jueves, 11 de septiembre de 2014

Si te señalan con el dedo, que sea para bien

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Hace algún tiempo, en diciembre de 2012, una de estas entradas diarias se tituló "España y el mal ejemplo". Arrancaba con una cita de The New York Times en la que se ponía a España como ejemplo de lo que no había que hacer en economía. No era el único caso. Barack Obama dijo lo mismo en un discurso y muchos líderes mundiales parecían haber pactado una coletilla sobre lo mismo. Cuando tenían que asustar a sus audiencias o votantes, levantaban el fantasma español. Hace unos días el recién llegado Mateo Renzi, ante sus malas cifras italianas, retomaba el latiguillo y confesaba públicamente que aunque las cifras fueran malas él no quería que Italia tuviera como modelo a España, sino a Alemania. Pero el que pudiera decir eso a estas alturas era una reacción a la corriente contraria, mediante la que España ha vuelto a salir a la palestra pero con una intención muy diferente. Allí donde era el mal ejemplo, ha pasado a ser lo contrario: el ejemplo de cómo se puede cortar una situación peligrosísima y salir adelante. Los que nos criticaron y critican se han estancado mientras que eso que llamamos la "débil" o "tímida" recuperación se ve desde fuera como una especie de gesta que imitar. ¿Nos pusieron tan mal que ahora lo ven muy bien?


Hace algún tiempo comenzaron las grandes empresas francesas a picar a sus operarios y sindicatos poniéndoles a sus filiales españolas como ejemplo de sacrificio para recuperar la pérdida de competitividad. También nos hicimos eco de ello. ¿Es posible que lejos de las disputas políticas partidistas españolas, siempre maximalistas y poco proclives a la ecuanimidad, la España que ellos ven no sea la que nosotros tenemos delante? Como aquí nadie reconoce nada y todos condenan todo, es difícil saber el grado de fidelidad en la descripción de la realidad que tenemos delante. Eso se experimenta fácilmente con la llegada de amigos extranjeros que llegan a España tras la exposición a sus propios medios de comunicación. Algunos esperaban llegar a escenarios apocalípticos y no fue eso lo que se encontraron. Si algunos llegan ahora en busca de paraísos, pues tampoco lo van a encontrar, pero sí una situación diferente a la que esperaban hace poco más de un año.

Euronews nos lo contaba ahora desde Alemania, tras el discurso presupuestario de Angela Merkel. De nuevo, se ha vuelto a poner a España de ejemplo del funcionamiento de las medidas económicas. Esto evidentemente deja un poco descolocado a Renzi, que quería como ejemplo a Alemania. ¿Italia quiere como modelo a Alemania y no a España, y Alemania propone como modelo a España a Francia e Italia? Es simplificar mucho, pero está ahí. En realidad, Alemania propone a España como forma de "salir" de los problemas, mientras que Italia propone a Alemania como forma de "no entrar" en ellos. No es lo mismo. Pero eso no significa que Italia consiga lo que quiere, como tampoco le está ocurriendo a Francia, con sus líos socialistas internos.
La noticia de Euronews es esta:

El mismo día en el que la Comisión Europea ha nombrado a un francés, Pierre Moscovici, como nuevo comisario de Asuntos Económicos y Financieros, París ha anunciado que se ve obligado a saltarse las reglas europeas de déficit.
Francia no podrá limitarlo al 3% de su PIB en 2015, como estaba previsto, sino que habrá que esperar hasta 2017.
“La consecuencia de la estrategia económica actual es que con un crecimiento y una inflación débiles, prevemos que para 2015 limitaremos el déficit al 4,3 % del PIB. Bajaremos al límite del 3% en 2017”, explicaba el ministro de Finanzas francés Michel Sapin.
La situación contrasta con Alemania, donde la canciller Angela Merkel ha presentado un presupuesto de déficit cero para el próximo año. Con él, junto con elogios a países como España, ha justificado la necesidad de seguir con las reformas.
“Estamos viendo a una serie de países, como por ejemplo España, que demuestran que las reformas surten efecto y que cobran dinamismo. Pero tenemos que tomarnos muy en serio cuando la Comisión Europea lanza advertencias de que ralentizar las reformas puede suponer un riesgo mayor para la recuperación económica”, dijo.*


La "verdad" de nuestra situación económica depende de cómo la experimenta cada uno en sus carnes. Es propio de la política negar el pan y la sal al enemigo y elevar a los altares las medidas que cada uno toma. Renzi no alababa realmente a Alemania, sino que trataba de meter el dedo en el ojo a Draghi, siguiendo el cainita modelo mediterráneo.
Podríamos tener una visión más ajustada a la realidad si no diéramos tanto crédito a los políticos y nos permitiéramos más espacio para las opiniones y estudios cuyo interés no estuviera tan marcado por objetivo de justificar lo que se hace, incluidos los errores. Si en España hubiera habido un debate como el que hay ahora mismo en el seno del socialismo francés, probablemente no se hubiera entrado de forma tan brutal en una crisis que se negó hasta que el agua nos entraba en los pulmones.

Creo que existe también un cierto movimiento —del que me alegro y creo que todos debemos hacerlo— por parte de los medios de recuperar un espacio independiente y sacudirse ese mal endémico de nuestro sistema mediático de quedar reducido a portavoz de los políticos y tapadera de sus errores.
La importancia de un sistema independiente de vigilancia y observación mediática de la realidad es grande. Por eso los medios deben alejarse de ese carácter reductor de la portavocía. El post más visto en la historia de este blog daba cuenta de la perplejidad de la entonces "defensora del lector" del periódico más importante de este país cuando, al producirse el cambio político, el tono de los artículos cambió radicalmente. Se pasó de un mundo que "funcionaba muy bien" a un escenario "apocalíptico" sin darse cuenta el efecto traumatizante que tenía para sus propios lectores que pasaban de la confianza extrema a "el horror, el horror" de un Kurtz abandonado en el corazón de las tinieblas españolas. De Walt Disney a Joseph Conrad.
Afortunadamente, creo que los medios españoles han aprendido algo. No sé si todos, pero sí algunos profesionales se ha dado cuenta de los riesgos y servidumbre que supone; de cómo el desprestigio de la política arrastró al desprestigio de los medios, tal como recordaron los "indignados" primitivos: ni nos representan unos ni nos informan otros. Si lo han entendido, nos harán un gran favor a los lectores españoles, que no queremos propaganda sino análisis ajustados a una realidad sobre la que tomar decisiones. Con los enfoques, discrepancia y matices que se quieran establecer, pero sin negar la realidad, algo que se paga en ceguera de la ciudadanía, que acaba tirando la toalla.


Creo que, por muchas discrepancias naturales que podamos tener todos sobre las medidas que se toman —así debe ser en un sistema democrático y transparente— importa mucho poder tener una buena información sobre lo que nos rodea, las medidas y sus efectos. Como nos limitamos a escuchar cómo se pelean unos con otros, los mensajes nos llegan bastante distorsionados. De ahí la importancia esencial de una prensa con mayor objetividad y de unos expertos con voz independiente, sin miedo, que nos sirvan para filtrar lo que se nos hace llegar como autobombo. Es cierto que en estos terrenos no existen verdades absolutas, pero sí es cierto que no le hace mal a nadie escuchar opiniones razonadas y coherentes, diversas, bien documentadas, sin  descalificaciones, más analíticas, etc. de lo que ocurre o puede ocurrir.
No me engaño. Sé que los que nos ponían de mal ejemplo entonces y los ahora lo hacen de bueno tienen también sus intereses propios y lo hacen de forma ajustada a sus propias decisiones. Pero seríamos necios si no le diéramos alguna importancia aunque solo sea por aquello de la "confianza".

Esta crisis ha sido muy dura y lo seguirá siendo porque sus efectos sobre muchos sectores de la población han sido terribles. Pero debemos entender que una parte muy importante de la crisis ha sido el endeudamiento privado excesivo, es decir, la sobreexposición a las fantasías con las que se nos seduce cada día. Un crecimiento basado en fantasías tiene sus consecuencias porque el día en que se despierta el país ha desaparecido todo menos las facturas. Y eso ha sido lo que ha tenido los efectos más terribles sobre mucha gente; la ausencia de defensas frente a nuestras miopías inducidas por el propio sistema.
Si se hubiera advertido de los riesgos en vez de negarlos o fomentarlos incluso, especialmente en el terreno financiero, nuestra crisis hubiera sido otra con menos efectos devastadores sobre la población y su calidad de vida global. Hoy los indicadores que se nos ofrecen hablan de que parte del dinero vuelve ya al ahorro y se acelera el consumo. Pero es solo una pequeña parte del "pan" para hoy; lo que hay que discutir es sobre el "hambre" de mañana y eso requiere y exige mucho más que el rifirrafe a que nuestros políticos nos tienen acostumbrados.
Deberíamos sentarnos a debatir el modelo de país que queremos ahora que sabemos adónde nos llevan ciertas políticas y desarrollos desequilibrados. Sentarnos a discutir si queremos muchos cocineros o más ingenieros, si queremos acoger la Fórmula 1 o fabricar aquí los motores, si queremos que nos conozcan por las Copas de fútbol o por un futuro y deseable Nobel de Física. Eso es lo que debemos debatir y para lo que es necesario un modelo de país, una zanahoria programática delante de nuestras orejas de borrico. De eso depende nuestro futuro, seamos más ricos o más pobres, que es un elemento sujeto a coyunturas propias y ajenas. Ya sea sima o cima, un país es un desafío; ya seas montañero o espeleólogo, tienes riesgos incontables por delante.

Sí, el mundo es complicado. Hoy eres ejemplo por tu transición política de una dictadura a una democracia y mañana eres señalado con el dedo porque tus gobernantes hacen cola en los juzgados. Un día todos te citan como parte de los "PIIGS" (la "S" somos nosotros) y otro te ponen de ejemplo virtuoso en un discurso presupuestario. Merkel te alaba, a Renzi no le gustas..., y así va el mundo. Yo, por mi parte, me empeño en que me hablen claro porque sin este requisito corro el riesgo de ser el que menos sepa del país que tengo debajo de mis pies, un suelo que se puede abrir en cualquier momento y engullirme.
Prefiero que me pongan de ejemplo positivo a negativo, evidentemente. Pero por encima de todo me gustaría un país con aspiraciones crecientes más allá de batir el número de turistas o ganar la copa del mundo de lo que sea y toque.
No quiero ni pesimismo ni triunfalismo, sino el realismo de saber cómo estamos y el idealismo de cómo nos gustaría estar, una ilusión compartida que nos una y no estar permanentemente discutiendo por las facturas impagadas. Hay que crecer y hacerlo en la buena dirección
Lo único positivo que tienen las desgracias y desastres es aprender a evitar que se repitan. Aprendamos todos. Seamos más críticos y menos complacientes; más ecuánimes y con mayores aspiraciones. Más realistas. Lo que digan de nosotros es importante por muchas cosas, para bien o para mal. Pero lo importante es lo que pensamos nosotros. Nos pueden parecer discutibles los halagos y las condenas, pero si vas bien no hace falta estar tan pendientes de lo que los demás opinen de nosotros.
¿Somos un país ejemplar? No lo creo porque cada día afloran nuestros defectos, que no son pocos. Lo importante es que dejemos de ser un país complaciente o derrotista, dos de los peores vicios en los que se puede incurrir. Por eso es importante que exista debates reales y no peleas de gallinero, debates serios que se extiendan para que decidamos nuestro futuro sin demagogia y con claridad. Eso es lo que hay que exigir a nuestros políticos, medios y expertos. Claridad, seriedad y buena voluntad para confiar en ellos y que los demás confíen en nosotros.
No m´ñas vergüenza de "piigs" o dedos acusadores.



* "París se salta las reglas europeas del déficit mientras Berlín anuncia un presupuesto equilibrado" Euronews 10/09/2014 http://es.euronews.com/2014/09/10/paris-se-salta-las-reglas-europeas-del-deficit-mientras-berlin-anuncia-un-/





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