miércoles, 15 de octubre de 2014

El regreso de Nigel o en todas partes cuecen fábulas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Son las seis de la mañana y, como cualquier mañana, intentas superar el choque que te producen las cinco primeras noticas de lo que ocurre en el mudo, tres en el caso de España, mucho más duro. Pero me encontré con la historia de Nigel.
Ayer fue la inauguración de nuestro máster de Periodismo. Se hizo con una conferencia a cargo del periodista norteamericano William Lyon. Desde su acento americano, pero su correcto orden de ideas español, nos alertó sobre algunos de los males del periodismo español, entre otros la seriedad y las subordinadas. Contra el primer mal pedía sentido del humor; para el segundo, pensamiento claro. En su defecto, recomendó la práctica de los "editores", personas que —por las buenas o las malas— te ordenan el texto para que la gente te entienda y tenga una imagen errónea de ti.
Por eso el artículo sobre Nigel en el diario El Mundo me ha permitido superar ese drama matutino que nos tiene siempre en el brete de volver a la cama y no salir de ella hasta que nos avisen para evacuar el planeta camino de Marte. Como la historia es de loros, es decir, de animales que hablan sin saber lo que dicen, explicamos que lo de "estar o ponerle a uno en un brete" se refiere literalmente al cepo de hierro que ponían en los pies a los condenados. Metafóricamente, significa ponerle a uno en situación dificultosa o comprometida. En un brete, por ejemplo, pone Junqueras a Mas; en un brete pone Mas a Rajoy, etc., etc. En un brete, de una forma u otra, estamos todos.


El Mundo lo ha titulado así: "La historia del loro Nigel: hablaba inglés cuando se perdió y vuelve a casa expresándose en español". Las historias con animales siempre tienen algo de fábula y la de Nigel lo tiene. En este caso, se mantiene esa tradición y Nigel pasa a ser algo más que un loro africano políglota. Otros, en cambio, como ABC, lo han incluido en la sección de Ciencia, aunque no sé muy bien porqué.
Nos dice El Mundo en su arranque:

Nigel es un simpático loro gris africano que ha permanecido fuera de su hogar durante los últimos cuatro años. Esta semana su dueño, el británico Darren Chick, que vive en Terrance (California), se sorprendió al tenerlo de vuelta a casa, después que una veterinaria lograse identificar a su propietario gracias al chip localizador del animalito.
Lo curioso del asunto es que el ave cuando desapareció hablaba en inglés con el acento británico que copió de su dueño. Pero ahora no se entienden. El loro sólo se expresa en español, y con acento mexicano.*


Aunque el periodismo debe buscar la claridad, como nos recomendó el maestro Lyon, la fábula comienza gracias a ese "ahora no se entienden". El uso del plural no solo hace que el dueño no entienda al loro (periodismo), sino que el loro no entienda al dueño (literatura). Desde esa pequeña licencia lingüística y evolutiva se lee el texto de otra manera. Y es ahí donde le sacamos el provecho a las historias intranscendentes, convirtiéndolas en fábulas.
No nos extraña, pues, lo que nos transmiten desde Miami para el diario:

En un estado donde los activistas contra los inmigrantes intentan frenar la llegada de personas procedentes del sur del Río Grande y quieren imponer el inglés como idioma único, Nigel se ha convertido en la nueva bandera de los activistas pro inmigrantes, especialmente activos en las redes sociales. "Los anti inmigrantes defensores del inglés se van a volver locos con esto", ha escrito una periodista de 'La Opinión' de Los Ángeles en su página de Facebook.
"Nigel es nuestro símbolo; chúpense ésa, señores racistas", ha agregado en Twitter un usuario que se identifica como La raza mexicana. Proliferan opiniones más o menos similares, como la de Mexicoin, quien considera que el pájaro "muestra que el español vino para quedarse en Estados Unidos".*


Por algunos estados del sur circulan pegatinas y chapas con la inscripción "no se habla español" o "inglés primero" mediante las que algunos expresan su rechazo al crecimiento de la cultura y el idioma que consideran que les invade desde el otro lado de la frontera. Que Nigel haya regresado a casa hablando español pasa a formar parte de una guerra simbólica y no tan simbólica que mantienen las comunidades allí.
Donde unos ven un secuestro con lavado de cerebro, otros ven el triunfo del idioma español que ha hecho que el loro gris africano regrese como si hubiera pasado por el Instituto Cervantes de Albuquerque.


Una vez que una historia se transforma en fábula, nuestra forma de contarla necesita de todos los ingredientes narrativos para reforzar su moraleja, punto que justifica existencia. No dicen en El Mundo:

El loro fue encontrado por una pareja que, curiosamente, regenta una peluquería para animales. "Escuché una voz que decía, 'Aló, aló'. Pensé que era un cliente, pero no vi a nadie hasta que me fijé en el loro", ha contado Julissa Sperling al diario 'The Daily Breeze'.
"Parecía un pájaro muy feliz. Cantaba todo el tiempo, hablaba mucho, sin control. 'Ladraba' constantemente y repetía '¿qué pasa, qué pasa?' en español. Soy de Panamá y lo entendí todo", añade Sperling.*

Todo concuerda. Nigel podría haber aparecido en una ferretería o en una tienda de motores fuera borda, pero no, lo hace en una peluquería de animales, como si hubiera llamado el día antes para pedir hora para hacerse unas mechas o cortarse las puntas. Sin embargo, indago sobre "Julissa Sperling" y compruebo que existe, que vive en Los Ángeles y es de Chiriqui, Panamá, un lugar precioso. Las evidencias sobre el caso se van acumulando, pero no por esto deja de ser una fábula, ya que no lo es por lo inverosímil, sino por la forma en que está contada.


Aunque siempre se nos diga que los hechos son los hechos, como norma del periodismo, la forma es que se cuenta tiene la máxima importancia. Por eso podemos seguir pensando en ella como historia ejemplar.
¿Qué ocurrió con el regreso del loro hispanizado?:

Al principio, el inglés dijo que no había perdido ningún loro, pero pensó que ella estaba hablando de algo reciente, no de hace cuatro años. "Cuando ella me habló del 'chip' y le miré a los ojos amarillos y marrones, reconocí a Nigel al instante. Nunca pensé verlo de nuevo", ha dicho Chick al rotativo.
Ahora, el loro y su dueño se enfrentan a otro dilema: la incomunicación. "Ya nos iremos entendiendo. Lo importante es que ha vuelto a casa", asegura Chick. Mientras, Nigel es el nuevo héroe de los inmigrantes hispanos en Estados Unidos y, quizá, su embajador en el reino animal.*


La actualización de la fábula exige que se adapte al universo de los lectores que la reciben, por eso queda algo entre Antonioni y Konrad Lorenz. Es lo que han hecho los activistas que defienden el español de los ataques de los que no quieren ni escucharlo. Las fábulas son además poderosas viajeras. Pensemos que hubiera podido ser el loro africano de Oriol Junqueras y que después de cuatro años regresa a casa diciendo "¿Qué pasa, qué pasa?, o que fuera el de Mariano Rajoy y regresara hablando catalán y tenga que decir lo mismo que Chick, "Ya nos iremos entendiendo. Lo importante es que ha vuelto a casa". Un sin fin de posibilidades interpretativas, como es propio de las fábulas.
No sé si Nigel volverá al inglés una vez que se le pase el síndrome de Estocolmo. Desconozco si Chick, el dueño legal de su cuerpo, pero no de su alma, hará el esfuerzo amoroso de aprender el español o incluso llegará a pasarse al catolicismo. Lo importante es, como él señala, que están juntos de nuevo.
¡Che bella, bella notte!




* "La historia del loro Nigel: hablaba inglés cuando se perdió y vuelve a casa expresándose en español" El Mundo 14/10/2014 http://www.elmundo.es/america/2014/10/14/543d79a722601d76278b456d.html





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