miércoles, 14 de enero de 2015

El niño que llevamos dentro

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Acabo de escuchar en Euronews las palabras de la presentación del número de Charlie Hebdo que saldrá a la calle hoy mismo. Escuchando a Luz, el dibujante que ha realizado la portada, definiéndose como un niño al que le gusta dibujar, ver el mundo desde otro lugar. "Supongo", dice, "que los terroristas habrán sido alguna vez niños a los que les gustaba dibujar". Describe así una teoría clásica sobre el artista y su relación con el mundo; es una relación que le sitúa en la infancia, un momento de la vida en el que la sorpresa hace ver las cosas desde ángulos insospechados para el adulto. El artista vive en ese tiempo detenido y fresco, irreverente y juguetón, en una infancia constante combatiendo la seriedad del mundo.
Escuchándole percibes la distancia entre el artista y el terrorista. La cuestión sobre la infancia del terrorista es ingenua y revela precisamente esa distancia. Podemos apelar a la infancia como espacio de inocencia, considerar que el arte es juego. Sin embargo, el fanatismo es lo contrario de la infancia; es un espacio rígido, sin esa capacidad de ver el mundo de otra manera, como es característico del artista, esa dislocación de la mirada, el distanciamiento. El fanático, el integrista —político, religioso, etc.— ha perdido la capacidad elástica de adaptarse al mundo y tiene la pretensión de que el mundo se adapte a él. Es la intransigencia que comienza por él mismo y que extiende a los demás. 

Ayer criticábamos el titular de El Periódico por su señalamiento simplista de que una niña de diez años "mata" a veinte personas haciéndose estallar y nos preguntábamos sobre la muerte previa de esa niña, ¿quién la había matado a ella antes? Hoy el diario El Mundo trae hoy la noticia de la difusión de un vídeo del Estado Islámico en el que un niño de diez años da ajusticia a dos supuestos espías rusos capturados. Es, dicen, un aviso a Occidente para que no vayan allá a espiar su paraíso en la tierra.
La muerte de la infancia es un objetivo prioritario del fundamentalismo. Esa infancia abierta, irreverente, elástica, que tiene en mente el dibujante de Charlie Hebdo, esa regresión constante del artista al mundo regido por el principio del placer freudiano, esa infancia creativa, no existe en la mente del fundamentalista. Por el contrario, la ve como una aberración, un mal que hay que extirpar. En su pragmatismo brutal, los fundamentalistas buscan matar esas virtudes que en nuestra ingenuidad pensamos universales, valores de una infancia al alcance de todos. 
Como han hecho todos los fascismos —pensemos en las Juventudes hitlerianas—, hay que coger a la gente inmadura, acrítica, manejable, para evitar disidencias en el futuro. Un adoctrinado hoy es un soldado de mañana. Lo hacen los cárteles mafiosos, los narcos. Todos ellos forman parte de una misma visión unilateral del mundo e instrumental de las personas. Todos buscan el control absoluto para la obediencia absoluta. Y es la infancia, momento de encrucijadas, donde actúan para matar la elección futura. Son las antípodas de nuestro concepto de educación que busca la autonomía del individuo, el que pueda crecer pensando por sí mismo y tomar sus decisiones. Aquí, por el contrario, se busca la sumisión fanática, gozosa y enérgica que es la que hace que matar se convierta en un placer. 


Primero se mata al niño y luego se utiliza su cuerpo sin voluntad, pero lleno de la energía que se le ha dado —el fanatismo— para que se continúe la cadena de la muerte. No, para los fundamentalistas no existe la infancia más que como una arcilla maleable a la que hay que imponer cuanto antes una forma específica para evitar que pueda ver el mundo con otros ojos.
Francisco Carrión, quien firma la información sobre el vídeo del Estado islámico en El Mundo, hace una detallada relación del uso de los niños por parte del fundamentalismo yihadista:

El vídeo concluye con el fragmento de una entrevista anterior, difundida a finales de 2014, en la que el niño -que dice llamarse Abdalá y ser originario de Kazajistán- declara su intención de ser "muyahidin" (guerrero santo). "Seré uno de tus asesinos, infiel", señala sonriente. No es la primera vez que el IS divulga vídeos en los que se jacta de usar a niños en sus acciones. Hace dos meses se hizo público un vídeo que muestra a niños reclutados por el IS en un campo de entrenamiento en la provincia de Nínive, en el norte de Irak.
Una cantera forzada
El uso de niños soldados es una práctica que el IS probó con éxito en la vecina Siria al cobijo de una brutal guerra civil. "La infancia ha sido, desde el primer momento, un objetivo prioritario de la propaganda del IS a través de las reuniones de 'dawa' (predicación) y las jornadas de asueto. Son la próxima generación, la que puede ayudar a perpetuar la existencia del grupo", explicó hace unos meses a este diario el experto en yihadismo Ayman al Tamimi.
En la ciudad siria de Raqqa, la capital "de facto" del califato proclamado a finales de junio, los barbudos han establecido campos de entrenamiento para inocular su fundamentalista interpretación del islam a una prometedora legión de imberbes. Entre las enseñanzas impartidas en una atípica escuela de verano organizada en el bastión yihadista, figura la lección atroz de decapitar a "infieles".
Varios padres que fueron forzados a enviar a sus hijos al campamento relataron a la web 'Syria Deeply' que sus vástagos ensayaron el arte de rebanar cabezas en muñecas rubias de ojos azules vestidas con los uniformes naranjas usados en Guantánamo. El "lavado de cerebro" -como lo han bautizado algunos progenitores- ha manufacturado leales y entusiastas "muyahidines" como desveló en agosto la web estadounidense Vice News. En uno de los vídeos filmados en Raqqa, el benjamín de un aula del IS grita a la cámara: "Os prometemos coches bomba y atentados. Destruiremos a los enemigos de la religión, a todos aquellos que lucharon contra el IS".
En Raqqa y en Mosul, la segunda ciudad de Irak, los menores asisten con terrible normalidad a lapidaciones o crucifixiones perpetradas en plazas públicas y a plena luz del día. En su cuartel general, además, un edicto ha aplicado al currículo escolar una profunda poda. "Las siguientes materias son suprimidas definitivamente: música, educación nacionalista, estudios sociales, historia, dibujo, deporte, filosofía..", decretó el pliego.*


Es difícil concebir un plan más sistemático de destrucción de la persona. Dividimos artificialmente la "infancia" y vemos al niño como algo distinto del adulto. Terrible error de percepción. El fundamentalista no lo tiene. En su visión aristotélico pragmática el niño es la potencia del hombre. Se le debe dirigir hacia su propio destino que solo es uno: el sumiso. A los primeros yihadista que combatían en Siria se les preguntaba ingenuamente por su familias y lo que dejaban atrás. Ellos les miraban con asombro y cierta sorna. ¿Familia? Su evolución ha sido dar un paso más y convertir todo lo anterior en irrelevante y prescindible. ¡Qué les importan a ellos las familias! El fanático se va desprendiendo de todo lo que sea un obstáculo en su meta única.

La información sobre la configuración del currículum escolar no es irrelevante. Hay que prescindir de todo lo que distraiga de pensar en Dios y de todo lo que haga albergar la sensación de que existe una posibilidad para el mundo diferente a la que ellos han diseñado. Aprender es repetir el mensaje dado hasta que no haya otra idea en la cabeza, hasta que no cueste nada apretar el gatillo, hasta que estallar sea un placer porque entras en el paraíso y mandas al infierno al mayor número de infieles posible. Además satisfaces a tu líder —ese hombre sabio, amado y bendecido por Dios— que te dice cada día que vas por el buen camino, el de la obediencia.
El primer paso es matar al niño que hay en el hombre. La cuestión que el dibujante plantea, su apelación al niño que una vez fue el terrorista, carece de sentido. Su adoctrinamiento ha tenido como finalidad, precisamente, matar a ese niño como fase previa y necesaria para poder empuñar un arma, hacer volar por los aires un mercado o cualquier otra acción gozosa.
Ese niño era el primer objetivo de una muerte programada. Ahora son muertos que causan muerte, una muerte que piensan les llevarán a la vida eterna.

El niño dibujante mantiene viva la ilusión de que el mundo cambia y de que la gente puede cambiar apelando a una simpatía universal en el dolor. Es otra muestra más de ese carácter ingenuo. El fundamentalista no cambia; el cambio es un error, una forma degenerada. Hay error porque el mundo cambia, se desvía de lo que está ya dado. Es inmovilista y universal. Su misión no es cambiar el mundo, sino restaurar el orden perdido. Con el Califato se conseguirá devolver parte de ese orden perdido.
Las palabras de Luz al presentar la portada del número que estará hoy, con tres millones de ejemplares, pertenecen a un mundo diferente:

‘‘No es la portada que todo el mundo quería que hiciésemos pero sí la portada que nosotros queríamos hacer. No es la portada que los terroristas querían porque no sale ningún terrorista. Sólo hay un hombre que llora, un buen hombre que llora y es Mahoma. Lo siento, le hemos dibujado otra vez. Pero el Mahoma que hemos dibujado es un buen hombre que llora antes que nada”, explicaba Luz, dibujante responsable de la portada.**

¡Bendita ingenuidad! Simplemente les resultará una portada incomprensible, una afrenta peor desde su manera de interpretar la religión. ¿Perdonar? ¿Qué es eso? ¿Llorar, por quién? Para el fanático, un Mahoma que llora es una humillación peor. Carecen de la posibilidad de interpretar el mensaje que se les dedica desde la portada conciliatoria, realizada desde un universo simbólico diferente. No disponen de las cualidades interpretativas necesarias para entender lo que se les dice a través de esa imagen. Su universo semiótico es otro y la traducción a su mundo que implica esa lectura es solo un malentendido más. No hay posibilidad de lectura correcta porque no existe la capacidad elástica de ponerse en lugar del otro. Tampoco la voluntad de hacerlo. Para ver positivamente la portada hay que querer verla positivamente. Pero hay que querer. Está hecha desde unos valores que no comparte el que los niega.

La apelación al niño que llevamos dentro carece de sentido. Ese Mahoma perdonando, hombre de paz, llorando por la muerte de sus enemigos, no entra en sus límites ideológicos, en los que todo lo más, primero se advierte y luego se actúa. El lenguaje les resulta simplemente incomprensible. Es la distancia absoluta entre los códigos, la imposibilidad comunicativa.
Y en un mundo en el que los mensajes están instantáneamente y simultáneamente en cualquier lugar del mundo se crea un problema. La radicalización del islamismo es sobre todo la reacción a un universo abierto que les rodea y les puede hacer perder su pretensión de hegemonía sobre mentes y cuerpos del espacio que controlan. Por eso la reacción ante un mundo interconectado, la reacción contra un Occidente que hace llegar su variedad hasta las puertas misma de sus lugares de adoctrinamiento. La cuestión de Israel y Palestina es solo una pequeña parte. Lo que les preocupa es que esos niños cuyas posibilidades de ser de otra forma se multiplican se les escapen de las manos. Por eso trasladan a sus predicadores más radicales a las ciudades europeas, para evitar que ese niño se les escape y un día regrese a casa y les pregunte, mirándoles a los ojos, ¿por qué?, la pregunta que cuestione su mundo, un universo regido por la obediencia, por la sumisión absoluta considerada como perfección, como antesala del paraíso.
Nuestro reto cultural es no dejar de ser niños sin ser ingenuos. Hay que seguir siendo flexibles para evitar caer en la rigidez del fanático. 



* "El IS difunde la ejecución de dos presuntos espías rusos a manos de un niño de 10 años" El Mundo 13/01/2015 http://www.elmundo.es/internacional/2015/01/13/54b561e1ca47415c1b8b4582.html

** "Charlie Hebdo regresa este miércoles con Mahoma en la portada y perdonando “todo”" Euronews 13/01/2015 http://es.euronews.com/2015/01/13/charlie-hebdo-regresa-este-miercoles-con-mahoma-en-la-portada-y-perdonando-todo/









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