jueves, 21 de agosto de 2014

Los terroristas de la puerta de al lado o calculando mal las distancias en un mundo pequeño

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La horrenda muerte del fotógrafo norteamericano James Foley plantea toda una serie de cuestiones en cadena con las que los aspirantes a un mundo feliz, a una ensoñación permanente tendrán que enfrentarse en algún momento. El mundo ha dejado ser exótico, todo lo más se queda en turístico. Quiero decir con esto que ya nada nos es ajeno ni distante. El descubrimiento del acento británico del verdugo ejecutor ha elevado las alarmas tanto por lo que implica que quien haya cometido ese horror se ha educado en las escuelas junto a niños y niñas que gustan del fish & chips o que se ríen con las mismas series que los demás.
Hace unos días, los periódicos españoles llevaban a la portada la fotografía de otro asesino criado, "Kokito" un matarife coleccionista de cabezas. Las cinco que la fotografía mostraba recién cortadas; él, de rodillas, con el cuchillo ensangrentado en una mano y el otro dedo apuntando al cielo, que es la dirección del lugar al que aspira llegar con estas acciones, donde le esperan los placeres más refinados, aunque nada comparable con el placer que le produce la tortura. "Kokito", el matarife de Castillejos, posa con cinco. El País, en la misma información, nos dice que le adelanta, con siete, otro carnicero, esta vez criado en Holanda, que se exhibe con una en cada mano y cinco a sus pies. Es una lástima, porque le debería quedar una mano libre para señalar también al cielo.
En septiembre de 2011, el diario ABC publicaba una información con el título "Un yihadista al frente de la carnicería" y daba cuenta de la detención en Pamplona de un yihadista y de otro más en Berriozar, también en Navarra:

Talbi vivía en la plaza Ortiz de Landazuri, una de las zonas más nuevas del barrio, al que se trasladó hace 16 años. Estaba muy integrado en el barrio. Era uno más. Lo último que se esperaban sus vecinos es que pudiera formar parte de una red de captación, recogida y envío de dinero para financiar el terrorismo islamista. A pesar de su origen argelino, ha vivido más tiempo en la comunidad foral que en su propio país. Desde hacía un tiempo regentaba una carnicería y una tienda de ultramarinos en régimen de alquiler, lo que le hacía muy conocido en el barrio.
Mediador sociocultural
Antes había realizado labores de mediación sociocultural relacionadas con inmigrantes. También hacía traducciones al inglés, francés y árabe.
Nadie esperaba que además de relacionarse afablemente con los vecinos, también financiara el terrorismo, según las investigaciones. «Con los vecinos era una persona normal, amable, educado, como uno más. Aparte de que vestía con ropa típicamente musulmán, nada nos hacía sospechar que podía estar implicado en esas cosas. Me quedé helada al enterarme», afirmaba una vecina. Incluso hay quien le califica como una persona «implicada» en el barrio. Paseaba con su mujer, hablaba con unos y con otros. Solía estar más con otros inmigrantes. En este barrio la llegada de inmigrantes ha crecido notablemente en los últimos años, pero mantiene el aire obrero que ha tenido siempre.*


El texto refleja perfectamente el fenómeno, constante en estos casos, de la distancia entre lo que el estereotipo espera ver y los que hay delante, invisible, ante la ceguera más absoluta. Tenemos una imagen exótica del "terrorismo islámico" que se contradice cada vez más con la realidad en que se produce. ¿Qué asociación de ideas llevó a ilustra el artículo con la fotografía de una parque infantil desierto? 

Nuestro mismo concepto "terrorismo" nace de unas coordenadas diferentes a lo que existe, lo que dificulta la evaluación de las situaciones, la toma de medidas y la eficacia de las soluciones. Los tópicos del discurso sobre "el terrorista de la puerta de al lado" se acumulan: el asombro de los vecinos, su perfecta integración, su cordialidad, etc. Sin embargo el modelo que se tiene en mente —el del sujeto escondido— contrasta con la realidad de sus acciones y medios. El carnicero hablaba cuatro idiomas —francés, inglés, árabe, español—, su implicación con los problemas es una forma de convertirse en líder de la comunidad, en centro de referencia; "solía estar más con otros emigrantes", dicen, que es la forma de evaluar las posibilidades de cada uno para los fines previstos, etc. Todo es un conjunto de malas interpretaciones, de incapacidad de ver las señales. Donde se espera "ocultación" se encuentra vida social; donde se espera "ignorancia", te encuentras con un traductor de cuatro idiomas; donde esperabas un saboteador, te encuentras una persona implicada en los problemas del barrio. Sin embargo, era el captador de terroristas y dinero perfecto. Su función era convertirse en el eje de su comunidad: en el asesor en los problemas, el consolador en los duelos, el intérprete en los problemas de los recién llegados, en el calibrador del grado de aceptación islamista, en el vigilante de que los que llegaran no se sintieran fuera de casa sino perfectamente controlados bajo su mirada ortodoxa vigilante. Incluso su amable función de "mediador social" le permitía estar cerca de los que tenían problemas haciéndose con una información preciosa para el control de la comunidad. Se le detuvo gracias a la información recibida por unas detenciones en Italia. De no ser así, habría seguido tranquilamente muchos años.

El asesinato del fotógrafo James Foley, secuestrado en 2012 mientras realizaba su trabajo en el guerra de Siria, y ejecutado ahora, es un aviso más de que no entendemos lo que ocurre, que no lo vemos porque no lo queremos ver o no estamos preparados para ello.
El yihadismo islamista no debe considerarse exclusivamente como un fenómeno "terrorista" o "político" extremo. Sus objetivos no son negociables. El horror de lo que está ocurriendo en Irak —las muertes de miles de personas a las que se les exige renegar de su fe, decapitándolas, tiros en la nuca o enterrándolas vivas, como nos llegan las informaciones estos días—, los ataques de Boko Haram y los secuestros de las niñas, los ataques en Pakistán a las escuelas, etc., chocan con nuestra percepción del mundo seguro en el que vivimos. Que los que hoy están decapitando y matando sirvieran de matarifes en nuestras ciudades, estudiaran en las escuelas británicas, francesas, alemanas u holandesas, que exista un creciente movimiento en la comunidad hispanoamericana —del que apenas se habla, pero al que llegará su momento— nos inquieta porque choca con el exotismo de lo distante, arruina nuestras expectativas de funcionamiento de la distancia como seguridad. Lo lejano me afecta menos que lo cercano, nos dice nuestra intuición. Pero esos términos ya no son reales, sino de otro tipo. Vivimos en un mundo sin distancias. Eso nos lo confirma el ébola o el yihadismo, las crisis económicas o los desastres ecológicos. Pero no lo vemos.


Se trata de comprender el origen y naturaleza de los fenómenos para poder tener estrategias adecuadas en un mundo sistémico y compacto. Es necesario porque los errores estratégicos que se cometen son enormes y siembran el mal que parecen querer evitar. Una evidencia: no ha disminuido, sino que ha aumentado. Y así seguirá ocurriendo — si  se apoya a tiranos, se alientan movimientos islamistas nefastos que se vuelven contra ti, se dan armas a las personas inadecuadas, se forma a ejércitos que salen huyendo...— mientras no se asuma que no es algo distante. Todo esto nos parece lejano, pero no lo es.
Ignacio Cembrero, desde su blog en el diario El País, con el título "El último servicio del periodista James Foley" considera que el impacto del vídeo ha sido importante y que será determinante:

La movilización occidental no ha sido solo de gobiernos y políticos. Con la actriz Mia Farrow a la cabeza miles de tuiteros han pedido en la red social que no se distribuya el vídeo del asesinato de Foley. Hasta Dick Costolo, el presidente de Twitter, avisó que cerraría las cuentas de aquellos que lo difundan. Un portavoz de YouTube hizo la misma advertencia. ¿Cuántas imágenes de cristianos y yazidíes crucificados y decapitados no han circulado en las últimas semanas sin que surgieran voces contra su divulgación?
El asesinato de un estadounidense tiene más impacto que el de miles de árabes y kurdos. Por eso los terroristas no van a lograr el efecto deseado con su vídeo. No lo conseguirán ni siquiera si asesinan al otro periodista norteamericano, Steven Sotloff, que tienen secuestrado. Ojalá no ocurra, pero si así fuera no  van a amedrantar a EE UU que el miércoles intensificó sus bombardeos. Al contrario van a provocar su  mayor implicación, y la de Occidente, en la lucha contra el califa y sus secuaces.
Occidente llegó tarde a Siria. Si en los albores de la rebelión contra el régimen de Bachar el Asad, en 2011, hubiese ayudado con contundencia al Ejército Sirio Libre, una facción sin apenas tintes religiosos, no habría dado pie a la aparición de grupos islamistas radicales que ahora llevan la voz cantante.
Si hubiese impedido, con bombardeos aéreos y armando a los pershmergas (combatientes kurdos), la toma de Mosul y de Tikrit por el Estado Islámico, las minorías no habrían sido erradicadas del norte de Irak, el Kurdistán y Bagdad no estarían amenazados por los bárbaros.**


Demasiados "si", demasiado llegar tarde y mal; demasiados errores de cálculo e interpretación; demasiada dudas. Demasiados "demasiados".
.Es evidente que la estrategia doble de intimidación a los enemigos y refuerzo para los acólitos que el vídeo del crimen busca satisfacer debe ser evitada. Las idea de que el asesinato de un norteamericano tiene más impacto que el de los demás es parte del problema, pues afecta precisamente a esa distancia que establecemos. La muerte de James Foley es terrible, pero forma parte de la tragedia monstruosa que están viviendo millones de personas. Leo en la prensa italiana —recogida, dicen, de Al-Arabiya— la noticia de que estos criminales ejecutaron a una joven dentista. ¿Su delito?: atender a hombres y mujeres en su consulta. Un delito inmenso, merecedor de la muerte.***


Ayer, la periodista Diana Moukalled publicaba en Al-Arabiya un interesante artículo sobre la elaboración de un vídeo promocional realizado por el "Estado Islámico". En él se muestra cómo es la vida bajo su imperio, cómo se patrulla por las ciudades para asegurarse que todo funciona, que todos se comportan bajo sus estrictas normas. Moukalled señala:

All those ISIS members who spoke on camera were not Syrians. Their dialects were mostly from the Gulf and the Maghreb, and some were members of the Arab diaspora in Europe.****

El fenómeno no es distante ni exótico: es global y cercano. Ha crecido con nuestra ayuda y errores, con nuestra ceguera y ahora lo padecen las personas que van quedando bajo su poder brutal y asesino. Nos inquietan los acentos porque configuran una distorsión espacial de los problemas. Ya no son de allí o aquí, sino de allí y aquí. Eso es válido para Occidente, que descubre con horror como sus pacíficos convecinos se van a matar, decapitar o destinan su ahorros a financiar la destrucción, también lo es para los países árabes que descubren que sus ciudadanos forman parte de ejércitos globales con los que pueden emprender una guerra, que son brigadistas internacionales sin creer en la naciones sino solo en una forma abstracta que han retorcido y que se traduce en muerte sin remordimiento. Comenta Diana Moukalled cómo manifiestan orgullosos en el vídeo promocional que la vida familiar es un "estorbo" para cumplir la misión divina encomendada.  “We do not like the happy life and picnics, because they distract us from God.”****
El final del artículo es una breve reflexión sobre la necesidad de cambiar, ante todo esto, la mentalidad, la forma de comprender el problema y acercarse a las soluciones. Está claro que esto no es pasajero, que no hay negociación futura posible con estos criminales que matan sin piedad ni remordimiento. Usarán todo lo que consideren necesario para ganar terreno y lucharán donde hagan daño. Escribe Moukalled:

The issue is so complicated that it cannot be attributed just to violent religious discourse. If this discourse is the sole source the militants draw on, then what we see in the resulting death and destruction is but one of the signs of the deterioration of Arab societies. Many in this film were most probably born in countries crises and conflicts.
The waves of Takfirists (apostatists) have been coming for three decades, to the extent that we are now facing what is the fourth generation. Wars on terrorism have been launched with varying degrees of success, but they have not eradicated its root causes.
It is time for a different approach. It is time we asked ourselves hard questions, because what was shown in this film, and the fact that this kind of murder and violence has become commonplace in some places, will not be destroyed by fighter jets.****


Me parece una reflexión lúcida y que debería extenderse lo antes posible. Es necesario revisar la política que comenzó con la crisis del petróleo en los 70 y sus consecuencias; es necesario revisar a política que se puso en marcha tras el "11 de Septiembre"; es necesario reconsiderar los errores de interpretación realizados tras las "primaveras árabes" apoyando a grupos que las reventaron. Hay que ver qué es necesario modificar porque la evidencia es que no ha funcionado, que ni las alianzas ni las herramientas ni las estrategias han funcionado.

Pero no es solo una cuestión "nuestra". Por eso la idea de Moukalled de que hay que enfrentarse a las "preguntas difíciles" me parece esencial. Ha habido demasiadas respuestas simples a preguntas simples.
James Foley ha muerto cumpliendo la misión profesional y vacacional de informamos de lo que ocurre en la distancia. Su muerte es la punta llamativa de un iceberg de crímenes infames, torturas y vejaciones que sufren las personas de las que Foley fue a informar. Informarnos a nosotros. Lo que debemos cuestionarnos en cómo vemos esa información que nos llega, lo que hacemos con ella. Foley murió por ejercer su trabajo como la joven dentista murió por intentar hacer el suyo aliviando el sufrimiento de hombres y mujeres. Si, como dice Ignacio Cembrero en su blog de El País, la muerte de un periodista norteamericano atrae las miradas de los Estados Unidos y Occidente, no debemos olvidar que hay muchas muertes que padecen las personas que están allí. No sabemos de quién son esas cinco cabezas de las que presume "Kokito" y nadie se ha molestado en pedir que retiren las fotos, exhibidas en nuestras primeras páginas como ejemplo de lo distante. Hay muchas otras cabezas cortadas, sostenidas por sus orgullosos verdugos, jaleados por sus fans, que llenan la red. .A informar sobre ellas, sobre sus dueños, fue a lo que dedicó su vida Foley. Le importaban. El último sacrificio del periodista es convertirse, a su pesar, en la noticia destacada de una tragedia, que sea su muerte la que reclame la atención, lo que atraiga las miradas y desencadene reacciones, incluso de Mia Farrow. Me parece bien que el vídeo se retire de YouTube, pero no lo borremos de nuestras mentes.
Descanse en paz Foley, con nuestro agradecimiento, por informarnos de lo que ocurre en lugares que parecen lejanos. Tan solo unas puertas más allá.



* "Un yihadista al frente de la carnicería" ABC 29/092011 http://www.abc.es/20110929/espana/abcp-yihadista-frente-carniceria-20110929.html
** "El último servicio del periodista James Foley" Blog "Orilla Sur" El País, 21/08/2014 http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/orilla-sur/2014/08/21/el-ultimo-servicio-del-periodista-james.html
*** "Siria, dentista donna uccisa da Isis "perché curava gli uomini"" Il Giornale 19/08/2014 http://www.ilgiornale.it/news/cronache/siria-dentista-donna-uccisa-isis-perch-curava-uomini-1045389.html
*** "ISIS on Film: Swords, deaths and clichés" Al Arabiya News 19/08/2014 http://english.alarabiya.net/en/views/news/middle-east/2014/08/19/ISIS-on-Film-Swords-deaths-and-clich-s-.html






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