaciones de décadas son destruidas por un tuit, acuerdos construidos por negociaciones laboriosas se desmoronan. Los recién nombrados corren a los lugares afectados a dar versiones más suaves de lo dicho por el jefe, como la actuación del nuevo Secretario de Defensa en Japón.


El estrés de todos, especialmente de los propios norteamericanos, aumenta. Las primeras encuestas hechas por Gallup confirman algunos avances anteriores: es el presidente con menor nivel de aprobación que se recuerda. Cada nueva acción le hace distanciarse.
Todo está inundado por la presencia de Trump. La CNN nos da cuenta de otra de las polémicas del momento: ¿utilizará Lady Gaga el espacio de la Super Bowl para atacar a Trump? La cuestión ha pasado a primer término ya que la cantante ha sido (y es) una activa resistente a lo que representa Trump. Nos dicen:

Betting site Sports Interaction is offering a payout of more than double -- a return of $2.10 on a winning $1 bet -- that the singer will mention either the word "president" or "Trump" during her performance, and $1.67 on a $1 bet that she will not.
Other wagers include whether she will wear a pink hat in spirit with the recent global Women's March (offering a higher payout of $3.25), whether she will wear an "I voted Hillary" T-shirt ($26), whether her hair will be a color other than blonde ($3.4) and finally whether she will show up on stage stark naked (a long shot at $101).*


Las apuestas sobre lo que puede ocurrir nos muestran que el "universo Trump" en que nos ha transformado está en permanente ebullición. Las apuestas pronto serán sobre si habrá conflicto con Irán o Corea, o si la cifra de manifestantes en Londres cuando vaya de visita será superior a la de su toma de posesión.
Sin embargo, aunque sea real y muestre un malestar existente, los focos de sus últimas actuaciones no deben disminuir la atención sobre dos aspectos importantes para la vida económica y política de los Estados Unidos. Me refiero, en primer lugar, a su voluntad de eliminar la llamada "enmienda Johnson" y al desmantelamiento de las medidas de protección frente a los desmanes de Wall Street que el presidente Obama creó para evitar crisis económico financieras como la que le tocó lidiar en su primera legislatura. Creo que estos dos aspectos son esenciales para entender quién es Donald Trump y, sobre todo, cuáles son los intereses que le han llevado hasta la Casa Blanca.
La "Enmienda Johnson" fue elaborada por Lyndon B. Johnson, el que fuere vicepresidente con Kennedy y quien le sustituyó tras su asesinato. La "enmienda" es anterior, de los años 50, y pretendía la separación clara entre las iglesias y otro tipo de instituciones que tiene tratamientos fiscales diferenciados de la vida política. Se trataba de evitar que la vida política se llenara de predicadores y, más importante, que los predicadores no dirigieran la vida política de su feligreses.
The Independent lo recoge así:

President Donald Trump has announced he will "get rid of and totally destroy" a 60-year-old rule that blocks tax-exempt religious groups from endorsing or opposing political candidates.
The so-called Johnson amendment was introduced by then-Senator Lyndon B Johnson in 1954. It threatens churches and other religious institutions with the loss of their tax-exempt status should they overstep the mark.
At the National Prayer Breakfast in Washington DC on Thursday Mr Trump said: "Jefferson asked, 'Can the liberties of a nation be secure when we have removed a conviction that these liberties are the gift of God?' Among those freedoms is the right to worship according to our own beliefs. That is why I will get rid of and totally destroy the Johnson amendment and allow our representatives of faith to speak freely and without fear of retribution—I will do that."
Mr Trump also spoke about a global threat to free worship. He said: "Freedom of religion is a sacred right, but it's also a right under threat all around us and the world is under serious, serious threat in so many different ways.**


No tengo la más mínima duda de que a Trump le importa muy poco la religión, sea cual sea, más allá de la cuestión del poder. Sabe que, habiendo realizado los demócratas esa enmienda en los 50, beneficia a los grupos radicales religiosos que podrán ya sin tapujos presentarse como parte de la vida política los 365 días de año. Podrán desde los púlpitos atacar a los contrarios y participar de forma militante en la vida política. Ya en la época de Bush, el peso del Tea Party fue muy importante y su manejo de la ultraderecha religiosa fue decisivo. Luego estos grupos se cobran los votos en términos legislativos y colocando personas de sus grupos en los puestos clave.

El interés de Trump en presentar la campaña electoral —y la situación del mundo— como un choque de religiones (ni siquiera de civilizaciones) responde a buscar la reacción de apoyo de todos esos grupos de cristianos de diferente ralea que pueblan las comunidades rurales y las ciudades pequeñas.
Diversos estudios realizados durante estos años muestran el avance en el campo republicano de una forma retrógrada de religión que casa bien con la mentalidad de "pueblo elegido" que sirve de discurso de fondo a la vida política norteamericana. Pero allí donde es interpretada como un fondo humanitario por la mayoría de los demócratas, entre los republicanos han ido calando las ideas creacionistas y especialmente las racistas y xenófobas. Así es posible que alguien se consideren "buenos cristianos" los partidarios de la supremacía blanca, de la misma forma que los del KKK usaban una cruz de fuego para representar su odio a la población afroamericana. Son partidarios de escuelas en las que se elimine cualquier referencia a lo que no esté establecido en la Biblia y tienen una visión reaccionaria de la familia y especialmente de los derechos de la mujer. Comparten con los islamistas una misma visión del mundo antiprogreso y la inspiración religiosa (a su interpretación) de las leyes, que deben fundamentarse y promover su visión del mundo.
Hasta el momento, su participación activa y visible estaba frenada por la enmienda Johnson, aunque haya participado de forma poco arriesgada por temor a perder su estatus fiscal. La supresión de la enmienda, como el propio Trump ha señalado, supone que ahora "los representantes de la fe podrán hablar libremente" sin miedo a perder su estatus. Trump hace suya la argumentación general que usan todos los presidentes —nuestras libertades son un regalo de Dios— para convertirlo en el derecho a participar en la lucha política. El peligro que se abre está mucho más allá que el de la captación de votos.


La segunda parte de la intervención de Trump habla de un derecho cuando esa fe está siendo desafiada por todo el mundo. Es el equivalente a las proclamas del Estado Islámico; es una llamada al conflicto religioso que se traducirá en la persecución de las minorías (ya lo ha hecho) en el interior y hacia el exterior. La prohibición de la entrada de musulmanes procedentes de 7 países —ha respetado aquellos en los que tiene intereses económicos— es una forma de considerar a todos los musulmanes como una amenaza no porque sean terroristas sino porque son musulmanes. Trump sabe que por esa línea mantendrá un voto fiel, el de los "integristas" americanos. No hace falta explicar demasiado los peligros que tiene esto.
Afortunadamente, una parte importante de la sociedad norteamericana está reaccionando de forma fulminante contra este tipo de discriminación primero y potenciación de lo más retrógrado de la religión entrando en las políticas.
El otro aspecto muy importante es la destrucción de las protecciones que la administración Obama construyó para evitar que se produjera otra crisis como la producida en 2008 y que arrastrara a la economía mundial, Europa incluida. Aquella crisis había nacido en Wall Street y en la acumulación de basura financiera llevando al mundo al caos y hundiendo países que todavía se están recuperando o intentándolo.


El 22 de abril de 2010, el presidente Obama se dirigió a Wall Street desde un discurso*** en el Cooper Union College, en Nueva York. "Necesitamos introducir un conjunto de normas modernas y racionales para garantizar la transparencia de Wall Street y proteger a los consumidores en nuestro sistema financiero" (23), le dijo presentando lo que se debatía en el Senado. Después de analizar el desastre que había supuesto para los contribuyentes norteamericanos tener que pagar la codicia de sus banqueros, señaló que la propuesta buscaba la protección de todos para evitar que el sistema de nuevo se colapsara. Señaló en primer lugar, el establecimiento de la llamada "regla Volcker" que "establece límites para el tamaño de los bancos y para el tipo de riesgos que pueden asumir las instituciones bancarias" (25). En segundo lugar, el dijo, "la reforma proporcionaría transparencia a muchos mercados financieros" (26). En tercer lugar, "este plan representaría la mayor protección financiera que nunca se haya dado al consumidor" (27). Y en cuarto lugar "el último y esencial componente de la reforma. Estas reformas de Wall Street darán a los accionistas un nuevo poder dentro del sistema financiero. Podrán influir en la política retributiva, es decir, tendrán voz y voto en lo que concierne a los salarios y bonificaciones de los altos ejecutivos" (29).


Se puede comprender fácilmente el interés de Trump y de los "interesados en Trump" por la derogación de esas normas reguladoras que trataban de evitar que de nuevo se sembrara el caos, la oscuridad y la irresponsabilidad desde Wall Street. Trump, al anunciarlo, señaló que había allí presentes algunos banqueros y que agradecerían poder volver a dar dinero a quien se lo pidiera.
El riesgo de que la economía mundial vuelva a entrar en sendas oscuras es grande. El "populismo" de Trump se desarrolla sobre esa capacidad de presentarse como un defensor de la fe para unos y del dinero para otros. El mismo pueblo que padeció los desmanes de las hipotecas, de las estafas financieras, etc. le puede seguir confiando en que ocurrirá lo contrario de lo que ya ha ocurrido. De nuevo, los tiburones de Wall Street podrán jugarse el dinero ajeno y se volverá a producir el crecimiento de los "nuevos falsos ricos" hipotecados.
El "proteccionismo" de Trump, la política migratoria, la ruptura de los tratados económico, su apoyo al Brexit, etc. tienen una traducción en lo económico que abre demasiada incertidumbre para el gusto de los mercados. No hay sistema, por decirlo así, que pueda establecer un escenario posible con tantas puertas abiertas; demasiados riesgos. Con todo, la principal causa de incertidumbre económica y política es el propio Trump y su órdago al mundo. A sus acciones hay que añadirle las reacciones que puedan darse y que tendrán repercusiones en el conjunto.


La mezcla de fanatismo e incertidumbre no es buena junta ni por separado. Trump ha abierto todas las puertas en una semana y por ellas puede entrar cualquier cosa no deseada. Ha destruido antes de construir, como ocurre con los tratados internacionales y amenaza con seguir el mismo planteamiento. Todo se viene abajo en minutos y puede tardar años en reconstruirse.
Las personas que ha convocado, salvo alguna excepción, son tóxicas para esa áreas, como le ha sucedido en Educación donde incluso los propios republicanos han tenido serios reparos para apoyar el nombramiento. Un millonario de Wall Street propuesto para Secretario de Defensa, Vincent Viola, acaba de renunciar  a ser propuesto para el cargo. No lo debe ver claro. The New York Times se centra en contarnos la historia del reciente Secretario de Trabajo y la época en que representaba en los juzgados a los patrones, curiosamente un mafioso propietario de un casino. El periódico ironiza sobre el destino de este personaje, que dice mostrarse en contra del salario mínimo. Algunos grandes empresarios tecnológicos ya han empezando a hacer una estrategia común, la única forma de plantar cara a Trump. Unos lo están haciendo por lo que les perjudica la política de inmigración. Otros porque no ven clara la política económica y en qué puede acabar este caos.


La televisión norteamericana sigue entrevistando sin cesar a personas situadas en distintos escenarios preguntadas por los efectos de la orden del juez federal anulando el edicto de Trump prohibiendo la entrada en Estados Unidos de personas de diferentes países. La CNN muestra en estos momentos imágenes de manifestaciones antitrump en la otra parte del mundo, Australia e Indonesia. Da la lista de los distintos grupos, lugares y horas de las manifestaciones en su contra en los Estados Unidos. El mundo se moviliza contra Trump. Hasta la primera ministra sueca se ha hecho una foto rodeada de mujeres, similar a las que Trump se hace rodeado de su varonil equipo. Nadie queda indiferentes y sí muchos enfadados.
Todo ello no asusta a Trump; probablemente le motive, dado su personalidad. Pero tiene que haber gente a su alrededor que se dé cuenta de lo que está ocurriendo en tan solo dos semanas y lo que queda por delante. The Washington Post explica los posibles efectos las drogas que Trump toma para que le crezca el pelo. Nos vemos arrastrados a un mundo inexplorado, inédito, inquietante.  ¿Se dan cuenta de al nivel especulativo al que nos han arrastrado?


Nos queda ver lo que hará Lady Gaga en la Super Bowl. Ha dicho que será coherente con su forma de actuar. Ya es bastante en estos tiempo de incoherencia, incertidumbre y sobresalto. La única ventaja es la alegría compensatoria de los que han recibido la noticia de la anulación de la prohibición. Tendrán al menos unos días para disfrutarlo.
Hace unos minutos, Trump ha prometido volver a instaurar la prohibición. USA, ¿qué has hecho?


* "Super Bowl LI: Will Lady Gaga go off on Trump at halftime?" CNN 3/02/2017 http://edition.cnn.com/2017/02/03/sport/lady-gaga-super-bowl-halftime-show-donald-trump-protest/index.html
** "Donald Trump vows to 'totally destroy' Johnson Amendment that stops churches funding political parties" The Independent 2/02/2017 http://www.independent.co.uk/news/world/americas/donald-trump-destroy-johnson-amendment-religious-freedom-separation-church-state-a7559421.html
*** OBAMA, Barack (2017) Un mundo mejor para nuestros hijos. Discruso 2009-2016. Duomo Nefelibata.

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