sábado, 21 de enero de 2017

Tras el discurso, más muros y menos puentes

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Por mucho que el mundo le diga a Donald Trump, siempre se quedará corto ante lo que están diciendo —de forma más o menos elegante o directa— los medios norteamericanos o mucha gente en sus calles. Basta con leer los editoriales para ver el efecto negativo que ha tenido ese discurso fascistoide que ha hecho contra el mundo, contra el sistema y contra la política antes de él.
Es propio de su personalidad patológica considerar que el mundo era un caos antes de su llegada, un caos producido por incompetentes, antipatriotas, pródigos, traidores... y que tras su llegada todo llegará de forma milagrosa... prescindiendo del sistema.
El discurso, como han señalado los analistas, no es el de un "presidente", sino el de un candidato en plena campaña diciendo a la gente lo que quiere escuchar, con la vista puesta en unas encuestas. Trump, lo señalamos hace tiempo, no puede dejar de ser Trump. Trump es el candidato-presidente porque necesita de la tensión de la elección, que es la que le permite —como ha hecho hasta el momento— manejar los resortes psíquicos de las multitudes desde los elementos primarios.
Trump no ha pedido unidad al pueblo norteamericano; ha pedido que se unan a él. Es la versión en discurso de lo que hace en Twitter: prescindir de intermediarios. Lo malo es que en este caso, debe prescindir de los partidos. La alegría republicana nunca ha sido excesiva porque son las primeras víctimas de Trump en las primarias, pero después del discurso inaugural, la falta de alegría se debe haber convertido en callada preocupación.
Su afirmación de que es el "pueblo" el que ha llegado al poder es una temeridad que no se le habrá escapado a nadie. La descalificación de la clase política no se refiere solo a los demócratas, sino a todos. Pronto serán los republicanos los que se tendrán que enfrentar a Trump porque son los que tienen mayoría en las cámaras. Y no habrá remedio porque será él quien se enfrente a ellos. Trump les hará un discurso polarizado: o están con el pueblo y él o contra ambos. Los tuits comenzarán pronto a fluir.


De nuevo ponemos sobre la mesa el argumento que a Trump le hace más daño y cada vez de forma más clara: los tres millones de votos menos que consiguió frente a Hillary Clinton. Trump no es un producto del pueblo, sino del sistema que niega. Se ha visto favorecido por una forma que altera los votos del pueblo. Ese debe ser el argumento para frenarlo y él lo sabe. De ahí su insistencia en la cuestión del "fraude" pese a haber ganado la presidencia. Hillary Clinton ganó las elecciones; Trump ganó la presidencia. Es un presidente en minoría popular aunque le sobren apoyos en las cámaras republicanas. Pero para alguien que se presenta como la portavocía del pueblo y dispuesto a meter en vereda a los políticos es un tanto incongruente. De ahí el disgusto real de Trump por los tres millones de votos menos y su reacción hablando de fraude gigantesco sin el cual él habría ganado con mucha diferencia. Su ego —y su estrategia— no lo acepta.
Los medios norteamericanos y de todo el mundo critican el discurso realizado y cada vez van quedando menos dudas sobre lo que piensa hacer. Ya pocos sostienen que se moderará, que la realidad se impondrá. El discurso de ayer es un compromiso ante el pueblo de que es quien ha de cambiar los Estados Unidos, sacarlo del infierno en el que, según él, ha vivido hasta el momento, en permanente sacrificio por el mundo. "América First", le ha dicho, recuperando un viejo lema de la América pro nazi, contraria a la intervención en la II Guerra Mundial.
Los analistas separan del discurso los aspectos internos, en clave norteamericana, y los que se refieren al mundo, mucho más preocupado. Con la excepción de países como el Reino Unido de Theresa May y Boris Johnson o Taiwán, que ha visto recuperado el protagonismo que la aceptación mundial de China desde los años 70 había desplazado, el Israel de Netanyahu, que se ha visto tocado por las últimas maniobras de la diplomacia de Obama y las esperanzas egipcias porque les sigan financiando a los militares, no es mucho lo que Trump ha cosechado.
Las primeras reacciones llegaban desde Alemania tras el discurso calificándolo de "preocupante". La CNN algunos aspectos importantes para el mundo reflejados en su discurso:

"We will seek friendship and goodwill with the nations of the world, but we do so with the understanding that it is the right of all nations to put their own interests first," Trump told the crowd as a light rain fell. "We must protect our borders from the ravages of other countries making our products, stealing our companies and destroying our jobs," Trump said.
"Protection will lead to great prosperity and strength," he added.*


Este aspecto es en el que nos centramos ayer, previendo que sería uno de los ejes. Al "proteccionismo" clásico, Trump tiene que buscar o tratar de imponer una salida para una industria que se verá afectada por esas medidas. La economía puede ser compleja, pero no puede ser contradictoria. Trump solo muestra una mitad, la proteccionista, pero no es un pequeño principado. La guerra industrial tendrá consecuencias también para los Estados Unidos. Y en cuanto que empiece a aplicar medidas unilaterales, deshacer tratados, etc. la fuerza saldrá pronto a relucir. Lo primero que hizo Trump fue amenazar a sus empresas por llevarse los empleos fuera. Ahora las empresas empezarán a hacer números. Han respondido a las promesas de bajadas de impuestos como todas las empresas del mundo. Pero ayer no se movió apenas el índice de Wall Street.
Es a los economistas a los que les toca establecer escenarios de lo que puede ocurrir. Donald Trump ha repetido y adoptado la visión de los economistas populistas norteamericanos, diferente de los liberales, que son claramente proteccionistas. Durante estos años son los que han estado repitiendo las consigna anti China, del robo de los empleos. Todo eso ha calado como una "verdad" en las capas de la población que demandaban una explicación de su situación. La más sencilla era esa. Veremos si el proteccionismo es la solución. Las cifras de desempleo en Estados Unidos están controladas, pero el discurso nacionalista y populista escucha lo que quiere oír. Ahora Trump les ha prometido la creación del Día del Patriotismo. Es barato y le servirá para realizar otro discurso incendiario.


Trump necesita en cada continente una punta de lanza. En Europa tiene al Reino Unido que ha visto bendecido su Brexit con las palabras de Trump. Pronto la Unión Europea será destruida desde dentro, anticipa Trump, y se verá que el nacionalismo proteccionista es la vía. En África, ha mostrado buena sintonía con el militar egipcio, el presidente Sisi. El problema es que Egipto le sale muy caro a Estados Unidos y además tiene un sentimiento antinorteamericano muy acusado. También le pondrá en un compromiso al presidente egipcio si además cumple sus promesas del apoyar el traslado a Jerusalén desde Tel Aviv. Los egipcios y demás países de la zona se pueden enfadar y desencadenar conflictos graves. La consecuencia más evidente será lo que pretende evitar, un aumento del terrorismo. Pero del terrorismo también se vive. Forma parte del populismo tener enemigos a su altura, que tengan a los seguidores en permanente sensación de miedo ante las posibles agresiones. No hablemos ya si Trump toma medidas, contra los musulmanes americanos o les prohíbe la entrada a los que quieran llegar a allí.
Necesita un aliado en América Latina y lo necesita con urgencia. Cuál pueda ser no está nada claro, pero buscará entre los que más necesiten de una ayuda. Peña Nieto tendrá muy pronto que dejarse de bonitas palabras de conciliación y empezar a mantener un poco la dignidad ante las bravuconadas de Trump. Si no lo hace, la sociedad se lo acabará demandando de forma intensa.
Los analistas también recogen los vacíos que la política de Trump provocará. Señalan en el artículo de la CNN:

He made no reference to America's traditional role as a global leader and shaper of international norms. Instead, he pointed at withdrawal -- a prospect that many foreign policy analysts warn could create a vacuum that China or Russia will move to fill.
"We do not seek to impose our way of life on anyone, but rather to let it shine as an example for everyone to follow," Trump said.
Instead, Trump framed US economic struggles as a result of policies oriented toward other countries.
"For many decades, we've enriched foreign industry at the expense of American industry, subsidized the armies of other countries while allowing for the very sad depletion of our military," Trump said.
"We've defended other nation's borders while refusing to defend our own and spent trillions of dollars overseas while America's infrastructure has fallen into disrepair and decay," he added. "We've made other countries rich while the wealth, strength, and confidence of our country has disappeared over the horizon."
The speech echoed his campaign stances, in which Trump blamed China for stealing American jobs, accused allies such as NATO and Gulf countries of taking advantage of US largesse and called for building a wall along the border with Mexico. As a candidate, Trump had proposed rewriting international trade deals and reconsidering alliances that have underpinned the international security order since World War II.*

El proteccionismo económico se convierte en militarismo, en el desarrollo de la industria militar, que es lo más probable que Trump ponga en marcha como motor industrial. Estados Unidos debe fortalecerse para defenderse de los demás o para imponer su orden por su supremacía, que hay que garantizar mediante la inversión militar.
Preocupante es el concepto de "defensa" de otros y su visión de la OTAN. La "aproximación" a Rusia solo tiene sentido como justificación del desmantelamiento de la forma actual de la OTAN, algo que ha sido otro de sus temas recurrentes. La prensa ha avisado de los lazos económicos e intereses de muchos de los que Trump ha nombrado para su equipo.


Este tema es preocupante por el levantamiento de sanciones a Rusia y sobre todo, porque actuará como un chantaje permanente frente a la protección frente a Rusia. Una Europa que se sienta desprotegida tendrá que aumentar su gasto militar. Trump define al mundo como parásitos de los Estados Unidos. La OTAN es para él un ejemplo. Los países de la antigua Unión Soviética volverán a sentir la presión de Rusia, como ha ocurrido con Ucrania. Europa debe empezar a darse cuenta de esto y lo que supone de debilidad si no se mantiene firme en sus posiciones y comienza a considerar que la defensa es cosa nuestra. Ni que decir tiene que el papel central hasta el momento de los Estados Unidos ha evitado el armamentismo en muchos países, que ahora se tendrá que desarrollar como alternativa a su propia seguridad tanto en lo que respecta al terrorismo como a las amenazas de otro orden. No es bueno que proliferen las armas, pero Trump ya ha dicho que está dispuesto a que el poder de los Estados Unidos redunde en su propio beneficio y no en el de terceros. Veremos qué opina los republicanos ante este desmantelamiento. También debería tener en cuenta que muchas de las bases que los Estados Unidos usa no son suyas. Eso será algo que habrá que poner sobre la mesa si desmantela la política de alianzas. Siempre encontrará alternativas en regímenes que necesiten de su apoyo por inestabilidad interna o peligro exterior próximo, pero le pueden costar.
La política, finalmente hacia Asía, en especial China, aunque también con Japón y Corea, a los que acusa de "robar" los empleos americanos es quizá el aspecto más complicado de todos ellos pues afecta a la totalidad de la economía mundial, en donde se puede producir una enorme inestabilidad que cree conflictos añadidos en el orden interior.


Con todo, el peor de los efectos son las secuelas, los países que se dejen arrastrar por los mismos objetivos y planteamientos. Decíamos el otro día que dos de los cuatro desafíos que amenazaban a la Unión Europea son Donald Trump, que la quiere débil y desunida, y los eurófobos populistas que sencillamente no la quieren. Esperemos que la visión de lo que está ocurriendo con Trump y los peligros en el aire sirvan de vacuna y no de vigorizante.
Europa, en la mente de Trump, es un rival y un parásito. Le interesa débil y barata, incluso como fuente de ingresos vendiéndole lo que él dice le daba gratis. Forma parte del mensaje que está trasladando a su "público" (es realmente su público, dado el componente de espectáculo con el que vive).
La cuestión china es muy compleja y habrá que esperar a que su objetivo comercial prioritario reacciones una vez llegado a la presidencia y hablando como presidente. China no va abajar la cabeza y son los segundos mayores poseedores de deuda norteamericana, después de Japón, y ya saben lo que se dice. Si Trump comienza una guerra comercial con Asia, los riesgos son altos. China ha estado usando la compra y venta de deuda para mantener el nivel que le interesa del yuan, pero en una guerra comercial pueden pasar muchas cosas.
Nunca es buena una guerra con quienes controlan tu deuda y pueden alterar el valor de tu moneda, comprando o vendiéndola. Tampoco lo es para los que piensan en un mercado de 1.400 millones de personas. Es una guerra imprevisible para la economía mundial. Las dos mayores economías del mundo enfrentándose es un escenario peligroso.


No es el único peligro. La cuestión del terrorismo islamista también ha recibido respuestas simples y tajantes en el discurso de Trump:

Outside of trade, Trump's first foreign policy priority will be defeating ISIS and other "radical Islamic terror groups," the document said.
Referring to this security challenge as a clash of civilizations, Trump said in his remarks that the US will "unite the civilized world against radical Islamic terrorism, which we will eradicate completely from the face of the Earth."
The document listed as a second priority rebuilding the military to ensure that "our military dominance must be unquestioned." US military spending in 2015 was roughly the same as the next seven-largest military budgets combined, including China, Russia and the UK.*

Todos los planteamientos anteriores chocan con esa pretensión de liderar "the civilized world" frente al terrorismo. No sabemos cuáles son sus fórmulas para acabar con el terrorismo y vencer en la "guerra de civilizaciones". La respuesta de los países árabes es bastante complicada. Muchos han sido aliados de los Estados Unidos para mantener bajo control el conflicto palestino y cubrir las espaldas de Israel. Los efectos de Trump, con su idea combinada de "guerra de civilizaciones" y "mundo civilizado", que no sabemos si se superponen o hay matices, pueden ser explosivos.


Los equilibrios hasta el momento participaban de la rivalidad Rusia-Estados Unidos, con Irán y Siria, por un lado, y los aliados alrededor de Egipto y Arabia Saudí, ahora con enormes diferencias. Ahora hay un par de guerras confusas en la zona, más el terrorismo añadido. ¿Puede Trump ser el combustible para mayores conflictos? Sin duda. Lo peor que podrían pasar en estos primeros meses es un atentado de importancia en territorio norteamericano, algo que permitiera a Trump hacer una demostración de fuerza como lo fue la Guerra del Golfo, cuyos estragos todavía perduran. El conflicto, como ocurre ahora, sería traducible en nuevos éxodos hacia Europa, que no tendría voz, pero si recibiría el efecto directo y se ampliarían más los conflictos.
El discurso de Trump ha sido el discurso que muchos creían que no se produciría, pero que pronto se vio venir. Con todo, la contestación principal la tiene en los Estados Unidos, cuya población no le dio el triunfo, sino las peculiaridades del sistema que tanto ha denostado.
En estos momentos marchan hacia Washington y por todos los estados mujeres que le dan la segunda muestra de discordancia. También en muchos lugares del mundo. No creo que eso le suponga a Trump mucho problema, pero sí dará en qué pensar a los republicanos en cuanto que empiecen a bajar los niveles de aceptación como ya han empezado a hacer. Trump es el presidente con menor aceptación de los que han pisado en décadas la Casa Blanca. Pero eso a él no le importa demasiado convertido en la persona "más exitosa" que ha llegado a la presidencia. Lo dice por sus propiedades, hoteles y campos de golf por todo el mundo. Los burdeles de su abuelo han dado mucho de sí.


Pero la política es otra cosa. Afecta a las personas, a sus vidas y sus opiniones cuentan. Trump va a conocer, le importe o no, pronto lo que el mundo piensa de él. Le parecerá una confirmación de que va por el buen camino. Suele ocurrir con este tipo de personalidades. La descripción que la prensa ha hecho de él ya no se contiene ante la figura del presidente.
Valga de ejemplo el editorial que The New York Times le dedica tras escuchar su discurso y su visión de América:

President Trump presented such a graceless and disturbingly ahistoric vision of America on Friday that his Inaugural Address cast more doubt than hope on his presidency.
Instead of summoning the best in America’s ideals, Mr. Trump offered a fantastical version of America losing its promise, military dominance and middle-class wealth to “the ravages of other countries making our products, stealing our companies and destroying our jobs.”
[...]
It was hard to make sense of Mr. Trump’s distorted vision of America’s past and present. But the passion was familiar in his promise to “make America great again,” as if the nation were in despair and yearning to retreat somewhere with him. The crowd cheered him repeatedly, particularly when he vowed to “unite the civilized world against radical Islamic terrorism, which we will eradicate from the face of the earth.”
Vainglorious on a podium where other presidents have presented themselves as fellow citizens, preening where they have been humble, Mr. Trump declared that under him America will “bring back our jobs” and “bring back our borders,” “bring back our wealth” and “bring back our dreams.” This country has its challenges, and we fervently hope Mr. Trump will address them. But America had dreams before Friday. It was great before Mr. Trump became president, and with his help — or, if necessary, in spite of his folly — Americans will find ways to make it greater in years to come.**


Las personalidades como Donald Trump viven en un mundo propio, distorsionado, como dice el editorial. Lo malo es cuando consiguen contagiar a los que les rodean, les arrastran a los desastres de sus locuras visionarias y apocalípticas. La Historia presenta ejemplo de desastres de este tipo. Lo malo es que los efectos de esta locura puede afectar a todos. Por todo el planeta se ha producido manifestaciones. No han sido solo las mujeres, las primeras en defender sus derechos y los de todos. Le han dicho que se ocupe menos de elevar muros y más de crear puentes.




* Nicole Gaouette "Trump stakes out inward, protectionist vision for America" CNN 20/01/2017 http://edition.cnn.com/2017/01/20/politics/donald-trump-foreign-policy/index.html
** Editorial "What President Trump Doesn’t Get About America" The New York Times 20/01/2017 https://www.nytimes.com/2017/01/20/opinion/what-president-trump-doesnt-get-about-america.html




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