martes, 20 de enero de 2015

El arte de la cita o qué meter en la maleta cuando llegue el fin del mundo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El diario El País nos llama la atención con un titular, "Un método científico permite saber qué películas pasarán a la historia", seguido de una afirmación rotunda: "La red de conexiones entre filmes predice los títulos más relevantes mejor que los críticos, las encuestas a los aficionados, los Oscar o los ingresos en taquilla". Mucho me temo que aquí el verbo "predecir" carezca de sentido, es más, sea lo contrario de lo que se quiere decir.
Como se trata de reducir todo a situaciones espectaculares, se nos introduce de esta manera en la cuestión:

Un equipo de matemáticos y biólogos expertos en sistemas complejos cree haber encontrado la fórmula para saber qué películas habría que salvar si el mundo se acabara. Y las claves están en los propios filmes. Usando algoritmos como el PageRank, originalmente desarrollado por Google, estos investigadores han demostrado que la red entretejida entre los distintos títulos en forma de referencias entre unos y otros supera a cualquier otra forma de medir la importancia de una película.*


La presentación apocalíptica ya nos desvía del problema: si el mundo se acabara no habría nada que salvar y plantear una cuestión así no tiene ningún sentido ni tan siquiera con la saludable intención de llamar la atención. No se trata de qué hay que salvar, sino de tratar de establecer algún criterio "objetivo" para la medición de un concepto absolutamente etéreo como es el de la relevancia cultural en el campo cinematográfico.
Los norteamericanos, pueblo de historia reciente, siempre han sentido una gran preocupación por la preservación de su legado. Eso afecta a la cultura popular tanto como a otras formas minoritarias. El National Film Preservation Board, perteneciente a la Biblioteca del Congreso, tiene como misión conservar ese legado a través de los programas establecidos para ello. Cada año se seleccionan 25 filmes ("The National Film Registry selects 25 films each year showcasing the range and diversity of American film heritage to increase awareness for its preservation") que les parecen merecedores de formar parte de un programas de ayudas para su conservación, protección y difusión. Para confeccionar esa lista de películas, los criterios —como en cualquier campo de la cultura— son siempre revisables y mejorables, dependiendo de nuestra valoración de su eficacia.
En las páginas del Programa se señala en el apartado "nominaciones", en el que se describe el sistema:

Your voice is important! Librarian of Congress James H. Billington seeks nominations for the National Film Registry. Public nominations play a key role when the Librarian of Congress and Film Board are considering their final selections. To be eligible for the Registry, a film must be at least 10 years old and be "culturally, historically, or aesthetically significant."


Las propuestas de la gente son importantes, pero no deja de ser un criterio que se basa en el gusto popular. Lo que han hecho los investigadores no es hacer una lista para el fin del mundo, como se nos dice en el texto comentado, sino tratar de establecer otro tipo de criterios usando sistemas que se utilizan en el campo no de la ciencia sino de la "literatura científica".
Los científicos —de esto se ocupa la Sociología de la Ciencia— dedican una parte de su esfuerzo y recursos para establecer la relevancia de sus teorías y afirmaciones. Por supervivencia académica, recepción de nuevos fondos y una pizca de vanidad, los científicos trata de establecer su influencia sobre otros mediante el sistemas de citaciones, es decir, a unos se les ignora (lo que les convierte en "irrelevantes") y a otros se es "cita" en los trabajos de otros. Esto último quiere decir que su trabajo es valorado y que sirve de punto de partida para los de los demás.


Los historiadores de la Ciencia han establecido, en cambio, que ese criterio es importante pero no siempre fiable, ya que la no citación de un trabajo puede ser debido a algunos otros motivos, como por ejemplo la incapacidad de su tiempo para entenderlo porque no sigue el camino de la "ciencia normal", es decir la corriente principal, por usar el término de T.S. Kuhn. Nadie citó a Mendel en su momento y fue ignorado por décadas, por poner un caso célebre. Darwin se tuvo que enfrentar a las teorías que daban por buena las catástrofes, el "diluvio universal", en concreto, sostenidas por los científicos más relevantes de su tiempo en ese campo.
El sistema de citaciones y de la relevancia de los trabajos tiene muchos críticos finos, pero se acepta no como un indicio de inmortalidad de las ideas, sino como una forma pragmática de repartir recursos. La difusión de los trabajos depende de muchos, muchísimos factores, muchos de ellos restrictivos.
En el texto se nos dice:

A falta de un valor absoluto, los investigadores usaron su sistema de referencias entre películas para ver si este método automático y objetivo predecía mejor que otras métricas si un filme está en el listado del NFR o no. La idea la tomaron prestada del sistema de citaciones científicas. Cuando un investigador publica un estudio, está obligado a citar los trabajos de anteriores científicos en los que se apoya el suyo. En el caso del cine, los directores no suelen poner en los títulos de crédito que una escena o diálogo determinado se inspira en otra película. La investigación da una lista de las películas más citadas y entre las 10 primeras están El mago de Oz, La guerra de las galaxias, Psicosis, Casablanca, Lo que el viento se llevo, Ciudadano Kane y El Padrino.*


¡Vaya, hombre! Ya no se trata de saber qué películas hay que llevarse a otro planeta si se acaba el mundo y nos da tiempo a recoger los DVD y a salir por piernas, sino de probar si unos programas con unos criterios específicos "coinciden" con los de la lista de la Biblioteca del Congreso. "Coincidir" significa que esa lista se usa como forma de verificación de que los resultados del programa son creíbles. De otra manera no podemos comprobar que lo son, pues la idea de "relevancia cultural" necesita de esa referencia social con la que hasta el momento se han elaborado.
Como casi todo lo que tiene que ver con la valoración cultural, es una cuestión de "gusto", es decir, de la apreciación que una época hace de lo que produce y recibe. Los criterios del Programa tienen en cuenta esas propuestas que parten de cero en cada año, no son acumulables. El objetivo no es señalar las películas más importantes de la historia, las que hay que llevar a otro planeta, sino aquellas a las que hay que asignar cada año recursos para preservarlas. Se trata, además y lógicamente, de legado estadounidense. Cada país se debe ocupar de las suyas.
Estas han sido algunas de las películas de este año 2014:

The 2014 registry list includes such iconic movies as "Saving Private Ryan," a treatise about the harsh realities of war, which earned director Steven Spielberg an Academy Award; the chilling 1968 horror masterpiece "Rosemary’s Baby"; Arthur Penn’s Western saga starring Dustin Hoffman, "Little Big Man"; director John Hughes’ "Ferris Bueller’s Day Off"; and Joel and Ethan Coen’s cult classic, "The Big Lebowski." 
The list also includes John Lasseter’s 1986 animated film, "Luxo Jr."; the 1953 "House of Wax," the first full-length 3-D color film produced and released by a major American film studio; 1971’s "Willy Wonka and the Chocolate Factory," starring Gene Wilder; Howard Hawks’ 1959 Western "Rio Bravo"; and Charles Laughton comic turn in the 1935 "Ruggles of Red Gap." Also making the list is Efraín Gutiérrez’s 1976 independent movie, "Please Don’t Bury Me Alive!," considered by historians to be the first Chicano feature film.


La lista del año incluye películas documentales, cortometrajes, filmes de la época del cine mudo, etc. La idea es salvar la memoria del deterioro de los materiales y mantenerlos sanos y vivos.
La cultura es un sistema de gran complejidad. Lo que se ha tratado es de verificar una idea: que la cultura funciona como un sistema de referencias y que la "cita" cinematográfica es un indicador de relevancia en términos culturales. Lo que han tratado de establecer es la validez de un modelo explicativo de su funcionamiento.
Han usado la IMDB, que es también un sistema de recogida de datos, para las referencias y han visto después si las películas más citadas están incluidas también en la lista del Programa de la Biblioteca del Congreso. De esa forma han comprobado algo que tiene su lógica: que las películas a la que la gente dedica más atención en la IMDB (en términos de reconocimiento de referencias) forman parte de las más votadas para la preservación pública.


Para reconocer una "cita" cinematográfica —o literaria, etc.— lo primero es conocer la obra citada. Yo puedo hacer una película en donde haga una citación (verbal, musical, visual) de otra y los demás pueden reconocerla o no. Si la obra es conocida, habrá más probabilidades de que sea reconocida, detectada e incluida como tal referencia en la IMDB. Si la obra no es conocida, no será reconocida.
El sistema es sencillo y establece la cultura como un sistema de vínculos con la tradición, un movimiento de cita constante que haría las delicias de cualquier teórico postmodernista. No es un sistema de sustitución del "gusto", pues tanto la cita de la IMDB como la lista de "nominadas" para la protección parten del público y su capacidad de reconocimiento.


Hace unos años se preguntó a una serie de escritores de todo el mundo cuál era para ellos la novela más importante. El resultado fue El Quijote, lo que sirvió para hacer titulares chauvinistas. Comenté en su momento, que lo verdaderamente importante no era eso, sino que los cuatro o cinco siguiente de la lista eran autores de obras "cervantinas", como era el caso de Gustave Flaubert, con Madame Bovary.
El crítico Gérard Genette estudió los mecanismos de la intertextualidad a través de una serie pormenorizada de variantes que establecían las relaciones entre los textos. Seguía las ideas de Bajtín, Julia Kristeva y otros investigadores para los cuales la referencia era la base de la textualidad.
A diferencia de los fenómenos de la Naturaleza, los de la Cultura se mueven por otros parámetros. Aquí no se trata de establecer predicciones, sino de detectar los complejos recorridos de las influencias culturales y de su sistema interno de reenvíos. Esto tiene que ver con muchos factores que dependen de la historia y su desarrollo.


A pesar de los titulares, no se trata de saber "qué películas pasarán a la historia", porque la "historia" es algo que hacemos nosotros mismos en este caso con nuestro propio recuerdo, sino de saber las que ya forman parte de ella a través de la cita. El artista traduce el recuerdo en nuevas imágenes, historias, palabras. El público las detecta o no. El olvido es lo que determina qué pasa o no a la historia en una terrible obviedad: es historia lo que recordamos y no lo es lo que olvidamos. La referencia es un indicador de vitalidad, tanto del artista que la realiza como del público que la reconoce. Por definición, la cita es un ejercicio de memoria.
Cuando un pueblo conoce su legado con detalle —para eso está la educación— se manifiesta en su cultura viva, pues se usa como vínculo —como homenaje, como parodia— con los públicos que lo reconocen. No se trata de qué pasará a la historia, sino de qué forma parte de la tradición, concepto muy mal entendido. "Pasar a la historia" no es un concepto "científico", sino una forma de llamar a un estado de reconocimiento de algo que forma parte de la cultura y se convierte en nuevos textos como parte del intercambio comunicativo.

* "Un método científico permite saber qué películas pasarán a la historia" El País 19/01/2015 http://elpais.com/elpais/2015/01/19/ciencia/1421682948_767798.html








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