domingo, 17 de marzo de 2013

Natural o espías y matrimonios

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las recientes palabras del Ministro del Interior sobre el espionaje de la "intimidad" deberían engrosar la larga lista de ocurrencias de los políticos. Hace apenas unos días, el ministro Fernández Díaz declaraba:

“Lo que conocemos vulgarmente como espionaje no se puede hacer. No se puede violar la intimidad de nadie y eso debe quedar garantizado; que ninguna agencia que quiera hacer actividades de detectives pueda hacer ese tipo de trabajos. Eso debe quedar muy bien tipificado”*

Creo que se debería exigir que las personas al frente de los ministerios tuvieran un poco más de sentido de la realidad. Si el ministro del Interior lo fuera de Economía, probablemente haría declaraciones diciendo que no se debe tolerar la "doble contabilidad", que hay que ponerle remedio; si de Hacienda, que defraudar está muy mal; si lo fuera de Educación podría decir que el Estado debe garantizar que lo que se enseñe sea verdad, y cosas de este tenor.


En esta línea, sus declaraciones sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, cuyos argumentos no deben ser "confesionales", sino "racionales", como la "supervivencia de la especie", le han dejado solo en el gobierno, que se ha desmarcado de su peculiar interpretación de la razón. Lo cierto es que para él es un gran avance plantearlo en esos términos, porque le parecen más modernos que hacerlo sobre los "confesionales". Y eso es lo irritante.

Quizá crea el señor ministro —y lo cree— que existe un matrimonio "natural", confundiendo las cosas un poco, pues nada hay en la naturaleza que sea así, con lanzamiento de arroz o sin él. Nada hay más "artificial", cultural, que el matrimonio, una "institución" regulada en cada sociedad con diferentes normas. Por escapar de los argumentos "confesionales" y usar solo los "racionales", el Ministro del Interior ha menospreciado a las parejas que adoptan, a las que no tienen hijos porque no pueden tenerlos, incluso a los célibes, a los que también ha declarado fuera de la "naturaleza", etc.. Eso sin contar a los ciudadanos que se han emparejado por su cuenta, sin institución por medio. En su visión "racional", los seres humanos vinieron al mundo con una "alianza" debajo del brazo, con un permiso provisional para mantener relaciones sexuales hasta que se encarrilara lo de la civilización y se regulara el matrimonio, años oscuros de la evolución de los que es mejor no acordarse. Afortunadamente, ya pasaron. Y todo está muy claro.

En un mundo sencillo, lo que está bien está bien y todo lo demás está mal. Y él sabe lo que está bien. Eso no solo le pasa al ministro, claro. Es un defecto frecuente. Hay que regular, pues, espías y matrimonios, para evitar que unos y otros se salgan de los cauces honestos y naturales, que son claros, sencillos, racionales. ¿Por qué la gente se empeña en hacer lo que no debe?
Sinceramente, prefiero alguien que diga "estoy en contra de esto por motivos confesionales", son los míos, es lo que creo, etc., a que se intenten camuflar bajo la capa de la "racionalidad" o de la "naturalidad" tratando de dejar a todo el mundo como idiotas. El problema del señor Ministro es que debe discutir en foros donde todos piensan lo mismo y se aceptan sus ideas con "naturalidad" y asentimiento general. La consecuencia suele ser la pérdida de sentido de la realidad, además de la imposibilidad de establecer diálogos reales e inteligentes, no en el sentido que el Ministro le da, por supuesto.


Tiene el Presidente del Gobierno —y algunos de sus ministros, a quienes se lo ha pegado— la costumbre de utilizar, cuando les preguntan algo, la expresión "No le quepa la menor duda", frase que me parece contraria a la "razón" en cualquiera de sus variantes, de Descartes a Spinoza. Creo que lo saludable es que nos quepan todas las dudas que podamos albergar, porque es la vía más eficaz al diálogo. Con aquel al que no le caben ya dudas no merece la pena debatir; tiene su "realidad" ya cocida y con una banderita decorativa en lo alto, como edificio que ha llegado a la altura final y de ahí no pasa. El que tiene dudas —nada de avergonzarse por ello— pregunta, se informa, se abre, en suma. Ayatolas ya hay bastantes.
La violación de la intimidad no es algo que solo competa a los espías. Puede hacerse desde muchas instancias, incluido un Ministerio.

* "El ministro reformará la ley para controlar las agencias de detectives" El País 12/03/2013http://politica.elpais.com/politica/2013/03/12/actualidad/1363113928_203432.html




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