jueves, 29 de mayo de 2014

El bipartidista o a dos manos

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Que una persona realice una travesía política personal dedesde FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) al PP pasando por el PSOE, y que lo único que se le mantenga constante son sus tendencias al mangoneo, no deja de resultar sorprendente para cualquier estudioso de la naturaleza humana. Evolución exterior, constancia interna.
Leo el artículo con la trayectoria política del señor Blasco, ahora milagrosamente condenado, y me quedo verdaderamente anonadado. Lo de milagrosamente no es una ironía, porque el señor Blasco tiene la suerte de que no le pillen como otros tienen la suerte de que les toque varias veces seguidas la Lotería, desafiando las leyes de la probabilidad. Seguro que si se pusiera a ello, también desafiaría las de la gravedad, la genética, tal como ha desafiado las relativista de la Economía. No desespero de que poco después de su ingreso en prisión nos llegue la noticia de que, como un globo, se lo llevó el viento flotando sobre la cárcel en la que podrá descansar al fin o, si lo prefieren, seremos los demás los que descansemos de él. Dicen que le llamaban "el conejo"; no sé si por el "de la suerte", por lo tenía en la chistera o porque era dentón.


Nos cuenta el diario El País, a modo de resumen de lo que más que una "carrera" política es un "Gran Slam" lleno de trofeos, conseguidos a fuerza de coraje, persistencia, desfachatez y un aprovechamiento por parte de los demás de su cualidad innata para la supervivencia:

Blasco dirigió casi todas las consejerías de la Generalitat. Fue un estrecho colaborador de tres presidentes valencianos, y se especializó en asesorarles en materias delicadas. Alcanzó su cima de poder cuando el expresidente Camps se vio amenazado por su implicación en el caso Gürtel. El expresidente lo nombró entonces portavoz parlamentario y titular de las carteras de Solidaridad y de Justicia.
La carrera política de Blasco ya pareció acabada hace 25 años, cuando los socialistas lo expulsaron del Gobierno valenciano y del partido entre sospechas de que había aceptado sobornos a cambio de facilitar negocios urbanísticos.

El veterano político (acaba de cumplir 69 años) fue, sin embargo, absuelto tras la anulación de los pinchazos telefónicos que sostenían la acusación. Después de un periodo de ostracismo, Blasco fue reclutado por Eduardo Zaplana, elegido presidente valenciano en 1995, para la causa popular. Zaplana explotó la habilidad política de Blasco, así como el profundo conocimiento que tenía de la estructura autonómica y de su gran rival, el PSPV-PSOE.
El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, lo destituyó como portavoz en las Cortes Valencianas en 2012, después de que fuera imputado en este caso. Fabra no forzó, sin embargo, su salida del Grupo Popular en el Parlamento autonómico hasta que la juez lo sentó en el banquillo de los acusados, hace un año, y el propio Gobierno valenciano, personado en el procedimiento, solicitó para él 11 años de prisión.*

Me gustaría saber, ya puestos, a qué llama el redactor "materias delicadas", aunque algunas se han sabido, porque no estamos ya para tanto eufemismo. Estos señores, que han pasado por tantos sitios y han tomado tantos carajillos después de comer, atesoran información, que es lo que les hace tan valiosos, porque no es posible que pasen de esta manera por los distintos puestos como el gorila ese del test de atención, que te pasa por delante y no se da cuenta nadie.


Creo que el señor Blasco reúne todos los requisitos para que se comprenda lo qué no debe ser un político en este país (ni en ninguno) y que sin embargo ha podido ser gracias a que los que no ingresan en prisión siguen cortando cintas (ahora menos) y haciendo discursos entre aplausos o silbidos, según toque. Treinta años, dos partidos, cuatro presidentes.. es demasiado. Para la historia queda un sonrojante álbum fotográfico de paseos, sonrisas y achuchones con todos los políticos y prebostes de la región infinita y más allá.
Rafael Blasco es el cántaro que va a la fuente; el lobo ignorado que gritan los pastores, no que viene sino que se va; el mal samaritano que se queda con lo destinado a los que necesitan más ayuda. En fin, el compendio vivo de lo que no debería haber en política.


No sé que hacía con los del FRAP, pero seguro que se ocupaba de comprar algo, desde detonadores a chalecos salvavidas por si tenían que lanzarse a un río después de un atentado. Lo que hizo con los socialistas se quedó en el aire por una escucha indebida que algún juez anuló como prueba, nos dicen. Pero un cosa es que se anulen unas conversaciones y otras que tengas la obligación de volverte sordo. Lo de los sobornos mal escuchados debió quedar como musiquilla de fondo, pero, como la gente es como es, seguro que alguien vio en estas cosas cierto atractivo.


Los gobiernos cambiaban de signo, pero él no cambiaba de costumbres y no sé si de despacho. Quizá se quedaba sentado esperando a que llegaran los otros y ya se quedaba. No sé, me resulta inexplicable que este señor, con este historial, haya sido capaz de manejar los fondos de una consejería llamada "solidaridad" y que de más de un millón de euros solo lleguen a Nicaragua unos pocos miles. Pero, nada, ahí está.
Luego se quejan algunos de que la gente esté enfada con el bipartidismo. Blasco ha sido el político bipartidista por excelencia; se llevó a dos manos con dos gobiernos y cuatro presidentes. "El bipartidismo c'est moi". Tener durante 30 años a un señor así al lado y que nadie se dé cuenta, no dice nada bueno de nuestros bipartidistas ni de su vista, oído u olfato. Ojo clínico, cero. Algunos le han llamado un "animal político"; sí, pero parásito y carroñero. 
El problema no es que haya dos partidos; es que acepten a gente como esta.


* "Ocho años de cárcel a un exconsejero de Camps por fraude en ayudas al desarrollo" El País 27/05/2014 http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/05/27/valencia/1401210511_911218.html






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