domingo, 19 de febrero de 2017

La disputa o el otro divorcio

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La cuestión del divorcio verbal en Egipto sigue siendo una de las piezas sobre las que pivota el enfrentamiento entre dos instituciones, el gobierno y la Universidad de Al-Azhar. 
Hemos tratado aquí en estos años pasados las distintas llamadas desde el gobierno a la Universidad y a sus autoridades para la reforma del islam tratando de dar entrada a un "islam moderado", alejado de las posiciones políticas que han sustentado y animado las acciones más radicales. Sin embargo, el problema continúa. No es casual, desde luego. La cuestión que se debate es importante y tiene trascendencia más allá de que el gobierno se vea desautorizado en muchos de sus intentos de dirigir la vida social y religiosa.
La cuestión del divorcio ya la tratamos. Por un lado, es absurdo pensar que poniendo más restricciones a los divorcios —como es lo que se plantea— van a dejar de existir los problemas que los causan. Esto es una forma de confundir el mundo y las estadísticas. Menos divorcios no implica menos problemas, sino obligar a la gente a vivir bajo esos problemas más tiempo. El divorcio verbal —ya lo hemos comentado aquí anteriormente— tiene sus problemas específicos, casi siempre en contra de las mujeres, que son quienes no se enteran hasta que este se ha producido [ver entrada Por cierto]. Por otro lado, al no proponer ningún tipo de cambios sociales, no se atiende a sus causas. Las cifras hablan de un aumento en los divorcios del 80% en los últimos 20 años.
La visita oficial a Kenia ha servido también para el desahogo del presidente al-Sisi sobre esta cuestión, tal como lo recoge Egypt Independent:

Egypt President Abdel Fattah al-Sisi on Saturday praised the role of Al-Azhar as a beacon of Islamic moderate thought, highlighting its role in disseminating the true ideas and religious teachings of the Muslim faith to confront extremist religious ideas, and drying the intellectual sources of terrorism and extremism.
During a press conference with his Kenyan counterpart Uhuru Kenyatta, Sisi said that both countries face many common risks, primarily terrorism; the ongoing threat of growing extremist ideology; and the spread of militant organizations.
Sisi expressed Egypt's full support for the Kenyan government in facing this abominable phenomenon, and our determination to strengthen cooperation and coordination to confront this scourge, which threatens the international community as a whole.
The remarks of Sisi on Al-Azhar come amid recent signs of disagreement and tension sparked between him and the top Sunni institution's Grand Sheikh Ahmed al-Tayeb.
Azhar has recently confirmed the validity of verbal divorce, which Sisi has called for new measures to restrict.
However the disagreements between Sisi and Al-Azhar date back to last year over the renewal of religious discourse.
In July, the government decided to make all mosque preachers deliver an identical, government-approved sermon during Friday prayers. The move outraged imams, who are basically Al-Azhar graduates.*


El enfrentamiento entre el gobierno y la Universidad es algo más que por la cuestión del divorcio oral o por los sermones de los viernes escritos desde el ministerio. Hay cuestiones de fondo en las que se dilucida el modelo de estado y, a la vez, el modelo de islam que se pretende.
La peculiar estructura del islam hace que la existencia de un centro de referencia en medio del caos creciente se convierta en una guerra soterrada por el control social y por el desarrollo futuro. La universidad de Al-Azhar es la máquina capaz de fabricar las piezas de instrucción religiosa en cuya autonomía ya vio Nasser un peligro, por lo que asumió el control nacionalizándola a principio de los 60, introduciendo reformas importantes. Los nuevos gobiernos empezaron a verla de distinta manera y empezó a jugar un papel frente al socialismo nasserista. A ella acuden estudiantes de todo el mundo para graduarse en las carreras ofrecidas, por lo que es un centro importante para la difusión del islam.
El deseo de al-Sisi de controlarlo tiene, pues, sentido, pero es difícil que sus deseos se cumplan de la manera simplista en que lo plantea. El presidente quiere una institución "obediente" y "supeditada" a sus órdenes y visión del mundo. Desde su planteamiento, con unas correctas enseñanzas, el mundo cambiará. Desgraciadamente, el planteamiento es de tal ingenuidad que espanta pensar que ese es el conflicto de fondo. Evidentemente, hay muchos más agentes en juego que hacen que la radicalización se extiende mucho más allá de los horizontes de la Universidad. 

La desesperación del presidente al-Sisi por las reformas que no llegan nos muestra el drama interno del propio mundo islámico cuyas defensas precisamente han tratado de avanzar por el camino de las reformas (que ha sido abortado con frecuencia) y sí en campo por el camino de la "pureza", es decir, por los del salafismo, como representantes de una corriente que ve en el pasado la perfección. El concepto islámico no ve "reforma" que se aleje de la fuente, sino por el contrario, se caracteriza por despejar de obstáculos lo que pueda evitar que se cumpla el mandato expreso en el Corán. Las diferencias de interpretación siempre han tenido sus límites. El propio gobierno de al-Sisi, que clama por reformas, ha encarcelado reformistas que sí abogaban por nuevas lecturas y cuestionaban las viejas o incluso la historicidad de ciertos hadices. Todo está hecho para evitar el cambio y ese es el problema real.
Cuando la Universidad le contesta a al-Sisi que el divorcio oral es perfectamente islámico y no hay motivo para prohibirlo, la Universidad está mostrando dos cosas: que nada que sea islámico tiene por qué cambiar y, también importante, que es ella quien tiene la autoridad para decidirlo. Los dos aspectos despiertan la irritación del gobierno, En su visión, la Universidad debería jugar un papel instrumental en los intereses del gobierno. Y no es esto lo que ocurre.


También en Egypt Independent, se acaba de publicar un artículo que entra de lleno en esta cuestión y en el origen de parte del problema. Lo firma Tarek Hassan y lleva como título "Why is Al-Azhar mentor of the state?"** El texto incide en el enfrentamiento institucional entre la presidencia y la universidad. Tras hacer un poco de historia sobre cuestiones que Al-Azhar ha controlado, como la impresión de los coranes, Hassan entra en la cuestión, el papel de la universidad en un estado moderno y el punto en el que se apoya, la Constitución egipcia: 

And there is a clear difference between a state in which Al-Azhar is just a social component and one in which Al-Azhar is the mentor. If you review the constitution, you'll find it legislates for a state in which Al-Azhar is the mentor, and you'll find a practical example of this in the statement of Al-Azhar's Council of Senior Scholars on Verbal Divorce.
"The main reference for religious sciences and Islamic affairs; it is responsible for calling to Islam; as well as disseminating religious sciences and the Arabic language in Egypt and throughout the world." This is how article 7 of the current constitution defines Al-Azhar.
And this has been asserted in the senior scholars' statement on Verbal Divorce in a way that can not be mistaken or considered superficial.
The wording of the statement is akin to a clear declaration of Al-Azhar scholars' powers, drawn unfortunately from a constitutional clause.
The problem in this case is not with Al-Azhar, it is rather with the political thought that drafted the constitution after 30 June, (2013) with its political, social and religious outcomes.
The priority now is not in competing with Al-Azhar, but in the thought that drafted a constitution for a state in which Al-Azhar is the mentor.**


Si hacemos un poco de historia, la constitución realizada por los islamistas —salafistas y Hermanos Musulmanes— dejó fuera a todas las demás voces de Egipto. Aprovechando su victoria en las urnas, la mayoría absoluta les permitió descubrirse y mostrar lo poco dispuestos que estaban a cumplir sus promesas electorales de acoger a todos y cambiar el sistema. Lo que hicieron fue justo lo contrario: radicalizar al país con los efectos posteriores que sabemos, las movilizaciones de millones de personas por todo el país y las advertencias de la comunidad internacional, especialmente de la Unión Europea. Con posterioridad al "no-coup" del 30 de junio, se hacía necesario cambiar inmediatamente la Constitución y se realizaron una serie de enmiendas para quitarle el peso ideológico islamista. Pero se dejó, como señala el articulista, la función de de supervisión de la Universidad islámica, cuyas autoridades y consejos deben ser solicitados en muchos casos. Egipto ponía a sus legisladores y gobierno bajo el mando a los clérigos de Al-Azhar desde el momento en que se señalaba que la Sharía sería la fuente legislativa, su "inspiración". Los garantes de que la ley no se desviara eran, finalmente, los eruditos de la universidad, que tienen la última palabra en muchas decisiones.

Las peticiones de reformas de al-Sisi a la Universidad no son pues una cuestión personal, sino que forman parte del apaño que se hizo con la constitución. Allí se abrieron muchos derechos que posteriormente no han sido desarrollados porque se sigue viviendo en un entorno "islámico" ortodoxo sujeto a los dictámenes de Al-Azhar.
El artículo de Tarek Hassan cuestiona directamente el papel de la Universidad en su carácter esencial: la tutela. El carácter de "mentor" que se señala implica, de hecho, una supeditación de la autoridad civil a la religiosa, ya que es eta la que define los límites de lo posible "islámico". Su función —además de otras específicas— es resolver sobre la ortodoxia de las leyes respecto al pensamiento jurídico islámico. La contestación sobre el divorcio oral no es más que uno de los choques.
En los planes de al-Sisi, el control de las instituciones era esencial. Es la forma de disimular el carácter del régimen, prolongación del viejo. Con el control de los jueces, el Ejército y la Policía, la Universidad le da la posibilidad de mantener el carácter carismático, de enviado que ha asumido desde el principio, previamente a su elección democrática.
Hemos dicho en ocasiones, que Abdel Fattah al-Sisi es el intento de fusión de los tres presidentes anteriores. Intenta tener el carisma de Nasser (sisimanía), la piedad de Sadat y la mano de hierro de Hosni Mubarak. Cada uno por separado creó los problemas de Egipto. Al-Sisi ha tratado de mantener esa imagen total, pero las circunstancias no le han ayudado nada. Mucha gente ha denunciado el carácter autoritario y pedía una transformación real del país, no solo cosmética; ha tenido que usar más fuerza de la que pensaba por la resistencia islamista y los efectos del yihadismo exterior; y finalmente no tiene la capacidad de transformar la economía egipcia con un estado que hace agua y que se resiste.
Al-Sisi necesitaba el apoyo de la Universidad porque no podía presentarse ante un país como Egipto como un gobernante poco piadoso. En esto, le han echado una mano sectores religiosos que han buscado dar un barniz a algunas de sus decisiones. Pero la unidad que existía inicialmente, tras el golpe, se ha ido perdiendo. Primero con las fuerzas liberales y socialistas, cuando aumentó la represión; después con la pérdida de apoyos religiosos. Han sido los coptos los que más han aguantado ataques y más le han apoyado, algo que, en exceso, se vuelve contra él. Finalmente, la comunidad internacional no puede apoyar el autoritarismo actual. Al-Sisi necesita presentarse ante la comunidad no solo como una pieza defensiva del terrorismo, su principal baza, sino como creador de un estado realmente moderno, algo que no es tan sencillo. Ofrecer la versión de un islam abierto y moderado es esencial para vencer la resistencia de los inversores y lograr un apoyo amplio.


Lo sorprendente del caso es que esta disputa se produzca por un tema aparentemente menor y con parte de la sociedad en contra, como es el del divorcio rápido oral. Al-Sisi considera que hay muchos divorcios y esa es la peor forma de evitarlos. Solo camufla las cifras al poner trabas administrativas para que se produzcan. Pero esa es la mentalidad dominante hasta el momento: la prohibición, la sanción, etc. No se va a la raíz de los problemas sociales (matrimonios tempranos, dependencia de la mujer, violencia doméstica, etc.).
El final del artículo de Hassan es un cuestionamiento directo del papel de Al-Azhar y, por ello, de la Constitución misma que establece su función. Se concentra en el privilegio de los escolares religiosos sobre otro tipo de académicos. ¿Por qué solo los de Al-Azhar deben ser escuchados?:

How to become a mandate for a religious scholar or jurist, and not to be one for a scientist in medicine or atoms or electronics, as those have a knowledge-based discovery and innovation?
References and scientific references are many and varied, and the Senior Scholars are not the only clergymen. References of this type occupy their place in the community and can be organized by law into social, scientific, and religious bodies and institutions.
This is the modern nation-state. Nay, no modern nation-state can exist with a mentor!
We rejected the Muslim Brotherhood president as he has a mentor. And we rejected the Supreme Guide of the Muslim Brotherhood, but the miserable condition of the current political thought drove us with the constitution to a state whose mentor is Al-Azhar.**


En estas pocas líneas se acumulan problemas centenarios, discusiones encendidas que, sin embargo, solo ha conseguido que los clérigos no quieran abandonar sus prerrogativas escudándose en que la ciencia superior es la religiosa y las demás meros apéndices sujetos a error. Por lo mismo, el buen gobernante musulmán debe estar sujeto al cumplimiento de la ley y hacerla cumplir a todos.
Si la constitución hubiera separado la religión de los poderes terrenales y hubiera proclamado un estado aconfesional, al-Sisi no habría tenido los apoyos que tuvo el 30 de junio. No se trata de un islam moderado, como bien señala el autor, sino de quién controla a quién. Y aquí están las cosas claras.
Al-Sisi quiso controlar, como hizo Nasser, a la Universidad de Al-Azhar para ponerla al servicio del Estado. Hoy asistimos a una lucha abierta. Al-Azhar se ha resistido a las ideas de cambio.  Eso ha hecho que aumenten los delitos por impiedad, blasfemia o cualquier otra que consideran va destinada a debilitar la fuerza del islam dentro de Egipto y crear una sociedad más abierta, menos controlada por las instituciones.
El artículo plantea de si un estado moderno puede realmente tener un mentor, alguien por encima que decida qué está bien o mal. La respuesta del artículo es no. Lo que está por ver es si se trata de un artículo aislado o del comienzo de una serie de ataques para presionar a la Universidad. Pronto lo veremos.




* "Sisi praises Al-Azhar's role in disseminating Islamic moderate thought" Egypt Independent 18/02/2017 http://www.egyptindependent.com//news/sisi-praises-al-azhar-s-role-disseminating-islamic-moderate-thought

** "Why is Al-Azhar mentor of the state?" Egypt Independent 14/02/2017 http://www.egyptindependent.com//opinion/why-al-azhar-mentor-state



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