martes, 1 de noviembre de 2016

El chiste que ascendió a incidente

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Se veía venir. Ya comentábamos aquí el otro día las reacciones que había causado la declaración del presidente egipcio, Abdel Fattah Al-Sisi, al afirmar que durante diez años había vivido con solo agua en el refrigerador y no se había quejado. Si lo primero podía ser entendido como una metáfora, lo segundo solo podía ser entendido como una provocación por parte de esa parte del pueblo egipcio que se pelea ante los establecimientos junto con sus cartillas que les permiten el acceso a los productos subvencionados. Era un chiste de jefe, un chiste de esos que, haga gracia o no, los subordinados deben reír con sonoras carcajadas aunque les haga maldita la gracia.
Las bromas empezaron en las redes sociales. Pero poco podía esperar nadie que iban a llegar tan lejos y de improviso. Puesto a vivirlo todo como injurias, muchos egipcios se han escandalizado por lo sucedido en hace unos día en la reunión de Organización de Cooperación Islámica, cuyo presidente el saudí Iyad Madani se permitió recordarlo.
El incidente ha sido producido por la peligrosa combinación de un error de nombres y un comentario gracioso para intentar arreglarlo, algo que no suele funcionar ni en el presumible buen ambiente de una organización para la cooperación.
Nos lo resumen y cuentan su final (¿final?) en Egyptian Streets después de varios días en la prensa:

The Saudi Arabian head of the Organization of Islamic Cooperation (OIC), Iyad Madani, resigned on Monday days after he apparently mocked Egyptian President Abdel Fattah Al-Sisi at a conference in Tunisia.
According to a statement released by the OIC, the world’s largest pan-Islamic body, Madani “has resigned for health reasons.” No further explanation was provided.
The resignation comes two days after Egypt officially submitted a protest note to the OIC demanding an apology over the “regrettable way” in which Madani referred to Egyptian President Abdel Fattah Al-Sisi.
“Egypt has been informed of the apology of the OIC secretary general for his words, and will follow up with the organization to decide the measures that should be taken to correct the matter,” said the Egyptian Foreign Ministry spokesperson in a statement over the weekend.
In Cairo, members of parliament also demanded Madani’s resignation.
During a conference in Tunisia, Madani accidentally referred to Tunisian President Beji Caid Essebsi as Beji Caid Al-Sisi. Recognizing his mistake, Madani, who is also a Saudi Arabian minister, chuckled before stating “that was a horrible mistake.”
“I am sure your fridges have more than water,” continued Madani.
The statement was in reference to an earlier one made by President Sisi during the National Youth Conference in Sharm El-Sheikh. President Sisi, recognizing high prices in the country, told guests at the conference that “the person here talking is one of you.”
“I swear to God, I lived for 10 years with nothing but water in my fridge,” said Sisi, adding that this was despite him coming from a well-off family.
Following his comments, Madani apologized and stated that his humor “didn’t intend to offend in any way the Egyptian leadership represented by President Abdel Fattah Al-Sisi.”*


El incidente tiene muchos niveles de lectura pero casi todos llevan a conclusión: los egipcios se enfadan porque quien ha dicho lo que todos piensan es un saudí. ¿Es que se ha creído alguien lo de los diez años a base de agua? Acostumbrados a hacer todo tipo de chistes sobre sus gobernantes —que se los suelen merecer— ha sentado mal la simple duda de que el presidente no fuera del todo sincero cuando afirmó lo de la nevera, pese a su solemne juramento, tal como lo recoge Egyptian Streets.
Quizá lo del frigorífico sea una forma de tapar el enfado por la confusión de los nombres de los presidentes, en cuyo caso el ego egipcio habrá sufrido más de la cuenta. Recordemos que hubo un tiempo en que algunos admiradores temían que si el presidente salía al extranjero no le dejaran regresar y lo pusieran al frente de sus países. Siempre con esa manía comparativa, muchos consideraban que eran envidiados por tener a su presidente al frente del país. Eran otros tiempos. Hoy sale menos y las diferencias entre la prensa nacional y la internacional no hacen temer que no regrese.


Pese a lo que diga el propio presidente, las relaciones entre Arabia Saudí y Egipto están tensas. Los saudíes se han tomado el voto egipcio a favor de una propuesta rusa sobre Siria en el Consejo de Naciones Unidas como una ofensa mucho más grave que la confusión de unos apellidos y dar poca credibilidad a los diez años de agua fría. Después de la reacción de los egipcios hacia la entrega por parte de su presidente (ya que no ha habido paso por ningún órgano o institución) de las islas de Tiran y Sanafir a Arabia Saudí, esto es una cuestión menor, pero todas se guardan en el mismo cajón.
El incidente viene bien para hacer ver que se posee el control de la situación aunque esto sea dudoso. Pese a la declaración de que no era su intención burlarse de nadie y menos de los egipcios, se ha producido la renuncia del saudí, otra victoria pírrica de la diplomacia egipcia junto con la retirada de una reproducción de la esfinge en un pequeño parque recreativo en un pueblo en China.


La tesis sostenida por Omar Said en Mada Masr, con el titular "Egyptian-Saudi Arabian fallout: How did we get here?", es que el incidente en sí solo puede ser interpretado dentro del tira y afloja que ambos países mantienen desde hace algún tiempo. Said señala lo que estima el origen de las tensiones:

Besides stirring laughter at times, leaks and slips in diplomatic decorum can be a key to understanding inter-state conflicts. This has at least been the case with Egypt and Saudi Arabia, longtime allies in the region.
The tension begins in February 2015, when an audio recording attributed to Abdel Fattah al-Sisi surfaced. Sisi, allegedly still minister of defense when the audio was captured shortly before he became president, can be heard saying, “We need 10 billion to be deposited in the Armed Forces’ account. We want another 10 billion from the Emirates. They have money as abundant as rice.”
The leaks, which have yet to be authenticated and were published by pro-Muslim Brotherhood websites, pointed to a possible political crisis between Saudi Arabia and Egypt. Sisi’s prompt visit to Riyadh in March 2015, accompanied by his office director, Abbas Kamel, challenged those speculations. But this did not stem the tide of criticism from the Saudi Arabian media.**


El autor del artículo sigue enumerando los casos recientes de desacuerdo. En estos momentos de fuerte crisis, al gobierno egipcio le interesa mostrar este tipo de situaciones en los que mostrar fuerza. Es cierto que la fuerza se mide por otros parámetros más realista que el de haber forzado la dimisión del presidente de la Organización para la Cooperación Islámica. Al final no son estos hechos los que cuentan, pero los otros se llevan a cabo con más discreción.
La necesidad urgente de fondos no hace muy sensato este tipo de desencuentros con los países —muy enfadaos todos, de los saudíes a los Estados Unidos— que son financiadores de Egipto, pese a que no le guste reconocerlo. Egipto suele tratar muy mal a aquellos de los que recibe y le financian. Es una forma de orgullo molesto. Las filtraciones de las peticiones de dinero a los países que tradicionalmente le financian hacen ver esa falta de aprecio de quien sabe que le están manteniendo de una forma u otra. El ejemplo más claro es la financiación norteamericana a su ejército cuyo resultado es que sea uno de los países más antinorteamericanos, según encuestas que pudimos ver en su momento.


El incidente no hace ganar realmente nada a Egipto y sí puede hacerle perder otras cosas. La victoria que ahora celebran puede costar cara en otros órdenes. Cuando se produjo el discurso del presidente Al-Sisi, hablamos de "dos chistes peligrosos". Decir que se ha tenido durante diez años el frigorífico solo con agua y no se quejó era una osadía y una provocación para el sentido humor egipcio; el saudí, poco frecuente, tampoco se pudo contener. Sin embargo sirvió para tapar el otro, la afirmación sobre la presencia del Ejército en la economía del país, que cifró entre el 1 y 1'5%.
El error en los nombres es solo un error, pero puede haber dolido al ego del presidente y a todos los que lo consideran intocable. El comentario sobre el frigorífico era simplemente una de relajar después del error de los nombres confundidos. El que se haya tomado como una "burla" a Egipto es una forma de distracción, una cortina de humo más para intentar mantener los niveles de aceptación presidencial. Los que se han sentido ofendidos y humillados han hecho también un ejercicio público de indignación, que también es una forma de hacer méritos ante la autoridad.


El diario estatal Ahram Online transformaba el asunto de un "chiste presidencial" en un "egyptian joke" tratando de extender la observación exclusiva sobre el presidente y su frigorífico a todos los egipcios, a los que seguramente no se les ocurriría presumir de ellos si realmente lo hubieran tenido vacío. La elevación de la gravedad del incidente por parte del ministro de Asuntos Exteriores —que en cambio considera un leve incidente el secuestro, tortura y muerte del italiano Giulio Regeni o el bombardeo de turistas mejicanos por parte del Ejército— muestra esta extraña vara de medir incidentes internacionales: «Egypt's Foreign Minister Sameh Shoukry had said Madani's remark was "a serious encroachment against a founding member state of the organisation and its political leadership."»*** Por menos comenzaron algunas guerras.


El Cairo puede protestar y que el presidente de la Organización de Cooperación Islámica, un saudí, sea sustituido. El cuestionado ha alegado motivos de salud y se ha ido. Pero le ha sustituido otro saudí, que es lo realmente importante, ya que no preside quien quiere, sino quien puede. No hay problema para los saudíes.
Para el régimen y su visión del mundo en la que el centro carismático es el presidente Al-Sisi, electo y elegido, el titular periodístico sobre la broma por dudar de su afirmación es un acontecimiento dramático. Quiebra el intento de construir una imagen gloriosa que, por otro lado, se ha erosionado mucho. Pero la idea de que Egipto es un país especial, envidiado por sí mismo y por su presidente, es demasiado poderosa para la propaganda nacionalista como para permitirse bromas con ella.
Como suele suceder en estos casos, el control sobre los discursos es menor que sobre las calles. El chiste, gracias a las protestas, ha alcanzado una notoriedad que se volverá contra él. Pronto veremos en las manifestaciones y redes —si no lo hay ya— memes, pancartas y similares con frigoríficos vacíos o con una solitaria botella de agua en su interior. Al tiempo.



* "OIC Chief Iyad Madani Resigns After Mocking Egyptian President Sisi" Egytian Streets 1/11/2016 http://egyptianstreets.com/2016/11/01/oic-chief-iyad-madani-resigns-after-mocking-egyptian-president-sisi/
** "Egyptian-Saudi Arabian fallout: How did we get here?" Mada Masr
** "Cairo supports Saudi nominee for OIC chief as Madani quits after Egypt joke" Ahram Online 1/11/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/247037/Egypt/Politics-/Cairo-supports-Saudi-nominee-for-OIC-chief-as-Mada.aspx




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