jueves, 7 de abril de 2016

Tres detalles de una muerte o el regreso de la Edad Media

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El martes tuvimos la ocasión de ver en nuestro cinefórum la película de 1939, "Esmeralda, la zíngara" (The Hunchback of Notre Dame), dirigida por William Dieterle, versión de la célebre novela de Víctor Hugo, Nuestra Señora de París. Pese a los cambios realizados por el estudio para poder pasar la censura (Esmeralda sobrevive en un final feliz), en la película se mantienen los temas principales que hicieron de Hugo un paladín de su tiempo contra la intolerancia, la crueldad, la tortura y la pena de muerte. Hay muchas cosas en la película que nos siguen hablando directamente, muchas cosas que esperábamos no reconocer en ese final de la Edad Media que recoge.
Realizada en 1939 por un director alemán, Wilhelm (William) Dieterle, un judío ashkenazi  huido de su país en 1930, la persecución de los gitanos en la obra le debió traer recuerdos de lo que se vivió con la subida de los nazis al poder. La II Guerra Mundial estaba a punto de comenzar, pero sus efectos los llevaban sintiendo algunos desde mucho tiempo antes. Los gitanos se encontraban entre ellos, pues fueron junto a los judíos objeto de exterminio.


Víctor Hugo fue un decidido opositor a los métodos de tortura y ejecución que vemos reflejados en la película y que él incluyó en su novela. Pero el mundo en el que la película —con Charles Laughton y una maravillosa Maureen O'Hara— se estrenó también era una gigantesca sala de torturas con sus campos de exterminio, un enorme patíbulo en el que morirían por el dogmatismo, el afán de poder y la crueldad millones de personas.

Hugo fue el autor de uno de los más contundentes alegatos contra la pena de muerte, su "Ultimo día de un condenado a muerte", diario de la antesala del cadalso, que tuvo un gran efecto sobre la opinión de la época. Es un libro, escalofriante, que impresiona hoy. No dejó de tratar esta cuestión en otras obras. Los que se consideraban ilustrados, se sentían comprometidos a luchar contra la barbarie y la crueldad. Los siglos XVIII y XIX ofrecen muchos ejemplos de estas campañas por humanizar la justicia y sus métodos, que embrutecían a las instituciones y a los pueblos. Los estados no pueden organizarse ni legitimar la barbarie con sus métodos, públicos o privados. La tortura, la muerte, la crueldad... no deben ser marcas de lo civilizado, de la vida en común y su regulación, sino la palabra, el diálogo, la piedad, la libertad y todo aquello que, como Esmeralda, representa la vida y la compasión por el que sufre. Gracias a Hugo y a otros intelectuales de la época, se consiguió cambiar el sentido de las penas y del castigo.
La tortura se contemplaba entonces como actividad cotidiana; causar sufrimiento era un procedimiento habitual convertido en espectáculo con el que el pueblo disfrutaba. El dolor ajeno por el castigo aplicado ha ejercido una extraña fascinación siempre que ha congregado a la gente en plazas para no perderse el espectáculo de la muerte o la tortura.


Ayer, Amnistía Internacional nos trajo los datos de las ejecuciones realizadas en el mundo. Euronews nos lo cuenta así:

Más ejecuciones, muchas más, y en menos países. Según Amnistía Internacional, 1634 personas fueron ajusticiadas en el mundo el año pasado, lo que supone un incremento del 54% con respecto a 2014. En el mismo periodo, se emitieron 1998 sentencias a muerte.
Según ha explicado Audrey Gaughran, directora de investigación y asuntos globales de la organización, “ el dramático aumento de las ejecuciones se ha producido en Irán, Pakistán y Arabia Saudí. Estos tres países representan casi el 90 por ciento de todas las ejecuciones registradas en 2015, de nuevo, con la exclusión de China”.
Amnistía Internacional estima que el gigante asiático pudo haber ajusticiado a miles de reos el año pasado, pero Pekín considera este asunto “secreto de Estado” y guarda silencio, por lo que escapa a todas las estadísticas.
Como nota de esperanza, la organización recuerda que aunque nunca ha habido tantas ejecuciones en los últimos 25 años, por vez primera son mayoría los países del mundo donde la pena de muerte ha sido abolida.*


Lo esencial, nos vienen a decir, es que aumentan las ejecuciones, pero disminuyen los países en los que se practican. Eso implica que esos tres países —Irán, Pakistán y Arabia Saudí— tengan el noventa de las ejecuciones. Dos son repúblicas islámicas, la tercera un reino de la misma naturaleza y ejercen como tales. Los números del Estado Islámico, con su crueldad medieval infinita, no se consideran oficiales. La gente quemada viva, crucificada, lapidada, decapitada, etc. son su normalidad allí donde se asientan.
El caso de las ejecuciones en China es, como se nos dice, un secreto de Estado; puede que sean varios miles las ejecuciones, según las estimaciones de algunos. Estados Unidos mantiene la pena de muerte, pero son cada vez más los estados que la eliminan o no la ejecutan.


Estamos asistiendo a un gran retroceso en la visión humanitaria. El auge del racismo y la xenofobia, el aumento de la intransigencia y del dogmatismo, la falta de capacidad de diálogo es algo que podemos comprobar cada día. Aumenta la violencia y muchos líderes arrastran hacia ella justificándola o creando un clima favorable. Es más fácil contar con el instinto de violencia que estimular la inteligencia, que es una virtud humana separada por unos millones de años de la violencia instintiva como forma de resolver los conflictos. Avanzamos, pero no soltamos el lastre.


Los que se preguntan en Egipto porqué el mundo le da tanta importancia al caso de Giulio Regeni, el estudiante de doctorado italiano que fue secuestrado, torturado y asesinado es porque se ejerce fríamente, sin arrebatos, con la misma frialdad burocrática que Hannah Arendt entrevió en el horrendo trabajo de Eichmann.
Los datos de la autopsia permite establecer que fue una tortura lenta, prolongada en el tiempo, un interrogatorio meticuloso, con marcas de fábrica reconocibles. Fue medieval en todos sus términos. El sueño del joven encarcelado por lucir una camiseta pidiendo "un país sin tortura" es por ahora un "sueño", como él mismo ha experimentado en su injusto encarcelamiento, en su prolongada una y otra vez detención y en las prácticas a las que ha sido sometido. Los que denuncian todo esto son acusados y víctimas en ocasiones. La ONG que trata de ayudar a las víctimas de la tortura se convierte en objetivo prioritario. Su existencia es denuncia y hay que cerrarla, buscar motivos para que se calle la voz. En eso se esmera ahora el Estado. Se regresa a la Edad Media que creíamos acabada. Se vuelve al sadismo, al dogmatismo y a la superstición convertidos en "ley" y en práctica de las instituciones.


A la espera de que lleguen a Italia los enviados egipcios a dar explicaciones, las cosas se complican. El diario Repubblica da cuenta de unas filtraciones sobre la muerte del joven italiano, con detalles que solo los torturadores sabrían, que apunta directamente —con nombre y apellidos— a los responsables.


Reproducimos la totalidad de la información del diario, que da cuenta supuestamente de todo el proceso de torturas al que Giulio Regeni fue sometido y por quiénes. Los detalles que da son horrendos y el sufrimiento incalculable. Como los expertos medievales que creían tener a Dios de su lado, los nuevos torturadores son de la misma estirpe, aquellos que creen que su mano es prolongación de otra que les guía. Nada más lejos de la realidad. No son más que asesinos con licencia, monstruos felicitados.
El texto completo de Repubblica es este:

"Ecco chi ha ucciso Giulio": l'accusa anonima ai vertici con tre dettagli segreti sul caso Regeni
ROMA. C'è ora un Anonimo nel caso Regeni. E racconta una storia che ricostruisce cosa sarebbe accaduto a Giulio tra il 25 gennaio e il 3 febbraio. Una storia che porta dritta al cuore degli apparati di sicurezza egiziani, civili e militari, della polizia di Giza, del Ministero dell'Interno, della Presidenza. L'Anonimo scrive a Repubblica da qualche giorno da un account mail Yahoo, alternando, nei testi, l'inglese, qualche parola di italiano, e la sua lingua, l'arabo. Si dice della polizia segreta egiziana. Lascia intendere di essere collettore e veicolo di informazioni di chi non può esporsi in prima persona, se non a rischio della vita. Delle sue mail sono in possesso il pm Sergio Colaiocco e il legale della famiglia Regeni, Alessandra Ballerini. E, come ogni Anonimo, l'attendibilità del suo racconto va presa con assoluto beneficio di inventario. Se non fosse per una circostanza. L'Anonimo svela almeno tre dettagli delle torture inflitte a Giulio Regeni mai resi pubblici e conosciuti solo dagli inquirenti italiani, perché corroborati dall'autopsia effettuata sul cadavere di Giulio nell'Istituto di medicina legale di Roma. Chi scrive, insomma, chiunque esso sia, sapeva e sa qualcosa che potevano conoscere solo i torturatori di Giulio o chi dei suoi tormenti è stato testimone.
IL SEQUESTRO. "L'ordine di sequestrare Giulio Regeni - scrive l'Anonimo - è stato impartito dal generale Khaled Shalabi, capo della Polizia criminale e del Dipartimento investigativo di Giza", il distretto in cui Giulio scompare il 25 gennaio. Lo stesso ufficiale con alle spalle una condanna per torture che, dopo il ritrovamento del cadavere, accrediterà prima la tesi dell'incidente stradale e quindi quella del delitto a sfondo omosessuale. "Fu Shalabi, prima del sequestro, a mettere sotto controllo la casa e i movimenti di Regeni e a chiedere di perquisire il suo appartamento insieme ad ufficiali della Sicurezza Nazionale". E "fu Shalabi, il 25 gennaio, subito dopo il sequestro, a trattenere Regeni nella sede del distretto di sicurezza di Giza per ventiquattro ore".
"SCIOGLIETEGLI LA LINGUA". Nella caserma di Giza, Giulio "viene privato del cellulare e dei documenti e, di fronte al rifiuto di rispondere ad alcuna domanda in assenza di un traduttore e di un rappresentante dell'Ambasciata italiana", viene pestato una prima volta. Chi lo interroga "vuole conoscere la rete dei suoi contatti con i leader dei lavoratori egiziani e quali iniziative stessero preparando". Quindi, tra il 26 e il 27 gennaio, "per ordine del Ministero dell'Interno Magdy Abdel Ghaffar", viene trasferito "in una sede della Sicurezza Nazionale a Nasr City". Di fronte ai suoi nuovi aguzzini, Giulio continua a ripetere di non avere alcuna intenzione di parlare se non di fronte a un rappresentante della nostra ambasciata. "Viene avvertito il capo della Sicurezza Nazionale, Mohamed Sharawy, che chiede e ottiene direttive dal ministro dell'Interno su come sciogliergli la lingua.
E così cominciano 48 ore di torture progressive", durante le quali, per fortuna, Giulio comincia ad essere semi-incosciente. Viene "picchiato al volto", quindi "bastonato sotto la pianta dei piedi", "appeso a una porta" e "sottoposto a scariche elettriche in parti delicate", "privato di acqua, cibo, sonno", "lasciato nudo in piedi in una stanza dal pavimento coperto di acqua, che viene elettrificata ogni trenta minuti per alcuni secondi". "Bastonature sotto i piedi". Il dettaglio svelato dall'Anonimo era sin qui ignoto ed è confermato dalle evidenze dell'autopsia effettuata in Italia. Non è il solo.
NELLE MANI DEI MILITARI. Tre giorni di torture non vincono la resistenza di Giulio. Ed è allora - ricostruisce l'Anonimo - che il ministro dell'Interno decide di investire della questione "il consigliere del Presidente, il generale Ahmad Jamal ad-Din, che, informato Al Sisi, dispone l'ordine di trasferimento dello studente in una sede dei Servizi segreti militari, anche questa a Nasr city, perché venga interrogato da loro". È una decisione che segna la sorte di Giulio. "Perché i Servizi militari vogliono dimostrare al Presidente che sono più forti e duri della Sicurezza Nazionale ". Giulio "viene colpito con una sorta di baionetta" e "gli viene lasciato intendere che sarebbe stato sottoposto a waterboarding, che avrebbero usato cani addestrati" e non gli avrebbero risparmiato "violenze sessuali, senza pietà, coscienza, clemenza". "Una sorta di baionetta". È un secondo, importante dettaglio. Corroborato, anche questo, dal tipo di lesioni da taglio sin qui non divulgati dell'autopsia effettuata in Italia.
L'orrore non ha fine. "Regeni entrò in uno stato di incoscienza. Quando si svegliava, minacciava gli ufficiali del Servizio militare dicendogli che l'Italia non lo avrebbe abbandonato. La cosa li fece infuriare e ripresero a picchiarlo ancora più violentemente". Gli stati di incoscienza di Regeni sono a questo punto sempre più lunghi. Come confermeranno i versamenti cerebrali riscontrati dall'autopsia. Ma la violenza non si interrompe. "Perché i medici militari visitano il ragazzo e sostengono che sta fingendo di star male. Che la tortura può continuare". Questa volta "con lo spegnimento di mozziconi di sigaretta sul collo e le orecchie". Finché Giulio non crolla "e a nulla valgono i tentativi dei medici militari di rianimarlo".
"I segni di sigaretta su collo e orecchie". È il terzo dettaglio, riscontrato dall'autopsia italiana, che l'Anonimo dimostra di conoscere pur essendo pubblicamente ignoto. Ed è quello che spiega il perché nella prima autopsia al Cairo il corpo di Giulio venga mutilato con l'asportazione dei padiglioni auricolari.
IN UNA CELLA FRIGORIFERA. Dopo la sua morte, sempre secondo quello che sostiene l'anonimo, "Giulio viene messo in una cella frigorifera dell'ospedale militare di Kobri al Qubba, sotto stretta sorveglianza e in attesa che si decida che farne". La "decisione viene presa in una riunione tra Al Sisi, il ministro dell'Interno, i capi dei due Servizi segreti, il capo di gabinetto della Presidenza e la consigliera per la sicurezza nazionale Fayza Abu al Naja ", nelle stesse ore in cui il ministro Guidi arriva al Cairo chiedendo conto della scomparsa di Regeni. "Nella riunione venne deciso di far apparire la questione come un reato a scopo di rapina a sfondo omosessuale e di gettare il corpo sul ciglio di una strada denudandone la parte inferiore. Il corpo fu quindi trasferito di notte dall'ospedale militare di Kobri a bordo di un'ambulanza scortata dai Servizi segreti e lasciato lungo la strada Cairo-Alessandria".
L'Anonimo promette di scrivere ancora e si affida a un verso del Corano. "Dio non ti chiediamo di respingere il destino, ma ti chiediamo di essere clemente".**


Ninguna clemencia. El texto, terrible, no oculta nada; ni nombres ni lugares ni actos. Como se señala, hay tres detalles, no revelados tras la autopsia italiana, que encajan correctamente con lo expuesto en el mensaje. Más allá de los torturadores, el texto apunta a lo más alto del Estado como responsable de las decisiones que llevaron a la muerte a Regeni; directamente a la presidencia. La 4GW funciona más de lo que se pensaba.


Los comentarios de los lectores del periódico muestran una indignación sin contención alguna, auténtica ira, y piden la ruptura de relaciones con Egipto muchos de ellos. La misma que sacudió Egipto cuando vieron la fotografía del estado en que los torturadores habían dejado el cadáver de Khaled Saeed en Alejandría y que desencadenó las manifestaciones contra la Policía. Se explica la solidaridad, una vez más, de la madre de Khaled con la Madre de Giulio. Las dos han pasado por el dolor de ver lo que dejaron de sus hijos.


Las palabras de Sisi sobre que todo va bien, ya eran excesivas cuando se dijeron; ahora lo son mucho más. La versión oficial siempre negará cualquier otra que los implique. Pero el mundo no se maneja solo con verdades probadas sino con probables verdades. Y esta tiene muchas probabilidades de serlo. Hasta el momento nadie ha creído ninguna de las afirmaciones del gobierno egipcio y sus administraciones. Nadie.



* "Amnistía Internacional revela que 2015 fue el año con más ejecuciones desde 1989" Euronews 06/04/2016 http://es.euronews.com/2016/04/06/amnistia-internacional-revela-que-2015-fue-el-ano-con-mas-ejecuciones-desde-1989/
** ""Ecco chi ha ucciso Giulio": l'accusa anonima ai vertici con tre dettagli segreti sul caso Regeni" Reppublica 06/04/2016 http://www.repubblica.it/esteri/2016/04/06/news/_ecco_chi_ha_ucciso_giulio_l_accusa_anonima_ai_vertici_che_svela_tre_dettagli_segreti-136996781/?ref=search






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