miércoles, 2 de marzo de 2016

El virtuoso músico o el diablo sin permiso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El régimen de El-Sisi —que finalmente ha visto reducidos a 2.500 los 100.000 estudiantes egipcios que debían ir a aprender disciplina a Japón— ha generado tal ansiedad por la virtud que se ha convertido en una auténtica carrera por alcanzar las más altas cimas. Todos desean ser virtuosos y que se les note. Después de todo, ¿qué es una virtud que no se puede lucir como ejemplo? La especie de los donjuanistas virtuosos —es decir, de aquellos que son virtuosos para poder contarlo— prolifera en Egipto y eso tiene sus consecuencias cada día.
Están los virtuosos que piden que se le retire la nacionalidad egipcia a los dieron con sus huesos en la cárcel por defender las libertades de todos —¿quién se lo había pedido?—, están los virtuosos que defienden la sagrada moralidad del pueblo mandando a prisión a los autores que usan la lengua árabe para escribir obscenidades; están las que se envuelven en la sagrada bandera de la patria mientras realizan la danza del vientre ofendiendo a la nación y a sus mártires; están... en fin, los que como el presidente del Sindicato de Músicos se preocupan de cómo deben vestir los artistas en sus actuaciones. Y como solo se actúa si el presidente del Sindicato, que es quien debe firma los permisos lo hace, el que no lo haga estará incurriendo en ilegalidad.

Al frente del sindicato de músicos y artistas está un virtuoso músico llamado Hany Shaker. Ya nos hemos ocupado de él en alguna ocasión —en La caza de brujas bailonas. El flamante presidente advirtió que los artistas debían actuar vestidos según su criterio, que es bastante pobre, por cierto. Pero eso a él le da igual porque él es artista, presidente del sindicato y egipcio. Cuando en otras partes del mundo se dice de un músico que es un "virtuoso", alguien que posee un gran dominio técnico de su arte, no se quiere decir lo mismo que en el Egipto actual.
Una de las mayores aportaciones de la Revolución de 2011 fue la música. Junto a la explosión de grafitis que colorearon las calles y denunciaban la represión, la música jugó un papel importante a través de las canciones que hablaban de libertades, de democracia y de un Egipto nuevo, diferente al existente. Pero los tiempos han cambiado y el Sindicato ejerce de controlador doble, de contenidos y de personas. Intentar actuar sin permisos te puede costar un disgusto y últimamente se ha ampliado bastante este concepto.
Es en este contexto virtuoso en el que hay que entender la noticia de la dimisión de Hany Shaker, el presidente, centro de la polémica tras el intento de impedir un concierto con grupos de rock de Heavy Metal. Ahram Online nos lo contaba así:

Last Saturday, the news that the head of the Musicians Syndicate had tried to shut down a metal concert spread like wildfire among Egypt's metal fans.
Hany Shaker's action was triggered by information received from Alaa Salama, head of the syndicate's resources committee, that a concert was being held by "devil worshippers" in downtown Cairo.
The concert in question was a metal music event, held last Friday at Sherazade nightclub in downtown, but by the time authorities reached the location, the concert had ended.
The event included American band Inquisition, known for its open statements regarding following Satanism. Members of the band say they recognise satanic forces as a foundation of the music genre they represent.*


El poner al frente de un sindicato de música a un clásico plantea estos problemas de géneros. Ya no es una cuestión de que le guste o no la música, sino la deriva teológica del asunto. La alarma saltó, como señalan todos, por la denuncia de que seguidores de Satán iban a celebrar un concierto en pleno Cairo. Y no se da un golpe de estado para esto, desde luego. Afortunadamente las cosas en Egipto funcionaron como siempre y las autoridades llegaron tarde.
Ahram Online señala las primeras reacciones ante la cuestión:

Given the sensitive history of the Egyptian metal scene, fans were angered and worried over the attempt to shut down the concert, and Shaker came under fire and at the centre of a media storm.
Outraged metal fans took to social media to berate the syndicate head.
Shaker responded by talking to several television programmes about his views on the metal scene.
On 20 February, he told television presenter Sayed Ali on Al-Assema channel that the head of the resources committee of the syndicate had informed him about a concert to be held by “devil worshippers” in downtown Cairo.
Shaker requested the authorities intervene, but by the time they arrived, the concert had ended.
On 21 February, he said to Lamis El-Hadidi on CBC channel that as soon as he was informed about the concert he sent a syndicate officer to take photos and to check the permits.
"I saw the photos of the concert; those people were wearing strange clothes with strange make-up, [they had] a Masonic star on their back," he said.
He added, however, that those would not be the reasons behind cancelling the concert.
"My role is only to see if they had permission [from the syndicate to perform] or not."*

Los intentos de ocultar la tontería de las alarmas bajo la cuestión de los "permisos" no ocultan la circularidad de la cuestión, de ahí lo "sensitive" del caso del Metal en Egipto, como señala el periódico. En cualquier caso, las cuestiones "administrativas"  son siempre las alegadas para suspender a ONG que se dedican a denunciar los ataques contra los derechos Humanos; para cerrar páginas de Facebook alegando que son "publicaciones" sin permiso, como si fuera un periódico o un canal de televisión) (como fue el caso reciente de un caricaturista); para dejar sin acceso gratuito a Internet a cinco millones de personas en vísperas del aniversario de la revolución; cerrar editoriales, etc. En todos ellos y en muchos otros más, la administración egipcia ha construido sus trincheras administrativas para evitar el avance de personas, ideas y objetos peligrosos. En este caso, evidentemente, era el diablo mismo. ¡Qué mayor heroicidad virtuosa!


Por más que luego se haya tratado de enmendar la cuestión haciendo ver que se trata de problemas administrativos, el primer impulso era impedir que los seguidores satánicos pudieran contaminar el suelo virtuoso egipcio con sus ritos infernales. Y había que hacer algo más que ponerse algodón en los oídos para evitar el daño.
Daily News Egypt es algo más preciso en lo ocurrido y recoge el punto de vista de los músicos diabólicos:

Egyptian singer and Head of Musicians Syndicate Hany Shaker made the accusations live on TV that the Syndicate was informed of an illegal concert being held downtown Cairo. “The devil worshippers were dressed in a very weird style and drew their makeup in the shape of a pentagram,” he said. “They wore leather jackets with stars on the back and that is strange.”
Shaker continued his accusations and said the role of the syndicate is to protect youth from all conspiracies surrounding them and that this concert might be one of them. The story started when Nader Sadek, an American-Egyptian metal singer, decided to hold a concert with metal band “Inquisition” in a small platform in downtown Cairo.
“I had asked about all the legal permissions already; the authorities knew I was having a metal concert and they didn’t show any concern,” Sadek said. “Heavy Metal is a type of music and my band holds concerts across the globe without facing any problems.”
Approximately 200 fans attended the concert, which went smoothly without any interruptions from the police, unlike what Shaker predicted in his talk. Inquisition band members even went for a walk across the street afterwards and were met with only love and laughter from the public, Sadek said.**


Aquí hay algo más que la cuestión de los "papeles". Aquí ya se habla de las "conspiraciones" y de la obligación virtuosa del Sindicato de  detenerlas. Es otra cosa y las alternativas de son quedar como un idiota crédulo o como un comisario político. Puede que sea las dos cosas. No contento con querer cambiar la forma en que debían vestirse las cantantes, Shaker se quiso enfrentar al Diablo mismo o a sus seguidores.
Lo que queda claro es que el presidente, el presidente del Sindicato estaba ahí no para mejorar a los músicos sino para vigilarlos y controlarlos, denunciarlos si es necesario. Esa es su tarea y eso es lo que ha quedado en evidencia. La virtud que quiere preservar es algo que está en segundo plano.
El ridículo de los hipervirtuosos es mayúsculo. Cuando se trata de aparentar, nunca es demasiado, pues actúa aquí el mismo criterio de saturación que en otros campos: hay que atraer la atención. Si tu vecino es más virtuoso que tú, te obliga a intensificar tu virtud para quedar por encima de él. Hay una sociedad del espectáculo, pero hay una sociedad de las apariencias que se inventó mucho antes. Un régimen de exhibición de la virtud es proclive al exceso porque siempre será poco. La megalomanía virtuosa es un bonito manto para la represión y el control social. No es el primer régimen autoritario que lo hace; más bien sería el único que no lo hace. Pero el disfraz de la virtud debe ser puesto en evidencia. No se puede presumir de constitución "liberal" y estar todo el día encerrando gente, secuestrando libros, presionando a los medios, etc.


El escándalo causado por la iniciativa de Hany Shaker le ha llevado a presentar la dimisión como presidente del sindicato. Habrá buscar a otro que vigile y prohíba, que vele por la moralidad. Sus partidarios (y de la virtud) le han defendido. En The New Arab señalan:

"We reject the attacks against the Prince of Arabic music and syndicate head Hany Shaker because of his attempts to uphold our societal values and beliefs," the board of the musicians' syndicate said in a statement.
"[Shaker's] artistic and moral status is greater than those who have criticised him. He has run the syndicate professionally and in the past few months he had made unparalleled achievements," it added.****


¡Épica lucha esta del Príncipe de la Música Árabe contra el Príncipe de las Tinieblas! Un duelo que debería dar lugar a un recreación a cargo de Marvel o DC. No sabemos muy bien su renuncia se debe a las críticas o no haber podido impedir la celebración del satánico concierto. Shaker, pese a todo, había intentado congraciarse con los seguidores de los grupos de Metal, pero no resultaban muy convincentes sus argumentos de respetar todo tipo de música.

Fue demasiado rápido al intervenir, pero ¿cómo estar impasible si el diablo va a ser invocado en suelo egipcio? Algunos tienen la teoría de que ya hay alguna secta satánica en Egipto, un grupo que hace desaparecer a la gente. Algunos no vuelven a aparecer y otros reaparecen muertos en las cunetas con signos de haber sido torturados según algún rito satánico. Puede que haya alguna suerte de fuerza diabólica que haga caer a los aviones, como si fuera el Triángulo de la Bermudas de arena.
Es una pena. Hubo una vez un Egipto que presumía de liberal e ilustrado, que se hubiera reído a carcajadas del aviso angustiado de que seguidores del diablo iban a realizar allí sus rituales; era un Egipto cosmopolita, un país que aspiraba a ser moderno y no medieval, elevando todo a dogma, imponiendo criterios personales, prohibiendo cada día algo.  La creencia en el diablo ya no es cosa de los incultos sino de los elegantes virtuosos que se sujetan el mentón para no manifestar su asombro continuo.


Creo que sí, que fuerzas diabólicas se están apoderando de Egipto. No hay que bajar la guardia.



* "Egypt's metal fans divided after fresh satanism accusations" Ahram Online 26/02/2016 http://english.ahram.org.eg/News/188547.aspx
** "Fighting weird t-shirts and makeup: Metal concert controversy" Daily News Egypt 1/03/2016 http://www.dailynewsegypt.com/2016/03/01/fighting-weird-t-shirts-and-makeup-metal-concert-controversy/
*** "Egypt: Musicians' union leader quits amid 'devil-worship' scandal" The New Arab 27/02/2016 https://www.alaraby.co.uk/english/news/2016/2/27/egypt-musicians-union-leader-quits-amid-devil-worship-scandal




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