lunes, 14 de noviembre de 2016

Agnatología o el idiota fiel

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El 6 de enero pasado, la BBC publicaba un reportaje dentro de su sección Future, firmado por Georgina Kenyon y titulado "The man who studies the spread of ignorance"*. El título hace referencia a Robert Proctor, quien se sorprendió cuando en 1979 se supo que la industria tabaquera había desarrollado una estrategia de confusión para evitar que se conociera la relación directa entre el consumo de tabaco y el cáncer. 
Durante décadas habían estado manipulando las informaciones, descalificando a los críticos del tabaco, según se pudo saber por la aparición de un memorando que dejaba al descubierto todas las maniobras realizadas para mantener a la gente en la ignorancia. Era una verdadera conspiración para ocultar el daño que el tabaco provoca. La industria lo negaba todo y tenía dinero suficiente como para convencer a la gente de sus posturas o de lo absurdo de los que les atacaban.
Todavía hoy el vicepresidente elegido por Donald Trump, Mike Pence, se ha permitido volver a aquellos años y señalar que el fumar no perjudica la salud, que no mata. Un gobierno grande es más peligroso que el tabaco, ha señalado. Es su forma de expandir, una vez más, la ignorancia confundiendo los dos sentidos de "peligroso", el político (en términos ultraconservadores) y la salud. Sus posturas anticientíficas son conocidas; es el complemento perfecto para acompañar a Trump: uno no lee y el otro solo lo hace sobre ideas trasnochadas y sin fundamento científico alguno. 


El artículo de la BBC señalaba en enero:

In one of the paper’s most revealing sections, it looks at how to market cigarettes to the mass public: “Doubt is our product since it is the best means of competing with the ‘body of fact’ that exists in the mind of the general public. It is also the means of establishing a controversy.”
This revelation piqued the interest of Robert Proctor, a science historian from Stanford University, who started delving into the practices of tobacco firms and how they had spread confusion about whether smoking caused cancer.*


Más allá de negar las cosas, la estrategia consiste en sembrar las dudas sobre lo que se pueda decir. No es necesario el ataque directo, que puede ser muy revelador; basta con las insinuaciones, con campañas paralelas. Sembrar la duda es, pues,  el objetivo, como se señalaba en el memorándum.
Proctor comenzó a estudiar las estrategias que se habían desarrollado alrededor de la duda sobre el tabaco tratando de comprender qué era aquella forma de manipulación que hacía perder la referencia de la realidad y poner en los platos de las balanzas argumentos racionales, hechos probados, junto con otros absurdos o falsos dando sensación de equilibrio informativo.
No se trata tanto de oponer una mentira a una verdad, sino de hacer dudar de la verdad misma mediante todo tipo de trucos que te alejen de las posiciones peligrosas para quien ha creado las campañas. Pronto Proctor se encontró con un bien ordenado cuerpo de acciones, estrategias, etc. para sembrar la ignorancia sobre diferentes hechos y se planteó ponerle un nombre:

This search led him to create a word for the study of deliberate propagation of ignorance: agnotology.
It comes from agnosis, the neoclassical Greek word for ignorance or ‘not knowing’, and ontology, the branch of metaphysics which deals with the nature of being. Agnotology is the study of wilful acts to spread confusion and deceit, usually to sell a product or win favour.
“I was exploring how powerful industries could promote ignorance to sell their wares. Ignorance is power… and agnotology is about the deliberate creation of ignorance.*


La "agnatología" se ha convertido hoy en una herramienta muy usada en campos más allá de la cuestión del tabaco, con la que se supone que se produjo su aparición y desarrollo.
La ignorancia es un estado cada vez más extendido por motivos obvios. Vivimos en sociedades de opinión, somos reactivos ante lo que nos ocurre y queremos tener una opinión formada respecto a las cosas. Las informaciones ayudan a que seamos mejores conocedores del mundo que nos rodea para poder tomar decisiones. Eso es la teoría. En la práctica lo que ocurre es muy diferente: se mueven millones de euros cada día por todo el mundo para cambiar nuestras visiones del mundo, para que aceptemos o neguemos cuestiones que les interesan a terceros. Lo que se jugaban la tabaqueras era un negocio multimillonario, pero no son los únicos.
El mundo vive en y de la ignorancia. Nuestra propia educación la fomenta; nuestra especialización la asegura. Dependemos de los expertos para la mayor parte de nuestras opiniones y los expertos pueden ser acallados con estudios que dicen lo contrario cuando se trata de asuntos científicos, como ocurría con los efectos del tabaco. Los términos que los científicos manejan como probabilidades son leídos en términos absolutos.


Hoy tenemos las teorías más peregrinas circulando por las redes sociales, colgadas de YouTube para que creamos las cosas más increíbles. Los medios se hacen cada día más eco de ellas acortando las distancias y renunciando a la profesionalidad de la información. Basta con cambiar unas líneas en un documental con apariencia científica para que la gente crea lo que tiene delante, aquello de lo que queremos convencerles. La manipulación es fácil y no es fácil distinguir lo que puede ser verdadero o factible de muchas tonterías que se dan por buenas sin análisis o, por el contrario, con todo tipo de análisis hasta formar una nube defensiva de ignorancia a su alrededor
El artículo explica este papel en nuestra actualidad:

Agnotology is as important today as it was back when Proctor studied the tobacco industry’s obfuscation of facts about cancer and smoking. For example, politically motivated doubt was sown over US President Barack Obama’s nationality for many months by opponents until he revealed his birth certificate in 2011. In another case, some political commentators in Australia attempted to stoke panic by likening the country’s credit rating to that of Greece, despite readily available public information from ratings agencies showing the two economies are very different.
Proctor explains that ignorance can often be propagated under the guise of balanced debate. For example, the common idea that there will always be two opposing views does not always result in a rational conclusion. This was behind how tobacco firms used science to make their products look harmless, and is used today by climate change deniers to argue against the scientific evidence.*


Donald Trump fue uno de los que usó el argumento de la negación de la nacionalidad norteamericana de Barack Obama. Fue más lejos: lo ha convertido en una especie de agente musulmán camuflado infiltrado en la Casa Blanca para destruir los Estados Unidos. No ha sido lo único. Trump no ha tenido muchas ideas, pero sí ha sembrado mucha ignorancia, de la misma forma que las tabaqueras lo hicieron. 
Prácticamente ha sido la expansión de la ignorancia la estrategia de su campaña en casos como el "cambio climático" (una maniobra china para frenar el desarrollo americano), la vacunas (producen autismo, como señalan los grupos anticiencia y fundamentalistas religiosos norteamericanos), etc. Ha sido una continua expansión de la ignorancia hasta el punto, como pudimos recoger aquí, que la revista Scientific American rompió en septiembre su tradición de neutralidad con un editorial diciendo que eran preocupantes las opiniones sobre la Ciencia que el candidato Trump estaba esparciendo.


Trump es un ignorante, pero sabe usar sabiamente la ignorancia. Sabe que las personas que aceptan esas cuestiones aceptan también otras porque existe una especie de unidad psíquica que sirve de fondo para la aceptación: la credulidad. Todas estas cuestiones han sido fomentadas para ir creando una legión de ignorantes que han desestimado las pruebas sobre el efecto positivo de la inmigración en la economía norteamericana y han preferido creer que son parásitos que les quitan los empleos o sobre el cambio climático, etc.
Trump no es el único. Es una técnica que irá aumentando su influencia porque —como ya hemos señalado— nunca ha habido tantos instrumentos para modificar las opiniones o fortalecerlas como se dispone hoy en día. En universidades y laboratorios empresariales se trabaja para conocer, manipular y movilizar en uno u otro sentido a las personas. Son los modernos laboratorios en los que se estudia la forma de tomar decisiones, de forjar opiniones, donde se experimenta con los formatos comunicativos para seducir y hacer que la gente acepte o niegue.


Inicialmente la excusa es el neuromárketing, la forma de estimular las ventas basándose en el funcionamiento del cerebro, es decir, de las emociones, la cognición, etc. Pero solo hay que hacer pequeñas operaciones de adaptación para aplicarlas a la política. Es ahí donde dan su fruto.
El que juega con la verdad está en desventaja. Las mentiras, los rumores son fabricados de forma especial para resultar atractivos, son hechos a la carta para la seducción y darle a cada uno lo que quiere creer: ¿quiere creer que Obama es un espía? No hay problema. ¿Quiere creer que el estado Islámico ha sido puesto en marcha por Hillary Clinton? ¡Hecho!

Tenemos mucha información, pero es un caos. Los medios informan cada vez peor porque no permiten crear una opinión fundada. Viven de la polémica. ¿Hay alguien que le haya sacado más rendimiento a los medios que Donald Trump? Él ha dado a los medios de comunicación el espectáculo que necesitaban mientras que sus votantes se fortalecieron con esas ideas. Convencer a todo el mundo de que Trump era un racista le ha asegurado el voto fiel de la América racista; convencer al mundo de que quiere dejar a Europa sin OTAN o romper lazos económicos con Japón, le ha granjeado el apoyo, dentro y fuera, de los que se benefician de ello o de los que creen que se beneficiarán. Le ha bastado hacer afirmaciones sin fundamento para que muchos le crean y dejen de escuchar los datos reales.

“We live in a world of radical ignorance, and the marvel is that any kind of truth cuts through the noise,” says Proctor. Even though knowledge is ‘accessible’, it does not mean it is accessed, he warns.
“Although for most things this is trivial – like, for example, the boiling point of mercury – but for bigger questions of political and philosophical import, the knowledge people have often comes from faith or tradition, or propaganda, more than anywhere else.”
Proctor found that ignorance spreads when firstly, many people do not understand a concept or fact and secondly, when special interest groups – like a commercial firm or a political group – then work hard to create confusion about an issue. In the case of ignorance about tobacco and climate change, a scientifically illiterate society will probably be more susceptible to the tactics used by those wishing to confuse and cloud the truth.*

Es casi un milagro que la verdad, como señala Proctor, se abra paso entre el "ruido" creado, entre la confusión y la ignorancia. No todas lo hace y menos en política. La pregunta hoy es "qué quieren escuchar", Y se les ofrece. Lo creen porque quieren creerlo. Trump no ha creado el racismo; se ha aprovechado de él. Lo ha alimentado echando en la jaula la comida favorita de las fieras. Se buscan idiotas fieles.
Sí, estamos en un mundo mítico, mágico. Algunas veces hemos hablado aquí de cómo la tecnología que nos rodea nos hace creer que vivimos en un mundo de conocimiento. Es completamente falso. Desconocemos el funcionamiento del mundo como desconocemos los principios del funcionamiento de nuestros aparatos más sencillos. Vivimos envueltos en lo que la Ciencia y la Tecnología producen, pero lo hacemos desde el hábito que no se pregunta, que no comprende, solo usa. Pero ese estado mental pronto es atractivo para los que lo manipularán en su beneficio.


Estamos rodeados de "información" pero desconocemos casi todo de lo que nos rodea. Tenemos opiniones de todo porque se nos hace creer que entendemos lo que nos ocurre. En realidad somos manipulados para creer demasiadas cosas o para rechazar otras. Si el ideal ilustrado, como lo formuló Kant, se basaba en la autonomía del individuo, en liberarse de los demás para poder tener su propia opinión, hoy vivimos en un mundo poco o nada ilustrado. Somos hijos de modas y de rumores, de falsas noticias y medias verdades. Estamos en manos de gurús y líderes, de mesías cuyas intenciones desconocemos. Los Estados Unidos, no hay que ir más lejos, se encuentran en manos de uno de los más grandes ignorantes de la vida pública norteamericana. El mundo se degrada y nosotros con él. Visite los estantes de cualquier gran librería, verá cómo florecen libros manipuladores, absurdos, idiotas, que van sustituyendo las ciencias por las pseudociencias. Nadie está realmente interesado en que sea usted más sabio, más autónomo frente a los demás. Interesa que sea productivo y eficaz en su trabajo, que rinda, pero por lo demás... le prefieren ignorante, crédulo.
La ignorancia está entre nosotros y muchos lo aprovechan. La falta de escrúpulos hace el resto.
 
2044. Campaña Bush vs Kerry

* Georgina Kenyon "The man who studies the spread of ignorance" BBC 6/01/2016 http://www.bbc.com/future/story/20160105-the-man-who-studies-the-spread-of-ignorance


 

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