martes, 1 de julio de 2014

Enfadados

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Aquí todo el mundo habla de renovarse menos en las ganas de discutir. Esas siguen siendo infinitas. ¡La de energía que perdemos discutiendo! No sé —ahora que se mide el despilfarro de todo con mucha precisión— si existe alguna forma de medición de lo que esto supone para la energía nacional, pero si se lograra nos quedaríamos asustados. ¿Tendremos la culpa del calentamiento global con tanto discutir?
En el PSOE discuten ahora sobre el derecho a discutir después para poder acabar con las discusiones de antes. A esto le llaman conseguir un partido más unido. Me imagino que como dos boxeadores que el árbitro no consigue separar y que se están moliendo los riñones. Nos cuentan en El País:

Los responsables del PSOE andaluz respondieron ayer con irritación a las insinuaciones sobre supuestas presiones a los militantes de esa federación para avalar a los candidatos a la secretaría general del partido.
“Que nadie dude de la libertad y voluntad de los militantes socialistas”, explicó la presidenta andaluza y líder de la principal federación del PSOE, Susana Díaz.*


Hace mucho tiempo que se advierte de los "peligros primarios", es decir, de las divisiones en que acaban estas cosas en las que la gente no deja de discutir. Y es que nos falta el arte de discrepar sin llegar a las manos. Además, tenemos la maldita manía de extender nuestros encontronazos con los demás y convertirlos en cruzadas galácticas, que se expanden hasta los confines del universo. Eso hace que el ambiente se vaya caldeando y se oiga una marabunta creciente de fondo.
Los discutidores reclutan sus mesnadas porque nada une más que el enemigo. Nos somos nadie sin un buen enemigo, interno o externo, ante el que enfadarnos. Hablar mal de los demás es un relajo y un desahogo, liberar las tensiones que el mismo discutir nos genera. No hay que aspirar a la armonía, como si fuéramos orientales. ¡Hay que darle a la discusión cuanto se pueda!


Los discursos surgen más fluidos, más espontáneos (por calculados que puedan estar), cuando nacen del enfado. El tono distendido, pacífico, tranquilo casa mal con el despertar de la irritación que es una fuente energética de primer orden. Tras una hora de escuchar a un orador poner verde a media humanidad, se produce una especie de relajación, una cierta catarsis, y la gente regresa con un sano enfado a su casa.
El enfado crónico es ya un hecho reconocido. Hasta el entonces candidato Miguel Arias Cañete apeló a los "enfadados" como votantes naturales. Le salió bien la jugada, claro. Nos contaban poco antes de las últimas elecciones:

El candidato del PP en las elecciones europeas, Miguel Arias Cañete, lanzó este sábado en Santander un mensaje para los ciudadanos que están "enfadados" por los sacrificios que han tenido que hacer. El ex ministro de Agricultura aseguró que pueden "confiar" en el PP, un partido que "cumple" y coloca a España en el lugar que le corresponde en la UE.**


Debo confesar que la estrategia me pareció una locura, sobre todo teniendo en cuenta que había mucha gente enfadada con su gobierno; pero funcionó, demostración palpable de que enfadar a la gente y luego apelar a su enfado es rentable. Es más, se puede decir que para Arias Cañete los electores se clasifican en "enfadados con la cabeza alta" y "enfadados con la cabeza gacha". No se libra nadie del enfado, se trata de cómo gestionarlo, lo mismo que nos dicen del estrés. En el mismo artículo, se recoge la forma en que el candidato del PP asumía los "insultos" que le lanzaban los demás, señalando:

"Que crucen la calle y lo digan, a ver qué pasa", les ha retado Arias Cañete, que ha valorado sin embargo que a raíz de las "calumnias, injurias y difamaciones" de los socialistas, el PP ha "mejorado" en lo que a las encuestas se refiere [...]**


Valenciano había usado la misma retórica de captación del enfado en 2011, esta vez con sus propios enfadados. Uno se imagina la preocupación de la ejecutiva de los partidos porque les insultan poco, porque la gente no está muy enfadada con ellos. Y es que esto del enfado es como el judo, necesitas aprovechar la fuerza del contrario para hacerle la llave. Hace falta la energía del enfado para llevar a la gente a votar. Luego la pericia consiste en conseguir que te vote. Por eso todos ponen tanto énfasis en la comunicación, que sería el arte de convencer de que ese enfado procede de los demás. A eso se debe que los políticos estén hasta el final de las legislaturas hablando de las "herencias recibidas" y justificando lo que hacen en lo que otros hicieron antes.

Lo del enfado funciona bien fuera de nuestras fronteras, aunque no a todos por igual. Ayer hablábamos de David Cameron, uno de los europeos más enfadados y el británico más enfadado de todos. Cameron reconoce sin tapujos que está muy, muy enfadado con la elección de Jean Claude Juncker. Eso ha hecho que todo Reino Unido se enfade con él; unos en solidaridad con su enfado y otros porque no lo comparten. Pero Cameron es un maestro doble del enfado: enfada y hace enfadar. Los titulares señalando que Cameron está enfadado por algo o que ha hecho enfadar a alguien llenan las hemerotecas. Un mensaje —"Aviso: Esta noticia tiene más de un año. Última actualización: 11/12/2011", de Europa Press, con la noticia ""Clegg está muy enfadado con Cameron por su veto a un nuevo tratado en la UE"***— nos ayuda a no confundirnos de enfado, algo muy fácil con Cameron y sus opositores. Lo que nunca se nos dice es cuándo se pasan los enfados, aunque me temo que, en la política, se estiran hasta que llega el siguiente. Son enfados chicles, bien aprovechados.


A Cameron le va bien —por físico y personalidad— estar enfadado. Sale muy convincente, con sus aires deportivos, a decir lo enfadado que está ante cualquier micrófono que le ponga. Es uno de los enfadados más convincentes que tenemos en Europa. No se sabe muy bien por qué se opone con tanta insistencia a Juncker, pero probablemente se trata de que los euroescépticos británicos vean que está enfadado con Europa en general y con Juncker en particular.

Juncker —el hombre que estranguló a De Guindos— es el extremo opuesto a la seriedad enfadada de Cameron. No sé qué tal resultará en esta Europa que construimos, pero encarna la doctrina del pragmatismo político y del anti enfado. En estos días en que la prensa germana —los alemanes dicen que sí, pero también están enfadados por Juncker— e inglesa se han dedicado a rebuscar en el pasado del recién elegido para encontrar que fuma, dice tacos y desayuna con "bourbon", que son pecados de diferente consideración en cada país de la UE. Se ha encontrado ciertas perlas. Sirva como ejemplo está frase de Juncker recogida por los alemanes:

"Nosotros decidimos algo, lo presentamos al público y esperamos un poco, a ver lo que pasa. Y si no se levanta un gran revuelo y no hay sublevación porque la mayoría no entiende que es lo que se ha decidido, entonces seguimos, paso a paso, hasta que no haya marcha atrás. " Fuente: Der SPIEGEL 52/1999 vom 27. Dezember 1999, S. 136, spiegel.de****


Hay que reconocer que esta teoría post conductista de la acción política tiene su encanto porque se basa no en el enfado, sino en la falta de comprensión para llegar a él. Frente al "ojos que no ven, corazón que no siente", que va contra la transparencia exigible en los países democráticos, Juncker aboga por el mucho más civilizado "cerebro que no entiende, corazón que no siente", que al menos nos ahorra estar enfadados. Esa teoría positiva del silencio social, análoga al "silencio administrativo" —"el que calla otorga"— nos libra del enfado, que no es otra cosa que ese "gran revuelo" y la "sublevación". Esperemos que la política sea otra ahora y en que en vez de que no entendamos, se nos den razones para no tener que enfadarnos.
El enfado político no ha entrado en el objetivo de nuestros teóricos. Los tratadistas se han ocupado de otras cuestiones relacionadas, pero creo esto del enfado como motor de la Historia está poco trabajado. En lo práctico sí, claro; pero falta definición, incluso en la "Wikipedia".
No sé si Juncker conseguirá que se le pase el enfado a Cameron. Habrá que ver con detenimiento el primer encuentro de ambos. Puede que Juncker le agarre por el cuello y que Cameron se enfade más todavía. Habrá que estar pendiente. Tampoco sé si en el PSOE serán capaces de salir menos enfadados del proceso regenerador o si Arias Cañete seguirá enfadando a la gente para recuperar al electorado. Solo sé que el enfado acaba aburriendo.


Como ciudadano de a pie, no me molesta tanto que los políticos se peleen como que nos estén pidiendo constantemente que hagamos nuestros sus enfados, que son muchas veces retóricos y se van a tomar café tras decirse de todo. Ellos dicen que se enfadan por nosotros, pero es adulación. Particularmente no me gusta nada estar enfadado, aunque comprendo que haya gente a la que le guste porque le llena el día.
Por supuesto, los ciudadanos tenemos derecho a estar enfadados, incluso el deber en ocasiones. Lo que no está tan claro es que jueguen con nuestros enfados como estrategia taurino política. Enfadados, lo justo.

* "El PSOE andaluz reacciona irritado a las insinuaciones sobre los avales" http://politica.elpais.com/politica/2014/06/30/actualidad/1404152551_214293.htmlEl País 30/06/2014
** "Cañete pide a los ciudadanos enfadados que confíen en el PP que siempre cumple" Aquí. Confidencial.es  http://www.aquiconfidencial.es/es/notices/2014/05/canete_pide_a_los_ciudadanos_enfadados_que_confien_en_el_pp_que_siempre_cumple_49341.php4/05/2014http://www.aquiconfidencial.es/es/notices/2014/05/canete_pide_a_los_ciudadanos_enfadados_que_confien_en_el_pp_que_siempre_cumple_49341.php
*** "Clegg está muy enfadado con Cameron por su veto a un nuevo tratado en la UE" Europa Press 11/12/2011 http://www.europapress.es/internacional/noticia-clegg-muy-enfadado-cameron-veto-nuevo-tratado-ue-20111211082857.html
**** "¿Quién es Jean-Claude Juncker?"Blog Comunidad El País Theleme http://lacomunidad.elpais.com/la-abadia-de-theleme/2014/6/28/-quien-es-jean-claude-juncker-



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