viernes, 20 de febrero de 2015

El retroceso de la Historia o cierra la muralla

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Finalmente ocurrió. Era cuestión de tiempo y ha llegado. Ya es oficial. Leo el esperado y temido titular de Egypt Independent: "Egypt confiscates revolution-time graffiti book for “instigating revolt”". Ya se ha llegado al punto en el que lo que la revolución mostró, el pueblo celebró y salió a la calle a exigir se ha vuelto oficialmente un peligro. La imagen de la revolución incita a la revolución, una tautología egipcia más que añadir. La definitiva.
El ciclo se ha completado y Egipto ha regresado oficialmente a la casilla de salida, lo que implica el enterramiento de la Revolución del 25 de enero de 2011, la que acabó con Mubarak y cuya reacción está reconstruyendo un régimen enemigo de la propia revolución. La revolución son dos cosas: un movimiento de rechazo y unas ideas conformadas como reacción a lo que se rechaza. El movimiento puede ser real, mientas que las ideas animadoras pueden ser confusas, hasta imaginarias, y no llegar a concretarse nunca. Les dieron a Mubarak provisionalmente para que todo siguiera igual, para que no fuera a más. ya las aguas se han calmado y Mubarak está exonerado y sus amigos en las listas del parlamento futuro. Todo regresa al orden milenario. Solo la revolución tenía prisas.
El diario Egypt Independent da cuenta de este momento histórico en el que el orden surgido de la revolución, según la retórica autoproclamada en el prefacio constitucional, es incapaz de soportar su propia historia y se revuelve contra ella:

Egypt's customs services in Alexandria have seized 400 copies of  "Walls of Freedom", a book depicting Egypt's street graffitti art in the context of the 2011 uprising,  for “instigating revolt,” says the Finance Ministry.
Ahmed al-Sayyad, the ministry’s undersecretary, told Al-Masry Al-Youm that the book contains elements that give "advice on confronting police and army forces,” therefore a cause for concern.*


Por mucho que use una retórica revolucionaria, el régimen egipcio surgido en el proceso al hilo de los acontecimientos no es más que la restitución del "orden" imperante anteriormente, el surgido desde los años cincuenta, que fue incapaz de satisfacer las promesas de justicia, libertad y prosperidad, gritos que se han escuchado década tras década, sin que fueran satisfechos.
El secuestro de esos cuatrocientos ejemplares de la conocida obra "Walls of freedom", un libro en el que se recogen las muestras de los grafitis callejeros producidos durante la revolución y después de ella. Con el secuestro y prohibición no se censura a un artista o a un pensador específicos. Se censura a un pueblo, a una generación al completo, la que soñó con un Egipto posible y lo expresó en los muros de las calles, bajo los puentes.
Las pintadas escandalizaban a los desmemoriados y fueron desapareciendo muchas de ellas. Ahora se considera prohibido el acceso a su propia historia.


El arte callejero, memoria colectiva, grito plástico surgido al ritmo de los acontecimientos, arte funerario recordatorio de los que nadie quiere recordar, pero especialmente recordatorio de quien apretó casi siempre el gatillo, es incómodo y peligroso. Es incómodo ir a las manifestaciones patrióticas a aplaudir a rabiar, a lanzar gritos fervorosos, y encontrar en tu camino algunas de las imágenes que Egypt Independent recupera en su artículo. Es un choque visual y mental en un país que después de rebelarse contra un militar sostenido por el ejército, Hosni Mubarak, acaba besando las fotos de otro.
A diferencia de otras formas de arte, los grafitis, el arte callejero no queda encerrado en un museo al que se pueda decidir no entrar e ignorar. Esa es precisamente su función: evitar que podamos ignorarlo, provocarnos con su mensaje.
Y el mensaje de esas pinturas que el libro Walls of Freedom, los tres años de pinturas en las calles, es algo que una parte del pueblo egipcio no puede soportar, literalmente. No se puede llevar ropa interior, comer chocolatinas, etc. con la imagen del general Al-Sisi y contemplar muchas de las imágenes que se pintaron como respuestas a las distintas masacres provocadas en las calles por los mismos a los que se acude a aplaudir.


No por pintar muros sino por llevar flores murió hace unos días la activista Shaimaa al-Sabbagh, la "mártir de las flores". Ella trataba de mantener la memoria de los caídos en la revolución, pero otros decidieron que recordar de esa manera no era recordar sino subversión del estado, un peligro contra la seguridad nacional. También se ha decretado el silencio a los medios de comunicación sobre su muerte. Es una forma no de traer sobre ella ninguna verdad, sino de intentar poner en marcha el olvido. Su imagen se ha convertido en un nuevo icono con el que pintar las paredes y carteles. También será prohibida como causa de enfrentamiento entre las fuerzas de seguridad y el pueblo, según la fórmula dada.
La prohibición de la obra, su secuestro en la frontera, es un paso más en la orwellización del país. Orwell inventó el término "vaporizar"  para ese borrar de la memoria y de la historia todo lo que se muestra como incoherente con el estado actual de las cosas. Shaimaa al-Sabbagh, como los anteriores caídos, ahora convertidos en "vapor", deben desaparecer de la memoria. Los libros son nuestra memoria externa, son la fijación de lo que ha sido. Prohibir los libros, condenarlos, además de un acto dictatorial, es un intento de sustituir la memoria individual y la colectiva por la memoria oficial, la única aceptable ya. El pensamiento único, el que libera de las contradicciones, el que es necesario mantener por la fuerza para que las erosivas fuerzas de la contradicción no debiliten al Estado y sus discursos oficiales.


Todo sigue la misma senda, la reducción unilateral de la verdad hasta alcanzar los tintes adecuados para el discurso que deje en manos de la autoridad qué es verdad, qué es mentira. Mada Masr nos trae otro titular escandaloso por motivos que derivan de la misma raíz orwelliana: "Analysts decry proposal allowing judges to ignore witness testimonies"
En otra increíble situación, los jueces pueden ignorar a los testigos de la defensa en beneficio de una justicia más rápida. ¡Eso en el país de la sentencias masivas de muerte en juicios de poco más de dos horas! Señalan en Mada Masr:

Planned amendments to the Criminal Procedures Law would give the court the power to overlook witness testimonies during a trial, the privately owned newspaper Al-Shorouk reported Thursday.
In a Cabinet meeting, ministers discussed a proposal to amend Articles 277 and 289 of the law, which oblige judges to hear the testimonies of witnesses for both the defense and the prosecution. These articles were intended as an important component of the checks and balances guaranteeing fairness in judicial proceedings. But the proposed amendments would give judges the freedom to overlook testimonies at will.
The amendments have already been sent to the State Council for final review and approval.
Government sources claimed the amendments would save time in trials, allowing “the principle of prompt justice without sacrificing the rights of the disputing sides. Judges in criminal courts can enact their own wisdom according to the evidence they see.”**


¿Se puede ignorar, ni siquiera escuchar a los testigos que se aportan en una defensa? ¿Es justicia? Es una muestra más del poder del "estado" a través de sus fuerzas: militares, policía, jueces. Sus acciones se vuelven incontestables gracias a leyes que les protegen de la crítica y ahora, un paso más, pueden ignorar los testimonios de los testigos y dictar sentencia según su propia "sabiduría".
Lo peor de todo esto es la aprobación dentro de una espiral de aceptación en donde todo acaba justificándose en aras de discursos grandilocuentes que todo lo tapa. Los libros que quedan en la frontera retenidos ya no son de ideas peligrosas, sino todos aquellos que puedan recordar lo que ocurrió realmente en la calles, quiénes murieron y quiénes mataron.


Un tercer artículo, de nuevo en Egypt Independent, nos deja ¿sorprendidos? Nos trae la noticia de la publicación en su propio medio, en la edición en árabe, de una artículo: "Citing Western experience, columnist suggests extermination of Brotherhood leadership". El artículo es la justificación del "exterminio" por parte del estado de los miembros de la Hermandad siguiendo el principio del "ojo por ojo":

An Egyptian columnist has implied the extermination of Muslim Brotherhood leadership as means of retaliation for police, army and civilians killings, which the government blames the group for masterminding.
“Sometimes, you are obliged to resort to unconventional solutions in confronting terrorist groups,” Assem Hanafy, a satirical writer, said in his article in Al-Masry Al-Youm on Wednesday.
“States has several arms that can be used when necessary to protect their citizens from illegal violence. That’s the work of intelligence and security bodies that the official state should not carry out,” he added in his article entitled “Start with the Brotherhood.”
In his article, Hanafy encourages the state to launch what he called “undeclared dirty operations both at home and beyond borders” as he put it.***


Así da cuenta de ello el propio periódico en el que ha aparecido el artículo. No deja de ser sorprendente que sea noticia para el medio lo que el propio medio da a la luz. Creo que es una muestra más de las diferencias abismales que se están empezando a dar dentro de la sociedad egipcia.
Lo peor del artículo —del que Francisco Carrión de información en El Mundo con el título "La prensa egipcia cita a los GAL para justificar el asesinato de Hermanos Musulmanes"****— es la "justificación" como una forma de trabajo "occidental", "democrática", con lo que se pretende establecer que las democracias se defienden mediante la violencia de sus enemigos. Se olvida el columnista de un hecho clave: Egipto no es una democracia, como se empeña cada día en mostrar con sus actos. Las dos noticias anteriores hablan de censura, de borrar la revolución y de ignorar los testimonios de los testigos por parte de unos jueces que realizan masivas condenas a muerte, que encierran periodistas que dicen lo que no gusta a los poderes y con calles en las que además de los terroristas reales corres el riesgo de que sea la propia policía la que te silencie, como es el caso de Shaimaa el-Sabbagh. La "defensa de la democracia" no es más que una parte de la retórica grandilocuente con la que se hizo caer el régimen que los Hermanos Musulmanes estaban intentando implantar mediante el asalto a las instituciones del Estado. La sociedad protestó y el Ejército se convirtió en el protagonista, el mismo ejército con el que se había respaldado el régimen anterior y del que forma parte.


El artículo citado dedica sus cuatro o cinco primeros párrafos a poner el ejemplo de España y la lucha contra ETA. El episodio de los GAL no es precisamente el más brillante de la historia de nuestra incipiente democracia y debería el columnista contar el final: la condena y el rechazo. Los GAL no fueron los que acabaron con el problema de ETA, sino la ley y el rechazo social ante el hartazgo de la violencia.

“England, the world’s leader of democracy, resorted to underground organizations in dealing with the Irish Republican Army,” Hefny wrote. “Facing ETA separatists, who practiced bloody violence and terrorized society for years, the government there (in Spain) came up with a genius solution. Every time the separatist organization killed a member of the police, for example, the response was to assassinate one of ETA’s political leaders.”***


El papel del ejército británico o del español no es el del ejército egipcio, indudablemente. Y han sido muchos los factores, incluido el propio ejército, los que han impedido que Egipto pudiera ser una democracia equiparable mínimamente a la británica o a la española. 
Cuando el ejército tomó las riendas del levantamiento contra el propio ejército, cuando la SCAF (la Junta Militar), decidió ser quien lideraría la transición, se pudo intuir que no eran los más indicados para hacerlo, ni por sensibilidad ni por coherencia política ni por sentido de futuro. Ni el ejército ni los islamistas, desgraciadamente, han sabido llevar a Egipto hacia la democracia por el sencillo argumento de que no son demócratas ni lo han sido nunca, ni por historia ni por mentalidad. Son poderes antagónicos que buscan hacerse con la representación de la sociedad, actuar en su nombre. No la respetan, quieren ser obedecidos por ella y hacerlas a su imagen, militar o islamista 


Ese es el triste destino de Egipto, que los que quieren libertades y les gustaría que todos pudieran disfrutarlas se encuentran con el muro infranqueable de las mentalidades totalitarias. Los muros de la libertad, el libro secuestrado, es el recordatorio de la precariedad de la democracia en Egipto y de la mala memoria, de la división profunda que existe en su sociedad, de los errores que no llevan hacia una pacificación social, sino al deseo de exterminar al otro como principio de acción social. No se hace una democracia censurando, acallando testigos, practicando el ojo por ojo. La pedagogía de la democracia es la de su superioridad moral frente a la violencia, el constante argumento de la superioridad de la libertad y el diálogo frente al autoritarismo. Sin embargo hay algo de perversión en esa fascinación constante por la fuerza, por la eliminación del otro. Cuando en las sociedades se alzan voces patrióticas exigiendo muertes, justificando las torturas, los crímenes, etc., no se está creando un estado fuerte, sino un estado enfermo.
No es Reino Unido o España el modelo de estado que se debería citar por el articulista, sino la Alemania Nazi y la Unión Soviética. Cometiendo crímenes, censurando, acallando, no se fortalecen ni estado ni democracia, solo se envenena a la sociedad y se cierra el camino del futuro. Los muros de la libertad pasan a ser los de las cárceles. 
Una de las pintadas, esas que no se quieren recordar, muestra una grúa llevando un carro de combate lejos, hasta las fronteras, sacándolo del centro de la vida del país. Con la prohibición de las imágenes de la revolución, el estado egipcio incide en los actos autoritarios que llevaron a la propia revolución. Comentamos la aparición del libro en su momento, un proyecto colectivo. Hoy la noticia es que el pueblo egipcio tendrá obstáculos para recordar su propia voz, sus gritos de protesta. Hoy solo queda el canto o el llanto.




* "Egypt confiscates revolution-time graffiti book for “instigating revolt”" Egypt Independent 18/02/2015 http://www.egyptindependent.com//news/update-egypt-confiscates-revolution-time-graffiti-book-%E2%80%9Cinstigating-revolt%E2%80%9D
** "Analysts decry proposal allowing judges to ignore witness testimonies" Mada Masr 19/02/2015 http://www.madamasr.com/news/analysts-decry-proposal-allowing-judges-ignore-witness-testimonies
*** "Citing Western experience, columnist suggests extermination of Brotherhood leadership" Egypt Independent 18/02/2015 









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