viernes, 3 de febrero de 2017

El manitas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Pablo Pardo, el corresponsal de El Mundo en Estados Unidos, llama acertadamente a los que está haciendo Donald Trump "la antidiplomacia del telefonazo"!* Con Trump en la Casa Blanca pronto no sabremos si somos amigos de nuestros enemigos, enemigos de nuestros amigos, amigos de nuestros amigos o enemigos de nuestros enemigos.
Armado de su teléfono, fotografiado con el auricular en una mano y el pulgar elevado de la otra, Trump pretende mostrar la imagen del ejecutivo que ha llegado a la nueva dirección y quiere demostrar que se ocupa de todo. Si con ello pretende transmitir confianza, lo que está haciendo es justo lo contrario. En su mente, él ha llegado a salvar la empresa de la quiebra a deshacer los acuerdos ruinosos tomados anteriormente por los "directivo" inútiles que no habían leído sus libros para llegar al éxito. El mundo está asustado de que una persona tenga esa osadía, prepotencia y especialmente ignorancia.
El diario El País nos cuenta las palabras de propio Trump sobre esta faceta telefónica suya:

“Créanme, cuando oyen hablar de las llamadas telefónicas duras que estoy teniendo, no se preocupen. No se preocupen”, dijo Trump durante el Desayuno Nacional de Oración, una cita anual en Washington. “Prácticamente, todos y cada uno de los países del mundo se han aprovechado de nosotros, pero eso no va a seguir sucediendo”, agregó. “El mundo tiene problemas, pero vamos a arreglarlos, ¿de acuerdo? Eso es lo que yo hago, arreglo cosas”, insistió el republicano.**


No sé si esto habrá hecho atragantarse el desayuno a muchos o que se intensifique el fervor en las oraciones, probablemente las dos cosas y en ese orden.
La perspectiva de Donald Trump definiendo qué es y qué no es un problema en el mundo es realmente aterradora, solo superada por su voluntad de arreglarlos. Esa proclamación de ser un "manitas", con su "eso es lo que yo hago, arreglo cosas" hace que el mundo imperfecto se eche a temblar y que se tengan pesadillas en las que le ven con taladros, martillos y demás herramientas para el bricolaje universal.
Los Estados Unidos pueden elegir presidente a quien quieran, pero eso no le convierte en presidente mundial. Trump no solo es "inexperto", como le han dicho los iraníes contestando a su tuit intimidatorio, sino que tiene una visión completamente distorsionada de lo que es la política. Esto ocurre por su ego ha clasificado a todos los políticos anteriores, todos los acuerdos internacionales realizados antes que él, etc. como lesivos para los Estados Unidos y se ve como la persona que ha de arreglarlos. Quizá piensa que la Casa Blanca, al contrario de lo que cree el resto de la Humanidad, le viene "pequeña".
Del "América First" y de hacerla más grande, hemos pasado a este espectacular "El mundo tiene problemas, pero vamos a arreglarlos, ¿de acuerdo?" que dejará helados a todos. "¿Soy un problema?", se preguntarán algunos. "¿Encajo en la definición?"  "¿Estoy ya en la lista de reparaciones del "manitas?" Por lo visto, es Trump quien decide si tienes un problema y también quien te lo arregla, quieras o no.


Lo que sí empieza a tener claro todo el mundo es que Trump es una maquina de crear problemas. Al contrario de lo que suele hacer la persona inexperta, Trump se ha rodeado de gente impulsiva y radical, lo que le hace mucho más peligroso. Se pueden tener malas ideas, pero alguien inteligente a tu lado puede ayudar. El equipo elegido por Trump no es de personas juiciosas sino de agresivos sectoriales, personas con un perfil radical en algún aspecto y por el que han sido elegidos para los cargos donde puedan desmontar todo lo que les molesta. El ejemplo de la llegada de la nueva embajadora en las Naciones Unidas es claro: llega amenazando a todos los que no se plieguen a los deseos de los Estados Unidos. "Tomaremos nota de los que no nos sigan", dijo desafiante. La eurocámara ha rechazo al embajador propuesto, Ted Malloch, por ser un feroz antieuropeísta. En realidad, Trump ya tiene bastante embajador en la eurocámara con Nigel Farage. Que hizo un encendido discurso antieuropeo mientras un eurodiputado sujetaba tras un cartel diciendo que es un mentiroso.


El tono de la contestación a Trump va subiendo. Una vez pasados los primeros días y comprobado cuál va a ser su estilo en la Casa Blanca y desde la Casa Blanca, las instituciones y los países se preparan para tomar sus decisiones y seguir las estrategias adecuadas para frenarlo.
Los ataques en Ucrania, entiendo, forman parte de la estrategia rusa de presionar a Europa ante la tibieza norteamericana. En el mismo sentido, la aparición ayer de Putin con Viktor Orban para el acuerdo energético es una especie de órdago para que sea autorizado por Europa, ya que afecta a las sanciones. Es un doble desafío.
Los cuatro peligros que señalamos se ciernen sobre la Unión Europea se van cumpliendo aumentando en intensidad. Trump se añade a la presión de Putin, la del Brexit con Reino Unido y los antieuropeos,  y la presión migratoria por parte de Turquía. Angela Merkel ha debido ir a ver a Erdogan después de la jugada de Theresa May de ir a venderles armas. Merkel ha mantenido el tipo y ha hablado de la importancia de Turquía pero les ha recordado que además de frenar los golpes de estado hay que respetar la libertad de expresión y demás.


Creo que Donald Tusk ha dado un aviso convincente: Europa debe definirse claramente y mantenerse unida. El problema es la dificultad de una Europa llena de citas electorales, con la presencia importante de los antieuropeístas apoyados por "Mr Brexit" Trump desde los Estados Unidos y desde Rusia por Putin.
Los temores de desestabilizaciones informativas, como las ocurridas en Estados Unidos contra Hillary Clinton, o incluso de que jaqueen los votos electrónicos han hecho que se establezcan prevenciones. Estas abarcan desde el establecimiento de grupos de acción rápida sobre las "noticias falsas" para que puedan ser desmentidas lo antes posible hasta el anuncio del recuento manual de los votos hecho por Holanda. El País titula "Holanda contará a mano los votos para evitar un posible ciberataque". Señala la noticia:

Los comicios legislativos holandeses están convocados para el próximo 15 de marzo, y la medida pretende evitar el pirateo de los programas informáticos listos para contar los sufragios. Ronald Plasterk, ministro de Interior, ha justificado el paso “ante el presunto interés mostrado por países como Rusia en la actual situación política continental”. Pero sobre todo, después de que los servicios secretos de EE UU alegaran que los correos electrónicos del partido Demócrata habían sido pirateados para influir en el resultado de los comicios estadounidenses, que dieron como vencedor al candidato republicano, y ya presidente, Donald Trump.
Cerca de 12,6 millones de holandeses están llamados a las urnas para escoger entre 31 partidos. En estos momentos, los sondeos arrojan un empate entre los liberales de derecha y el líder anti musulmán, Geert Wilders, pero dado que ningún político con representación parlamentaria quiere aliarse con él, para formar una coalición podrían necesitarse hasta cinco grupos. En este contexto, Plasterk ha presentado “la vuelta al viejo papel de toda la vida” en el Congreso. Ante sus señorías, ha mencionado por carta lo vulnerables que son unos ordenadores considerados antiguos, y un software sobre el que lleva discutiéndose desde 2011. “El ciudadano debe fiarse de los resultados, y no podemos excluir que otros Estados intenten influir en la opinión pública holandesa, y beneficiarse con ello”, ha dicho. Frente a las cámaras de televisión ha sido más explícito. Ha mencionado a Rusia, “el cambio operado en la situación geopolítica, y los consiguientes peligros del cibercrimen”.***


Si hace un par de años alguien hubiera descrito este escenario, probablemente se diría que era un delirio. Los recelos recorren el mundo y se están deshaciendo en horas alianzas de décadas, como ocurre con los Estados Unidos y Europa o simplemente con el Reino Unido. Rusia interfiere y Estados Unidos interfiere. Tenemos un conflicto bélico en pleno corazón europeo.
¿Por qué "Europa"? Los motivos serían largos de explicar y no fáciles de comprender en su sentido histórico. La guerra de Siria, prolongada hasta la destrucción de un pueblo, ha sido el resultado de la obcecación de Rusia y del surgimiento de una forma nueva de enemigo que ha superado los conflictos nacionales y los de terrorismo, convirtiéndose en una forma mezclada de ambos. Pero ha sido sobre todo la incapacidad de Rusia a renunciar a su base mediterránea, como lo es la guerra de Ucrania. Con Trump, occidente se divide y debilita y el espacio de dominio ruso se amplia e intensifica. La guerra con Ucrania es por negarse a mantenerse bajo la órbita rusa en el empeño de Putin por volver a crear, por la buenas o las malas, un nuevo imperio encarnado en lo que considera su zona de influencia. Y Europa está pagando haber acogido en su seno lo que estuvo bajo su control. Por eso está "reconquistando" políticamente (Hungría) o militarmente (Ucrania) los viejos territorios. La vía política le está dando éxito: apoyo a los enemigos de Europa, a los eurófobos, fomentando el nacionalismo. Cuando haya un continente fraccionado, sin fuerza ninguna, nadie le podrá disputar nada.

La pizpireta Theresa May le ha propuesto a Trump un mundo liderado por Estados Unidos y Reino Unido. Es otro personaje que tampoco tiene la costumbre de preguntar a nadie. Cuando llegue el momento del Brexit veremos qué ocurre.
En un duro artículo de The New York Times, firmado desde Londres por Esteven Erlanger, titulado "For Europe, There’s a New Threat in Town: The U.S.", se señala:

If many foreign leaders expected a Trump administration to push to renegotiate trade deals, or take a tough line on immigration, few anticipated that he would become an equal opportunity offender. He has insulted or humiliated Mexico, Britain, Germany and Iraq; engaged in a war of words with China and Iran; and turned a routine phone call with the prime minister of Australia, a staunch ally, into a minor diplomatic crisis.
With the possible exception of NATO, where he has softened his tone, Mr. Trump has expressed disdain for other multilateral institutions such as the European Union. His praise has been reserved for populists and strongmen, like Nigel Farage, the former leader of the U.K. Independence Party, President Rodrigo Duterte of the Philippines and, of course, President Vladimir V. Putin of Russia.
Mr. Trump is convinced that the United States has been played for a patsy by the rest of the world and is vowing to set things straight. “We’re taken advantage of by every nation in the world virtually,” he said on Thursday at a prayer breakfast. “It’s not going to happen anymore.”
Against this forbidding backdrop, some European leaders are urging their counterparts to recognize that Mr. Trump may represent a truly dire challenge, one that threatens to upend not only the 70-year European project of integration and security, but just about everything they stand for, including liberal democracy itself.****


El artículo continúa citando la carta de Donald Tusk a los líderes europeos advirtiendo de la "amenaza americana". Es la más peligrosa porque viene de un aliado con lazos importantes. El error de Trump no es solo buscar la destrucción de la unidad europea, lo que le convierte en enemigo, sino ser incapaz de comprender que con ello debilita a los propios Estados Unidos. Al igual que Rusia, piensa que negociar con una Europa débil y dividida le será más fácil y rentable. Tremendo error histórico.
Se recogen en el artículo otras fuentes críticas con la política antieuropea de Trump:

Mr. Trump’s open protectionism, his contempt for the European Union and his ambivalence toward NATO are serious and damaging, which Mr. Tusk understands, said Mark Leonard, the director of the European Council on Foreign Relations.
“Trump is the first American president since the E.U. was created not to be in favor of deeper European integration,” Mr. Leonard said. “Not only that, but he’s against it and sees the destruction of the European Union as in America’s interest.”
Worse, he said: “Europeans see Trump as the biggest threat to global order and the European ideal of how the world should be organized. The U.S. has been a crucial part of the ballast meant to be upholding the global order in the face of these other challenges Tusk mentions, from Russia and China to Islamic radicalism.”
“But rather than acting as a check on these forces, Trump seems to be amplifying them, and that’s pretty terrifying,” Mr. Leonard continued. “It’s like you suddenly discover that the medicine you’ve been taking is making you sicker than the illness itself.”****

La pregunta que surge entonces solo puede ser una: ¿cómo se para a Trump? Los titulares norteamericanos sobre el caos se refieren tanto a las cuestiones domésticas de la Casa Blanca como a las políticas locales y las internacionales. Trump ha puesto en marcha una locura que no será fácil de parar en el caso de que se pare, algo que está por ver.


La preocupación norteamericana ha dejado de ser exclusivamente interna, como ocurre con la inmigración, sobre los derechos de las mujeres o la educación, sino que empieza a ser francamente preocupante sobre el estado en que van a quedar las relaciones internacionales, los efectos y los que se beneficiarán de este caos.
El inconveniente de tener una persona así en la Casa Blanca debería hacer reflexionar a muchos sobre los rumbos de la política. Que sean los rusos y los antieuropeos
Debemos acostumbrarnos a los sobresaltos. También empezar a pensar en las formas más inteligentes de recuperar nuestra autonomía. La crisis con Ucrania no facilitó depender menos de la energía rusa y buscar fórmulas alternativas, lo que nos hace más fuertes. Ahora estamos aprendiendo lo que puede ocurrir con un loco en la Casa Blanca.
Cuando alguien llega por primera vez a la presidencia de los Estados Unidos (o de cualquier país) se da un tiempo de aprendizaje. Con Trump no ha funcionado porque lo que él estaba deseando era "arreglar el mundo", que es su infantil objetivo. No solo no tiene nada que aprender, según parece, sino mucho que enseñar a todos. La soberbia es la peor maestra; la ingenuidad, la peor defensa.



* "Donald Trump: la antidiplomacia del telefonazo" El Mundo 3/02/2017 http://www.elmundo.es/internacional/2017/02/03/58939823e2704ef4538b4698.html
** "Trump advierte a los líderes del mundo que seguirá hablando fuerte" El País 2/02/2017 http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/02/estados_unidos/1486058681_622191.html
*** "Holanda contará a mano los votos para evitar un posible ciberataque" El país 3/02/2017 http://internacional.elpais.com/internacional/2017/02/02/actualidad/1486035239_541475.html

**** "For Europe, There’s a New Threat in Town: The U.S." The New York Times 2/02/2017 https://www.nytimes.com/2017/02/02/world/europe/trump-european-union.html?hp&action=click&pgtype=Homepage&clickSource=story-heading&module=a-lede-package-region&region=top-news&WT.nav=top-news


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