viernes, 4 de noviembre de 2016

Lo real y lo fantasioso o de crisis y conspiraciones

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Van llegando los efectos de la crisis económica y poniendo a prueba al gobierno y la paciencia de los egipcios. Para tratar de mitigar las protestas previsibles, la irritación ante la falta de una política económica creíble —como se planteaba en el mismo parlamento— capaz de sacar al país de sus males, el gobierno plantea medidas absurdas porque apenas tendrán efecto. Una de ellas es precisamente el ir sacando jóvenes de la cárcel en un intento de mitigar las reacciones y evitar que los movimientos juveniles salgan a protestar y arrastren a los demás. Pero para sacar a los jóvenes de las cárceles antes tienes que haberlos metido, por lo que aquello que se pretende que se perciba como una medida benevolente, da muestra una vez más de la arbitrariedad del sistema. Te encierran cuando les parece bien y te sueltan cuando quieren evitar que sigas con las protestas. En esto, el gobierno egipcio no ha inventado nada, pues era una vieja práctica que se utiliza con los islamistas, tener unos cuantos encerrados e ir metiendo y sacando según se portaran.
Entre las graves cuestiones económicas, Egypt Independent recoge otro informe sobre la aplicación y respeto a la legalidad. El titular es "Report ranks Egypt with lowest respect for 'rule of law'" y anticipa ya el problema:

A US-based organization specializing in legal policy issues has ranked Egypt 110 out of 113 nations in its latest report on perceptions of how the rule of law is applied.
Egypt was ranked after Venezuela, Cambodia and Afghanistan in the Rule of Index 2016, taking last place out of seven Middle Eastern nations listed, top of which was the United Arab Emirates.
The report, which is based on the opinions of both ordinary citizens and "experts", ranked Egypt low in all areas relating to the rule of law, including the justice system, regulatory enforcement, security issues, fundamental rights, government powers and corruption.
Egypt scored particularly low in some areas, such as non-governmental oversight of governmental powers, the right to information, freedom of expression and the delays in regulatory enforcement.
However, those surveyed for the report gave more favorable scores for the effectiveness of criminal investigations, the absence of corruption in the justice system, and the general absence of crime in the country.
The report is the work of World Justice Project, a US-based organization pushing for changes in legal policy around the world, and their annual report is used to identify nations viewed as requiring particular attention.*


La posición de Egipto, al final de hoja de ruta hacia la democracia, no puede ser esta. Pero parece que no se les ocurren otras maneras al poder.  No hay justificación para estas posiciones, solo por delante de los países señalados. Cada vez que sale algún ranking mundial, el gobierno egipcio se echa a temblar por quedar de nuevo en evidencia.
Es un informe más que deja en situación crítica al gobierno porque, como hemos ido señalando, el aumento de la crisis, ante la falta de soluciones reales, supondrá una mayor represión.
Los escritos a la defensiva se multiplican en la prensa. Los hay que atacan directamente a los que publican críticas desde la prensa internacional, como el escrito firmado por Mohamed Fayez Farahat, del Centro de Estudios Políticos y Estratégicos Al-Ahram, con el título "To Steven Cook: When will the politicised articles against Egypt end?"**, en la que se encara y critica al investigador señalado porque considera que interpreta erróneamente la situación, es más, lo considera al servicio de los Hermanos Musulmanes. Las críticas comienzan desde el origen: Cook —sería larga la lista— considera que el 30 de junio de 2013 se produjo un "golpe de estado" y no una "revolución"; cree que solo se han dedicado a perseguir a los Hermanos Musulmanes y que la situación crítica de Egipto se deben a estas políticas seguidas. Todo esto no deja de ser frecuente en miles de artículos sobre Egipto, por lo que sorprende la larguísima respuesta dada en Ahram-Online, el diario estatal.


Los partidarios del régimen intentan frenar y canalizar las críticas a la situación y a las actuaciones gubernamentales como parte de una operación conspiratoria para sacar a las calles a los egipcios con fines apocalípticos. Con este tipo de artículos se intentan dos cosas: la primera anularlos ante la opinión pública egipcia que ve la discordancia entre lo que los medios oficiales le dicen y lo que se publica o se ve desde fuera; la segunda es el miedo mediante las teorías de la conspiración internacional contra Egipto. No sé cuánto tiempo tardarán en desgastarse estas coartadas absurdas. Es indudable que pueden existir escritores, académicos o periodistas que puedan tener simpatía por los Hermanos Musulmanes, pero son más bien pocos. Morsi dejó una huella negativa lo suficientemente marcada como para que se vaya más allá de la coletilla del "presidente electo". 

Con la excepción sostenida de Recep Tayyip Erdogan, el presidente turco, que sigue ahondando el tema de la legitimidad de Morsi, nadie cuestiona (exteriormente) la legitimidad, por más que se permitan bromas sobre las cifras de las elecciones, ese 95% o que si no vota mucha gente (como ocurrió) se amplíe la elección. Más bien al contrario, los gobiernos se han centrado mayoritariamente en dos aspectos: el apoyo a la lucha antiterrorista y la cuestión de los derechos humanos, cuya penosa interpretación por parte del presidente y el gobierno egipcio no puede tener más que el beneplácito de presidentes autoritarios, como Putin o Viktor Orban, el húngaro al que le gustan los uniformes. La cuestión del terrorismo tiene el apoyo de prácticamente todo el mundo, pero también tiene la crítica de los gobiernos que consideran que se está encarcelando más de la cuenta, que la gente no debe desaparecer de sus domicilios sin que se vuelva a saber de ella, que estén años a la espera de juicio, etc.
Sin embargo, la retórica y estrategia del gobierno egipcio quiere entremezclar ambas para salvar su responsabilidad en la purga de opositores políticos, sociales y religiosos que se realiza habitualmente al amparo de una ley peor que la que uso Hosni Mubarak con el mismo fin. Cuando son extranjeros los que lo critican, forman parte de una conspiración para acabar con la Madre de la Humanidad; cuando son egipcios los que critican las medidas y acciones, entonces resultan ser terroristas, desestabilizadores y simpatizantes de los Hermanos Musulmanes, se les ataca y desacredita públicamente a través de los medios.


El gobierno egipcio no puede esperar recibir apoyo ni comprensión en casos sangrantes como los de Giulio Regeni o se Shaimaa al-Sabbagh, por utilizar un extranjero y una egipcia, muertos por el sistema como abuso de fuerza. Son dos casos, pero se podían citar decenas de casos de los que se hace eco la propia prensa egipcia. Se han censurado a escritores como Alaa Al-Aswani, un demócrata que ya se la jugaba en tiempos de Mubarak pidiendo la democracia como solución en cada artículo. Se ha encarcelado a profesoras y poetas como Fátima Naoot por solidarizarse con los corderos sacrificados en el Eid o a predicadores reformistas por dudar de la autenticidad de un hadiz, como a Islam al Beheiry. Se han cerrado editoriales, se han secuestrado libros o no se les ha dejado pasar por la frontera libanesa. Se ha impedido salir a unos y entrar a otros, algunos eran invitados a dar conferencias en Alejandría. Periodistas han sido encarcelados porque según, el gobierno —poseedor de la verdad absoluta— no decía lo que debía; algunos han sido retirados por decir que el presidente no hacía bien su trabajo, algo que puede uno decir en todos los tonos en países que son realmente democráticos. La lista sería interminable.


Pero en su artículo de Ahram Online, todo este tipo de cuestiones, forman partes de conspiraciones para evitar que Egipto lidere la zona y después el mundo. Las críticas de fuera llueven porque existen graves problemas. Trata de demostrar que forman parte de una conspiración es una labor absurda:

As a matter of fact, the article raises a number of questions, which raise in turn suspicions regarding the real objectives of the article. The first of these is the timing of its publication. Definitely, the publication of the article at this time, a few days before 11 November, raises a big question about the real objective behind it, and if it consists of foreign operations to mobilise the Egyptian street towards a certain direction for the benefit of certain political currents, or preparing American and international decision-makers in the same direction. These suspicions are linked to strong doubts regarding the relationship between Western “academic research” and political currents inside Egypt and several Arab countries. These currents continue to seek to employ part of the academic and research community in these countries to serve specific international interests.**

La paranoia alcanza límites insospechados. La "academia occidental" (sea lo que sea) se ha puesto de acuerdo con los conspiradores interiores y los rivales de la zona (¿por qué no de otra galaxia?) para destruir a Egipto. Es tan absurdo que no se lo acaba uno de creer hasta que lo ve una y otra vez repetido como argumento ante la incapacidad manifiesta de un gobierno para resolver un problema grave del país. Decirlo supone ser miembro de una conspiración universal. Pero si se hace es porque les funciona, en mayor o menor media.
El artículo es solo uno más. No aporta ninguna conspiración nueva y se mueve siempre en esa ambigüedad de "occidente", "intereses internacionales", etc. Da igual que sean los Estados Unidos los que hayan estado armando y beneficiando a Egipto desde la época de Sadat, da igual que el general Abdel Fattah al-Sisi estudiara en los Estados Unidos, como una gran cantidad de militares. Todo da igual porque no cambia el guión.
La respuesta es, en cambio, sencilla: la incapacidad de una clase política poderosa para sacar a su país adelante. Los espectáculos dados por algunos parlamentarios en este tiempo muestran que se trata de hacer un populismo ramplón antes que de afrontar los problemas reales del país.
No dudo que el presidente al-Sisi tenía la idea inicial de que con su carisma convencería al pueblo egipcio y al mundo de que todo iría bien. Los primeros 100 días, decían algunos, harán que ya no se reconozca Egipto. Y así fue. Tanto que la gente ha empezado peligrosamente a añorar a Mubarak y a su régimen, algo que no hace mucha gracia a los dirigentes actuales que se ven metidos en un contradicción.


Ayer aconsejaban al presidente en otro artículo que tirara de la clase empresarial incluida la época de Mubarak, de lo mejor de Egipto, para sacar adelante al país. Con el título "The president's popularity is waning: the meaning and implications", Mohamed Ali Ibrahim repasaba lo conseguido en este tiempo y el desgaste del presidente, que tanto parece preocupar a todos con un 68% de aprobación. «It's no cause for concern that the president's popularity has dropped to 68 percent. He is still in the safe zone, but the danger lies in several things, which I will outline here on a purely scientific basis», señalaba el autor.
Analiza las causas de esa bajada y las interpreta. Por supuesto no hay nada de "científico" en los que se dice, pero no se trata de "ciencia" lo que se debate. Es quizá la forma de alejarse de los posibles problemas y críticas por decir lo que apunta:

Scientifically speaking, the president is making withdrawals on his "overdraft" facility. Sisi's principal balance was safety and security and saving the state from the Brotherhood and the fate of Syria and Iraq. The fact is that the citizen taking part in the poll doesn't know about the government or parliament or Facebook. He blames the president for the problems, and that' has been our habit since 1952.
The most important reason given for not approving of Sisi is high prices, at 74 percent. The significance is simple: the pocket of any citizen determines the future of any president. Not only Sisi, but any president and any people in any part of the world.***


No deja de ser irónico que lo que se señala aquí como bazas fuertes del presidente —echar a la Hermandad Musulmana y evitar la destrucción de los vecinos— se parezca a los argumentos negativos, considerados conspirativos, del irritado analista del Centro Estratégico y de Estudios Al-Ahram contra los académicos occidentales.
Pero hay mucho de verdad en la sencillez del planteamiento: el pueblo egipcio le pide al presidente que solucione los problemas porque los presidentes egipcios llegan al poder diciendo que van a acabar con todos ellos, sea la inflación, la Hermandad Musulmana o aquello con lo que se haya motivado a la gente. Cuando los presidente fracasan (Nasser en la guerra), al-Sisi en la economía, entre otras cosas, las respuestas son preocupantes porque son de frustración y, como señala el autor, el "hábito desde 1952", fecha de comienzo del Egipto actual tras la revolución.
Es lógico que después de la "Sisimanía" y el presidente revelado en sueños, los egipcios que lo aceptaron (porque querían aceptarlo) se puedan sentir frustrados. Y mucho. El panorama ya no está como lo estaba sino que se ha ido deteriorando no por conspiraciones sino por ineptitudes y garrafales errores cometidos porque se pensaba que todavía se estaba en la época en que se sostenía un presidente por ganar una guerra, inaugurar un puente o un tramo del canal. El dinero ha ido donde no debía en más de un sentido.


La parte final del artículo escrito para el presidente plantea (recordemos que "científicamente") algunas cuestiones de interés y le recomienda que recurra a los políticos que puedan aportar algo y asesorarlo de otra forma, mejor que lo que se ha hecho hasta el momento:

President, frankly speaking, you will be needing those who have mastered politics.
For example, they could have advised you to postpone the administrative capital project for a couple of years and use the money for a public health-insurance system that treats Egyptians without charity, rather than impose on them a fee for the treatment of affluent judges!
6.) President, take note that the new Suez Canal development, which you consider the crown jewel in your achievements, is losing in popularity. Those admiring it have fallen from 35 percent to 19 percent. And this is not only due to skepticism regarding its usefulness, but also because people see it as contributing to consumer inflation, the rising cost the dollar and the deterioration of the Egyptian pound.
Finally, there is a category of people that I wish you would get rid of, which those who recommend crying over spilled milk, because this goes against all economic theories.
In their view, continuing to flood the land with milk will result in more cows needed for milking, and the land will just be flooded all over again.
President, the Stone Age is over and the Age of Man has arrived.
Lord, be forgiving and kind!***

La mezcla de elementos directos y metafóricos en apenas unas líneas es muy llamativo. Afortunadamente se usa la claridad para apuntar los problemas y la oscuridad de lo metafórico para que cada uno interprete qué moscas hay que quitar de alrededor. Hasta hace poco dudar de la capital o de la rentabilidad de nuevo tramo, aunque se basara en estudios sobre los sectores, era ser acusado de antipatriótico. Los egipcios pueden estar saliendo de su sueño y empezar a distinguir lo realista de lo fantasioso, lo superfluo de lo necesario y lo político de lo ciudadano.


Quizá ahora se echen en falta las inteligencias que quedaron por el camino: aquellos de los que se desprendieron porque preferían poner los problemas encima de la mesa y no el lisonjeo habitual para ganar favores. Se echará de menos a aquellos valiosos jóvenes, formados y deseosos de servir a su país y hacerlo verdaderamente moderno, grande, a los que se ha acusado de conspiradores y traidores. Se echará de menos a los más imaginativos que se oponían a los burócratas de siempre, que no querían ser desalojados de sus puestos de siempre desde donde se enriquecían mientras bostezaban. Se echará de menos a los que se pusieron a barrer Egipto al día siguiente de caer Mubarak y preguntaron en qué podían contribuir y a los que poco después se les encarceló por pedir demasiadas libertades y desafiar a los padres que, como Mubarak, solo les hablaban para que escucharan en silencio. Todos ellos quedaron fuera por un motivo u otro. Lo que quedó disponible tiene sus resultados ante ellos.
En unos artículos se recurre a la conspiración internacional; en otros, a los males nacionales. Hace falta menos fantasía y más realidad para contemplar la dimensión de los problemas. El presidente elegirá a quién escuchar. Sobre él —porque él mismo lo ha querido— cae toda la responsabilidad. Es la cabeza visible y a quien la gente pide soluciones.
Ojalá que Egipto encuentre una salida a los difíciles tiempos que tiene por delante.


* "Report ranks Egypt with lowest respect for 'rule of law'" Egypt Independent 4/1172016 http://www.egyptindependent.com//news/report-ranks-egypt-lowest-respect-rule-law
** "To Steven Cook: When will the politicised articles against Egypt end?" Ahram Online 3/11/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/247194/Opinion/To-Steven-Cook-When-will-the-politicised-articles-.aspx 
*** "The president's popularity is waning: the meaning and implications" Egypt Independent 1/11/2016 http://www.egyptindependent.com//opinion/president-s-popularity-waning-meaning-and-implications



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