lunes, 21 de diciembre de 2015

Los admiradores absurdos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La campaña electoral norteamericana ha tocado levemente la situación de Egipto, es decir, qué tipo de régimen es. La cuestión no es sencilla. Según el rasero con el que se mida y los aspectos que se tengan en cuenta, el análisis será muy distinto. ¿Qué ha llamado la atención de los aspirantes a las nominaciones en un momento tan delicado en la zona? En esto discrepan los republicanos y los demócratas.
En Egyptian Street se recogen algunas menciones al hilo de la campaña de las primarias:

Democratic presidential candidate Hillary Clinton has called Egypt’s government “basically an army dictatorship” during a live debate with her opponent Bernie Sanders.
“I cautioned about the overthrow of [former President Hosni] Mubarak, and now we’re back with basically an army dictatorship,” said Clinton during the debate.
“To promote democracy is a hard road to walk.”
It remains unclear whether Clinton’s statements about President Sisi’s government will be the official position of her administration if she wins the Presidency race.
Egypt-US relations have been rocky since the ouster of former President Mohammed Morsi, but some recent progress had been made to restore stronger ties.
Clinton’s views are starkly different to Republican presidential candidates who have vowed to support Egyptian President Abdel Fattah Al-Sisi. In August 2015, Republican presidential candidate Ted Cruz said Obama should be more like President Sisi in the fight against terrorism.
“Let me contrast President Obama, who at the prayer breakfast essentially acted as an apologist. He said well gosh the crusades, the inquisitions … We need a president that shows the courage that Egypt’s President al-Sissi did—a Muslim—when he called out the radical Islamic terrorists who are threatening the world,” said Cruz on Fox News.*


Hay reconocer que las elecciones norteamericanas están dando sorpresas sobre los gustos de la gente. Aunque se diga que sobre gustos no se debe discutir, ya analizamos la admiración de Vladimir Putin por Donald Trump, pero viniendo del presidente ruso nunca se sabe si es una forma de sembrar la discordia. No sabemos tampoco si el apoyo de Putin es beneficioso o perjudicial. Que los rusos admiren a Putin tiene su lógica, pero que Putin se manifiesta a favor de Trump ya no tiene tanto.
Admiradores de Putin eran el euroescéptico británico Nigel Farage y la ultraderechista Marine Le Pen. Incluso a esto podemos encontrarle sentido. Pero la devoción mutua que se tienen Putin y Trump empieza a ser un poco extraña. En estos momentos, el titular de The Washington Post es «Donald Trump on Putin: ‘Nobody has proven that he’s killed anyone’». Trump había señalado hace un par de días que el resto de los candidatos republicanos se "morían de envidia" por los piropos dichos por Putin sobre su persona. Ahora, Trump se sientre en la obligación de salir en su defensa:

Republican presidential candidate Donald Trump defended Russian President Vladimir Putin against accusations that he has assassinated political adversaries and journalists, responding to criticism from his rivals over his embrace of praise from the Russian leader.
"Nobody has proven that he's killed anyone. ... He's always denied it. It's never been proven that he's killed anybody,” Trump said on ABC’s “This Week” on Sunday. “You're supposed to be innocent until proven guilty, at least in our country. It has not been proven that he's killed reporters."**


Los piropos de Trump a Vladimir Putin y los de Ted Cruz al presidente Al-Sisi no dejan de ser un despropósito y un insulto a la inteligencia de sus votantes, por más que la de algunos deje mucho que desear. Pero es sobre todo un desaire a aquellos que viven de mala manera bajo sus dictados autoritarios.
Putin y Al-Sisi tienen cotas muy altas de popularidad en sus países, pero eso no los convierte en modelos de nada, sino, por el contrario, en beneficiarios de un déficit democrático muy acusado que pagan sus países por muy contentos que puedan estar. Es lamentable que los modelos represivos que encarnan, pese a sus elecciones ganadas por goleada, se convierta en admiración en aquellos que van perdiendo el rumbo en su rápida deriva hacia el absurdo.


La lucha contra el terrorismo en Egipto no puede ocultar la situación de los derechos humanos, las detenciones de periodistas y opositores de todo tipo con la excusa de una "ley anti manifestaciones", claramente establecida para silenciar a todos, no solo a los islamistas, como bien saben los activistas de la revolución. Los admiradores públicos de Al-Sisi, además de Cruz, son el propio Vladimir Putin o el húngaro medio dictador Victor Orban.
Los republicanos están empezando a asustar a los mismos republicanos, quedando los más extremistas. Se han ido escorando con cada acontecimiento, tratando de aprovechar el impulso que les daba ante la opinión pública: los inmigrantes, la islamofobia, las armas... Todo ello ha surgido durante la campaña o lo han buscado para tratar de entrar en el electorado. Ahora siguen, como una bola de nieve, cayendo por la pendiente engrosando la bola de nieve de los despropósitos.


No sé si la admiración mutua de Trump y Putin dará votos a alguno de los dos; tampoco creo que la admiración de Ted Cruz por los métodos expeditivos del mariscal El-Sisi le dé demasiados en la comunidad egipcia en los Estados Unidos. Dudo que ambos consigan mucho por esos caminos. Pero, como decíamos hace unos días, habrá quien lo aproveche en su propio país mostrándolo como un signo de reconocimiento internacional a su labor.
Las preguntas que se hacían en Egytian Streets son una muestra de esa preocupación. Si las divergencias en la consideración del gobierno egipcio oscilan tanto en las posiciones de republicanos y demócratas, los resultados les afectarías. El periódico termina señalando:

Hillary Clinton was outspoken in her memoir ‘Hard Choices’ about Egypt. In the memoir, Clinton revealed that she had warned the Obama administration against supporting protests against Hosni Mubarak during the January 25 revolution in 2011.
“There is little reason to believe that restored military rule will be any more sustainable than it was under Mubarak,” wrote Clinton in her memoir, according to the Washington Post.
“To do so it will have to be more inclusive, more responsible for the needs of the people, and eventually, more democratic.”
During the one-year rule of Morsi and the Muslim Brotherhood, Clinton was accused by the opposition of supporting Islamists. However, she was also accused by Muslim Brotherhood supporters of supporting protests against Morsi.

Los problemas de la ambigüedad en política internacional son estos, al final no convences a nadie y todos te acaban echando la culpa de lo que haces y de lo que no, hagas lo que hagas. Para muchos, Estados Unidos es responsable de sostener al régimen de Mubarak, de haber provocado la revolución que le hizo caer, de haber llevado a los islamistas al poder y de haberlos sacado mediante un golpe de estado. También de crear, ¿por qué no?,  el Estado Islámico. 
Es el problema de ser la nación más poderosa de la Tierra. Pero si además se dedican a confundir..., entonces nos liamos todos.


* "Egypt’s Government ‘Basically An Army Dictatorship’ says Hillary Clinton" Egyptian Streets 20/12/2015 http://egyptianstreets.com/2015/12/20/egypts-government-basically-an-army-dictatorship-says-hillary-clinton/

** "Donald Trump on Putin: ‘Nobody has proven that he’s killed anyone’" The Washington Post 20/12/2015 https://www.washingtonpost.com/news/post-politics/wp/2015/12/20/donald-trump-on-putin-nobody-has-proven-that-hes-killed-anyone/?hpid=hp_hp-top-table-main_trump-putin-215pm%3Ahomepage%2Fstory




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