miércoles, 8 de abril de 2015

La tercera hora

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El aplazamiento de las elecciones parlamentarias egipcias sigue teniendo consecuencias. Tras declararse inconstitucionales algunos artículos a partir de la denuncias de los que preferían, según se dijo, que no se celebrarán a que fuera declarado inconstitucional el parlamento resultante. Esto ya ha sucedido cuatro veces en la historia parlamentaria egipcia.
El gobierno había convocado a los partidos políticos a celebrar una reunión para ir avanzando en la revisión de la ley electoral, declarada inconstitucional. Ahram Online nos cuenta el encuentro y cómo acabó:

A meeting aimed at eliminating constitutional gridlocks standing in the way of Egypt's long-delayed parliamentary elections ended abruptly on Tuesday amid verbal clashes and acrimony.
Minister of Parliamentary Affairs Ibrahim El-Heneidy told reporters that Prime Minister Ibrahim Mahlab was forced to end the meeting with political parties and other national figures after verbal clashes erupted among the attendees.*

La descripción de lo que ocurrió en la reunión de los partidos no tiene desperdicio. El ministro de asuntos parlamentarios ha señalado que "the meeting began calmly and continued quietly for two hours, but at the third hour verbal clashes flared." En la tercera hora estalló todo. Y "todo" significa que salieron a la luz todos los conflictos subterráneos de un sistema en donde lo que se busca es la reducción del adversario para eliminarlo de la vida política. Uno pudiera pensar que excluidos los Hermanos Musulmanes, lo que quedan podrían tener una base común, aunque fuera circunstancial, una estrategia de dejar los enfrentamientos para las campañas electorales y posponer los conflictos hasta después de las elecciones. Estaríamos equivocados.
Ante las elecciones egipcias, las posturas están más o menos claras. Están los que piensan, aunque no lo digan, que el parlamento es innecesario con un presidente fuerte, que se puede gobernar un país con mano firme y firmando decretos, como se ha hecho desde el momento que se disolvió el parlamento islamista y después desde la elección de al-Sisi. Aunque lo piensen, la imagen internacional sería penosa y la "hoja de ruta" se incumpliría. El primer debate, si se puede llamar así, fue si había que celebrar primero las elecciones presidenciales o las parlamentarias. Espero que ahora se entienda el porqué.
La otra postura es la de los partidos que quieren que haya elecciones parlamentarias, pero que han entendido que la ley les reduce a la nada en un parlamento cuya mayoría está integrada por "independientes" y un buen grupo de parlamentarios designados directamente por la presidencia. En este marco, el papel de los partidos pasa a ser ridículo y, lo que es peor, su atractivo social nulo. Uso la forma "atractivo" de manera deliberada pues creo que es el concepto que describe mejor a una sociedad que carece de unos planteamientos ideológicos después de décadas de personalismos, por un lado, y de religión por otros. Entre el personalismo y la religiosidad política apenas ha quedado lugar más que para la cosmética. Pensemos que la ideología más asentada sería el "nasserismo", es decir, lo que pensaba Nasser que era adecuado. Nasser tenía atractivo y fuerza, que son dos formas no constituyen una ideología en sí, sino que están vinculadas a la persona. La "sisimanía" es una forma parecida de fuerza y atractivo en donde la dirección de lo aceptable se invierte: las cosas son aceptadas porque las hace el presidente. 


Mientras no haga nada que atente contra los límites externos de lo aceptable, lo que haga es bueno. Los límites externos son las líneas rojas cuyo traspaso la gente no aceptaría. En la forma negativa lo podemos ver en la acusaciones a Mohamed Morsi, el presidente islamista derrocado: venderse a potencias extranjeras (es de eso de lo que se le acusa) e ir contra la religión. En este segundo caso, la exclusión del islamismo del sistema político implica que usan de la religión para ir en contra del pueblo. Para que esto funcione hay que declarar su ideología como perversión religiosa, algo que se ha hecho. Si eso es lo negativo, lo que excluye al líder y su partido, lo contrario es el nacionalismo patriótico, la entrega a la patria, etc., y el orden religioso. Como sabemos, son los dos pilares del "sisismo". El régimen de al-Sisi ha equiparado —como hemos visto varias veces aquí— a "ateos" con "terroristas", considerándolos como dos formas extremas de peligros que atentan contra Egipto. De esta manera el régimen se asegura no ser atacado por los dos frentes globales más delicados: el nacionalismo identitario egipcio y el elemento piadoso.


En las peleas que se produjeron en la reunión de los partidos políticos se aprecian los conflictos horizontales y verticales. Los primeros son los que se dan entre partidos; los segundos los que se dan con el gobierno.
Un ejemplo de estos conflictos horizontales lo tenemos en los que desencadenaron la bronca de la tercera hora:

The first clash flared up when Mahmoud Farghal, chairman of the Social Justice Party, was given the floor. Instead of presenting his party's proposed amendments to the law, Farghal launched a scathing attack on "the Muslim Brotherhood and its ideological partners."
The Social Justice Party was set up under the regime of former president Hosni Mubarak.
Directing his words at Mahlab, Farghal stressed that "Egypt's coming parliament must not include any Muslim Brotherhood remnants or Salafist elements."
"We should take the utmost care in amending laws in order not to allow Muslim brothers and Salafists to infiltrate the coming parliament in any way," said Farghal.
Ashraf Thabet, the deputy chairman of the Salafist Nour Party, objected to the mention of Salafists, saying that "Farghal's words contain an unacceptable remark."
"In a national dialogue meeting, all participants must respect each other and should rather focus on presenting their proposed amendments to election laws," he said.*


Los salafistas del Nour pueden decir que no son un "partido religioso", aunque no se lo crea nadie. Estuvieron dando el apoyo al derrocamiento de Morsi y su estrategia era beneficiarse precisamente de ese "islamismo residual" que llevó a la victoria a los Hermanos Musulmanes y los dejó a ellos como segunda fuerza más votada. Los ataques del partido de la Justicia Social, de izquierdas, cuyos principios son la "lealtad nacional" y la "Sharia como fuente de la legislación" a los salafistas pretenden dejarlos fuera. Meterlos en el mismo saco junto a los Hermanos Musulmanes es considerarlos "terroristas" y entrar en la cárcel en vez de en el parlamento. Mientras no se celebren elecciones es fácil dejar fuera del sistema y mandar a la periferia. Pero cuando se celebren las elecciones, ya no será tan sencillo ni internamente ni ante la comunidad internacional. Los salafistas, lógicamente, se defiende y dicen no ser un "partido religioso", prohibidos por la constitución enmendada y exhiben su apoyo al régimen. Pero la discusión está garantizada.
Y el conflicto se extiende con la intervención de los demás partidos:

The spat heated up when Nagi El-Shehabi, chairman of Al-Geel Party (Generation Party) and a long-time parliamentarian who had served as an MP both before and after the 2011 revolution, intervened, asking Farghal to stop his "random attacks".
Farghal responded by lashing out at El-Shehabi, describing him as "a Muslim Brotherhood loyalist who should keep silent."*

No es difícil imaginarse las discusiones. Algunos pensarán que incluso la finalidad de la reunión eran que se pelearan y cuanto más mejor, ya que eso seguirá retrasando las elecciones o dará más poderes al gobierno para imponer su criterio ante la falta de acuerdo. La acusación de "leal" a la Hermandad o ser un mero apéndice de ellos es el límite pues ahora mismo representan el "eje del mal". Acusar a alguien de tener detrás a la Hermanos es lo peor que se le puede decir a alguien.
Los partidos políticos tras después del 25 de enero de 2011
 Los conflictos no son solo horizontales. También están los que no se molestan en discutir entre ellos y apuntan a las alturas:

Joining the fray, Alaa Abdel-Azim, secretary-general of the Free Republican Party, accused Mahlab and his government of doing their best to delay parliamentary elections.
"This government has never taken any serious step towards creating a powerful parliament or establishing a real multi-party system," said Abdel-Azim.*

Ibrahim Mahlab, jefe del gobierno, por supuesto, responde rápidamente: "The government is doing its best to meet an ambitious economic and political agenda". Ellos están a lo suyo, mientras que los demás se dedican a enfrentarse entre ellos. Con ello se transmite una imagen más de distanciamiento: el gobierno vela por el bienestar del país, atiende sus problemas, mientras que los políticos se dedican a discutir y a no respetarse.


Esto crea una percepción negativa de los partidos. En realidad es la que crea la misma estructura del parlamento, en donde tienen un papel minoritario. Si el sistema parlamentario que se diseña parte de este recelo, difícilmente se podrá trabajar desde ellos.
La crónica de Ahram Online se cierra con esta idea:

Margaret Azer, a former Wafd Party official, told reporters that the national dialogue meeting on Tuesday was frustrating.
"Strong differences among political parties over election laws and lack of good debate led the meeting to degenerate into bad verbal clashes that could adversely affect the image of political parties into the eyes of most Egyptians," said Azer, adding that "political parties with personal interests and foreign agendas should be excluded from such national dialogue meetings."*

El espectro egipcio es un galimatías atomizado de partidos en el que cuentan más las relaciones que las ideas, cuyas diferencias son mínimas en algunos casos y abismales en otros. Se pueden fusionar las ideas, pero difícilmente las personas o los grupos. La observación final sobre "intereses personales" o "agendas internacionales" en los partidos es la forma habitual de descalificación. Difícilmente se puede construir un sistema democrático si todo el que opina de forma diferente es un espía de otra potencia, un hereje o un corrupto que solo busca su beneficio. Esto se aplicó en las elecciones presidenciales al que se atrevió a presentarse frente a al-Sisi.
El efecto del personalismo es demoledor porque no generará nunca un verdadero sistema democrático, sino sistemas cainitas. Lo primero que hizo Sadat cuando llegó al poder fue encarcelar a los nasseristas. Luego buscó una excusa.
Las dos horas de silencio fueron las únicas de calma, suponemos que porque durante ellas solo habló el gobierno. Pero la calma duró lo que el silencio, al llegar la tercera hora.


* "Dialogue meeting to discuss Egypt parliament law reforms hampered by disagreement" Ahram Online 7/04/2015http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/127137/Egypt/Politics-/Dialogue-meeting-to-discuss-Egypt-parliament-law-r.aspx




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