miércoles, 30 de noviembre de 2016

Si supieran qué hacer con ellos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
The Economist publica hoy un artículo titulado "Another Arab awakening is looming, warns a UN report" del que me interesa resaltar la ´frase que lo cierra: "If only their rulers knew what to do with them." La frase, que se refiere a los jóvenes, creo que es lo suficiente clara sobre la forma en que ese despertar citado se percibe. 
La publicación se hace eco del informe de Naciones Unidas presentado el 29, ayer, sobre lo que es posible esperar en este tiempo que viene de una región, los países árabes, en la que queda poco margen para un futuro que pueda ser planteado como motivo de esperanza.
El presente se hace más o menos duro en función de las expectativas de futuro que se puedan plantear en cada momento. Es la esperanza la que nos permite soportar el presente y la desesperanza la que nos lanza contra lo que percibimos como obstáculo, encierro o limitación. El informe no deja mucho lugar a la esperanza. Recoge The Economist:

As states fail, youth identify more with their religion, sect or tribe than their country. In 2002, five Arab states were mired in conflict. Today 11 are. By 2020, predicts the report, almost three out of four Arabs could be “living in countries vulnerable to conflict”.
Horrifyingly, although home to only 5% of the world’s population, in 2014 the Arab world accounted for 45% of the world’s terrorism, 68% of its battle-related deaths, 47% of its internally displaced and 58% of its refugees. War not only kills and maims, but destroys vital infrastructure accelerating the disintegration.*

Es difícil tener esperanza cuando esa es la tendencia y esas son las expectativas. Las cifras espantan por su claridad. Si los actos de terrorismo que padecemos nos preocupan, es preciso hacer un gran esfuerzo para imaginar ese 45% que padece una población. Por mucho que nos indignen y horroricen los atentados que padecemos, son poca cosa en comparación con la tensión, la angustia que tiene que ser vivir en zonas donde un día tras otro actos tan simples como ir al mercado, asistir a una boda, etc. suponen una elevada posibilidad de muerte y sufrimiento. No es la estadística de los muertos lo peor, sino la convivencia mental con la muerte, con el miedo como forma de "normalidad" maldita que es necesario dominar para que esos pequeños actos cotidianos no se conviertan en momentos de una crueldad infinita.


La mentalidad del árabe es un gran misterio. Las visiones más claras de su situación, de la causa de sus males, le son expuestas por sus mentes más preclaras, pero las rechaza con aire ofendido. Pocos pueblos han despreciado más a las personas que les hablaban honestamente de las causas de sus fracasos, los que han denunciado sus males crónicos. Hay una larga lista de perseguidos, silenciados, condenados, repudiados... por intentar ayudarles a llegar a una luz que no se quiere ver.
Por el contrario, pocos pueblos han seguido a más farsantes, bendecido a sus propios dictadores, torturadores, opresores, aclamándolos y besando sus manos, creyendo sus promesas. Han creado estados represivos que han pisoteado sus esperanzas sin que haya sido obstáculo para que muchos besaran las imágenes de aquellos que les explotaban creando mares de corrupción e ignorancia en su beneficio. Han sido expertos en manejar el hambre y los favores, la ignorancia y el desprecio de sus pueblos; pese a ello muchos han sido tan amados como odiados. 
Han logrado además que les crean en sus mentiras, liberando sus responsabilidades en otros. Es difíicl evitar crecer en el odio si constantemente te están señalando que tus males proceden de fuera, que son los otros los responsables de tu miseria y abandono.
Escriben en The Economist con los datos del informe de Naciones Unidas:

Yet governance remains firmly the domain of an often hereditary elite. “Young people are gripped by an inherent sense of discrimination and exclusion,” says the report, highlighting a “weakening [of] their commitment to preserving government institutions.” Many of those in charge do little more than pay lip-service, lumping youth issues in with toothless ministries for sports. “We’re in a much worse shape than before the Arab Spring,” says Ahmed al-Hendawi, a 32-year-old Jordanian and the UN’s envoy for youth.*


Es la juventud la que pierde la ilusión por mejorar sus pueblos, sabedora de que de poco servirá. La experiencia de la Primavera Árabe ha sido demoledora para los que albergaban alguna esperanza de reforma en muchos de estos estados. Es terrible que países en los que hay tanto por hacer, los jóvenes sean desplazados, ignorados y enviados a buscarse el futuro personal renunciando al colectivo.
La explicación es muy compleja, necesitada de un debate que se le niega: es el bloqueo del pensamiento, la incapacidad de evolucionar por eliminación de todo aquello que pudiera suponer cambio. Se prefiere vivir en un círculo en el que no se avanza, como si de un caballo de noria se tratara, antes que plantearse una evolución que saque de la miseria, de la violencia y la ignorancia.
La estrategia es siempre el engaño de la juventud, el frenar a las mujeres. Nada debe cambiar para que las mentalidades más caducas se mantengan en el poder y respaldándolo para poder reproducirlo en las parcelas que cada uno controla. El sistema les permite la violencia, la justifica. La violencia contra el joven en el nombre del padre, contra la mujer en el nombre del padre o marido, hermano o hijo. 


No tiene nada de particular que aumente el peso de la religión. Pero no es la del diálogo o el amor sino la que permite sentirse por encima de otros, de paganos y herejes, de mujeres. Es la que sirve para dar salida a la frustración que el sistema produce.
Y toca ya. Dice el informe:

Though less likely to vote than the global average, young Arabs are much more inclined to protest. The UN report notes that Arab protest movements tend to come in five-year cycles. North Africa’s unrest spiked in 2001, 2006 and 2011, each time more turbulent than the last. Another bout seems due. Young Arabs, the report says, “may prefer more direct, more violent means, especially if they are convinced that existing mechanisms for participation and accountability are useless.”
The new generation, it says, is “the largest, the most well educated and the most highly urbanised in the history of the Arab region”. Thanks to social media, they are more in tune with the world than ever. If only their rulers knew what to do with them.*

Sería irónico que esa pauta de los cinco años se cumpliera como un destino del que no se puede escapar. Sin esperanza, solo queda la rebelión inútil, cíclica, una rueda sin apoyo que gira en el aire.
La lectura del informe de Naciones Unidas es deprimente. No puedes dejar de pensar, tras cada línea, en las experiencias frustrantes y frustradas de Libia, de Siria, las malogradas de Egipto. Túnez se salva de momento porque se han defendido con uñas y dientes, sobre todos las mujeres, sabedoras de ser las primeras víctimas de la barbarie retrógrada. La vergüenza del caso sirio en donde se percibe el empecinamiento feroz en la destrucción entre islamistas y el régimen. Han preferido ver destruido, desolado un país entero antes que poder crearle un futuro habitable. Pero es del futuro de lo que se huye. Es la parálisis mental, social, la aniquilación del movimiento. ¿Es recuperable Siria para la vida o es ya un desierto? ¿A qué se le puede llamar victoria sin que salgan los colores?
"If only their rulers knew what to do with them..." ¡Terrible frase! ¡Verdad terrible! 




* "Another Arab awakening is looming, warns a UN report" The Economist 29/11/2016 http://www.economist.com/news/middle-east-and-africa/21710934-arabs-make-up-just-5-worlds-population-they-account-about-half




martes, 29 de noviembre de 2016

Trump como pesadilla

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Para los comentaristas, analistas y columnistas de los medios norteamericanos (y de una parte del mundo) el futuro se presenta en forma de pesadilla. Si la gente se prepara para lo que pueda venir, el destino de los que están obligados a comentarlo es doblemente desagradable. ¿Se imaginan lo que es —además de padecerlo— tener que estar analizando durante los próximos cuatro años (esperemos que sean solo cuatro) todo lo que diga o haga Donald Trump? Creo que se debe parecer bastante a una pesadilla infernal, si no al infierno mismo. No dudo que muchos lo están viviendo ya.
Hay quien podría pensar que una personalidad como Trump es una bicoca para los medios, una constante fuente de noticias. Y no hay duda de que lo será, como tampoco hay dudas de que además de noticias habrá sobresaltos constantes, incredulidad, estupefacción y, finalmente, horror y rechazo. Lo que hay por delante será duro para cualquiera que tenga un sentido medianamente responsable de la política y de lo que se puede escribir en ella sin sonrojo.
Quizá seguir en la Torre Trump, la capital de su imperio, le está provocando algunas distorsiones en el comportamiento y no ha llegado a entender lo que es la presidencia de los Estados Unidos. Quizá su mentalidad "empresarial" y su empeño en no ser identificado como "político" sino como enfrentado al "sistema" está haciendo que su forma de actuar empiece a ser controvertida.


Lo ajustado del resultado en algunos estados ha llevado a algunos grupos a solicitar un nuevo recuento. En estos momentos se está realizando en tres estados en los que ha ganado por menos de 100.000 votos ha sido promovido por personas que asegurarse de que el desastre es realmente inevitable.
La respuesta de Trump, que se ha sentido ofendido porque se recuenten los votos, ha sido delirante. La prensa norteamericana destaca lo absolutamente incongruente (y peligroso) de su reacción ante este recuento que comenzó por iniciativa de la líder del Partido Verde y a la que se ha sumado finalmente el equipo de Hillary Clinton, que es lo menos que podía hacer ya que otros han realizado ese movimiento.


The New York Times titula "Trump Claims, With No Evidence, That ‘Millions of People’ Voted Illegally" y explica:

Late on Sunday, again without providing evidence, he referred in a Twitter post to “serious voter fraud in Virginia, New Hampshire and California.”
A day earlier, Mr. Trump’s transition team ridiculed the idea that recounts were needed. “This is a scam by the Green Party for an election that has already been conceded,” it said in a statement, “and the results of this election should be respected instead of being challenged and abused.”
That message runs counter to the one Mr. Trump sent on Sunday with his fraud claims — if millions of people voted illegally, presumably officials across the country would want to pursue large-scale ballot recounts and fraud investigations.
But the Twitter posts could energize some of his supporters, who have claimed online that Mrs. Clinton’s two million-vote lead in the popular vote has been faked. Mr. Trump at times promoted other conspiracy theories during the campaign, including claiming that Senator Ted Cruz’s father was somehow tied to the assassination of President John F. Kennedy.*


¿Es posible tener un irresponsable de tal calibre en la Casa Blanca? ¡Vaya que sí!
Trump no ha digerido un elemento esencial, del que ya hablamos el otro día: el voto popular. Pese a que lo decisivo finalmente son los colegios electorales, el voto popular —y más por 2'2 millones de votantes de diferencia— es un referente moral esencial. El narcisista Trump difícilmente puede aceptar que Hillary Clinton tuviera de su lado esos dos millones de americanos más que él. Trump lo quiere todo. Puede que el recuento no cambie nada, pero si amplía la base del voto popular, Trump se resentirá en su ego. Y será el ego lo que le acabe perdiendo porque es justamente lo que no puede controlar. Lo malo serán los efectos que esto pueda tener.
Recordemos que una horas antes de las elecciones, los periodistas no lograban sacarle el compromiso de aceptar el resultado si perdía las elecciones. Seguía diciendo que había una conspiración contra él para evitar que llegara a la Casa Blanca. Posteriormente, ya con la elección cerrada y con más de los 270 votos necesarios de los delegados, comenzó a decir que lo importante era el voto popular. Su equipo de asesores le recomendó que se callara, pero Trump no es fácil de encarrilar.
La respuesta a la pérdida del voto popular por más de  dos millones de votos no encaja bien con su ego. El argumento ahora es que él también ha ganado el voto popular y que se ha producido un gigantesco fraude en su contra. Los que han votado a favor de Clinton son ¡votantes ilegales! ¡Millones de personas ilegales han votado por ella! Es tal despropósito y tan dañino para la democracia americana viniendo de un presidente electo que difícilmente se puede creer. Solo el personaje permite comprenderlo.


The New York Times comentó en un editorial poco después de la elección que les iba a resultar difícil, pero que intentarían tratar con respeto al cargo de presidente. La persona que lo ocupa no merece ninguno. Y eso es una gran parte del problema interno, es decir, la erosión institucional que Trump va a provocar con su incapacidad manifiesta para mantener unas mínimas maneras políticas y democráticas en el cargo. Pero se ha elegido a quien se ha elegido, cuyo respeto por las reglas es mínimo, como ha quedado demostrado en la campaña. Trump ha ganado la peor campaña de toda la historia de los Estados Unidos, la más infame, la más indigna y ha sido él el responsable de que fuera así. Era el terreno en el que quería combatir.
Ha difamado a quien le ha parecido, como el caso de lo señalado por el diario sobre la participación del padre del senador Ted Cruz en el asesinato de John F. Kennedy, una más entre otras muchas indecencias que, desgraciadamente, han sido jaleadas y valoradas positivamente por muchos millones de norteamericanos.
Todavía hoy, muchos diarios siguen sacando a la luz las mentiras, las insinuaciones, etc. que ha ido dejando caer a lo largo de un año contra sus oponentes republicanos en las primarias y después contra Hillary Clinton o el presidente Obama. Y seguirá porque no es la contención su virtud.
Realmente, ¡pobre América!




* "Trump Claims, With No Evidence, That ‘Millions of People’ Voted Illegally" The New York Times 27/11/2016 http://www.nytimes.com/2016/11/27/us/politics/trump-adviser-steps-up-searing-attack-on-romney.html









lunes, 28 de noviembre de 2016

Ya no valen las sonrisas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Es difícil seguir sosteniendo que el universo se equivoca cuando todas las evidencias apuntan en la dirección contraria a la que el gobierno egipcio sigue sosteniendo. No sé cuánto tiempo se pueden seguir sosteniendo teorías conspiratorias, de falta de comprensión, etc. Nos preguntábamos estos días pasados, en "La entrevista portuguesa", en qué mundo vivía el presidente Abdel Fattah al-Sisi. Se lo están preguntando en muchos lugares. 
Los medios progubernamentales siguen empeñados en repetir que los propios medios informan mal, dándose la paradoja de que solo se deben leer los medios que digan que no hay que leerlos. Pero así es el absurdo.
Conforme la situación egipcia empeora, las voces advirtiendo sobre lo que puede ocurrir se hacen cada vez más angustiosas y críticas. Egipto es el puente entre el desastre del Este y el desastre del Oeste. Un caos en Egipto es malo, primero, para los egipcios, después para la zona y finalmente para el mundo. Pero el jugar con la importancia geoestratégica, como hace también Turquía, tiene un límite. Los abusos, sin resultados, se acaban pagando.
Con el titular "International media reports criticise Al-Sisi, Egypt’s economy amid negligence by the state", Daily News Egypt se hace eco de cómo ven los medios internacionales la situación egipcia, de cómo es percibida la crisis y, sobre todo, de las responsabilidades de la presidencia en ella ante la ausencia de medidas eficaces, muchas de ellas desastrosas:

International media outlets have put President Abdel Fattah Al-Sisi under fire for failing to achieve significant economic growth since he took office in 2014, besides the state’s severe crackdown on dissidents.
The recent reports that accused Egypt and Al-Sisi of failure and violations of human rights have been silently received by Egypt with no response.
American newspaper The Washington Post published a report on Thursday saying that the International Monetary Fund (IMF) and the United States’ gamble on Al-Sisi’s capability of economic reform in Egypt is not likely to pay off.
It added that Al-Sisi wasted tens of millions of US dollars on unneeded mega projects, including the new Suez Canal. It also said the president used to turn a blind eye to western counsellors regarding economic reforms, besides his “brutal repression” not only of Islamists, but also of secular liberals, civil society activists, and journalists.


El diario se hace eco inicialmente del durísimo editorial publicado el 24 de octubre por The Washington Post en donde se deja ya de hablar de "Egipto" y se centra en la figura de la presidencia, responsabilizando a Abdel Fattah Al-Sisi del desastre que vive Egipto y las posibles consecuencias. El titular del editorial del periódico norteamericano era bastante explícito, "A bad bet on Egypt’s strongman".  Y carente de sutilezas.
Las posibilidades de Al-Sisi de ser aceptado internacionalmente como dirigente democrático del país pasaban por su capacidad para dos cosas: a) arreglar el desastre económico; y 2) cumplir la hoja de ruta hacia la democracia. Si Al-Sisi hubiera cumplido al menos una de las dos, la comunidad internacional habría sido más "sensible" a la situación egipcia. Lo que ocurre es que Al-Sisi ha fracasado en ambos empeños. No ha arreglado la economía, que ha ido al desastre actual, ni ha creado una democracia digna de ser llamada por ese nombre.
El Post ha tenido el detalle de llamarlo "strongman", que es más suave de lo que suele ser la expresión habitual en los medios internacionales. Las esperanzas de que cumpliera sus promesas económicas y políticas se desvanecieron pronto, casi en horas. Egipto no iba a avanzar en ningún terreno sin soltar el lastre.
Al-Sisi ha hecho lo único que como militar sabe: propaganda y fuerza de represión. Es lo que ha aprendido de sus mayores. La unidad política que tuvo tras el "no-coup" duró minutos tras las matanzas en las que trataba de demostrar que nadie se opone a los militares egipcios sin consecuencias. Ya entonces el sistema nació viciado. Las personas que podían haber sido útiles para la creación de una estabilidad política y económica, que podrían haber aportado ideas nuevas para emprender el camino, salieron huyendo espantadas ante tal demostración de brutalidad y sobre todo de ineficacia política.


El Ejército egipcio es el dueño del país en diferentes sentidos. Lo ha sido desde el principio. No hay sitio más que para los grupos que sirvan de apoyo a los candidatos que ellos llevan a la presidencia. Con Morsi les fallaron los cálculos pues a los islamistas se les sumaron los votos de muchas personas que no querían seguir bajo una presidencia militar y confiaron en las promesas de los islamistas de gobernar para todos. Pero desvelaron su juego autoritario demasiado pronto. Lo que era una petición de salida de Morsi y unas nuevas elecciones se convirtió en un golpe con respaldo popular y una posterior masacre que aseguraba que se habían quemado los puentes. Desde ese momento, la situación egipcia solo podía seguir el camino de la represión constante. Pero debía hacerse figurando que se estaba construyendo una democracia amenazada.
Al-Sisi —lo hemos dicho— ha jugado a tener el carisma de Nasser (la sisimanía) la piedad de Sadat y la mano de hierro de Mubarak. Pero es solo una defectuosa copia de los tres. Es el candidato que el Ejército puso para poder derrocar al inepto presidente Morsi, que engañó a los egipcios y se abalanzó con los Hermanos al asalto de la administración. Muy mala suerte tiene Egipto con sus gobernantes. Y la tiene no por casualidad sino porque cualquiera que pueda hacer sombra o criticar al gobernante acaba en la cárcel o en el exilio. Nunca ha habido democracia en Egipto. Los parlamentos han sido meros asientos de notables, favorables al poder y algunos discrepantes para hacer creer que existía oposición. El desprecio por el pueblo ha sido notable y más todavía por algo que pudiera llamarse voluntad popular.
El duro editorial de The Washington Post al que se refería Daily News Egypt señalaba:

EVER SINCE Egypt’s Abdel Fatah al-Sissi led a military coup against a democratically elected Islamist government three years ago, his apologists in the West, led by Secretary of State John F. Kerry, have hoped that he would launch economic reforms to revive the economy. The thinking is that more free-market policies, new flows of foreign investment and, eventually, growing prosperity would help stabilize Egypt after years of turmoil. In the meantime, Mr. Sissi’s brutal repression of domestic dissent could be overlooked.
For three years the former general ignored the entreaties of Mr. Kerry and other Western counselors. He squandered tens of billions of dollars provided by Saudi Arabia and other Persian Gulf allies on wasteful mega-projects, such as a new channel for the Suez Canal, and on propping up Egypt’s currency. Meanwhile, he conducted the most sweeping and violent campaign against dissent in the country’s modern history, jailing not just Islamists but secular liberals, journalists and civil society activists, including American Aya Hijazi.**


Las simpatías del Al-Sisi con Donald Trump tampoco ayudan demasiado a dar una visión más optimista del dirigente. Ha sido, una vez más, poco inteligente. Poner en él las esperanzas es una muestra más de poco sentido de la realidad. También tiene sus consecuencias en término incluso de opinión y valoración. Moverse con "amistades" como Putin o Trump no es un buen indicador para muchos.
Pasado el tiempo, los créditos político y  financiero han sido dilapidados porque las reformas que se tenían que haber realizado no se hicieron. Al-Sisi no ha desmontado el sistema corrupto egipcio, el que todo lo devora y dilapida, porque fue la persona elegida para sustituir a la cabeza. La retórica de la reforma no era más que una maniobra para evitar el descontento de los egipcios. Pasado el tiempo, los egipcios añoran el régimen de Mubarak ignorando que es allí de donde nacen sus desgracias. Es el mismo sistema, el mismo Ejército, los mismos jueces, la misma Policía, la misma administración contra la que se levantaron la que tienen delante. 


Egipto ha estado viviendo de prestado, de los millones y millones que costaba un sistema corrupto en el que nada se arreglaba porque era del negocio de las subvenciones del que vivían muchos. Se ha podido comprobar con el escándalo del trigo y de los fraudes de harinas y panes con las mismas tarjetas que debían evitar el engaño.
¿Cómo pretende Egipto cambiar algo si no cambia nada? Esa es la pregunta que muchos se hacen fuera y dentro. Ahora la paciencia de muchos se ha agotado. Se ha enemistado con muchos países de las formas más estúpidas. Y siguen pensando que todo son conspiraciones internacionales contra ellos. Los indicadores de todas las instituciones internacionales han caído, sean los que sean, de la educación al maltrato de género. Muestran el deterioro del sistema, pero nadie hace caso.
La sonrisa de Al-Sisi no es la de la Gioconda. No tiene misterio alguno. Es la de quien intenta convencernos de que lo malo no es culpa suya y que lo bueno está al llegar. Pero es demasiado tiempo, demasiado dinero, demasiada represión, demasiadas sonrisas, demasiadas excusas.


Los intentos de descalificar a los medios extranjeros, cuyo interés se nos dice una y otra vez desde los diarios estatales, es hundir a Egipto son ridículos pero gustan al protagonismo de los egipcios, a los que sus autoridades les repiten sin cesar que son la "madre del mundo", que son envidiados por tener el presidente que tienen.
Daily New Egypt recoge otros casos más allá del editorial de The Washington Post:

Meanwhile, Egyptian Minister of International Cooperation Sahar Nasr wrote an article for the Wall Street Journal that directly accused the Muslim Brotherhood’s one-year administration for the deterioration of the economy. Nasr said that the main challenge of Al-Sisi’s government is to bring back economic stability.
Nasr added that the latest economic decisions in Egypt are deemed a major step towards reform and growth in the Egyptian economy.
The Economist published a report on Friday in which it said that the $25bn were given to Egypt by Saudi Arabia after 2013, but that did not secure Egypt’s loyalty. It added that the Saudi money saved Egypt from an economic collapse, describing Egypt as Saudi Arabia’s “needy neighbour”.
According to the report, the main problem between Egypt and Saudi Arabia is the turmoil in Syria, as Saudi Arabia and Sunnis are backing opposition and rebel groups in Syria, while Russia, Iran, and Shi’as are backing Syrian president Bashar Al-Assad.
Egypt has shown little devotion to Saudi Arabia in its stance towards the turmoil in Syria, even though it’s a Sunni country, the report read.
These were not the first reports to criticise Egypt’s policies and accuse Al-Sisi of failing Egypt. The Economist and Bloomberg previously published media reports that directly accused Al-Sisi of failure. However, Egypt’s Foreign Affairs Ministry used to respond to such reports.*

Los saudíes les han cortado el petróleo que les daban después de lo ocurrido con la votación a favor de la propuesta rusa por parte de Egipto. Ya no saben cómo decirlo y se han hartado. Habían advertido anteriormente que el dinero dejaría de darse gratis. Y lo están cumpliendo.
La falta de compromiso de Egipto con la cuestión siria no es nueva. Egipto usó como excusa su propio terrorismo para no participar. Un análisis más detallado podría dar con el miedo de Al-Sisi a acabar con un fracaso militar, como Nasser, que le debilitara a los ojos de un pueblo que sigue convencido de que vendrá un gran soldado que les liderará hacia una victoria no se sabe dónde.
Lo que parece ya evidente es que a Al-Sisi se le ha acabado el crédito internacional. Las reformas van a ser dolorosas sobre un pueblo al que se le ha mantenido en la debilidad, al que no llega la educación ni los avances. Solo es 15%, que va menguando por su clase media, disfruta de los beneficios.


Mientras tanto, la prensa egipcia recoge que el país ha crecido en un millón de personas en apenas seis meses. La sanidad, la educación, todas las infraestructuras se resienten. Pero las principales preocupaciones son que Qatar va a emitir un documental hoy domingo (ayer) sobre el Ejército egipcio y el servicio militar obligatorio, por un lado, y el que los países occidentales se crean lo que dicen los Hermanos Musulmanes, que según los parlamentarios, crean muchos equívocos. Esto lo dice un país que acusa a Occidente de ser el creador del Estado Islámico para difamar al Islam.
Los islamistas de la Hermandad son un mal, sin duda. Pero eso no convierte en buenos a muchos de los que están sentados en el parlamento, cuyo comportamiento es deprimente en ocasiones y al que el propio pueblo egipcio no presta demasiada atención. Tampoco convierte en buenos a jueces, policías, funcionarios... que han hecho durante décadas lo que han querido con total impunidad. No se justifican así los encierros, juicios, prohibiciones de viajar, desapariciones de personas. Para eso no hay justificación y menos la de construir una democracia, como se pretende.


Las crecientes dificultades han hecho que la represión fuera creciendo. No se acepta la crítica porque la única cosa en la que creen es en la popularidad presidencial, que es la que mide la proximidad de un estallido social, como dice bien The Washington Post en su editorial criticando la falta de capacidad de Al-Sisi.
Ante la perspectiva de un nuevo mandato al que parece dirigirse, el desastre de la economía y de la política ya no admite más silencios. Lo que los medios, instituciones y gobiernos le están diciendo es algo obvio hace mucho tiempo: el 30 de junio representa un fracaso, no un momento de gloria nacional. Un fracaso del viejo modelo egipcio de islamistas y ejército enfrentados, como venía ocurriendo desde los tiempos de Nasser, al que intentaron matar. La culpa de esa brecha no la tiene nadie: es egipcia.
La sisimanía no admite términos medios. Con dos millones de nuevas bocas cada año, si se sigue este crecimiento, el colapso está cercano. Los conflictos por el azúcar, la leche, la harina, los medicamentos, etc. solo han comenzado. Los recortes de las subvenciones crearán más descontento y más desesperación.
El ahora presidente consiguió el apoyo con la promesa de que no sería otro presidente militar. Lo es. Hoy la presencia militar se ha multiplicado para controlar al país. No se ha solucionado ningún problema y sí se han agravado muchos.
Que se diga, irrita mucho. Pero es la triste realidad que los egipcios viven cada día. Los medios se limitan a recogerla.


* "International media reports criticise Al-Sisi, Egypt’s economy amid negligence by the state" Daily News Egypt 27/11/2106 http://www.dailynewsegypt.com/2016/11/27/601545/

** The Posst's View "A bad bet on Egypt’s strongman" The Washington Post 24/11/2016 https://www.washingtonpost.com/opinions/global-opinions/a-bad-bet-on-egypts-strongman/2016/11/24/a79f4b56-ad09-11e6-8b45-f8e493f06fcd_story.html?utm_term=.17aa8a84f8a3



domingo, 27 de noviembre de 2016

El arrepentido

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Con el título "Why I Left White Nationalism", The New York Times nos ha traído un interesante artículo, firmado por R. Derek Black. En él el autor nos cuenta cómo fue su vida pasada dentro de un grupo de partidarios de la supremacía blanca y, por ende, de personas que consideran un peligro todos los que no son como ellos.
Todas estas cosas, nos dice, las veían normales en su entorno próximo. Hizo campañas puerta a puerta explicándole a la gente los peligros a los que Estados Unidos estaba expuesto por el aumento de extranjeros, la globalización, etc. Llegó a conseguir, con 19 años, ser elegido miembro del comité republicano del condado. Todo entonces estaba claro.
La llegada a la universidad supuso un cambio. Al principio hubo enfrentamientos, pero luego la cosa cambió:

Through many talks with devoted and diverse people there — people who chose to invite me into their dorms and conversations rather than ostracize me — I began to realize the damage I had done. Ever since, I have been trying to make up for it.*

El artículo es una interesante descripción de los procesos de formación de la mente en la idea de la superioridad blanca y de cuáles pueden ser los medios para conseguir el cambio en la mentalidad.
Las ciudades pequeñas y los pueblos que han dado la victoria a Donald Trump son escenarios muy distintos a los de las grandes ciudades. Son comunidades en la que muchas veces uno no tiene más opciones que la que está a la vista. La presión puede ser grande y se crece con una sensación de normalidad que en entornos más abiertos y variados no se percibiría como tal.


La literatura norteamericana tiene muchos ejemplos de novelas en las que los jóvenes deben abandonar unos pueblos en los que han crecido por el ambiente asfixiante en el que han crecido. La idea del nacionalismo blanco considera que los Estados Unidos es un país blanco y de blancos. Los que llegaron de fueran lo están invadiendo y pervirtiendo. No se debería olvidar que muchos de los abolicionistas de la guerra civil norteamericana tenían la idea de enviar a los africanos que habían sido llevados a América de vuelta a África. No entraba en sus planes una "América negra". Liberia se creó por parte de American Colonization Society, una entidad creada por el gobierno norteamericano en 1817, precisamente para trasladar a los esclavos liberados. América debía ser blanca; si no eran esclavos, poco tenían que hacer allí. Se dio la paradoja que los llegados a África pronto entraron en conflicto con los nativos de la zona, a los que consideraban "incivilizados", imponiéndose a ellos. Se empezaron a llamar "americanos" para diferenciarse de los "africanos" con los que tenían unas diferencias insalvables para ellos: diferente religión, creencias, conocimientos, etc. Se sentían superiores a los habitantes. Los colonos se declararon independientes en 1847. La vida nunca es sencilla.


La idea de una "América" en la que sobra gente en función de sus tonalidades no se ha abandonado nunca. Ha supuesto una lucha constante de muchas personas durante mucho tiempo. Pero el convencimiento de que uno son "americanos" y otros, aunque lleven generaciones allí no lo son por su "color", no lo son es fácil de asimilar cuando tu color es el adecuado. El extraño color de Donald Trump, es más "americano" que el de sus familiares alemanes. A su abuelo, Friedrich Trump nadie le impidió llegar a América y hacerse rico con negocios de burdeles. Regresó a Alemania, eso sí, para casarse. Le expulsaron de su patria por haber perdido la ciudadanía al haberse ido al extranjero para evitar realizar el servicio militar. O eres alemán o eres americano; una cosa u otra. Dejo a los novelistas las especulaciones sobre lo que hubiera sido que el abuelo Trump se quedara en su país y sus vástagos se hubieran formado a la sombra de Adolf Hitler. Pero lo devolvieron a América.
La lucha entre los que creen en una América blanca y una América igualitaria, de derechos civiles para todos no ha cesado. Solo se ha retirado estratégicamente. El autor del artículo señala una evidencia:

The wave of violence and vile language that has risen since the election is only one immediate piece of evidence that this campaign’s reckless assertion of white identity comes at a huge cost. More and more people are being forced to recognize now what I learned early: Our country is susceptible to some of our worst instincts when the message is packaged correctly.*


Lo que esta campaña electoral ha sido y sus resultados deben ser analizados e interpretados desde muchos puntos. Es importante conocer cuáles son los puntos fuertes y las debilidades que han llevado a que se produjera un retroceso en la forma en que los norteamericanos se perciben a sí mismo, a su país y al resto del mundo.
Quizá se descubran muchas cosas que no nos gustan y que a la estrategia de Trump se le ha juntado la falta de sensibilidad de otros para encontrar una alternativa. El "empaquetado correcto" del mensaje de Trump es porque ha dado a mucha gente lo que ellos esperaban o ha convencido a algunos de que lo va a hacer.
Las informaciones que hablan del aumento de los incidentes y ataques racistas en Estados Unidos durante la campaña y después de la campaña muestra lo que hemos señalado en ocasiones: sale a la luz, sin vergüenza, los odios y frustraciones reprimidos por muchos ante lo que ellos perciben como una invasión de la "América blanca", como una agresión. La presidencia de Obama, hemos insistido, ha provocado esos sentimientos y ha hecho perder el miedo a manifestarlos. Ahora con Trump en el poder, consideran que va con la victoria el insulto, el ataque, la expulsión, etc. de todos los que su líder ha señalado como culpables de la situación de Estados Unidos.


La idea del "empaquetado correcto" se dirige directamente a la política a través de los medios, pero también a ese puerta a puerta intenso que los activistas de todos los grupos que han apoyado a Trump han practicado en las comunidades. El método es el del goteo, poco a poco se van introduciendo las ideas para ver cómo responden hasta lograr que esas ideas vayan saliendo a la luz. Una vez conseguido, se trata de canalizarlo hacia el voto final. En esto, las redes sociales son una ayuda importante pues ayudan a mantener calientes las irritaciones que se necesitan para el voto de la ira contra el sistema. Las ayudas de dentro y fuera sembrando dudas o esparciendo rumores —eso incluye un amplio espectro que va de los hackers rusos al director del FBI— han servido para mantener la presión sobre el electorado. El sistema de colegios electorales ha hecho el resto.
El final del artículo pasa por el reconocimiento del desastre que supone y también la llamada a poner límites, a defender los derechos y las libertades para evitar que sean recortadas o reducidas:

That is the opening for those of us who disagree with Mr. Trump. It’s now our job to argue constantly that what voters did in elevating this man to the White House constitutes the greatest assault on our own people in a generation, and to offer another option.
There are millions of Americans who don’t understand why anyone might worry about the effects of this election. They see it as “feelings” versus their own real concerns. Those of us on the other side need to be clear that Mr. Trump’s callous disregard for people outside his demographic is intolerable, and will be destructive to the entire nation.
If I had not changed, I would have been jubilant after this election and more certain than ever that anxiety from a shrinking white majority would result in the election of more people who tap into this simple narrative. Now I’m convinced this doesn’t have to be our destiny.
Mr. Trump’s victory must make all Americans acknowledge that the choice of embracing or rejecting multiculturalism is not abstract. I know this better than most, because I’ve followed both paths. It is the choice of embracing or rejecting our own people.*

El artículo es un llamamiento muy americano: "yo he podido y tú también podrás hacerlo". Como si se tratara de una droga o el alcohol, hay que desengancharse de esas ideas que van a sembrar odio y dolor en mucha gente.
Pocas veces en la Historia ha sido acogida una elección con tantos temores y recelos, con tanta tristeza en todo el mundo. 


Durante los próximos años, lo que se haga en los Estados Unidos nos afectará de una manera u otra. Es importante que veamos lo que ocurre y lo que pueda ocurrir para evitar caer en esta tentación autoritaria y racista que parece que avanza por el mundo.
Para muchos, el sueño americano se ha convertido en pesadilla. De esta lucha deberán salir los futuros líderes de la política americana. Será el empeño puesto en volver a recuperar una sociedad de igualdad de derechos, que es la aspiración democrática, frente a una sociedad de marginación, de perfiles étnicos, de guetos, aislacionista y con deportaciones masivas, como es la prometida por Trump y deseada por los más radicales de sus seguidores, fundamentalistas religiosos y supremacistas blancos.
No solamente en los Estados Unidos. El desafío lo tienen todas las sociedades. El avance de una forma visceral y polarizada, radical y xenófoba avanza por demasiados lugares. Es importante darse cuenta y empezar a rectificar las estrategias que conducen a este tipo de situaciones antes de que sea demasiado tarde. Los ejemplos los tenemos también en Europa, pero no son los únicos lugares.
Se necesitan políticos de otra clase, más allá del poder, ejemplares. Nada mina más el gobierno y la instituciones que jugar siempre con la sospecha de la corrupción, de los intereses oscuros. Nada atrae más los extremismos que las frustraciones, que el distanciamiento. Los Trump del mundo jugan a ser distintos, gente del pueblo. 
Y así tenemos a un millonario evasor de impuestos, racista y machista, con una fortuna heredada salida de los burdeles, con un pie en la Casa Blanca. Harán falta muchos arrepentidos.



* R. Derek Black "Why I Left White Nationalism" The New York Times 26/11/2016   http://www.nytimes.com/2016/11/26/opinion/sunday/why-i-left-white-nationalism.html




sábado, 26 de noviembre de 2016

La entrevista portuguesa

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La pregunta que muchos egipcios y personas de otros países se hacen una pregunta: ¿en qué país vive su presidente, Abdel Fattah al-Sisi? Lo del famoso "síndrome de La Moncloa español" es una broma en comparación con lo que ocurre en Egipto. A los que desconocen el sentido del término, se refiere a la pérdida progresiva del sentido de la realidad que se presupone el vivir en el Palacio de La Moncloa, residencia de los presidentes del gobierno. Se acuñó pronto en la democracia española este término y se saca a colación en los segundos mandatos cuando los presidentes empiezan a mostrar síntomas de aislamiento encerrados entre los muros de su residencia.
Pero lo del presidente egipcio excede cualquier forma de aislamiento y entre más bien en los mundos paralelos, dimensiones ocultas de la realidad o cualquier otro factor esotérico. Esto se manifiesta sobre todo en sus viajes al extranjero, en los que se empeña en refutar todo lo que se le dice con la respuesta de que están mal informados. Ya se lo dijo a los propios egipcios y lo repite siempre que tiene ocasión.
A los extranjeros les dice que no hagan caso a los medios egipcios y a los egipcios que no hagan caso a los medios extranjeros. Quizá por eso llama a los directores de los periódicos locales a explicarles qué y cómo deben expresar lo que ocurre en el país. Los directores vuelven con las lecciones teóricas aprendidas y el campo bien delimitado.
Un poco más complicado lo tiene cuando sale al extranjero y tiene que estar desmintiendo todo lo que el mundo sabe que pasa en Egipto menos él o, en su propia versión, fruto de malentendidos y conspiradores. El modelo paternal que se reproduce presidente tras presidente en Egipto adquiere en Abdel Fattah al-Sisi una dimensión pedagógica realmente insólita. No sabemos si ve Egipto como un cuartel, como una escuela o una mezcla de ambas.
Su viaje a Portugal ha dado lugar a una entrevista en la que el delirio alcanza posiciones realmente notables. La visita no es plato internacional de gusto porque inmediatamente surgen los recordatorios de la situación egipcia, que lejos de arreglarse con el tiempo se va volviendo más conflictiva con las medidas que intentan silenciar las críticas con distintos métodos.
La oficial RTP, con el titular "Presidente egípcio em Portugal debaixo de críticas de ONG", daba así la noticia de la visita:

Abdel Fattah al-Sissi está esta segunda-feira em Portugal, para a primeira visita de Estado de um Presidente egípcio a Lisboa em mais de duas décadas. Uma visita de Estado que não agrada à Amnistia Internacional, que acusa o Chefe de Estado de atos de repressão e tortura, prisões arbitrárias e limitação à liberdade de expressão.*


Creo que difícilmente un medio oficial puede mostrar menos entusiasmo con una visita que esas dos frases: en la primera se dice que llega y en la segunda se da voz a las acusaciones de represión, torturas, etc. El audio que acompaña a la noticia es de una activista que describe la situación de Egipto de forma bastante negra.
El discurso del presidente portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, tal como se recoge en la web gubernamental**, comienza hablando de la alegría por recibir a un presidente egipcio más de veinte años después, pasa a dar las gracias por el apoyo a la candidatura a la Secretaría General de Naciones Unidas del portugués Antonio Guterres y, en tercer lugar, comienza a aparecer la expresión "derechos humanos" en dos de cada tres frases. Después se reconoce la posición geoestratégica de Egipto y finalmente se congratula por la posibilidad del desarrollo bilateral. El discurso es de 4 minutos y 42 segundos. En el minuto 1 con 46 segundos se mencionan ya por vez primera los "derechos humanos"; en 2' con 21'' se vuelven a mencionar, hablando del desafío que suponen en el camino. En el 2' con 51'' de nuevo menciona los "derechos humanos", para volver a hacerlo cinco segundos más tarde (2' 56''). En el minuto 3 del discurso, el presidente Marcelo Rebelo de Sousa pasa al cuarto punto, la posición geoestratégica. Es decir, de un discurso de 4 minutos con 46 segundos, se han empleado 1' con 15'' hablando de derechos humanos, justicia social, respeto a la diversidad, etc. que son los aspectos desarrollados entre medias. Si consideramos que la primera parte es recordar que hace tiempo que no venía un presidente egipcio, después dar las gracias por el apoyo a Guterres, es decir, cuestiones más protocolarias, el discurso se reduce a la mención de los derechos humanos y la importancia que tienen y a la mejora futura de las relaciones bilaterales y la cooperación.


Cuando se buscan reacciones a la visita de la prensa portuguesa, prácticamente no existen y las primeras que copan los buscadores son las egipcias, señal de que se le ha dado mayor protagonismo.
Egyptian Streets reproduce el resumen de la entrevista realizada por la RTP con el presidente egipcio. Lo hace con el título "There is No Room for Dictatorship in Egypt, Sisi Tells Portuguese TV" y su contenido es el que hace dudar seriamente sobre la realidad en la que vive o quiere transmitir:
Las primeras líneas nos dejan desconcertado, tal como debieron dejar también al entrevistador:

President Abdel Fattah Al-Sisi said there is no longer room for dictatorship in Egypt, in an interview with Portuguese TV network RTP Tuesday night.
When confronted by the interviewer that he may sometimes be dubbed “a dictator,” Sisi laughed and said there is no room for dictators in Egypt and that there is a transfer of power every four years.
“No one cannot stay on [as president] after their term is over,” he asserted, “according to the law, to the constitution and to Egyptians’ will.
“There is no dictatorship in Egypt; every four years, the people can elect a new president,” he continued, “and this is one of the January 25 revolution’s achievements.” ***


Es sorprendente que el argumento de confirmar la democracia por la cuenta de los cuatro años ignore que él mismo se encargó de que su predecesor en el cargo, Mohamed Morsi, no los terminara. La revolución del 25 de enero se saca como fecha y no la del 30 de junio, que es la que gusta más ahora, es decir, el "no-coup". Los islamistas fueron un fiasco en el poder, pero lo ocurrido después tiene más versiones que la oficial. Dando por bueno que el pueblo egipcio quisiera librarse de Morsi y los Hermanos Musulmanes, eso no hace democrático al régimen posterior si no se avanza en esa dirección. Es lo que le ha dicho el presidente portugués entre líneas y en todos los tonos. La democracia exige el respeto a los derechos humanos.
Aunque se comprendan muchos de los problemas de Egipto, el mayor de sus problemas es la insistencia del presidente y los que le apoyan en que ya hay democracia. Aquí lo hemos señalado muchas veces: considerar que la hoja de ruta está concluida, como se ha señalado insistentemente, con la elección del parlamento es engañarse y pretender engañar a todo el mundo. ¡Pobre democracia sería la egipcia si estuviera concluido el proceso democrático!

Las leyes que se han ido desarrollando —quizá con la excepción de la constitución, que se vulnera constantemente— no han tratado de ir hacia la democracia sino, al contrario, debilitar las opciones democráticas para fortalecer el protagonismo presidencial y, por ende, militar. Egipto sigue teniendo gobiernos de militares después de la revolución contra otro militar vestido de paisano, Hosni Mubarak. Nada ha cambiado y, algo peor, para muchos la represión es ahora mucho mayor que en la época de Mubarak, lo que ha hecho reavivar el gusto por el viejo dictador que se pasó 30 años en el poder usando una Ley de Excepción que dejaba en suspenso las demás. Hoy al-Sisi usa una similar, la "ley anti-protestas" con el mismo fin. La administración sigue siendo la misma y se siguen reproduciendo los mismos males de corrupción, quizá agravados por la reducción del tamaño del pastel y el apetito de los tiburones. El parlamento se hizo mediante una ley que evitaba que se formara cualquier mayoría alejada de la presidencia. No es un parlamento sino una cámara de apoyo en la que se han dejado algunas voces discrepantes para fingir unos debates inexistentes. La calidad de la cámara es ínfima con algunas excepciones que no salvan al conjunto. La propia prensa egipcia ya ha identificado a los actores principales a través de las barbaridades contra las mujeres, los emigrantes, etc.
Pero todo esto no existe en el mundo de al-Sisi:

In his interview, Sisi denied that there are scores “unjustly imprisoned,” boasting that a recently-formed committee is still looking into cases of young detainees, after an initial group of 82 detainees was pardoned last week.
“I don’t want to give figures,” he said, “but if there is just one person jailed unjustly it is one too many.”
The committee is currently preparing another list of cases to be potentially pardoned, reportedly focusing on prisoners of conscience, journalists, those with severe health conditions and detainees over 80 years old, excluding those involved in violent acts, according to the National Council for Human Rights.
Sisi said that the number of cases being reviewed by this committee does not exceed 500.
“They are not thousands [as claimed] at all,” he maintained.
The Egyptian president also urged those interested in Egypt’s affairs not to judge only through media reports.
He maintained that Egypt is a state that respects the rule of law and takes no exceptional measures.
He defended Egypt’s judiciary, saying that there are no “unfair trials,” since the judiciary is independent.***

Las viejas dictaduras hacían lo mismo, soltaban algunos presos cuando llegaban visitas internacionales para poder ofrecer una cara más amable o dar la esperanza de que se iba en un mejor camino. Los liberados descubren ahora que han sido una excusa para "congraciarse" con los "jóvenes", primero, y ofrecer una coartada en el viaje a Portugal. Pero para que te "liberen" primero te han tenido que "detener". Ese aspecto no parece importarle porque se apoya en una de las mayores falacias del régimen, la independencia de la judicatura. No se ha cambiado nada de la administración de la época de Mubarak, que creó una casta judicial para evitarse problemas. El argumento de que los jueces son independientes y que hacen lo que ellos quieren y no lo que se les ordena es realmente sonrojante ante la cantidad de casos, incluidos juicios masivos, detenciones arbitrarias, desapariciones, etc. El argumento más claro de esta falta de independencia fue hacer ministro de Justicia al presidente del Club de Jueces. De no ser un bocazas, todavía sería el ministro. Fue cesado por soltar una expresión que consideraron un insulto a Mahoma no por una mayor independencia.


Diversas organizaciones internacionales de juristas han condenado la situación egipcia precisamente por su falta de independencia. Aquí las hemos recogido en ocasiones. Pero la estrategia de al-Sisi es hablar de un inexistente mundo perfecto. Su mundo tiene poco que ver con el que los demás conocen y padecen.
La triste realidad es que los jueces egipcios han ido liberando a los responsables de la corrupción del régimen anterior. Están liberando a los que ellos mismos condenan por torturas o crímenes represivos contra los que nadie parece poder luchar. Las revisiones es la fórmula con la que se saca de la cárcel a los que primero se les pide que acepten los veredictos. De esta forma se mantienen penas mínimas (habría que ver dónde se cumplen) y después salen a la calle. El sistema puede ejercer la represión policial solo si saben los que la ejercen que tendrán el apoyo de las instituciones y que no van a ser perseguidos por lo que hacen al servicio del Estado y su mantenimiento.


Los excesos van más allá de la lucha contra el terrorismo. Afectan a ciudadanos que, después de décadas, siguen siendo tratados de forma abusiva por las fuerzas de seguridad, acostumbradas a actuar con casi total impunidad. La prensa estatal titulaba hace apenas unos días "Egypt prosecutors release policeman suspected in fish vendor's death on bail". Otra historia como tantas otras de muertos en las detenciones. Ello no es impedimento para que el presidente dé su versión portuguesa:

The president furthermore denied that there is torture in Egyptian prisons, saying that it is illegal.
“If this takes place, we hold those responsible accountable,” he said.
When asked about the recent two-year sentences handed down to the Journalists’ Syndicate’s head and board member, Sisi maintained that they were tried on criminal charges, rather than for stating an opinion.
“They weren’t convicted for being journalists or having an opinion,” he said. “This is a criminal case and it’s important that you know that.”
Sisi said that he accepts freedom of speech and no one is prosecuted for their opinions.
“If you follow the media in Egypt you will see that journalists are free to say whatever they want,” he said.
The US-based Committee to Protect Journalists (CPJ) said last December that Egypt is second only to China as the world’s worst jailer of journalists in 2015.***

Al-Sisi tiene respuesta para todo. La explicación de los acontecimientos llega a ser ridícula y quien le esté entrevistando llegará a pensar por sus adentros si aquel hombre que tiene enfrente se cree lo que dice realmente o solo es un profesional de la Relaciones Públicas capaz de decir con una sonrisa las cosas más increíbles.
La teoría general es que todo el mundo, dentro y fuera, está equivocado, mal informado, etc. Es difícil que un régimen acumule tantos informes negativos ante su ineficacia absoluta para resolver problemas hasta llevar al país al desastre o, si se prefiere, su incapacidad manifiesta para rectificar la situación heredada y el agravamiento de la situación hasta llegar al momento crítico en que se encuentra.


La situación heredada no puede, en todo caso, obviar los problemas creados por el régimen actual, nacido de un derrocamiento y que sigue sin tener visos de arreglarse. Lo que comienza en Oriente Medio tiene fecha de inicio, pero en muy poco casos de final. Las grietas y heridas no se cierran nunca.
Las noticias en el país idílico de al-Sisi siguen siendo preocupantes. En este paraíso de libertades, de prensa libre con la cabeza del sindicato encarcelado, de libertad de expresión en el que se cierran las fronteras a las personas, como acaba de denunciar Naciones Unidas y se recoge en el titular de Daily News Egypt "UN, local report slam Egypt’s increasing number of arbitrary travel bans":

The statement was supported by David Kaye, Special Rapporteur on the promotion and protection of the right to freedom of opinion and expression, and Maina Kiai, Special Rapporteur on the rights to freedom of peaceful assembly and of association.
“Restrictions imposed on defenders’ freedom of movement have regrettably become routine in what is seen as a broader crackdown against Egyptian civil society that has continued unabated since 2011,” said Forst, who received more than 15 travel ban cases in 2016 for human rights defenders who were prevented from travelling abroad for regional and international events.
Rights defenders, political activists, academics, and media figures have increasingly been banned from leaving the country as they attempted to travel.
[...]
Another report on travel bans was jointly issued by the Association for Freedom of Thought and Expression (AFTE) and the Cairo Institute for Human Rights (CIHRS) on Wednesday. The report accounts for 80 cases of travel bans between June 2014 and September 2016.
“Travel bans are an unconstitutional form of political retaliation and psychological harassment deployed against activists […]. The travel ban has become one of the most significant tools of repression in Egypt, aimed at indirectly deterring and intimidating Egyptians, as well as some non-Egyptians, inside and outside of the country,” read the statement.
According to the UN’s statement, restrictions are often based on investigations related to the controversial “NGOs foreign funding” case launched by the Egyptian government in 2011.****


El caso de las ONG es especialmente significativo. Aisladas en el interior, la recepción de fondos desde el exterior para hacer su trabajo es interpretada como una forma de financiación de la subversión. Las ONG ven congelados sus fondos sin más explicación y sus directivos reciben una prohibición de salir del país; son detenidos en aeropuertos cuando intentan viajar.
En este campo, se han cebado especialmente con las que tienen que ver con los derechos de las mujeres, las ONG feministas que tratan de denunciar el retroceso en casos como los matrimonios infantiles, la mutilación genital y la violencia contra las mujeres. Recordemos que en el parlamento se han levantado voces pidiendo a las mujeres que  acepten la mutilación, como ya hemos tratado aquí, o se han escandalizado porque se pida la misma pena por adulterio, entre otros muchos ataques a las mujeres en su conjunto. Lejos queda la foto de al-Sisi visitando como primera acción un hospital a llevar flores a una víctima de la violencia machista.
Las noticias de actos contra los defensores de los derechos humanos son constantes. No hablemos ya de las desapariciones, las torturas (con o sin muertes), los juicios postergados una y otra vez para castigar a los que no se juzga. De todo eso es de lo que le hablaba el presidente portugués. Y de lo que no le habló Donald Trump, al que le importa un bledo lo que ocurra a los egipcios mientras le sirva a Estados Unidos. De ahí la buena sintonía entre ambos, dos figuras que ven en la autoridad el remedio de los males. Es de Trump, por cierto, de lo último que le preguntaron en la entrevista. Otro exotismo.


Las respuestas de al-Sisi dadas en Portugal pintan un país inexistente, un parque de diversiones en el que te reciben disfrazados de faraones en la puerta. Toda la obsesión de al-Sisi es intentar crear una imagen de "normalidad" para vender al mundo que en Egipto no ocurre nada. Lo malo es que ocurre. Su pretensión es reducir al silencio cualquier voz discordante por un medio u otro, ya sea por el descrédito, por la amenaza o por el silenciamiento mediante algún tipo de maniobra "independiente" de los jueces. Su idea de "normalidad" no es democrática. Es la ausencia de contestación, algo muy diferente. No hay verdadero sentido de la democracia, sino del cirujano que va extirpando todo aquello que le molesta. Los apoyos políticos iniciales se fueron perdiendo ante el incumplimiento de los principios que justificaban el derrocamiento de Morsi. Ahora ha fabricado su propio sistema con sus propios altavoces. Sigue creyendo que mientras consiga convencer al pueblo egipcio que sin él el país será destruido, le funcionará el sistema. Le basta con que los medios oficiales se centren en los desastres libios o sirios para que la gente se encoja de miedo. Basta con proclamar unas cuantas conspiraciones extranjeras por parte de los países a los que luego va a hacerse las fotos para que el pueblo egipcio crea que le han salvado y que deben seguir haciéndolo por la eternidad.


Pero el sistema no funciona. No lo hace además en ninguna dirección. Ni la economía, la seguridad, la educación, la sanidad, etc. Persiguiendo a las personas que defiende las libertades y le critican sus maneras o el mal funcionamiento, al-Sisi solo se puede apoyar en lo peor del régimen anterior, que sale de las tumbas después de que pasara el chaparrón democrático y del islamismo en el poder, y en los que pretenden hacer negocios en el actual.
La excusa de las leyes vale poco cuando en el parlamento le están haciendo las leyes para poder controlar a la sociedad civil, ya sea la prensa o las ONG.
En Portugal se lo han dicho, como se lo irán diciendo en cada lugar al que vaya y tengan un poco de interés real por el pueblo egipcio y le desean algo mejor que lo que ahora tiene. Desgraciadamente el futuro que se construye no es para ellos, sino para apuntalar un régimen que durará más de los cuatro años que al-Sisi ha dicho en Portugal.


Los viajes son esenciales porque se trata de hacer ver que el régimen es bien visto y que pronto regresarán turistas e inversores. Sin embargo, es aquí donde es contraproducente lo que el presidente al-Sisi hace. El ejemplo italiano con el cao de Giulio Regeni es muy claro pero no ha servido de nada a Egipto; tampoco el del avión ruso hecho explotar por terroristas o la actitud tomada ante Francia en el caso del avión caído frente a Alejandría, cuyos parientes están todavía esperando los restos pasados los meses porque los franceses se niegan a aceptar la interpretación oficial egipcia.

Las simpatías que el mundo entero sintió por los egipcios el 25 de enero de 2011, por su sacrificio y por la ilusión de hacer una país más libre, un país para todos, con preocupación por los abandonados a su suerte, más justo... se desvanecieron pronto, en cuanto empezó el poder a tomar decisiones y se vio que poco o nada había cambiado, que los sueños se reprimían. Los ataques que padecen hacen que las simpatías vayan ahora a quien defiende a las mujeres, a los abandonados a su suerte, a los que carecen de voz o son encerrados por ejercerla. Muchos tratan de presentar esto como una "conspiración", dentro de esa idea de falsa normalidad que el régimen desea. Pero lo que ha hecho el presidente portugués es cumplir con su obligación de recordarlo. Los derechos humanos no son un lujoso invento occidental, sino un idea que muchos comparten en Egipto y que por ello sufren diversos tipos de castigos, encierro, prohibiciones, etc.
Desgraciadamente, no parece que el régimen vaya a cambiar. La crisis hará levantarse cada vez más voces descontentas y entonces caerán sobre los denunciantes las acusaciones de traidores y conspiradores.
Sorprendente y enigmático es el último párrafo de la entrevista portuguesa:

When asked about Trump’s statements against Muslims in the US, and the harassment they have been facing since his election, Sisi said that “every country tries to maintain its stability and security, and I understand that.”***

Renunciamos a interpretarlo. Que cada cual entienda como guste lo que haya querido decir. 



* "Presidente egípcio em Portugal debaixo de críticas de ONG" RTP 21/11/2016 http://www.rtp.pt/noticias/mundo/presidente-egipcio-em-portugal-debaixo-de-criticas-de-ong_a963494
** "Presidente Marcelo Rebelo de Sousa recebeu Presidente do Egito em Visita de Estado a Portugal" http://www.presidencia.pt/?idc=10&idi=118068&idl=2
*** "There is No Room for Dictatorship in Egypt, Sisi Tells Portuguese TV" Egyptian Streets - Aswat Masriya 24/11/2016 http://egyptianstreets.com/2016/11/24/there-is-no-room-for-dictatorship-in-egypt-sisi-tells-portuguese-tv/

**** "UN, local report slam Egypt’s increasing number of arbitrary travel bans" Daily News Egypt 24/11/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/11/24/un-local-report-slam-egypts-increasing-arbitrary-travel-bans/