jueves, 14 de mayo de 2015

Líderes, monaguillos, golpistas, trenes, páginas robadas y ¡qué sé yo más!

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Creo que casi todo el mundo estaría de acuerdo en que esta es la campaña electoral más rara de todas cuanto hemos vivido en estos ya largos años de democracia. Rara, rara. Podemos pensar que es porque han aparecido de entre las momias bipartidistas unos ajitos tiernos que relucen más que el sol. Quizá sea por eso, no lo sé. Pero creo que también estaremos muchos de acuerdo en que el comportamiento de estos partidos no es novedoso, sino también raro. Estoy pensando especialmente en ese fenómeno extraño pergeñado entre los muros de mi propia Universidad, la Complutense, que, si no tuviera ya bastante, tiene que acoger ahora el sambenito de ser la cuna ideológica del partido que ha generado una ingente bibliografía en la que se trata de explicar, directa o indirectamente, qué es eso de "Podemos", cuya definición se sigue debatiendo.
No sé si van a sacar mucho o poco, pero ganan por goleada en las estanterías del Corte Inglés, incluso en la de mi Facultad y llenan estantes y estantes de estudios, comentarios, análisis de su corta trayectoria, especulaciones sobre los orígenes, etc. Casi todas llevan al señor Iglesias en la tapa, porque es un partido "portadista", es decir, lucha por conseguir las portadas, que es donde realmente está el poder. Se empieza en las portadas y se acaba en la Moncloa y la Zarzuela, ¿por qué no?
Lo más sorprendente de Podemos es que parecen vivir dos vidas: una la del calendario, que marca las fechas de las elecciones de forma inexorable, como un reloj de película de Gary Cooper; la otra es su tiempo interior, su madalenazo, el tiempo retrouvé que es más bien deja vu, un fenómeno extraño que les caracteriza. Todavía no lo han vivido, pero lo recuerdan como si fuera ayer. Es decir, Podemos está empezando a pasar por todas las enfermedades infantiles y alguna de preadolescente por la que ya pasaron sus hermanos mayores, los abusones de la casta. Es un caso raro en el que todo el mundo está de acuerdo antes de empezar y va descubriendo cada vez que uno abre la boca sus discrepancias. Está lleno de sentimientos colectivos y de discrepancias individuales. Eso ha ocurrido desde que empezaron y ha dado lugar a la salida de Monedero del Partido.


Leo estupefacto las declaraciones del señor Monedero, también colega universitario. El País las titula: “La moderación desarmaría a Podemos”, en donde interpreta el guión de la salida del purista o me voy porque tengo razón. Después de hacer un repaso de todos los injustos ataques que se hicieron contra él desde todos los ámbitos, podemos leer:

R. Era consciente de que lo que me estaba pasando no le pasaba a Monedero, sino a un fundador de Podemos. Las acusaciones eran sobre cosas de mi etapa anterior. Encontré la solidaridad de las bases y con el absoluto apoyo de Pablo o de mi amigo José Manuel López, candidato a la Comunidad de Madrid. Y luego me he encontrado en medio de dualidades demasiado humanas.
P. ¿A qué se refiere?
R. Cuando EE UU quería dar golpes en América siempre acudía a los generales más ambiciosos y más mediocres. Y cuando generales así de tu ejército se dejan tentar por esos cantos de sirena, claro que te produce soledad extra. Por aquello que decía [Joaquín] Sabina: “Dormir contigo es estar solo dos veces”. Eso también pasa en mi organización. A los generales mediocres hay que perdonarles su mediocridad siempre que sea desarmada.
P. Se despedía de la entrevista con Iglesias diciéndole: “Sé que no traicionas”.
R. Claro. Los que traicionan no siempre son traidores. Cuando murió uno de los Papas, el monaguillo del pueblo se puso muy contento: “Así sube el escalafón”. Hay comportamientos que no te convierten en traidor: la vida te ha dado la oportunidad de situarte en lugares más luminosos y no lo has hecho.


No sé muy bien de lo que me he enterado por esa maldita manía de hablarlo todo a golpe de analogías que van de los dictadores latinoamericanos apoyados por Estados Unidos a los monaguillos contentos porque se ha muerto el Papa, de las canciones de Sabina a los generales mediocres. Lo de los "lugares luminosos" no me ha quedado tampoco muy claro, pero él sabrá dónde había tanta luz.
Avanzo un poco más y me doy cuenta que no es un problema mío, sino del señor Monedero:

P. Dijo usted al irse que es más importante estar en los círculos que en la televisión...
R. Nosotros entendimos que la televisión era el tren que los alemanes pusieron a Lenin para ir a Finlandia. ¡Coño, pero luego tienes que bajarte del tren, reunirte con la gente!
P. ¿Eso le puede pasar a Iglesias, que siga en el tren?
R. Tiene una ventaja: su ambición por el poder se ve muy compensada por la ambición por conocer. Eso es un cable a tierra.
P. Usted era la voz radical. Ahora ya no está.
R. Soy mucho más útil fuera de la dirección, porque las direcciones son órganos colegiados donde desaparece la pluralidad. Yo no puedo entrar con un libro mío a la ejecutiva y que me arranquen muchas páginas, me lo devuelvan y me digan que eso es lo que he escrito.*


Me doy cuenta también de que el periodista ha caído en las redes analógicas del señor Monedero, que no puede escapar al reto de tener que traducir todo al aquí y el ahora de lo que ocurre. Si antes eran los golpistas latinoamericano, la CIA, los monaguillos, el Papa y ese "¡sé que no traicionas!", que tiene mucho del Julio César shakesperiano, aunque sea pasado por Mankiewicz y Brando, ahora es Lenin y el tren de la estación de Finlandia —¡recuerdo el libro magnífico de Edmund Wilson!— y un libro, el suyo, al que le quitan páginas sin saber por qué.

Y entonces se imagina uno lo que han tenido que ser las reuniones de Monedero, Iglesias y Errejón, dando a luz a Podemos, diseñando y hablando de monaguillos, trenes, dictadores, libros, hasta de cables a tierra que no se sabe bien si era el de un globo aerostático o el de algún aparato eléctrico. Y pienso que si han estado de acuerdo en algún momento era solo una ilusión, porque es difícil entenderse hablando de esta manera. Pero, claro, lo único que uno ha entendido es lo de "¡coño!", cierre español del pensamiento político y filosófico, palabra de mayorías absolutas. Y ahora, que tenían que ponerse de acuerdo, se dan cuenta que cada uno tenía un partido en mente, que unos pensaban que los monaguillos alegres eran una metáfora y que se alegraban solo por la muerte del Papa, mientras que otros pensaban que era por la de Dios después de haber leído a Nietzsche.


Conforme voy entendiendo la personalidad apocalíptica del señor Monedero, veo que ya se ha readaptado a su rol de contrapunto, que el chache no se cae, se tira. Donde estaba antes era fundamental, pero donde está ahora es más fundamental, nos viene a decir:

P. Usted era la voz radical. Ahora ya no está.
R. Soy mucho más útil fuera de la dirección, porque las direcciones son órganos colegiados donde desaparece la pluralidad. Yo no puedo entrar con un libro mío a la ejecutiva y que me arranquen muchas páginas, me lo devuelvan y me digan que eso es lo que he escrito.
P. No es de la dirección. ¿Cómo va a encajar en Podemos?
R. Es un presupuesto zapatista: cualquier persona tiene que mandar obedeciendo y eso es lo que tiene que hacer Podemos. Tiene que escuchar a sus bases y sus bases son las que mandatan. Yo tengo la capacidad de recuperar al agitador que era.
P. Será incómodo.
R. O no. Igual es incómodo para algunas personas de Podemos, pero no para Podemos.
P. ¿Le gusta ser incómodo?
R. Profundamente. En Curso urgente de política para gente decente digo que las ideas tienen que ser como tirar un panal de avispas en un confesionario. Nuestra frescura fue lo contrario de la política de estercolero y si Pablo fue capaz de concitar ese apoyo fue porque rompió con los corsés.*


No entiendo cómo el señor Monedero es plural en sí mismo. Según su teoría, donde hay muchos y hay que votar desaparece la pluralidad; y donde está uno más solo que la una se recupera la ¿"pluralidad"? Un sentido un poco raro de la pluralidad y de la individualidad. Al final acabamos en el partido unipersonal con primarias y listas abiertas. No sé si quedarme más tranquilo porque finalmente, siguiendo sus instintos zapatistas se recupere como agitador, aunque no sabemos a quién puede agitar. Por lo pronto, todo lo que ha dicho sobre Podemos es bastante negativo, algo lógico en alguien a quien, pese a la citas y analogías, han dejado fuera del partido.
No sé si en el partido les ha hecho mucha gracia lo de los "generales mediocres" y eso de que le quitan las páginas de su libro. Quizá su idea de un partido es que él llega con el libro escrito, los demás se emocionan y le aplauden.
El cierre de la entrevista nos deja también hermosas asociaciones, citas y metáforas:

R. Yo no me siento roto, me siento desencadenado, que es muy diferente, y creo que Pablo me tiene cierta envidia. Era la primera vez que nos sentábamos a ver qué es lo que habíamos hecho en el último año y medio. Es terrible que no hayamos tenido tiempo de parar el balón para ver cómo estamos. La política no puede ser como esas familias que solo se encuentran en los servicios.*

No sé en la suya, pero en la mía siempre cerrábamos la puerta. Pero da igual porque es una hermosa metáfora retorcida, con valor estético y cognitivo, etc. Puede que la interpretación constante del mundo desde metáforas como trenes y líderes, monaguillos y papas, avispas en confesionarios o familias que se encuentran en los servicios, sean las más adecuadas para llenar páginas de libros que otros te arrancan pero quizá no lo sean tanto para crear un mundo compartido con los demás. Dice que no se siente roto, sino desencadenado, como un Prometo. ¡Qué se le va a hacer!




* "Juan Carlos Monedero: “La moderación desarmaría a Podemos”" El País 13/05/2015 http://politica.elpais.com/politica/2015/05/13/actualidad/1431542849_596646.html

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